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6,4
23.513
8
30 de abril de 2018
30 de abril de 2018
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Irrational Man Woody Allen consigue equilibrar un poco la balanza en favor de sus películas más brillantes que en los últimos años había decaído salvando contadas excepciones.
Quien espere algo nuevo de Woody Allen se equivoca. Realmente no ofrece nada nuevo desde que abandonase sus películas de humor absurdo con La última noche de Boris Grushenko y estamos hablando del año 1975. Más o menos graciosas, más o menos serias, la obra de Allen es un reflejo de sus pasiones y preocupaciones y esto lo ha llevado a la pantalla con distintos grados de maestría. El valor en este caso de Irrational Man es que cuando uno la ve y conoce la obra del director todo le suena ya, pero aún así se percibe un aire fresco y desenfadado lleno de chispa imaginativa y fuerza. Esto mismo se hacía de rogar en títulos como Magia a la luz de la Luna, A Roma con amor o Conocerás al hombre de tus sueños que simplemente pasaban por obras correctas.
Obviamente, las películas de Woody por su estructura, muchas veces casi teatral, confían su éxito en sus actores y aquí, tanto Emma Stone como sobre todo Joaquin Phoenix, dan el do de pecho. Ambos están perfectamente compenetrados en la pantalla pero si Stone está notable, Phoenix está de sobresaliente... otra vez. Es un actorazo y sin necesidad de abrir la boca es capaz de transmitir todo: su físico, sus pelos, su mirada, sus gestos..., todo lo hace bien.
En cuanto a la historia es más que sugerente: ¿Se puede con una mala acción mejorar el mundo? ¿Si nuestras malas acciones verdaderamente sirven para mejorar siguen siendo malas acciones? ¿Podemos cambiar nuestra vida con acciones radicales? ¿Todo el mundo está a la altura de las consecuencias de sus propias acciones? ¿La vida es para algunos un castigo hagan lo que hagan? ¿Hasta qué punto somos dueños de nuestra propia vida?
Quien espere algo nuevo de Woody Allen se equivoca. Realmente no ofrece nada nuevo desde que abandonase sus películas de humor absurdo con La última noche de Boris Grushenko y estamos hablando del año 1975. Más o menos graciosas, más o menos serias, la obra de Allen es un reflejo de sus pasiones y preocupaciones y esto lo ha llevado a la pantalla con distintos grados de maestría. El valor en este caso de Irrational Man es que cuando uno la ve y conoce la obra del director todo le suena ya, pero aún así se percibe un aire fresco y desenfadado lleno de chispa imaginativa y fuerza. Esto mismo se hacía de rogar en títulos como Magia a la luz de la Luna, A Roma con amor o Conocerás al hombre de tus sueños que simplemente pasaban por obras correctas.
Obviamente, las películas de Woody por su estructura, muchas veces casi teatral, confían su éxito en sus actores y aquí, tanto Emma Stone como sobre todo Joaquin Phoenix, dan el do de pecho. Ambos están perfectamente compenetrados en la pantalla pero si Stone está notable, Phoenix está de sobresaliente... otra vez. Es un actorazo y sin necesidad de abrir la boca es capaz de transmitir todo: su físico, sus pelos, su mirada, sus gestos..., todo lo hace bien.
En cuanto a la historia es más que sugerente: ¿Se puede con una mala acción mejorar el mundo? ¿Si nuestras malas acciones verdaderamente sirven para mejorar siguen siendo malas acciones? ¿Podemos cambiar nuestra vida con acciones radicales? ¿Todo el mundo está a la altura de las consecuencias de sus propias acciones? ¿La vida es para algunos un castigo hagan lo que hagan? ¿Hasta qué punto somos dueños de nuestra propia vida?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Woody Allen da al público el desenlace que todo el mundo quiere o espera. No es mi caso.
Documental

7,8
776
Documental
9
6 de noviembre de 2017
6 de noviembre de 2017
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hey ho, let’s go! Hey ho, let’s go! Hey ho, let`s go! Hey ho, let`s go! Así comenzaba su andadura allá por el año 1976 una de las bandas más revolucionarias y rompedoras que el panorama del rock haya conocido: RAMONES. Sin embargo, reunían todos los ingredientes para que el mayor de los fracasos se consumase: fuertes conflictos internos, drogas, mala suerte y escasas ventas podrían ser algunos de los motivos para que esta banda no hubiese llegado hasta donde llegó.
