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Críticas ordenadas por utilidad
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5,8
5.314
4
8 de agosto de 2009
8 de agosto de 2009
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro vidas es una de esas películas que empiezan bien, que arrancan con una historia atrayente y que se va desinflando como un globo pinchado a medida que avanza el metraje. El director, el guionista o quien sea intentan taponar la fuga masiva de aire a base de trampas y trucos, pero a la película le ocurre lo mismo que a todo lo que se le pone un parche: aguanta unos minutos más pero al final se desinfla.
Y se desinfla pese al excepcional reparto y pese a un digno punto de partida. Destaca el arranque gracias al trabajo de un magnífico, como siempre, Forest Whitaker. El último rey de Escocia es en esta ocasión un tipo que pierde 50.000 dólares apostando en las carreras de caballos y tiene dos semanas para pagar la deuda a Dedos, un exagerado y sobreactuado como casi siempre Andy García.
Entre medios se va metiendo la historia de Brendan Fraser, fiel escudero de Dedos hasta que conoce a una cantante llamada Trista. Aunque ya tenemos cuatro vidas, falta una porque alguien consideró que el gran Andy no era digno de figurar entre las vidas a las que se refiere el título o bien pensó que quedaba feo titular darle a la vida el título de Cinco vidas. Llamarla Seis vidas porque aparece un rato el sobrino de Dedos sería ya demasiado. De todas maneras creo que esa falta de consideración con el pope cubano debió ocurrírsele al distribuidor para España, porque el título inglés es una moñería así como El aire que respiro.
En fin, que como falta una vida, metemos con calzador a Kevin Bacon, que además hay que ponerlo el primero en los títulos de crédito pese a que sale poco más de diez minutos. Y este resulta que es un médico que tiene que salvar a una amiga suya y sólo puede hacerlo con la ayuda de la cantante Trista.
Ya tenemos las cuatro, las cinco o las seis vidas. Ahora hay que hilarlas en plan 21 gramos, que se le oculte información al espectador deliberadamente para que se mantenga la tensión hasta el final, si no se ha dormido antes. Pues vamos a hilarlo todo. Resulta que hilamos la historia de Forest Whitaker con la de Fraser y con la de García. Bien. Pero ya no sabemos cómo seguir. ¿Qué hacemos? Pues... yo qué sé. Inventémonos algo. Vale. ¿Qué te parece que liemos a la Trista esta con el Fraser y puteemos al García para que putee a los dos y luego metamos al Bacon ese por medio y lo hagamos el héroe de la peli en una escena más falsa que Máximo, el extraterreste del club Megatrix? Por mí bien, tío. Pos venga.
Ea, ya está. Ahora hay que relacionar al Whitaker con la Trista, pero rapidito que se nos aburre el personal. Pues metemos otro truco de los gordos y adiós película.
Y se desinfla pese al excepcional reparto y pese a un digno punto de partida. Destaca el arranque gracias al trabajo de un magnífico, como siempre, Forest Whitaker. El último rey de Escocia es en esta ocasión un tipo que pierde 50.000 dólares apostando en las carreras de caballos y tiene dos semanas para pagar la deuda a Dedos, un exagerado y sobreactuado como casi siempre Andy García.
Entre medios se va metiendo la historia de Brendan Fraser, fiel escudero de Dedos hasta que conoce a una cantante llamada Trista. Aunque ya tenemos cuatro vidas, falta una porque alguien consideró que el gran Andy no era digno de figurar entre las vidas a las que se refiere el título o bien pensó que quedaba feo titular darle a la vida el título de Cinco vidas. Llamarla Seis vidas porque aparece un rato el sobrino de Dedos sería ya demasiado. De todas maneras creo que esa falta de consideración con el pope cubano debió ocurrírsele al distribuidor para España, porque el título inglés es una moñería así como El aire que respiro.
En fin, que como falta una vida, metemos con calzador a Kevin Bacon, que además hay que ponerlo el primero en los títulos de crédito pese a que sale poco más de diez minutos. Y este resulta que es un médico que tiene que salvar a una amiga suya y sólo puede hacerlo con la ayuda de la cantante Trista.
Ya tenemos las cuatro, las cinco o las seis vidas. Ahora hay que hilarlas en plan 21 gramos, que se le oculte información al espectador deliberadamente para que se mantenga la tensión hasta el final, si no se ha dormido antes. Pues vamos a hilarlo todo. Resulta que hilamos la historia de Forest Whitaker con la de Fraser y con la de García. Bien. Pero ya no sabemos cómo seguir. ¿Qué hacemos? Pues... yo qué sé. Inventémonos algo. Vale. ¿Qué te parece que liemos a la Trista esta con el Fraser y puteemos al García para que putee a los dos y luego metamos al Bacon ese por medio y lo hagamos el héroe de la peli en una escena más falsa que Máximo, el extraterreste del club Megatrix? Por mí bien, tío. Pos venga.
