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España España · Badajoz
Críticas de Weis
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Críticas 185
Críticas ordenadas por utilidad
3
29 de septiembre de 2008
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá por 1920, Ramón María del Valle Inclán abrió, con la obra "Luces de bohemia", el ciclo conocido como "esperpento".
Esta novedosa línea teatral se sirve de una serie de procedimientos:

- Deformación continua y constante de la realidad.

- Frecuentes contrastes y reducción al absurdo-

- Presentación de lo normal como algo extraordinario. El mundo irreal se ofrece de como inverosímil.

- Presencia reiterada de la muerte.

- Empleo de gran variedad de recursos deformantes, animalización, personificación, muñequeización, cosificación y animación.

- Tendencia al humor sarcástico.

- Libertad formal.

- Intención crítica: social, religiosa, política, histórica...

Aunque parezca increíble, el ciclo satírico cosechó un escaso éxito comercial.
Pues bien: Valle Inclán debería estar satisfecho, ya que su creación aún sigue viva. Porque "Bandidas" es un claro ejemplo, de los muchos que hay, de que el esperpento sigue en alza.

Como apunte anecdótico, el título es uno de los mas acertados que he visto en mucho tiempo. Son "bandidas" de tu tiempo y tu paciencia.
Weis
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9
13 de enero de 2009
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
- PARTE OBJETIVA:
Tras su debut con Eraserhead, experimento cinematográfico tan fascinante como irritante, David Lynch cambia bruscamente de estilo, dejando aparcada su fascinación por la deformación de la realidad e interpretación de los sueños, y nos ofrece un fascinante relato con gran carga sentimental, y con pinceladas kafkianas inundando la pantalla, tales como la desesperación y el absurdo (sobre la pesadilla kafkiana, Cronenberg está mas familiarizado).
El cambio de terreno de su actividad, no indujo a Lynch a renunciar a su sombrío y enfermizo cine (aunque en su filmografía se distinguen claramente los encargos de los proyectos personales). Es por ello por lo que ni él ni Badalamenti impregnan la narración de sentimentalismo barato, para conseguir la lágrima fácil. Es a través del estilo, seco y penetrante (como haría, por ejemplo, Darabont en "La milla verde") donde su expresionismo reluce. Lynch convierte en una fábula un tema que en otras manos hubiera sido indigerible, humanizando al monstruo y animalizando al hombre (fiel paradigma del espejo de dos caras, el del alma). Diríase que David fue domesticado para este proyecto; aún pisando camino ajeno, se desenvuelve de maravilla (vean mas tarde "Wild at heart" y "Una historia verdadera").
La instrucción de los personajes primarios es apenas mera anécdota, al contar con dos actores tan serios y sobrados de talento. La fotografía es magnífica, su recreación, ambientada a finales del siglo XIX, fiel y magnética; el trabajo tras las cámaras de Lynch es memorable; y la interpretación de Hopkins y Hurt, sobre todo la del 2º, puede suponer, sin exagerar, una cumbre en la interpretación contemporánea. Es admirable, tras esas capas de maquillaje y postizos, la capacidad de trasmitir sinceridad y una paz espiritual que se antoja lejana por lo increíble que resulta creerlo (y éste es el claro problema de nuestro entorno: considerar como falso todo aquello que no nos concierne o a lo que los medios no nos supeditan). Hurt consigue encandilar de humildad y rectitud a nuestro herido nervio óptico, para acabar convocando una sesión extraordinaria de las siempre entrometidas e inoportunas lágrimas que inundan tus ojos. Si éstas solo deben hacer acto de presencia en escasas ocasiones, que vuelvan a reunirse pronto sobre mis párpados, porque de nuevo habré disfrutado de esta maravillosa obra de cine.