End of the century plasma realmente bien todo el recorrido del grupo desde sus orígenes hasta su epílogo de la mano de los propios Joey, Johnny, Dee Dee, Tommy, Marky, C.J. y otros tantos que apuntan su criterio y visión así como una gran cantidad de anécdotas cuanto menos interesantes. Siendo fiel al estilo de los RAMONES el ritmo y la fuerza del documental no decae nunca y tanto por su forma como por su contenido lo convierten en un documento único e indispensable.
Tenían el reconocimiento y la admiración de todos. Mostraron algo nuevo al mundo que otros muchos tomaron como referencia. Gustaban. Pero no vendían. Siempre estuvieron a la espera de hacer ese disco que por fin vendiese pero que nunca llegó. En cambio, llenaban allá donde fuesen y mucho más si era fuera de su país con unos conciertos frenéticos a toda hostia y a un volumen brutal. La gente no había visto una cosa así antes y les encantaba.
Eso sí, la marca RAMONES vende hasta sin querer. Tanto que hasta nos podemos encontrar a cualquier pijo-mierda o niñata repelente con una camiseta de los RAMONES en un concierto de Pablo Alborán sin tener ni puta idea de lo que visten.
Y al final, a pesar de todos los problemas, reveses y trágico destino de todos sus miembros fundadores, ahí está la banda punk-rock más famosas del mundo perdurando en el tiempo como una de las más incomprendidas pero influyentes de todo el mundo: The Clash, Blondie o Patti Smith son algunos ejemplos relevantes que alguna vez bebieron de los RAMONES para su música.
End of the century plasma realmente bien todo el recorrido del grupo desde sus orígenes hasta su epílogo de la mano de los propios Joey, Johnny, Dee Dee, Tommy, Marky, C.J. y otros tantos que apuntan su criterio y visión así como una gran cantidad de anécdotas cuanto menos interesantes. Siendo fiel al estilo de los RAMONES el ritmo y la fuerza del documental no decae nunca y tanto por su forma como por su contenido lo convierten en un documento único e indispensable.
Tenían el reconocimiento y la admiración de todos. Mostraron algo nuevo al mundo que otros muchos tomaron como referencia. Gustaban. Pero no vendían. Siempre estuvieron a la espera de hacer ese disco que por fin vendiese pero que nunca llegó. En cambio, llenaban allá donde fuesen y mucho más si era fuera de su país con unos conciertos frenéticos a toda hostia y a un volumen brutal. La gente no había visto una cosa así antes y les encantaba.
Eso sí, la marca RAMONES vende hasta sin querer. Tanto que hasta nos podemos encontrar a cualquier pijo-mierda o niñata repelente con una camiseta de los RAMONES en un concierto de Pablo Alborán sin tener ni puta idea de lo que visten.
Y al final, a pesar de todos los problemas, reveses y trágico destino de todos sus miembros fundadores, ahí está la banda punk-rock más famosas del mundo perdurando en el tiempo como una de las más incomprendidas pero influyentes de todo el mundo: The Clash, Blondie o Patti Smith son algunos ejemplos relevantes que alguna vez bebieron de los RAMONES para su música.
6
4 de julio de 2016
4 de julio de 2016
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había un anuncio en la tele en donde todas las personas que aparecían resultaban ser Jason Statham. Pues bien, este cortometraje es exactamente igual solo que con la “ligerísima” diferencia de haber cambiado el cromo de Statham por el de Bellucci.
El corto en sí mismo es una memez con una música que particularmente termina por agobiarme pasado el primer minuto, pero, como está hecho para lo que está hecho, confieso que lo he valorado positivamente por exclusivamente Monica Bellucci. Es decir, que lo hubiera suspendido o ni siquiera lo hubiera terminado de ver si en lugar de Monica lo protagonizase Rossy de Palma (con todos los respetos y para gustos los colores). Pero como no se trata de ver una actuación que perdurará en la memoria con el paso de los siglos, de ahí mi poco interés objetivo por valorar algo en calidad de trabajo cinematográfico cuando realmente no lo hay.
