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8
29 de enero de 2022
29 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
<<Casi todas las personas viven la vida en una silenciosa desesperación>>, palabras pronunciadas por el poeta, filósofo y activista Henry David Thoreau que podrían ser, tranquilamente, el aforismo bajo el cual se irgue este filme que refleja como muchos de nosotros, diacrónicamente, vivimos.
Warren Schmidt, (Jack Nicholson), de 66 años, se acaba de retirar de su puesto como vicepresidente de una compañía aseguradora llamada Woodmen, tal vez pensando que pudo dar mucho más pese a su edad. No sólo deja a sus espaldas las ilusiones sublimadas del éxito, de la función significativa y trascendental, sino que también se ve colmado de superficialidades nebulosas y fútiles.
Es entonces que conocemos la crisis de un personaje extenuado pero propenso a la actividad, que, ahora, sólo lee su correspondencia e intenta resolver crucigramas en su residencia de Omaha, Nebraska. Warren probablemente ha tenido una vida plena pero, endógenamente, se siente desechado, hundido en el sinsentido de la 'rutina de la nada', cayendo levemente en una desorientación letárgica. Considerando las inclinaciones de Payne, esto puede llegar a ser una satirización de la instrumentalización del capitalismo voraz y corporativo.
Más encima, Helen, esposa de Warren, muere repentinamente de un coágulo cerebral y Warren se ve sumido en el vicioso dolor, la impotencia de la pérdida y la soledad lúgubre. Para ese momento, ya nos ha comprado.
El guion de Payne y Taylor es un boom de nihilismo, un balance ecuánime entre tragedia y comedia, entre esperanza y desesperación, entre optimismo y pesimismo pero la comprensión y la complicidad con el protagonista se ve intacta; la mente del señor Schmidt se vislumbra como una válvula a punto de estallar, (vinculado a la teoría freudiana), sin embargo, las implicaciones ácratas del libreto se vuelcan sobre una idea aún más trabajada, la acomplejada depresión de un hombre maduro, que ya ha tenido sus años dorados y que se va adaptando, poco a poco, a la embatada de ironía y amargura que ha golpeado a su vida en el último tiempo.
A raíz de la relación epistolar con Ngundu y la travesía retrospectiva, el señor Schmidt termina siendo tan entrañable, honesto, errático y humano como podríamos pensar; es un hombre que admite sus errores y nosotros sólo podemos asentir y comprender sus actitudes, sus acciones, sus pensamientos sobre su hija, su esposa o su trabajo. Lo que ha logrado la película es toda una gesta de protagonista, un ensamblaje bivalente de actor y personaje, Nicholson parece, no la mejor elección para interpretar a Warren Schmidt, sino la única posible.
El hecho de que vengamos conociendo al actor hace tiempo y sepamos que bastante de su trabajo se ha centrado en héroes más compactos, imperturbables e intrépidos, hace que aquí choquemos fácilmente con las sensibilidades y limitaciones corrientes de un jubilado disconforme, inclusive, abierto a los ataques de nervios y la preocupación exasperante pero silenciosa.
Lo que resta de personajes son igualmente fantásticos; La Roberta de Bates es un deleite interpretativo y se compromete tanto a la sombra de Nicholson, que hasta fue nominada a una estatuilla dorada. Hope Davis y Dermot Mulroney, esas personas unidas por la cadena al borde la nupcia, podrían llegar a causar cierta ternura pero son maniacamente desagradables, esa clase de personas que son desconsideradas... bueno, en realidad, no los dos. Después, tenemos regresiones al modelo satírico cuando se menciona la estafa piramidal de Randall y encontramos el choque pseudo-cultural, alguien rodeado de quienes piensan diferente, es como cuando aceptas la invitación a una fiesta, sabiendo que no es lo mejor que podías hacer.
Esos últimos 2/4 en Denver son de risa por sentado, sin embargo, ciertamente se manejan como un 'hasta dónde aguantas' para Warren, querríamos que fuera la gota que derrama el vaso, empero Payne nunca quiso estropear el tono y eso termina sacrificando los momentos 'pez bajo el agua' del filme. El final, en contraste, es emotivamente potente, reflexivamente franco y plagado de humanidad.
Llevando a término ésta reseña, admitiré que nada hubiese sido lo mismo sin la música Rolfe Kent, nunca pensé que pensaría esto de un filme pero el sonido es tan relevante como la imagen y la doble faceta de Kent entre las piezas que suena a lo peculiar, engorroso e irónica de la vida, y aquellas que se unifican como el piano de la desolación incrementación esa sensación amarga, dulce y sensible del tono de la película.
