Estamos en un mundo donde las plataformas de streaming compiten, como pesos pesados, en ofrecer los mejores contenidos. Los buenos directores, guionistas y profesionales del medio asisten, con indisimulado gozo, a este verdadero duelo de chequeras que compiten por el talento disponible. Amazon, a través de su plataforma de streaming, Prime Video, tiene el reto de poblar su oferta de contenido interesante para pelearle el cetro mundial a Netflix.

Matthew Weiner, creador de Mad Men, como responsable creativo y director de una serie de unitarios basados en los descendientes de la familia de zares Romanov suena como una fruta muy apetecible. Seguramente le han hecho una oferta que incluía libertad de guiones, filmar en varios lugares del mundo y elección de actores de la talla de Isabelle Huppert, Aaron Eckhart, Noah Wyle, Christina Hendricks, Jack Huston,Paul Reiser, Diane Lane, John Slattery, Amanda Peet, Mary Kay Place, Griffin Dunne y otros.
Lo que se dice un plato fuerte para competir en tus elecciones de streaming. Y ese plato fuerte cuando lo comienzas a degustar no sabe a nada. Y cuanto más lo consumes, peor sabe. Historias planas y pretenciosas, clichés, y diálogos que sólo sobrevivirían en telenovelas de la pantalla abierta.

De los creadores de Mad Men, dicen los promocionales de “Los Romanov”. Serie que tiene una calidad que nos asegura que nunca escucharemos en el futuro “De los creadores de los Romanov”.

La película cuenta la historia de Endel Nelis, fundador de una escuela de esgrima en una Estonia que vivía apisonada por el yugo estalinista.
Endel Nelis llega a un pueblo estonio, escapando de un pasado que le puede traer problemas en la hiper vigilada Leningrado estalinista.

Yo la definiría como una aproximación light a la historia. Sin develar detalles de la trama, esta es quizá la película que te puede dar un acercamiento a esa durísima parte de la historia del siglo XX, sin necesidad de entrar en detalles macabros ni profundizar en las desdichas de los protagonistas.

El guión decide mostrar la sombra de la todapoderosa maquinaria soviética en escenas muy austeras, donde lo malo sucede con el recurso del fuera de campo. Y se dedica a construir la historia con situaciones más positivas donde transmite el mensaje con una filosofía muy Walt Disney de todo-es-posible-con-la-actitud-correcta-y-niños-que-se-esfuerzan.

Si quieres empezar a conocer lo que representaba vivir en alguno de los países de la órbita soviética, este film quizá sea un buen paso. Una introducción. Para adentrarse, sugiero dos ejemplos recientes como “Bárbara” o la inigualable “La vida de los otros”.