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Críticas ordenadas por utilidad
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7,5
14.293
8
3 de diciembre de 2010
3 de diciembre de 2010
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un tema recurrente en el cine de Polanski ese no es otro que la mente humana y ha sido él, sin duda, uno de los más hábiles a la hora de intentar penetrar en ella a través de sus películas. Como muestra están sus tres primeras obras, El Cuchillo en el Agua, Repulsión y Callejón sin Salida que no constituyen si no un tríptico de lo psicológico a través de diversas vías tales como el erotismo sugerido, la ambigüedad, o el absurdo, reincidiendo sobre ello en casi toda su filmografía posterior y especialmente de manera casi obsesiva en títulos como La Semilla del Diablo, Lunas de Hiel y La Muerte y la Doncella.
El Quimérico Inquilino es una pieza más en el mosaico, mostrando en esta ocasión el descenso de un hombre corriente al infierno de la paranoia, el aislamiento y la locura en otra vuelta de tuerca a los entresijos de la mente, y que, si bien relacionada con todas las cintas anteriormente citadas guarda especial analogía con el que experimenta Catherine Denueve en Repulsión, del que viene a ser su homólogo masculino, aunque ambos personajes se caractericen por tener a su vez diferentes perfiles psicológicos.
De nuevo a su vez el espacio donde va tomando forma y desarrollo el trastorno del protagonista es cerrado y opresivo, un edificio que constituye un elemento esencial en la trama como lo era el Dakota en La Semilla del Diablo o el apartamento londinense de Repulsión, así como el yate, el castillo, el crucero o la isla lo son en sus películas respectivas. La habilidad que tiene Polanski para mostrar la claustrofobia a través de dichos escenarios queda patente al no mostrar signos de repetición, sabiendo construir historias originales con peculiaridades singulares para cada uno de ellos aún manteniendo los nexos comunes.
Proyecto muy personal en el que Polanski se adueña por completo de la función dando rienda suelta a su vena actoral, echándose sobre los hombros todo el peso de la película, realizando en mi opinión una gran interpretación en su punto justo de inquietud, humor negro y locura, con unos minutos finales de auténtico placer cinéfilo que habría que situar entre lo más significativo a la par que arriesgado de toda su filmografía, suponiendo como resultado un sonado fracaso de crítica y público en el día de su estreno y recuperando con el paso de los años el lugar que le corresponde no sólo dentro de la obra de su autor si no también entre las decenas de películas de temática parecida, de mucha menor profundidad artística y emocional, y tan deudoras de esa forma única que tenía el maestro polaco de entender la psique.
https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
El Quimérico Inquilino es una pieza más en el mosaico, mostrando en esta ocasión el descenso de un hombre corriente al infierno de la paranoia, el aislamiento y la locura en otra vuelta de tuerca a los entresijos de la mente, y que, si bien relacionada con todas las cintas anteriormente citadas guarda especial analogía con el que experimenta Catherine Denueve en Repulsión, del que viene a ser su homólogo masculino, aunque ambos personajes se caractericen por tener a su vez diferentes perfiles psicológicos.
De nuevo a su vez el espacio donde va tomando forma y desarrollo el trastorno del protagonista es cerrado y opresivo, un edificio que constituye un elemento esencial en la trama como lo era el Dakota en La Semilla del Diablo o el apartamento londinense de Repulsión, así como el yate, el castillo, el crucero o la isla lo son en sus películas respectivas. La habilidad que tiene Polanski para mostrar la claustrofobia a través de dichos escenarios queda patente al no mostrar signos de repetición, sabiendo construir historias originales con peculiaridades singulares para cada uno de ellos aún manteniendo los nexos comunes.
Proyecto muy personal en el que Polanski se adueña por completo de la función dando rienda suelta a su vena actoral, echándose sobre los hombros todo el peso de la película, realizando en mi opinión una gran interpretación en su punto justo de inquietud, humor negro y locura, con unos minutos finales de auténtico placer cinéfilo que habría que situar entre lo más significativo a la par que arriesgado de toda su filmografía, suponiendo como resultado un sonado fracaso de crítica y público en el día de su estreno y recuperando con el paso de los años el lugar que le corresponde no sólo dentro de la obra de su autor si no también entre las decenas de películas de temática parecida, de mucha menor profundidad artística y emocional, y tan deudoras de esa forma única que tenía el maestro polaco de entender la psique.