En definitiva: Es esa capacidad del filme de llevar el contenido deprimente y agrio hacia la sofisticación, la gracia y la versatilidad lo que hace que Nicholson se inserte en nuestro corazón. Te despierta lágrimas, risas y un afecto indescriptible.
Calificación: 8.8/10
Warren Schmidt, (Jack Nicholson), de 66 años, se acaba de retirar de su puesto como vicepresidente de una compañía aseguradora llamada Woodmen, tal vez pensando que pudo dar mucho más pese a su edad. No sólo deja a sus espaldas las ilusiones sublimadas del éxito, de la función significativa y trascendental, sino que también se ve colmado de superficialidades nebulosas y fútiles.
Es entonces que conocemos la crisis de un personaje extenuado pero propenso a la actividad, que, ahora, sólo lee su correspondencia e intenta resolver crucigramas en su residencia de Omaha, Nebraska. Warren probablemente ha tenido una vida plena pero, endógenamente, se siente desechado, hundido en el sinsentido de la 'rutina de la nada', cayendo levemente en una desorientación letárgica. Considerando las inclinaciones de Payne, esto puede llegar a ser una satirización de la instrumentalización del capitalismo voraz y corporativo.
Más encima, Helen, esposa de Warren, muere repentinamente de un coágulo cerebral y Warren se ve sumido en el vicioso dolor, la impotencia de la pérdida y la soledad lúgubre. Para ese momento, ya nos ha comprado.
El guion de Payne y Taylor es un boom de nihilismo, un balance ecuánime entre tragedia y comedia, entre esperanza y desesperación, entre optimismo y pesimismo pero la comprensión y la complicidad con el protagonista se ve intacta; la mente del señor Schmidt se vislumbra como una válvula a punto de estallar, (vinculado a la teoría freudiana), sin embargo, las implicaciones ácratas del libreto se vuelcan sobre una idea aún más trabajada, la acomplejada depresión de un hombre maduro, que ya ha tenido sus años dorados y que se va adaptando, poco a poco, a la embatada de ironía y amargura que ha golpeado a su vida en el último tiempo.
A raíz de la relación epistolar con Ngundu y la travesía retrospectiva, el señor Schmidt termina siendo tan entrañable, honesto, errático y humano como podríamos pensar; es un hombre que admite sus errores y nosotros sólo podemos asentir y comprender sus actitudes, sus acciones, sus pensamientos sobre su hija, su esposa o su trabajo. Lo que ha logrado la película es toda una gesta de protagonista, un ensamblaje bivalente de actor y personaje, Nicholson parece, no la mejor elección para interpretar a Warren Schmidt, sino la única posible.
El hecho de que vengamos conociendo al actor hace tiempo y sepamos que bastante de su trabajo se ha centrado en héroes más compactos, imperturbables e intrépidos, hace que aquí choquemos fácilmente con las sensibilidades y limitaciones corrientes de un jubilado disconforme, inclusive, abierto a los ataques de nervios y la preocupación exasperante pero silenciosa.
Lo que resta de personajes son igualmente fantásticos; La Roberta de Bates es un deleite interpretativo y se compromete tanto a la sombra de Nicholson, que hasta fue nominada a una estatuilla dorada. Hope Davis y Dermot Mulroney, esas personas unidas por la cadena al borde la nupcia, podrían llegar a causar cierta ternura pero son maniacamente desagradables, esa clase de personas que son desconsideradas... bueno, en realidad, no los dos. Después, tenemos regresiones al modelo satírico cuando se menciona la estafa piramidal de Randall y encontramos el choque pseudo-cultural, alguien rodeado de quienes piensan diferente, es como cuando aceptas la invitación a una fiesta, sabiendo que no es lo mejor que podías hacer.
Esos últimos 2/4 en Denver son de risa por sentado, sin embargo, ciertamente se manejan como un 'hasta dónde aguantas' para Warren, querríamos que fuera la gota que derrama el vaso, empero Payne nunca quiso estropear el tono y eso termina sacrificando los momentos 'pez bajo el agua' del filme. El final, en contraste, es emotivamente potente, reflexivamente franco y plagado de humanidad.
Llevando a término ésta reseña, admitiré que nada hubiese sido lo mismo sin la música Rolfe Kent, nunca pensé que pensaría esto de un filme pero el sonido es tan relevante como la imagen y la doble faceta de Kent entre las piezas que suena a lo peculiar, engorroso e irónica de la vida, y aquellas que se unifican como el piano de la desolación incrementación esa sensación amarga, dulce y sensible del tono de la película.
