Sorprende el primer capítulo por la capacidad de Glee de hacer que unos personajes planos y estereotipados den completamente la vuelta: no hay tópicos, no hay buenos ni malos, no hay romances predecibles ni finales políticamente correctos.
Pero lo que hay, sobre todo, es música. Y hay adaptaciones buenísimas de algunos clásicos del rock y del pop. También hay horteradas desafortunadas, porque el billboard manda...

Está visto que el marketing con el que han bombardeado los canales de adolescentes de la TDT habrá logrado su objetivo en taquilla, pero una vez más, los eslóganes apocalípticos y categóricos parece que funcionan: "la más escalofriante de todos los tiempos" y bla, bla, bla aunque sean absolutamente falsos.

Bien, Insidious tiene esa atmósfera aburrida de casa y familia de telefilm y aunque en algunos momentos asusta -me refiero a gritos y sobresaltos- no consigue esa sensación que transmitía "paranormal activity", y es que una vez más el cine de terror, como casi todo, demuestra que la clave está en sugerir, no en mostrar.

Me lo merezco por quedarme un sábado noche con mi amigo petardo y dejarle a él que eligiera la película.

Sexista. Frívola. Clasista. Ridícula, vacua y absurda. De verdad, no hace falta demasiado para crear una comedia romántica decente, tenemos grandes referentes como Bridget Jones. Lo que no me cabe en la cabeza es como se puede cagar -que no crear- semejante bazofia y quedarse agusto, y encima, venderla como la vida de mujeres liberadas modernas y sexualmente activas cuando en realidad son niñas ricas, ignorantes, sumisas y sometidas a la falocracia. -que debe ser la cosa más dulce de esta basura de película-. Hasta la madre de la Tribu de los Brady era más feminista y más queer que el trío protagonista. Deja a Samantha de Sexo en Nueva York a la altura de Simone de Beauvoir.

Ah, y mención aparte a Cameron Díaz encantada de conocerse, que me termina de confirmar que da igual que sea Mary, Ángel de Charlie o La cosa más dulce, siempre baila igual, camina igual y tiene los mismos registros aburridos.

En fin, que me lo merezco.

Ni siquiera los enamorados incondicionales de NYC pueden deleitarse con esta peli, -no te queda ni la fotografía de consuelo...- a la quinta historieta comienza uno a preguntarse qué sentido tiene... y todavía te quedan la mitad. La mejor, la historia de Portman (interprentando, porque dirigiendo, teeela) mostrando la contradicción religiosa que se vive en la ciudad de NY -o judíolandia- interpretando a la típica vecina de Williamsbourgh.

Mucho Love del malo y poca New York.