Pues eso. En estos tiempos tontorrones, donde ser progresista es "lo más", aquí tenemos otro panfleto feminista que pretende aleccionarnos convenientemente con los tópicos habituales. El resultado, a pesar del buen hacer de los actores, no despierta la menor empatía; antes al contrario los personajes resultan especialmente repelentes dando la impresión de una pandilla de individuos ociosos, innecesarios, con la vida resuelta y a quienes les gusta complicarse la vida con estupideces ya que en el fondo la tiene absolutamente resuelta. Pero a diferencia de Lord Henry en "El retrato de Dorian Gray" son incapaces de disfrutar de todo lo que ya tienen.
Película idonea para todos los progres de salón.

¿Quién ha patrocinado esta película? ¿Israel? ¿el sindicato judio de Hollywood?
A diferencia de grandes películas como "Tora, Tora, Tora" o "El Hundimiento", ésta es una donde todo se reduce a buenos buenísimos y malos malísimos. Todo es maniqueo... Y el protagonista diciendo al oficial soviético que "todos somos iguales en la patria socialista" ya es para partirse de risa.
Una vergüenza de película. Espero que los actores lo hayan hecho por dinero; así al menos les cabe una excusa.
Para los posibles expectadores, mejor no perder el tiempo con algo que cae entre el panfleto y la mentira.

Pero así se queda en un 4 y gracias.
En una operación militar, persiguiendo terroristas y con tres de los más buscados al alcance... ¿y todo se para por una niña? "Amos anda"... Lo que comienza siendo una película prometedora, va degenerando poco a poco hacia lo sensiblero y, como consecuencia, la credibilidad y el interés se van diluyendo de manera progresiva. Se deja ver y sigue siendo aceptable, pero podría haber sido mucho más.
Si los ejercitos occidentales se comportan de verdad de manera tan estupida, no me extraña que empecemos a perder todas las guerras.

Imprescindible para entender el auge del nazismo en los años 30 y la eficacia de la propaganda. En una Alemania deprimida tras la derrota de 1918, agobiada por unas condiciones insensatas del Tratado de Versalles, no es extraño que un lema como "¡Alemania, despierta!" acabase siendo más eficaz que "arriba parias de la tierra" y que cualquier cosa que halagase el orgullo nacional atrajese más que los lemas y promesas del KPD.

Desde las armas hasta los ropajes y, sobre todo, la manera de hablar y de comportarse. ¿Desde cuando ningún mercenario o soldado de los siglos IV o V se preocuparía de la libertad o de los derechos los pueblos conquistados? O los bárbaros que parecen universitarios con un poco de maquillaje. Por no hablar de la inclusión de un personaje femenino tan inverosimil como fuera de lugar y que únicamente se justifica por la imposición moderna de que hay que incluirlos vengan o no a cuento y tengan o no que ver con la historia.
En resumen, una completa pérdida de tiempo. Películas como "Los señores del acero" o "El último valle" sí muestran de verdad como era la vida y la guerra en épocas antiguas (la edad media y la guerra de los treinta años, respectivamente).