Increible a la par que insufrible historia con todos los ingredientes de las típicas pelis de miedo: pseudoactuaciones de teatrillo de fiestas del barrio, guión grotesco y más tramposo que un alcalde de marbella (con un final "made in" sacado de la manga a falta de 5 minutos que te deja con las patas colgando), efectillos de tres al cuarto que acaban por aborrecer y un par de sustos fáciles que lo que hacen es ponerte de mala gaita. En fin, una peli en la que batman... digo... una monja fantasma viaja por los grifos para matar al personal no te da para mucho más que para unas risillas, o en mi caso, para cogerte un mosqueo de tres pares de ...

Lo mejor: la monja triatleta. Lo mismo le da el submarinismo, que viajar en el ala de una avión, que Nueva York, que Barcelona... que ahora salgo de la cama, que ahora de la bañera, total que llega el final y mejor ten preparada la taza del wáter debajo que si no lo vas a poner todo...

Pues yo no veo lo de la esquizofrenia por ningún lado... No por nada, pero es que aquí ni hay ni sensibilización con la afectada, ni con la enfermedad, ni hay drama, ni nada de nada (y es que los actores están para encerrarlos). Y si para tratar la esquizofrenia tenemos que montar una historia de fantasmillas y televisiones que funcionan mal, pues apaga y vámonos.
Y leo por ahí que es injusto criticar una película tan sólo por el final. Pues claro que el final es importante, pero porque llevamos noventa minutos esperando uno, y si cuando llega, apesta, pues perdemos el poco interés que ya llevábamos arrastrando. Tampoco éste es el caso en el que esperas un final de traca... pero es que es más simple y aburrido que encender una bombilla... de hecho, parece que como si el director le encendiera la bombilla a la Gil. Seguiremos esperando.

En el polo opuesto a las magníficas versiones de Burton, se encuentra esta versión de nuestro atormentado héroe murciélago, aunque esta vez no viene solo, sinó que le acompañan su fiel colega Robin y la guapa Batgirl.
A partir de aquí, carnaval de disfraces y mamporros (se echan en falta las clásicas BOOM y PLAS sobrescritas en la pantalla al son de los golpes) unidos a una trama bastante pobre que, pese al renombre de los actores principales,
resulta cansina e infumable. Quizá el director debería haber probado su fórmula con algún héroe menos traumatizado y más dicharachero...powers rangers tal vez??

Tercera entrega de la serie Alien, de nuevo interpretada por Sigourney Weaver (alguien puede imaginarse a otra actriz para este papel? Yo no).
En un intento de retornar a los orígenes de la saga, Fincher se decanta por el terror claustrofóbico de los pasillos oxidados, olvidados, por el miedo sugerido por los rincones oscuros donde posiblemente aparecerá la veloz doble mandíbula , y se aleja de la pauta marcada por Cameron en la segunda parte.
De nuevo Ripley, esta vez rapada y con cara de pocos amigos, deberá enfrentarse por última vez al origen de todas sus pesadillas, a su némesis particular, que se las ha arreglado para perseguirla hasta un planeta perdido, destino de criminales indeseables. Si bien la ambientación sigue siendo bastante asfixiante, se podría esperar un poquito más. Recomendable.

Nada nuevo que aportar al panorama de la acción con bicho protagonista, pese a contar con un elenco de actores reconocidos. Todo está muy trillado, y la figura del cocodrilo no es demasiado atrayente que digamos, de manera que todo se hace harto aburrido. A destacar las no pocas semejanzas con la genial Tiburón de Spielberg, incluyendo escena con helicóptero, aunque esta película está a años luz de la genial obra de Spielberg.
Lo único que me causó simpatía fue la entrañable "chica de oro" Betty White (atención a la escena de la vaca, surrealista total), que se pasa la película despotricando de los protagonistas. El resto resulta bastante obviable.