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6,2
17.534
8
10 de enero de 2017
10 de enero de 2017
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dado que lo bueno, si breve, dos veces bueno, bien podría iniciar y rematar esta reseña diciendo únicamente que la película ofrece, en lo sustancial, aquello que su título señala: la autopsia, pormenorizada y sin escatimar disecciones, de una desconocida. Pero, como la capacidad de síntesis nunca ha sido mi fuerte y caería en el pecado de exceso de reduccionismo, conviene añadir alguna cosa más, comenzando porque La autopsia de Jane Doe es un notable ejercicio fílmico, que alcanzaría cotas aún mayores si en su tramo final no optara por deslizarse por sobrenaturales terraplenes epatantes y algún innecesario subrayado, abandonando las sugerentes sendas transitadas hasta entonces, bastante menos convencionales. Aunque, ni siquiera este nimio borrón evita que nos hallemos ante una de las mejores películas de terror a las que hemos tenido acceso en los últimos tiempos.
Y todo ello con una encomiable economía narrativa y un minimalismo argumental que prioriza la atención por el detalle y lo atmosférico frente a la alharaca fácil durante la mayor parte de su metraje: un veterano forense y su hijo, que ejerce como ayudante, han de enfrentarse profesionalmente (y no solo) a la autopsia del cadáver de una misteriosa joven que ha aparecido semienterrada en el escenario de un crimen con el que parece no guardar relación. El reto excederá sobradamente la mera rutina laboral a la que están acostumbrados.
La primera hora es realmente magnífica, con una esmerada gradación de la tensión, partiendo de materiales aparentemente tan básicos como los señalados y sustentada en lo primordial por la conversación, de cierto tono profesoral, entre un padre que trata de transmitir sus conocimientos a su hijo mientras ambos trabajan en una morgue que se erige en decorado y escenario casi único (y bastante claustrofóbico) de la historia. A través de estas conversaciones, en medio de una autopsia que no omite detalles para regocijo de aficionados al gore, vamos conociendo mejor a los protagonistas, estupendamente interpretados por Emile Hirsch y, sobre todo, por un enorme Brian Cox, hasta llegar a una resolución final en la que el director apuesta por un giro más trillado que no estropea un balance altamente satisfactorio y bastante más convincente que la laureada Troll Hunter de su propia autoría.
El Premio Especial del Jurado en el Festival de Sitges se me antoja un más que merecido reconocimiento para una película que ojalá disfrute de un recorrido comercial a la altura de sus muchos méritos.
Y todo ello con una encomiable economía narrativa y un minimalismo argumental que prioriza la atención por el detalle y lo atmosférico frente a la alharaca fácil durante la mayor parte de su metraje: un veterano forense y su hijo, que ejerce como ayudante, han de enfrentarse profesionalmente (y no solo) a la autopsia del cadáver de una misteriosa joven que ha aparecido semienterrada en el escenario de un crimen con el que parece no guardar relación. El reto excederá sobradamente la mera rutina laboral a la que están acostumbrados.
La primera hora es realmente magnífica, con una esmerada gradación de la tensión, partiendo de materiales aparentemente tan básicos como los señalados y sustentada en lo primordial por la conversación, de cierto tono profesoral, entre un padre que trata de transmitir sus conocimientos a su hijo mientras ambos trabajan en una morgue que se erige en decorado y escenario casi único (y bastante claustrofóbico) de la historia. A través de estas conversaciones, en medio de una autopsia que no omite detalles para regocijo de aficionados al gore, vamos conociendo mejor a los protagonistas, estupendamente interpretados por Emile Hirsch y, sobre todo, por un enorme Brian Cox, hasta llegar a una resolución final en la que el director apuesta por un giro más trillado que no estropea un balance altamente satisfactorio y bastante más convincente que la laureada Troll Hunter de su propia autoría.
El Premio Especial del Jurado en el Festival de Sitges se me antoja un más que merecido reconocimiento para una película que ojalá disfrute de un recorrido comercial a la altura de sus muchos méritos.

4,3
910
7
13 de octubre de 2015
13 de octubre de 2015
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Vulcania” es una película fallida y a la que no le auguro presencia en el palmarés de Sitges, pero no por ello es totalmente desdeñable. Entre sus virtudes, una atmósfera bastante lograda y una ambientación industrial y fabril que luce satisfactoriamente. Pero la deuda temática con “El bosque” de Night Shyamalan se me antoja excesiva, la crítica social que encierra poco perfilada, el ritmo demasiado moroso y las interpretaciones simplemente correctas, aunque más destacadas en el caso de los veteranos José Sacristán, Ginés García Millán y Ana Wagener. Se trata de un intento de thriller fantástico y distópico a la española que se ve sin esfuerzo, pero que no deja gran poso, quedándonos la sensación de que promete más de lo que da, aunque para tratarse de una ópera prima permite vislumbrar un brillante director en ciernes.
27 de octubre de 2016
27 de octubre de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Las tinieblas”, película del joven realizador mexicano Daniel Castro Zimbrón, nos sitúa en un escenario posapocalíptico en el que una familia compuesta por cuatro miembros (padre, hijo adulto, hijo preadolescente y niña pequeña) deben sobrevivir recluidos en una pequeña cabaña en medio del bosque, totalmente aislados y con esporádicos contactos con el exterior a la búsqueda de víveres gracias al uso de máscaras antigás. Por si esto fuera poco, cada cierto tiempo se ven sometidos al acoso de criaturas que los aterrorizan. Este delicado equilibrio vital se rompe el día que el hermano mayor desaparece en una de las salidas a por provisiones.