Ea, ya está. Ahora hay que relacionar al Whitaker con la Trista, pero rapidito que se nos aburre el personal. Pues metemos otro truco de los gordos y adiós película.

6,8
59.552
6
3 de febrero de 2011
3 de febrero de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no supiera que es real, yo jamás me habría creído esta historia. 127 horas es, ante todo, un canto a la vida, a las ganas de vivir de un tipo que queda atrapado en una roca y que hace todo lo posible, absolutamente todo, por seguir vivo. Y es en este mensaje, que se refuerza continuamente con la música, la planificación y el montaje, donde radica la fuerza de la película.
Bueno, ahí, y en el papelón de James Franco, claro, que sostiene la película sin sobreactuar y manteniendo siempre un nivel altísimo. El tipo está realmente bien y protagoniza una de las escenas más sobrecogedoras que se han podido ver en el cine en los últimos años.
Franco está muy por encima del director, que sí que sobredirige. Danny Boyle quiere ser fiel a su estilo y quiere contar la historia de un montañero atrapado de la misma forma que lo hizo con los yonquis, los astronautas y los indios que ganan el 50x15. Muy bien, pero es que aquí se pasa de flashbacks, forwards, alucinaciones y pajas mentales. Mira que la película es corta, pues a mí me llegó a cansar con toda la ornamentación que le mete.
Como todas las pelis de este gran director, 127 horas también tiene un ritmo frenético y concede muchísima importancia a la música. El problema es que quizás para contar la historia de un tío que se pasa 127 horas con el brazo atrapado en una roca a lo mejor sobraba ritmo y era necesario hacer algo un poquito más lento, algo más reflexivo.
Pero Boyle no da tiempo al espectador a que se mimetice con el protagonista. Venga a meterle flashbacks, y forwards, y planos absurdos como el agua cayendo cada vez que bebe y todas esas cosas que se pusieron de moda tras Requiem por un sueño. Y al espectador apenas le da tiempo a darse cuenta de que el protagonista tiene sed, o está hambriento, o está desesperado. Boyle quiere lucirse a costa de Franco, pero no lo consigue.
Y no sé si es que la música no está bien elegida o no bien insertada o simplemente no pega. El asunto es que le quita continuamente dramatismo a la historia y no hay ni un solo instante de silencio en el que uno pueda darse cuenta de la que tiene encima el pobre Franco.
A pesar de todo, es una película que tiene escenas preciosas, planos maravillosos y que cuenta una historia que merece ser contada. Y también vista.
Bueno, ahí, y en el papelón de James Franco, claro, que sostiene la película sin sobreactuar y manteniendo siempre un nivel altísimo. El tipo está realmente bien y protagoniza una de las escenas más sobrecogedoras que se han podido ver en el cine en los últimos años.
Franco está muy por encima del director, que sí que sobredirige. Danny Boyle quiere ser fiel a su estilo y quiere contar la historia de un montañero atrapado de la misma forma que lo hizo con los yonquis, los astronautas y los indios que ganan el 50x15. Muy bien, pero es que aquí se pasa de flashbacks, forwards, alucinaciones y pajas mentales. Mira que la película es corta, pues a mí me llegó a cansar con toda la ornamentación que le mete.
Como todas las pelis de este gran director, 127 horas también tiene un ritmo frenético y concede muchísima importancia a la música. El problema es que quizás para contar la historia de un tío que se pasa 127 horas con el brazo atrapado en una roca a lo mejor sobraba ritmo y era necesario hacer algo un poquito más lento, algo más reflexivo.
Pero Boyle no da tiempo al espectador a que se mimetice con el protagonista. Venga a meterle flashbacks, y forwards, y planos absurdos como el agua cayendo cada vez que bebe y todas esas cosas que se pusieron de moda tras Requiem por un sueño. Y al espectador apenas le da tiempo a darse cuenta de que el protagonista tiene sed, o está hambriento, o está desesperado. Boyle quiere lucirse a costa de Franco, pero no lo consigue.
Y no sé si es que la música no está bien elegida o no bien insertada o simplemente no pega. El asunto es que le quita continuamente dramatismo a la historia y no hay ni un solo instante de silencio en el que uno pueda darse cuenta de la que tiene encima el pobre Franco.
A pesar de todo, es una película que tiene escenas preciosas, planos maravillosos y que cuenta una historia que merece ser contada. Y también vista.

7,8
44.882
8
9 de mayo de 2009
9 de mayo de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Persépolis marca un hito en las películas de animación. A través de la historia de una niña iraní cuenta las diferencias entre Oriente y Occidente y hace de paso una crítica al islamismo cerrado que se hace extensible a todos los fundamentalismo. Es un puñetazo, un golpe a la conciencia, una película que te plantea una reflexión y, al menos durante cinco minutos, te hace apreciar lo que tienes. Estar sentado ante un ordenador con conexión a internet a las dos menos diez de la mañana de un sábado después de haber visto una película de dibujos animados y escribir unas líneas sobre ella es algo que no todo el mundo tiene a su alcance, por sencillo que sea. Y eso ya hace a Persépolis una película muy válida.