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7,3
6.177
8
2 de enero de 2010
2 de enero de 2010
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La televisión solía hasta hace unos pocos años emitir regularmente no sólo los clásicos más conocidos de Hitchcock, si no también cualquiera de las películas que englobaban su etapa americana, desde Rebeca a La Trama, incluyendo asimismo su regreso a Gran Bretaña con Frenesí, a través de ciclos que tenían periodicidad semanal extendiéndose en el tiempo durante varios meses. De esta manera me familiaricé con el mago del suspense siendo muy niño y me fascinaban sus historias de crímenes, resultándome muy difícil seleccionar una sola de sus obras como mi preferida. Lo que desconocería hasta unos años más tarde es que Hitchcock tenía una etapa inglesa anterior mucho menos difundida que ya provenía de los tiempos del mudo, y una serie de películas que aún siendo posteriores a 1940 aún no había tenido oportunidad de ver. Una de ellas era Náufragos considerada obra menor y semiolvidada al igual que otros patitos feos Hitchconianos tales como El Proceso Paradine y Matrimonio Original, a las que solo tuve ocasión de acceder una vez pasados los veinte.
La paradoja de este acercamiento tardío a algunas de las cintas de Hitchcock es que aunque mi base cinéfila era mucho mayor y la defensa de los clásicos una de mis posturas más inamovibles no me conquistaron como lo habían hecho todas aquellas que había visto en la infancia. Náufragos tenía en principio una buena historia, un escenario tan original como atrayente, un guión que podía dar mucho juego y una ambigüedad que tocaba de manera sutil muchísimos aspectos de la naturaleza humana, sin embargo a mi lo que me gustó de verdad fue una actriz que no había visto antes en ninguna parte y que me cautivó por completo: se llamaba Tallulah Bankhead.
Tallulah es a mi entender el pilar que sustenta toda la película y tal vez nunca ha tenido Hitchcock tan buena mano como en Náufragos a la hora de escoger a la chica. Por encima de su belleza de témpano su interpretación es brillante. Tendría que investigar por mi cuenta para descubrir quien era esa mujer y el resultado obtenido fue desde luego bastante interesante y revelador. Mujer torbellino, sin apenas carrera en el cine por decisión propia, aplaudida como inmejorable actriz teatral, bisexual y ninfómana, alcohólica, cocainómana, independiente y salvaje, totalmente revolucionaria para su época, Tallulah exprimió su vida entre la fama y el escándalo sin remordimiento ni retracto posible.
Pudo haber tenido Hollywood a sus pies pero allí había demasiadas normas que no eran de su agrado y límites insoportables para su ferocidad escénica, siendo sin embargo tal vez en el interior de un bote salvavidas donde se sintió más cómoda durante los años que intentó amoldarse al cine, al poder al menos encontrar paralelismos en tan reducido espacio con su querido teatro.
https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
La paradoja de este acercamiento tardío a algunas de las cintas de Hitchcock es que aunque mi base cinéfila era mucho mayor y la defensa de los clásicos una de mis posturas más inamovibles no me conquistaron como lo habían hecho todas aquellas que había visto en la infancia. Náufragos tenía en principio una buena historia, un escenario tan original como atrayente, un guión que podía dar mucho juego y una ambigüedad que tocaba de manera sutil muchísimos aspectos de la naturaleza humana, sin embargo a mi lo que me gustó de verdad fue una actriz que no había visto antes en ninguna parte y que me cautivó por completo: se llamaba Tallulah Bankhead.
Tallulah es a mi entender el pilar que sustenta toda la película y tal vez nunca ha tenido Hitchcock tan buena mano como en Náufragos a la hora de escoger a la chica. Por encima de su belleza de témpano su interpretación es brillante. Tendría que investigar por mi cuenta para descubrir quien era esa mujer y el resultado obtenido fue desde luego bastante interesante y revelador. Mujer torbellino, sin apenas carrera en el cine por decisión propia, aplaudida como inmejorable actriz teatral, bisexual y ninfómana, alcohólica, cocainómana, independiente y salvaje, totalmente revolucionaria para su época, Tallulah exprimió su vida entre la fama y el escándalo sin remordimiento ni retracto posible.
Pudo haber tenido Hollywood a sus pies pero allí había demasiadas normas que no eran de su agrado y límites insoportables para su ferocidad escénica, siendo sin embargo tal vez en el interior de un bote salvavidas donde se sintió más cómoda durante los años que intentó amoldarse al cine, al poder al menos encontrar paralelismos en tan reducido espacio con su querido teatro.