Se trata de vender ropa y por tanto podría pasar por un spot de televisión. Pero se alargar un poco más, hacemos algún efectillo de cámara y en lugar de eso, sacamos un corto. Es más, lo que se anuncia poco me interesa: ni entiendo de ropa ni me voy a empezar a vestir como una tía. Como espectador mi vista lo agradece. Punto.
El corto en sí mismo es una memez con una música que particularmente termina por agobiarme pasado el primer minuto, pero, como está hecho para lo que está hecho, confieso que lo he valorado positivamente por exclusivamente Monica Bellucci. Es decir, que lo hubiera suspendido o ni siquiera lo hubiera terminado de ver si en lugar de Monica lo protagonizase Rossy de Palma (con todos los respetos y para gustos los colores). Pero como no se trata de ver una actuación que perdurará en la memoria con el paso de los siglos, de ahí mi poco interés objetivo por valorar algo en calidad de trabajo cinematográfico cuando realmente no lo hay.
Se trata de vender ropa y por tanto podría pasar por un spot de televisión. Pero se alargar un poco más, hacemos algún efectillo de cámara y en lugar de eso, sacamos un corto. Es más, lo que se anuncia poco me interesa: ni entiendo de ropa ni me voy a empezar a vestir como una tía. Como espectador mi vista lo agradece. Punto.

4,6
11.387
5
27 de junio de 2016
27 de junio de 2016
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando te embarcas en realizar una película en la que pretendes denunciar algo de la sociedad pero el tema elegido es sumamente delicado, corres el peligro de que si el tratamiento no está del todo cuidado, puedas causar una repulsa generalizada de ciertos sectores y público en general. Estamos hablando de abusos, pornografía y asesinatos con menores de por medio. Dichos sádicos y enfermos mentales son aquellos que realizan estas cosas en la vida real y no quienes lo tratan de forma ficticia en formato de película. Otra cosa es hablar de la habilidad o torpeza en el manejo de las situaciones. A nadie puede agradar ver esta película y se comprende que muchísima gente no la termine de ver o ni siquiera la empiece. Pero no quiere decir que quien la vea o la valore positivamente sea porque le guste lo que ve, lo comparta o simplemente “simpatice” con ese “estilo de vida”. Yo por ejemplo no veo Sálvame porque me parece de lo más sucio, rastrero, barriobajero, soez, inepto, inculto, manipulador, grosero, polémico, conflictivo, paleto y desgraciadamente espejo de gran parte de la sociedad pues ahí lo tenemos a diario durante muchos años y lo que te rondaré morena, marcando siempre récord de audiencia. Pero ni así me atrevo a decir de forma genérica que toda la audiencia que lo vea sean unos fachosos, catetos o pierde-aceites caracterizados con todo lo dicho anteriormente. En cambio aquí muchos listos o listas tildan de enfermizos o incluso de “progres” a quienes simplemente la han visto y la valorar de forma positiva. Ellos, por supuesto, ya saben a ciencia cierta que directamente son y piensan como los de la película: artistas haciendo arte. En fin…
La película tiene escenas duras, fuertes y desagradables pero no deja de ser ficción. Repito, ficción. Pero lo que no es ficción es lo que sale a diario a eso de las tres de la tarde y en casi todo los canales de televisión y que parece que aquí mucha gente no lo ha visto en su vida. Me refiero al telediario. Muchos de los que piden aquí encarcelar al director, multarlo o incluso darle matarile por hacer una película así, no creo que se les atragante en el gollete la placentera comida en familia alrededor de la mesa cuando en las noticias se habla de la trata de mujeres entre ellas menores de edad; curas y curas y curas y más curas que lo mismo les da carne que pescado mientras no pasen de los 12 años; todos los pederastas que hay por internet buscando presa a través del chat; asesinatos de hijos a padres; de padres a hijos; violencia física a personas mayores en residencias o geriátricos; corrupción como nunca antes se había visto (incluyendo gente de las altas esferas que se van de putitas con dinero público); acoso escolar que termina en suicidios; bebés abandonados en contenedores de basura o incluso asesinados por su propia madre metiéndolos en el microondas; incestos (algunos casi sin sus dientes de leche todavía); violaciones varias; o incluso el trato dado a todos esos refugiados, entre ellos, miles y miles de niños, por la propia Unión Europea que para que la cosa tenga más delito ganó el premio Nobel de la Paz en 2012 por, entre otras cosas, “contribuir al avance de los derechos humanos en Europa”. Imagino entonces que habrá europeos de primera, segunda o tercera, claro está. Es decir, un panorama digno de chiste de Arguiñano: malísimo.