Parece una premisa bastante atractiva, ¿no? Bueno, pues el desarrollo no resulta tan satisfactorio, lastrado por un ritmo muy moroso al inicio que hace la película lenta, lenta, lenta. Sería injusto no reconocer virtudes como la consecución de una atmósfera bastante inquietante o el mérito de lograr que el espectador se sienta concernido por lo que acontece, pero se llega a ello por un camino harto discutible en cuanto a tempo narrativo. Además, ciertos giros sorpresivos que convierten la trama en algo distinto a lo que aparenta son predecibles. Las interpretaciones cabe calificarlas de correctas, recayendo el peso principal sobre Brontis Jodorowsky, el primogénito de la conocida saga de artistas y psicomagos, más habitual del teatro que del cine.
Se trata, por tanto, de un film un tanto fallido, aunque no del todo desdeñable, que reflexiona sobre asuntos como el origen de nuestros miedos o la familia como institución y que remite de manera indisimulada a “El bosque” de Night Shyamalan.
Parece una premisa bastante atractiva, ¿no? Bueno, pues el desarrollo no resulta tan satisfactorio, lastrado por un ritmo muy moroso al inicio que hace la película lenta, lenta, lenta. Sería injusto no reconocer virtudes como la consecución de una atmósfera bastante inquietante o el mérito de lograr que el espectador se sienta concernido por lo que acontece, pero se llega a ello por un camino harto discutible en cuanto a tempo narrativo. Además, ciertos giros sorpresivos que convierten la trama en algo distinto a lo que aparenta son predecibles. Las interpretaciones cabe calificarlas de correctas, recayendo el peso principal sobre Brontis Jodorowsky, el primogénito de la conocida saga de artistas y psicomagos, más habitual del teatro que del cine.
Se trata, por tanto, de un film un tanto fallido, aunque no del todo desdeñable, que reflexiona sobre asuntos como el origen de nuestros miedos o la familia como institución y que remite de manera indisimulada a “El bosque” de Night Shyamalan.

7,6
10.807
10
10 de julio de 2023
10 de julio de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Yo confieso” (1953), de Alfred Hitchcock, no la veía desde el ciclo de Monty Clift por TVE en 1989. La verdad es que no recordaba la peli como es, ni siquiera el final. Por tanto, es casi como si la hubiera visto por vez primera. Se trata de un Hitchcock menor, lo que equivale a una obra maestra para cualquier otro director.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El maestro descubre sus cartas ya de inicio y nos enseña al culpable apenas comenzada la película. A partir de ahí, la trama consistirá en cómo conciliar el secreto de confesión con la amenazante posibilidad de ser acusado de asesinato. El suspense es graduado de manera magistral, con alguna vuelta de tuerca cuando parece que todo está a punto de resolverse. Los actores están muy bien, aunque casi antepongo la actuación de Karl Malden como el sabueso que no quiere soltar su presa a la de Monty como cura de ética a prueba de bomba, aun estando este soberbio en su contención gestual. Anne Baxter también está espléndida como la mujer que puede darle coartada a su amor de siempre, pero dejándose su reputación por el camino. Ese final abrupto y quizá un tanto facilón es lo menos convincente de una peli técnicamente ejemplar.
6 de febrero de 2017
6 de febrero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer vi “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” (1989) de Peter Greenaway. Una película inclasificable que ya ha adquirido estatus de culto, excesiva, barroca, sensorial y esteticista (baste decir que el vestuario corre a cargo de Jean Paul Gaultier y la música es de Michael Nyman).
Resulta difícil contar de que va, aunque reflexiona sobre pulsiones humanas básicas como alimentarse o follar, pero invirtiendo los términos habituales en muchos casos: Se folla mucho en la cocina y se come bastante en la cama. En la cocina, además, los protagonistas cantan, se pelean, conversan y muchas otras cosas bastante extrañas. Se trata de una peli con muchos adeptos, pero también con muchos detractores, de esas que no suele dejar indiferente. A mí no me ha entusiasmado especialmente, aunque reconozco aciertos indudables, como las soberbias actuaciones de Michael Gambon y una imponente (en todos los sentidos) Helen Mirren. También salen en pequeños papeles un joven Tim Roth e Ian Dury (sí, el de “Sex, drugs & R’N’R”).
De Greenaway solo había visto (hace muchos años) “El contrato del dibujante”, que recuerdo que me gustó por su trama casi policiaca, y “El vientre del arquitecto” en una proyección en la facultad en mis tiempos de estudiante (es un decir), que me aburrió soberanamente.
Resulta difícil contar de que va, aunque reflexiona sobre pulsiones humanas básicas como alimentarse o follar, pero invirtiendo los términos habituales en muchos casos: Se folla mucho en la cocina y se come bastante en la cama. En la cocina, además, los protagonistas cantan, se pelean, conversan y muchas otras cosas bastante extrañas. Se trata de una peli con muchos adeptos, pero también con muchos detractores, de esas que no suele dejar indiferente. A mí no me ha entusiasmado especialmente, aunque reconozco aciertos indudables, como las soberbias actuaciones de Michael Gambon y una imponente (en todos los sentidos) Helen Mirren. También salen en pequeños papeles un joven Tim Roth e Ian Dury (sí, el de “Sex, drugs & R’N’R”).
De Greenaway solo había visto (hace muchos años) “El contrato del dibujante”, que recuerdo que me gustó por su trama casi policiaca, y “El vientre del arquitecto” en una proyección en la facultad en mis tiempos de estudiante (es un decir), que me aburrió soberanamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo mejor de la película, Helen Mirren ante el cadáver cocinado de su amante ordenando a su despótico marido: “Cómetelo. Y empieza por la polla, que ya sabes donde ha estado metida”. Genial.
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