- PARTE SUBJETIVA (la necesitaba con ansia):
Pocas películas habrán conseguido que exhalara tanta tristeza, que me sintiera tan avergonzado de mi condición humana, que tras los títulos de crédito finales, aún me sintiera compungido, en estado de tribulación. Pocas se habrán convertido, para mí, en una obra maestra instantánea; pocas se me han imprimido en la memoria sabiendo que pasará en ella mucho, mucho tiempo. Pocas veces me habré sentido tan triste por no pertenecer a la época en que vivió John Merrick, por no poder haber estado frente a él, y contemplarlo como un ser "único" en este mundo.
Weis
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8
18 de diciembre de 2008
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son casi innumerables las ocasiones en que un realizador dispone de una ocasión, solo una, de plasmar su talento a través del objetivo. Ya sea por cuestión de fría crítica, de injustificado (o justificado) olvido, o por retirada hacia otros proyectos mas jocosos.
Es el caso de Dominik. El australiano adaptó, en cámara y libreto, la vida del singular Brandon Read "Chopper", un ex-convicto con ínfulas de estrella. La película destapó las dotes interpretativas de Eric Bana, y Dominik demostró oficio para retratar los personajes y relacionarlos, demostró nervio, en su realización, fotografía con poder visual, de luz y oscuridad, recargada, (como la mente de su protagonista). Hasta hace poco, Dominik engrosaba la lista de directores de trayecto efímero. Por ello, la agradable sorpresa que supone su regreso es mayúscula. Tratándose de western, hacer una revisión en una época tan devaluada para el género, requiere valor y condescendencia. Es indiscutible que el espectador asiduo buscará el equilibrio de comparación con las viejas glorias: Peckinpah, Leone, Hawks, Ford, y al no ver atisbo de fidelidad y recreación del estilo de éstos, se sentirá defraudado.
Éste moderno western se aleja de los personajes arquetipos y despiadados; del oportuno tiroteo en la calle principal, como excusa para potenciar el ritmo narrativo; de la violencia sin alma y descorazonada. Es un western de equilibrio espiritual, de introspección, en el que predominan largas charlas escritas con reflexión. Dominik dibuja en sus personajes sensaciones, recuerdos de una moral claudicante, nostalgia por el irrefrenable paso del tiempo, que exhalan una tristeza y un dolor angustiosamente cercano.
Aquí, no es mas fiero el que más frunce el ceño, no es mas peligroso el que tenga una mano mas ágil. En cambio, lo puede ser, y lo es, aquel que, con solo prestarle un mínimo de atención, te revele sus malas intenciones.
Así el señor Pitt da vida a Jesse James, un tipo de consabida fama de asesino, pero respetado a la vez que temido por el pueblo.
El director saca partido elevando, en apariencia, a Pitt como sujeto de reconocimiento, de esnobismo, para que sea Affleck el que provoque desdén, menosprecio.
Con las normas culturales triviales de apariencia, nadie fijaría ni tan siquiera los ojos en un chico amanerado en fase de madurez, de inquietudes inalcanzables y sueños, seguramente, frustrados. Así el señor Affleck (merecedor del Óscar y algo mas) da vida al cobarde Robert Ford. La redención inevitable que se despoja en cada mirada, la frustración por la pena, por la imposibilidad, el odio, el sentimiento extremo, son reacciones de esta época y de aquella. Son las crónicas de la moral en ruinas, de la naturaleza que nos impide entumecer. Son las crónicas de Robert Ford, y también las de cualquier anónimo. Son los deseos de un director, de adaptar las desgracias de nuestra existencia, a una época pasada.
Así el señor Dominik da vida a esta apasionante obra.
Weis
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5
13 de junio de 2008
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Revisión apocalíptica de un futuro caducado (se inspira en la época actual) pero no por ello exento de importancia.
Aunque aun no se haya consumado en nuestra época el planteamiento inicial del filme, si es verdad que en la carrera por la destrucción del planeta, los seres humanos nos hemos montado en el bólido mas rápido.
Como denuncia ciega ante una sociedad venidera, se consideraría pasable. Pero ateniendo como base principal a la sci-fi, se queda corta de recursos.