Todo esto es real y es aquí donde se deberían centrar todas las fuerzas por tratar de cambiar todo esto, pues esto sí podemos cambiarlo y tenemos muchas herramientas para ello: educación, programas de reinserción, justicia para condenar aquellos actos como se merezcan, derecho a voto para quitar o poner a quien mejor nos convenga, etc. Y muchas de estas cosas pasan aquí. No hace falta irse a China, India, Siria o la misma Serbia para ver este tipo de cosas. Ocurren en España. Cerca de donde vivimos y con gente con la que nos cruzamos por la calle. Eso sí es para rebelarse y no perder el tiempo en denunciar que si tal película…, que si atentan contra no se qué…, que si denunciamos al director del festival de Sitges, etc. Hace mucho tiempo que Paquito está criando malvas como para seguir jodiendo con temas de censura y tal. Puede que el problema esté en que seamos conscientes de todos estos hechos pero nunca no los enseñan. Y a quien nos lo muestra (de modo ficticio) lo sentenciamos porque nos produce incomodidad y eso nos jode. Somos nosotros los que nos ponemos la venda en los ojos ante los problemas y depravaciones del mundo.
Además, ¿no son películas para adultos, es decir, mayores de 18 años? ¿No ven que en género pone Gore? Hay que documentarse un poco. Aquí la gente se le presupone una cierta madurez y sentido de la realidad para saber diferenciar lo bueno de lo malo. Que películas así puedan suponer que a alguien se le vaya la pinza y haga no se qué, desde luego la culpa no la tiene la película en sí, sino la propia persona que bien debiera hacer como Woody Allen y pedir cita para acudir a su psicoterapeuta. Por esa misma reglas de tres, denuncio que quiten el programa de Crímenes Imperfectos porque puede dar ideas para matar a alguien. Que quiten también Equipo de Investigación porque es un vivero de criar delincuentes, estafadores, corruptos y puteros. O el programa Cámbiame ¿puede existir mayor soplapollez que esa en base a prejuicios y estereotipos estéticos? Y un larguísimo etc. Y mejor no hablamos de ciertos videojuegos que muchos padres les compran a sus hijos cuando a éstos todavía les quedan unos años para pasar el duro trago de vestirse de marinero o de novia precoz. Todo esto si es para traumatizarse y no por ver una película la cual eliges ver voluntariamente y de la que seguramente te habían comentado algo y sabías a lo que te enfrentabas. ¿Acaso os va el morbo y luego os gusta poneros en el papel de puritanos?
Continúo en spoiler pero sin contar spoiler por falta de espacio.
La película tiene escenas duras, fuertes y desagradables pero no deja de ser ficción. Repito, ficción. Pero lo que no es ficción es lo que sale a diario a eso de las tres de la tarde y en casi todo los canales de televisión y que parece que aquí mucha gente no lo ha visto en su vida. Me refiero al telediario. Muchos de los que piden aquí encarcelar al director, multarlo o incluso darle matarile por hacer una película así, no creo que se les atragante en el gollete la placentera comida en familia alrededor de la mesa cuando en las noticias se habla de la trata de mujeres entre ellas menores de edad; curas y curas y curas y más curas que lo mismo les da carne que pescado mientras no pasen de los 12 años; todos los pederastas que hay por internet buscando presa a través del chat; asesinatos de hijos a padres; de padres a hijos; violencia física a personas mayores en residencias o geriátricos; corrupción como nunca antes se había visto (incluyendo gente de las altas esferas que se van de putitas con dinero público); acoso escolar que termina en suicidios; bebés abandonados en contenedores de basura o incluso asesinados por su propia madre metiéndolos en el microondas; incestos (algunos casi sin sus dientes de leche todavía); violaciones varias; o incluso el trato dado a todos esos refugiados, entre ellos, miles y miles de niños, por la propia Unión Europea que para que la cosa tenga más delito ganó el premio Nobel de la Paz en 2012 por, entre otras cosas, “contribuir al avance de los derechos humanos en Europa”. Imagino entonces que habrá europeos de primera, segunda o tercera, claro está. Es decir, un panorama digno de chiste de Arguiñano: malísimo.