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8,3
84.408
10
2 de mayo de 2009
2 de mayo de 2009
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
No vamos a mencionar aquí las numerosas e inamovibles virtudes que posee esta estupenda comedia. En estas líneas se hablará única y exclusivamente de Marilyn, icono de la mujer inalcanzable por su belleza. Marilyn, diosa triste entre el cielo y el infierno, alma rota, corazón al galope, puro fuego, instinto animal, oración y carne, laberinto cerrado, acertijo y enigma, latigazo sexual, poesía inacabada. Marilyn, envuelta en terciopelo, con labios de cristal, que cortan y se rompen al besar, muerte en la boca, veneno que siempre vuelve, Marilyn.
Como un ángel que todo lo eclipsa con su mera presencia. Mirad a Marilyn, tocando el ukelele, avergonzada cuando una petaca de whisky se desliza desde su falda hacia el suelo, Marilyn, confesando en el lavabo de un tren su empatía amorosa con los músicos saxofonistas. Marilyn, siempre y solo Marilyn, soñando que se enamora, besando a su príncipe azul, aceptando finalmente su destino. Así era Marilyn hecha fotograma, y entonces aquella quimera podía sentirse y tocarse, tan humana y tan mundana, sólo nuestra, sólo mía, Marilyn.
Algunas veces me enamoré de Marilyn. Se llamaba en realidad Marta, tal vez Tania o Estefanía. Aquellas mujeres que entraron en mi vida como un huracán de hielo y distancia, alterándome el ritmo cardiaco, Marilynes del ayer, caramelos en el cenit de mis sentidos, arco iris difuminados, aullidos a la luna entre vasos vacíos, prisiones sin recuerdos ni olvido, precipicios de deseo, mujeres bellísimas de estulticia y humo, que siguieron su camino sin ni siquiera haberme visto aunque hubiera dado el cielo por un solo corte de sus labios.
Sin embargo yo besé a aquellas mujeres. Y os puedo contar que las amé a todas a ellas, y mi boca no sangraba en esos besos, porque eso son los sueños, pedazos de vida fabricados a medida, Marta, Tania, Estefanía fuera de ellos fuisteis solo una ilusión, pero dentro erais sólo para mi al igual que lo era ella, cuando el cine la mostraba vulnerable, cuando el cristal no cortaba, Marilyn.
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Como un ángel que todo lo eclipsa con su mera presencia. Mirad a Marilyn, tocando el ukelele, avergonzada cuando una petaca de whisky se desliza desde su falda hacia el suelo, Marilyn, confesando en el lavabo de un tren su empatía amorosa con los músicos saxofonistas. Marilyn, siempre y solo Marilyn, soñando que se enamora, besando a su príncipe azul, aceptando finalmente su destino. Así era Marilyn hecha fotograma, y entonces aquella quimera podía sentirse y tocarse, tan humana y tan mundana, sólo nuestra, sólo mía, Marilyn.
Algunas veces me enamoré de Marilyn. Se llamaba en realidad Marta, tal vez Tania o Estefanía. Aquellas mujeres que entraron en mi vida como un huracán de hielo y distancia, alterándome el ritmo cardiaco, Marilynes del ayer, caramelos en el cenit de mis sentidos, arco iris difuminados, aullidos a la luna entre vasos vacíos, prisiones sin recuerdos ni olvido, precipicios de deseo, mujeres bellísimas de estulticia y humo, que siguieron su camino sin ni siquiera haberme visto aunque hubiera dado el cielo por un solo corte de sus labios.
Sin embargo yo besé a aquellas mujeres. Y os puedo contar que las amé a todas a ellas, y mi boca no sangraba en esos besos, porque eso son los sueños, pedazos de vida fabricados a medida, Marta, Tania, Estefanía fuera de ellos fuisteis solo una ilusión, pero dentro erais sólo para mi al igual que lo era ella, cuando el cine la mostraba vulnerable, cuando el cristal no cortaba, Marilyn.
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7,8
103.277
9
13 de enero de 2011
13 de enero de 2011
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1996 con una filmografía ya muy sólida a sus espaldas los hermanos Coen se asentarían como dos de los mejores creadores del cine norteamericano contemporáneo con esta espléndida cinta, una disparatada intriga criminal en clave de comedia negra situada en parajes nevados de gran belleza enmarcados dentro de la América profunda.
