El aprecio de toda la crítica por los hermanos Coen es para mí un misterio del calibre de quién mató a Kennedy. Sus películas son infantiles y superficiales. En este caso es todavía más grave, porque no valen los delirios: una comedia es una comedia. O sea, debe ser entretenida, graciosa, divertida y hacer reír a ratos. Nada de eso consigue esta Crueldad intolerable que no tiene gracia ni en el argumento ni en los dialogos ni en los personajes ni, es un decir, en los títulos de crédito. Vaya shit.

Creo que la valoración de La herencia del viento se basa más bien en la ideología que en la propia película. Vamos a ser honestos: La herencia del viento es algo tosca, de brochazos gruesos, con interpretaciones poco sutiles. Excelentes actores como March y Gene Kelly están muy sobreactuados.Incluso Spencer Tracy anda un pelín pasado de rosca. La puesta en escena tira a teatral, no solo en el hecho de que transcurra en lugares cerrados (cosa lógica si atendemos a su origen precisamente teatral), sino en los gestos grandilocuentes de los intérpretes. De acuerdo, todos estamos a favor de la libertad de expresión, pero La herencia del viento no es una gran película.

Él y su enemiga casi no tiene argumento. Durante las dos terceras partes del metraje simplemente vemos a John Wayne ir de un lado a otro, sin que logremos encontrarle sentido; sólo en la última media hora se precipita una historia que, la verdad, ni terminamos de entender ni tiene mucha lógica. Casi todo el tiempo tenemos la sensación de que el guión lo escribían tipos diferentes cada día, y que iban dejando el texto a su sucesor que no se preocupaba en leer con demasiada atención lo que habían ido escribiendo sus antecesores. Esto se nota con especial claridad en los personajes de Ward Bond y en el de la tía de una de las dos chicas. Sin embargo, Él y su enemiga resulta, casi por arte de magia, extraordinariamente entretenida. La razón supongo que se llama John Wayne.

Bradley Cooper se lleva toda la película con expresión de bobo, sin embargo, el tío liquida a todo lo que le pone por delante. Y para desgracia de los malos, son muchos los que se le ponen por delante. Que una película americana sea una glorificación a las armas, no debería sorprendernos, aunque también es cierto que en el resto del mundo nos quedamos un poco perplejos. Toda la historia es pum, pum, pum, pum... Y mucho "le han dado a Johny" y "dales fuerte a esos perros" y "manden refuerzos". Buena parte de la película transcurre como una misión de Call of Duty que, dicho sea de paso, es un videojuego que no me entusiasma (al menos en las últimas versiones), como tampoco me entusiasma El francotirador. La historia es confusa o, más bien inexistente. Las escenas de acción no están muy logradas. El conjunto es aburrido. Es raro que Clint haga una película aburrida, pero esta lo es. Serán los años.

El hecho de que esta comedia esté mejor construida que la inmensa mayoría de las comedias actuales, sean españolas o sean guiris, debería hacernos meditar. Por supuesto, la peli está llena de chistes malos, de tetas innecesarias, de machismo y de decorados baratos. Pero lo que es la esencia de la historia y los resortes argumentales, éstos me resultan sumamente divertidos, casi admirables. Uno se ríe no de los chistes, sino de las situaciones. Es curioso, porque el ciclo Esteso-Pajares se suele poner como ejemplo de la España casposa. Es verdad que hay caspa, pero me temo que muchas veces prefiero la caspa a los champús. Punto y aparte para el que quizás sea uno de los dos o tres mejores actores de comedia de nuestra historia, Andrés Pajares. Habría que meter a los directores de cine españoles en la cárcel por haberlo aprovechado tan poco.