Todo esto es real y es aquí donde se deberían centrar todas las fuerzas por tratar de cambiar todo esto, pues esto sí podemos cambiarlo y tenemos muchas herramientas para ello: educación, programas de reinserción, justicia para condenar aquellos actos como se merezcan, derecho a voto para quitar o poner a quien mejor nos convenga, etc. Y muchas de estas cosas pasan aquí. No hace falta irse a China, India, Siria o la misma Serbia para ver este tipo de cosas. Ocurren en España. Cerca de donde vivimos y con gente con la que nos cruzamos por la calle. Eso sí es para rebelarse y no perder el tiempo en denunciar que si tal película…, que si atentan contra no se qué…, que si denunciamos al director del festival de Sitges, etc. Hace mucho tiempo que Paquito está criando malvas como para seguir jodiendo con temas de censura y tal. Puede que el problema esté en que seamos conscientes de todos estos hechos pero nunca no los enseñan. Y a quien nos lo muestra (de modo ficticio) lo sentenciamos porque nos produce incomodidad y eso nos jode. Somos nosotros los que nos ponemos la venda en los ojos ante los problemas y depravaciones del mundo.
Además, ¿no son películas para adultos, es decir, mayores de 18 años? ¿No ven que en género pone Gore? Hay que documentarse un poco. Aquí la gente se le presupone una cierta madurez y sentido de la realidad para saber diferenciar lo bueno de lo malo. Que películas así puedan suponer que a alguien se le vaya la pinza y haga no se qué, desde luego la culpa no la tiene la película en sí, sino la propia persona que bien debiera hacer como Woody Allen y pedir cita para acudir a su psicoterapeuta. Por esa misma reglas de tres, denuncio que quiten el programa de Crímenes Imperfectos porque puede dar ideas para matar a alguien. Que quiten también Equipo de Investigación porque es un vivero de criar delincuentes, estafadores, corruptos y puteros. O el programa Cámbiame ¿puede existir mayor soplapollez que esa en base a prejuicios y estereotipos estéticos? Y un larguísimo etc. Y mejor no hablamos de ciertos videojuegos que muchos padres les compran a sus hijos cuando a éstos todavía les quedan unos años para pasar el duro trago de vestirse de marinero o de novia precoz. Todo esto si es para traumatizarse y no por ver una película la cual eliges ver voluntariamente y de la que seguramente te habían comentado algo y sabías a lo que te enfrentabas. ¿Acaso os va el morbo y luego os gusta poneros en el papel de puritanos?
Continúo en spoiler pero sin contar spoiler por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Centrándome en la película creo que las notas más bajas son debido a la crudeza de ciertas imágenes y retorcimiento ético y moral que a cómo está elaborada la película en sí misma. O sea, la temática del film. Esto es razonable y comprensible a la vez. Puede ser parecido en cuanto a la dureza visual de un gran documental sobre operaciones a corazón abierto. Será todo lo bueno del mundo pero a la gente le suele resultar desagradable ver ciertos procedimientos. Lógico. Pero muchas veces las cosas son así. Evidentemente la película no es de 10 ni la tendría entre mi numerosa colección de películas. Hay ciertos aspectos estúpidos y previsibles que juegan en su contra. La cinta además me resulta un poco aburrida. Quitando ciertas escenas y recortando alguna palabrería vacía se podría haber conseguido hacerla un poco más llevadera. Si se trata de denunciar los extremos que puede alcanzar una sociedad enferma a raíz de un desequilibro provocado por circunstancias manipuladoras y de crímenes de guerra (en palabras de su director) me parece bien, pero exagerado. Se puede hacer, pero quizás no hay necesidad de mostrar tanto. Me refiero más bien a que ciertas escenas resultan repetitivas y por tanto, sobran. Esto puede tener la misma eficacia de denuncia o hasta más si se sabe hacer bien. Lo extremadamente explícito y repetitivo no siempre consigue que el mensaje cale mejor. Pero quizás hablemos ya de gente muchísimo más curtida y con sobrada maestría: el cine de Michael Haneke es de lo más calculador, frío y perturbador y sin necesidad de gores ni chorras para hacer su tipo de denuncia. Y si queremos algo más fuerte sin llegar a extremos como en A Serbian Film, encontramos algunas películas de Lars von Trier o Gaspar Noé, por ejemplo. Pero en otras ocasiones el gore no es el problema, es decir, ¿hay algo de gore en el cine del sobrevaloradísimo Pedro Almodóvar? Y sus temáticas son desde luego un poquitín retorcidas y de haberse caído de cabeza desde la cuna cuando era bebé. Y no en una, dos o tres películas. Sino en la mayoría de su filmografía que no es chica.