La historia arranca fuerte con el secuestro ficticio de la esposa de un pobre diablo (W.H. Macy) que este mismo organiza para luego quedarse con el rescate que supuestamente habría de pagar su pudiente suegro para volver a ver a su hija con vida. Pero las cosas no siempre salen como se planean y menos en una película de los Coen cuya vena más sarcástica y fatalista florece en Fargo fluyendo de manera natural. La estupidez humana uno de las características inherentes a todo su cine se apodera en mayor o menor medida de todos los personajes y contra la cadena de despropósitos que estos van generando ha de luchar y mantenerse firme Frances McDormand, la única persona cabal que en ningún momento pierde la calma en su estatus de mujer policía encargada de investigar las muertes que se van sucediendo.
McDormand realiza una actuación muy divertida y resulta hasta tierno verla caminar sobre la nieve, en un estado muy avanzado de embarazo, siguiendo un rastro de cadáveres mientras utiliza el sentido común para descifrar el por que de tanta sangre en un lugar donde como reza el propio cartel del film aparentemente “nunca pasa nada”.
W.H.Macy es por su parte el pelele principal de la función. Ninguneado por su suegro (Harve Presnell) del que depende económicamente quedará a su vez a merced de los dos delincuentes de poca monta a los que contrata para llevar a cabo el secuestro. Grandes papeles también para estos últimos a cargo de Steve Buscemi y Peter Stormare. Los cuatro se verán engullidos por la mala suerte acorde con el destino que se van forjando según sus actos.
Si bien todo funciona, la película no sería sin duda tan recordada si se hubiera rodado en otras localizaciones. La fuerza visual que acompaña al film toca los límites de la poesía cuando el rojo de la sangre se funde sobre la nieve. En este sentido aprovecha mucho mejor las posibilidades que otorgan los escenarios nevados que otras películas con las que Fargo tiene semejanzas como son Un Plan Sencillo y Affliction. Los Coen consiguen con sus imágenes un gran impacto poético trascendiendo el verso que lentamente se desangra a la violencia que en ocasiones inunda la pantalla.
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La historia arranca fuerte con el secuestro ficticio de la esposa de un pobre diablo (W.H. Macy) que este mismo organiza para luego quedarse con el rescate que supuestamente habría de pagar su pudiente suegro para volver a ver a su hija con vida. Pero las cosas no siempre salen como se planean y menos en una película de los Coen cuya vena más sarcástica y fatalista florece en Fargo fluyendo de manera natural. La estupidez humana uno de las características inherentes a todo su cine se apodera en mayor o menor medida de todos los personajes y contra la cadena de despropósitos que estos van generando ha de luchar y mantenerse firme Frances McDormand, la única persona cabal que en ningún momento pierde la calma en su estatus de mujer policía encargada de investigar las muertes que se van sucediendo.
McDormand realiza una actuación muy divertida y resulta hasta tierno verla caminar sobre la nieve, en un estado muy avanzado de embarazo, siguiendo un rastro de cadáveres mientras utiliza el sentido común para descifrar el por que de tanta sangre en un lugar donde como reza el propio cartel del film aparentemente “nunca pasa nada”.
W.H.Macy es por su parte el pelele principal de la función. Ninguneado por su suegro (Harve Presnell) del que depende económicamente quedará a su vez a merced de los dos delincuentes de poca monta a los que contrata para llevar a cabo el secuestro. Grandes papeles también para estos últimos a cargo de Steve Buscemi y Peter Stormare. Los cuatro se verán engullidos por la mala suerte acorde con el destino que se van forjando según sus actos.
Si bien todo funciona, la película no sería sin duda tan recordada si se hubiera rodado en otras localizaciones. La fuerza visual que acompaña al film toca los límites de la poesía cuando el rojo de la sangre se funde sobre la nieve. En este sentido aprovecha mucho mejor las posibilidades que otorgan los escenarios nevados que otras películas con las que Fargo tiene semejanzas como son Un Plan Sencillo y Affliction. Los Coen consiguen con sus imágenes un gran impacto poético trascendiendo el verso que lentamente se desangra a la violencia que en ocasiones inunda la pantalla.
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7,3
91.204
8
21 de diciembre de 2009
21 de diciembre de 2009
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seamos realistas, nuestro devenir en el mundo tal y como están montadas las cosas es muy aburrido. Normas aquí, normas allá, obligaciones, responsabilidades... Todo está preparado desde la cuna para que pertenezcas al engranaje que hace mover un poco más la rueda, aunque se trata en realidad de un movimiento ficticio porque lo que se pretende es que todo permanezca estático, y mientras nos hacen creer que formamos parte de algo se nos va evaporando la juventud, la rebeldía, la creatividad y vamos perdiendo casi por completo la capacidad de decisión quedando prácticamente anulada nuestra personalidad.