Técnicamente es muy original. Primero porque los dibujos son realmente buenos y segundo porque el blanco y negro resalta lo que se quiere contar todavía más. Explicar con dibujos la caída del Sha, la guerra Irán-Irak o los años 80 en Europa no debe ser fácil y aquí se logra de maravilla.
Si a todo ello le sumamos la historia de Marjane Satrapi, que ya de por sí valdría para hacer una película convencional, que además sería una gran película, pues tenemos un cóctel que nos asegura un buen rato. Eso sí, la peli es triste, con sus puntos de humor, pero triste, como no podía ser de otra manera.
Técnicamente es muy original. Primero porque los dibujos son realmente buenos y segundo porque el blanco y negro resalta lo que se quiere contar todavía más. Explicar con dibujos la caída del Sha, la guerra Irán-Irak o los años 80 en Europa no debe ser fácil y aquí se logra de maravilla.
Si a todo ello le sumamos la historia de Marjane Satrapi, que ya de por sí valdría para hacer una película convencional, que además sería una gran película, pues tenemos un cóctel que nos asegura un buen rato. Eso sí, la peli es triste, con sus puntos de humor, pero triste, como no podía ser de otra manera.

7,2
46.808
9
24 de febrero de 2009
24 de febrero de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mickey Rourke es la viva imagen del fracaso. Lo lleva pintado en la cara, en esas melenas rubias de bote, en esos tatuajes, en esas mallas verdes, en esas manazas y hasta en esos andares cansinos. Cada paso que da y que nos muestra esa cámara que le sigue durante buena parte de la película huele a derrota. Es un tipo acabado, que tiene que dormir en un coche, que ni se acuerda de que tiene una hija, que trata de llevar una vida normal con un trabajo normal y no puede, que se enfrenta a una sociedad que lo adoró y ahora ya lo mira con lástima, que guarda los recortes de prensa de su época de gloria, que busca más amistad que consuelo entre las putas...
Cada fotograma de esta película rezuma honestidad. Es una cinta sincera, veraz, que atrapa y sorprende a quien se espera otra cosa, a quien creía que iba a ser algo así como la historia del Pressing Catch pero sin Héctor del Mar. Pero la película no va de la lucha libre sino de la vida misma. Es la historia de un fracasado más, pero es tan buena que se atraganta, que tiene a uno en tensión casi dos horas, utilizando para ello desde las escenas sadomasos en el ring hasta los reveses con los que la vida castiga a aquel gran luchador conocido como El Carnero y del que hoy en día sólo quedan unos músculos y una cara picada.
Todo en la película refuerza el mensaje de la derrota. Cada plano es un tratado, cada secuencia está encaminada a explicar quién es Randy el Carnero y por qué está pasando sus peores momentos, cada nota musical es un peldaño más en la caída. La cámara sigue a Rourke y éste se come la pantalla, literalmente, con la ayuda de la señora Tomei, todo sea dicho. El resultado es esta magnífica película.
Cada fotograma de esta película rezuma honestidad. Es una cinta sincera, veraz, que atrapa y sorprende a quien se espera otra cosa, a quien creía que iba a ser algo así como la historia del Pressing Catch pero sin Héctor del Mar. Pero la película no va de la lucha libre sino de la vida misma. Es la historia de un fracasado más, pero es tan buena que se atraganta, que tiene a uno en tensión casi dos horas, utilizando para ello desde las escenas sadomasos en el ring hasta los reveses con los que la vida castiga a aquel gran luchador conocido como El Carnero y del que hoy en día sólo quedan unos músculos y una cara picada.
Todo en la película refuerza el mensaje de la derrota. Cada plano es un tratado, cada secuencia está encaminada a explicar quién es Randy el Carnero y por qué está pasando sus peores momentos, cada nota musical es un peldaño más en la caída. La cámara sigue a Rourke y éste se come la pantalla, literalmente, con la ayuda de la señora Tomei, todo sea dicho. El resultado es esta magnífica película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena del baile con su hija en el casino abandonado es maravillosa. Ahí están dos fracasados juntos en un lugar donde también reina el fracaso.

7,3
9.006
7
6 de octubre de 2008
6 de octubre de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al otro lado es una cadena de desencuentros, un ir y venir y un no encontrar nunca la felicidad por mucho que se la busque. Y se va cruzando el destino, el infortunio y el azar para tejer una historia de vidas cruzadas en la que hay una galería de personajes tristes, desarraigados y que terminan (algunos) encontrando su sitio en el mundo y unas escenas bellísimas de Estambul. Muy buena película.
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