Finalmente quisiera señalar que el cine es capaz de emocionar, alegrar, entristecer, aburrir, sorprender, defraudar y mil cosas más. Y películas como ésta también pueden desagradar. A mí no me agradan las imágenes fuertes de la cinta pero procuro criticarla como un todo cuyo resultado final es una película y nada más. Intentar crear fabulaciones sobre el regocijo de los hechos contados como si esto fuese un ensalzamiento a quienes lo convierten en crimen por hacerlo realidad, hay un trecho muy grande.
Finalmente quisiera señalar que el cine es capaz de emocionar, alegrar, entristecer, aburrir, sorprender, defraudar y mil cosas más. Y películas como ésta también pueden desagradar. A mí no me agradan las imágenes fuertes de la cinta pero procuro criticarla como un todo cuyo resultado final es una película y nada más. Intentar crear fabulaciones sobre el regocijo de los hechos contados como si esto fuese un ensalzamiento a quienes lo convierten en crimen por hacerlo realidad, hay un trecho muy grande.
2 de marzo de 2014
2 de marzo de 2014
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Perfume resulta ser una fiel adaptación de la novela de Patrick Süskind ambientada en la Francia del siglo XVIII. Todo está muy bien elaborado a medida que va sucediéndose la trama y todo lo que la obra literaria es capaz de trasmitir, también lo consigue hacer la película, por lo que esto ya es un punto a favor de la cinta teniendo en cuenta la dificultad que esto supone debido a su complejidad.
A lo largo de la película iremos acompañando a Jean Baptiste desde su nacimiento en unas condiciones verdaderamente lamentables e incluso vomitivas, pasando por su dura infancia en reformatorios y logrando sus primeros trabajos hasta la hora en que se convierte en el asesino más buscado por todos. Atormentado y llevando una vida solitaria sin relacionarse con nadie, Jean Baptiste tan solo tiene una meta en la vida: conocer absolutamente todos los olores del mundo debido a su extraordinario sentido del olfato. Esto le hará trabajar con el perfumista Bandini (un simpático y soñador Dustin Hoffman) en la elaboración de perfumes y esencias que sin duda es unos de los pasajes más interesantes del film.
Todo da un giro a causa de un accidente inconsciente pero fatal y al descubrimiento del mayor temor con el que Jean Baptiste podría enfrentarse y que es la causa de todas sus desgracias y rechazos. Es capaz de percibir todos los olores como ningún otro ser humano excepto uno que jamás podrá apreciar: su propio olor.
A lo largo de la película iremos acompañando a Jean Baptiste desde su nacimiento en unas condiciones verdaderamente lamentables e incluso vomitivas, pasando por su dura infancia en reformatorios y logrando sus primeros trabajos hasta la hora en que se convierte en el asesino más buscado por todos. Atormentado y llevando una vida solitaria sin relacionarse con nadie, Jean Baptiste tan solo tiene una meta en la vida: conocer absolutamente todos los olores del mundo debido a su extraordinario sentido del olfato. Esto le hará trabajar con el perfumista Bandini (un simpático y soñador Dustin Hoffman) en la elaboración de perfumes y esencias que sin duda es unos de los pasajes más interesantes del film.
Todo da un giro a causa de un accidente inconsciente pero fatal y al descubrimiento del mayor temor con el que Jean Baptiste podría enfrentarse y que es la causa de todas sus desgracias y rechazos. Es capaz de percibir todos los olores como ningún otro ser humano excepto uno que jamás podrá apreciar: su propio olor.
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