A Rutger Hauer le sienta bien la gabardina, la "pipa" de medio metro, y su aire de justiciero al margen de la "ley", esa que tan buen resultado da a la sociedad.
Y por supuesto, la señorita Kim Cattrall regalándonos un desnudo gratuito mas (¿y cuántos van ya?).

Como ciencia ficción que parece ser, el villano no puede estar formado de material blando, y su supervivencia no depende de la oxidación ineficiente de la materia orgánica.
Hace falta crear un singular malvado, un monstruo diríamos. Pero si su resultado acaba siendo la fusión de los míticos Alien y Depredador, pero con un mal día de los diseñadores, esa intriga por ver semejante asesino despiadado que te venden durante el transcurso de la película, se desvanece rápidamente.

Personalmente, opino que si van a crear a un monstruo baboso de 10 cm de uñas y de 3 metros de alto, no deberían haber esperado a enseñarlo hasta el final del metraje, y una vez hecho, tendrían que haberlo dejado desfilar un poco mas (apenas se le ve 10 minutos).

En todo caso, la película tiene momentos de ritmo y de tensión, pero en el cómputo global, sigue siendo un resultado de esquemas suficientemente trillados, y un título que pasó sin pena ni gloria, pero que ni pudo ni puede aspirar a mucho mas dentro de su género.
Weis
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6
24 de marzo de 2008
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar he de decir que soy fan de Rob Zombie, y por mis convicciones hacia él, decantaré la crítica.
La carrera como cineasta de Rob Zombie ya viene de lejos, ya que casi todos los videoclips de su banda White Zombie los dirigía él, con ello ya está definiendo un punto de vista de su pensamiento y de su forma de llevar la imagen de su banda.
Para su primer largometraje dispuso alrededor de 4 años (1999-2003) para confeccionarlo, y el resultado fue una pelicula casi "slasher" que revivía el género de terror de bajo presupuesto y la vez presentaba su visión desmitificadora y agria presentando a unos personajes estereotipados.Su secuela, los renegados del diablo, continua con el sello propio de Zombie, sobre todo en el guión, pero se ve una película con cierta veteranía, sin utilizar escesivos clichés argumentativos ni visuales.
En conclusión de todo ésto: Zombie posee un estilo personal que no es del agrado de todo el mundo, y eso decantará éste remake de Halloween.
En principio se pensó que Oliver Stone sería el director, pero lo rechazó al tener el proyecto "World Trade Center" entre manos. Y el peso recayó en Zombie (afortunada o desgraciadamente).
Aun intentando tener en cuenta la primera Halloween, de Carpenter, y su desarrollo en el resto de la saga, el toque personal de Zombie sigue sobrevolando el remake, en forma de guión imponente (veanse los primeros 10 minutos del film), las violentas muertes y la excesiva sangre y violencia.
En mi caso ví las dos primeras peliculas de Zombie antes de ver ésta, y no me esperaba menos de él. Para alguien que haya seguido la saga de Halloween pero no conozca el estilo de Rob se habrá sentido algo defraudado.
Errores que veo en el film: que Zombie no contó con todo el contenido informativo que tenía, y sí introduciendo hechos obvios; al recrear a un Michael Myers gigante cuando era adulto; y, para ser bastante críticos, al realizar una grabación bastante sencilla, sin utilizar complicados movimientos de cámara ni gruas.
Ojalá que Rob Zombie no se le ocurriera hacer de éste remake otra secuela más, porque se convertiría en un motivo mas comercial y reduciría su calidad y su deseo en el público.
En definitiva,un film que debe ser visto (aunque surgan indiferencias despues de verlo), y una atención especial para Sheri Moon Zombie, que con éste papel es posible que aumente su caché, ya que hasta ahora, excepto La masacre de Toolbox, sus demás películas han sido dirigidas por su maridito.
Weis
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