Lo suyo es esquivar la rutina robótica que nos anquilosa y sentir en la medida de lo posible la atracción de las múltiples variantes que nos ofrece la vida oblicua, allí donde podemos ser lo que queremos lejos de la monotonía, la esclavitud, el tedio y la alienación, donde todo sabe mejor y nos sentimos realmente vivos.
Por eso:
Lanza el despertador por la ventana, compra una rosa, vístete como te guste, canta una canción, baila en plena calle, recoge a tu amada, dale la rosa, bésala, iros a comer a vuestro sitio favorito, pasead abrazados como dos adolescentes, meteros en la cama, quitaros la ropa, haced el amor hasta perder el sentido, poned una película, compartid sofá con la única compañía de vuestra piel, cocinad para cenar algo que os guste, iluminad toda la estancia con velas, regresad a la cama, amaros otra vez y al amanecer ya sin despertador volver a empezar ¿Hasta cuando?
O si no:
Lanza el despertador por la ventana, mírate al espejo, siéntete bien, ponte guapo, escribe la más bella carta de amor, compra una rosa, llámala, queda con ella, declárate, bésala, llévala al cine, acompáñala a casa, cítala para el día siguiente, bésala de nuevo, grita de alegría cuando se haya ido, regresa, pon tu disco favorito, escribe otra carta de amor aún más bella, acuéstate y sueña, mañana no hay despertador y tienes una cita ¿Hasta cuando?
O tal vez:
Escribe una canción, dirige un corto de plastilina, recorre el mundo con una mochila, hazte poeta, descubre una vacuna, inventa un milagro, enrólate en un barco, transfórmate en payaso, toca la guitarra en el metro, conviértete en jugador de billar, o en jugador de póquer o en estrella de rock, o súbete como Di Caprio a un avión para reírte del mundo ¿Hasta cuando?
Lo suyo es esquivar la rutina robótica que nos anquilosa y sentir en la medida de lo posible la atracción de las múltiples variantes que nos ofrece la vida oblicua, allí donde podemos ser lo que queremos lejos de la monotonía, la esclavitud, el tedio y la alienación, donde todo sabe mejor y nos sentimos realmente vivos.
Por eso:
Lanza el despertador por la ventana, compra una rosa, vístete como te guste, canta una canción, baila en plena calle, recoge a tu amada, dale la rosa, bésala, iros a comer a vuestro sitio favorito, pasead abrazados como dos adolescentes, meteros en la cama, quitaros la ropa, haced el amor hasta perder el sentido, poned una película, compartid sofá con la única compañía de vuestra piel, cocinad para cenar algo que os guste, iluminad toda la estancia con velas, regresad a la cama, amaros otra vez y al amanecer ya sin despertador volver a empezar ¿Hasta cuando?
O si no:
Lanza el despertador por la ventana, mírate al espejo, siéntete bien, ponte guapo, escribe la más bella carta de amor, compra una rosa, llámala, queda con ella, declárate, bésala, llévala al cine, acompáñala a casa, cítala para el día siguiente, bésala de nuevo, grita de alegría cuando se haya ido, regresa, pon tu disco favorito, escribe otra carta de amor aún más bella, acuéstate y sueña, mañana no hay despertador y tienes una cita ¿Hasta cuando?
O tal vez:
Escribe una canción, dirige un corto de plastilina, recorre el mundo con una mochila, hazte poeta, descubre una vacuna, inventa un milagro, enrólate en un barco, transfórmate en payaso, toca la guitarra en el metro, conviértete en jugador de billar, o en jugador de póquer o en estrella de rock, o súbete como Di Caprio a un avión para reírte del mundo ¿Hasta cuando?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La vida oblicua solo tiene 3 salidas:
La gloria.
El arroyo.
El regreso a la rueda.
La rendición sería no intentarlo.
Dime que no te has rendido todavía.
P.D.- Esta crítica está dedicada a Pato Melón por usar una estructura similar a la espléndida suya de "Atrapado en el tiempo".
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La gloria.
El arroyo.
El regreso a la rueda.
La rendición sería no intentarlo.
Dime que no te has rendido todavía.
P.D.- Esta crítica está dedicada a Pato Melón por usar una estructura similar a la espléndida suya de "Atrapado en el tiempo".
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