Una historia extraña que apenas es historia, una protagonista extravagante y un puñado de personajes excéntricos a su alrededor, esos son los ingredientes de los que se nutre la película que quiere recordar vagamente a algunas secuencias y diálogos de las películas de Woody Allen. París aparece nostálgico y esplendoroso y son esas escenas, junto a la música y a la interpretación que es casi un solo de Pfeiffer, las que finalmente logran que el espectador llegue hasta el final del metraje.

Una mezcla de interés y decepción. La historia atrapa porque así lo han diseñado, una especie de Holmes renacentista enfrentado a un crimen inconcebible. Pero nada del Leonardo genial, artista e ingeniero que en la serie parece no sobresalir ni triunfar, sino mendigar el favor de los poderosos. Por no mencionar la escasa exactitud histórica y cronológica que puede llevar a error a quien crea algunas de las cosas contadas. Podría ser cualquier serie de misterio y Leonardo podría ser cualquier otro personaje, real o ficticio. Grandes decorados, fotografía, luminotecnia, elenco...pero poco del gran genio que sigue siendo el más conocido y el más desconocido de los gigantes renacentistas; de ahí la decepción.

Película mediocre donde las haya. Sarah Jessica Parker no se distingue por la elección de buenos guiones, o tal vez no se los ofrecen, y en esta ocasión vuelve a interpretar la misma historia de siempre. Esta comedia llena de lugares comunes, sin interés ni calidad sólo se salva por los paisajes y campos italianos y los planos de un interesante Raul Bova. No así SJP, que tendría que buscar otro tipo de papeles lejos de su perenne "Sexo en Nueva York".

Tiene el carácter de una telecomedia, no hay nada cinematográfico en ella. No aporta un buen guión ni una buena historia. La película es predecible, cualquiera de los espectadores podría haber diseñado el devenir de la vida de los protagonistas porque lo hemos visto todo antes. Sin embargo, a diferencia de otras comedias de este tipo, esta no tiene ningun elemento diferenciador ni salvador. NI los actores, ni la música, ni la fotografía, ni el guión, logran atrapar al espectador. Realmente cuesta trabajo llegar al final porque está escrito desde el principio, y lo que hay entre ambos no es más que un exceso de decoración navideña y clichés sensibleros.

Aparece todo lo que aparece en una comedia londinense. Ahí están "Notting Hill", "Love actually", "Una cita en el parque" y alguna otra aderezada con autobuses rojos, pequeños y encantadores apartamentos, mercados callejeros y adorables tiendecitas. Uno no para de pensar, ¿dónde he visto yo esto antes?. Y mientras, te dejas llevar por una historia que ni sorprende ni emociona, simplemente está ahí, en un Londres irreal diseñado para turistas.