En definitiva: Es esa capacidad del filme de llevar el contenido deprimente y agrio hacia la sofisticación, la gracia y la versatilidad lo que hace que Nicholson se inserte en nuestro corazón. Te despierta lágrimas, risas y un afecto indescriptible.
Calificación: 8.8/10

7,2
82.636
7
12 de enero de 2022
12 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Será que después de tres películas ya vamos de la mano de Bourne y sentimos que estamos escapando y corriendo simultáneamente? Pues sí o no, depende. Habría que ser demasiado obstinado para no pescar todavía el juego de la trilogía de Bourne, tanto Gilroy como Liman y Greengrass saben a lo que apuestan: al ladrón y el policía, el gato y el ratón, el correcaminos y el coyote, (suerte que Damon tiene mucha más riqueza que un pajarraco bilmado a su sonsa simpatía). Además, el tipo del medio también teclea con buen oído y observaciones, puesto de que las insinuaciones del diálogo son fulgentes y son de raíz elíptica, sólo esperamos que se puede hacer una serie con Bourne porque las series, (alguna), son el hábito de mirar lo mismo repetidamente pero presentado de forma diferente, (que nunca cansa), y Gilroy tal vez lo entiende; al final, Schopenhauer confirma nuestro deseo insaciable.
Ya uno podría haber elaborado sus propias teorías luego de la constancia de tres entregas, la mía probablemente se acerca a el Macguffin de Hitchcock, que aquí se ve representado por los pretextos que los espías idean para desenvolver el rollo de la trama. Este 'ultimátum' va arraigado al documento terminante y definitivo que entregan los diplomáticos a otros diplomáticos, sólo que aquí a Bourne no se lo comunican por escrito, sino con balazos.
Las secuencias parecen haber evolucionado por cada rodaje: pasamos de una pujante prosecución en París, a una sanguinaria e intensa persecución en Taxi sobre las calles de Berlín y finalizamos con un exquisita seguidilla de cacerías por la estación Waterloo, los techos de Tánger o las calles y plazas de Nueva York. Con todo este espectáculo acompañado de riñas vivaces, como el enfrentamiento entre Bourne y Desh, probablemente tienes secuencias de acción que son de lo mejor de la década.
En verdad, la historia no dice mucho, tenemos replica triple del agente corrupto en las tres cintas, y aquí David Strathairn tiene a cargo ese rol, Julia Stiles tiene una conversación en un café que puede decir más de lo que aparenta y los parones entre tanto bullicioso peligroso son más un descanso para los ojos. El hecho de que tengamos indulgencia con los destellos más hollywoodenses del filme es por una razón a la que ya referí en la anterior crítica: los thrillers no pueden ocurrir en un universo totalmente plausible, por eso, estos largometrajes son probablemente realistas y lleguemos a aceptar, por reglas del guión, que Bourne puede sobrevivir a lo sobrevive.
En definitiva: Es tan vigorosa, dinámica y energética como esperarías. Su mayor mérito es hacer que la acción alcance el extremo y que aún así todo sea satisfactorio.
Calificación: 7.5/10
Ya uno podría haber elaborado sus propias teorías luego de la constancia de tres entregas, la mía probablemente se acerca a el Macguffin de Hitchcock, que aquí se ve representado por los pretextos que los espías idean para desenvolver el rollo de la trama. Este 'ultimátum' va arraigado al documento terminante y definitivo que entregan los diplomáticos a otros diplomáticos, sólo que aquí a Bourne no se lo comunican por escrito, sino con balazos.
Las secuencias parecen haber evolucionado por cada rodaje: pasamos de una pujante prosecución en París, a una sanguinaria e intensa persecución en Taxi sobre las calles de Berlín y finalizamos con un exquisita seguidilla de cacerías por la estación Waterloo, los techos de Tánger o las calles y plazas de Nueva York. Con todo este espectáculo acompañado de riñas vivaces, como el enfrentamiento entre Bourne y Desh, probablemente tienes secuencias de acción que son de lo mejor de la década.
En verdad, la historia no dice mucho, tenemos replica triple del agente corrupto en las tres cintas, y aquí David Strathairn tiene a cargo ese rol, Julia Stiles tiene una conversación en un café que puede decir más de lo que aparenta y los parones entre tanto bullicioso peligroso son más un descanso para los ojos. El hecho de que tengamos indulgencia con los destellos más hollywoodenses del filme es por una razón a la que ya referí en la anterior crítica: los thrillers no pueden ocurrir en un universo totalmente plausible, por eso, estos largometrajes son probablemente realistas y lleguemos a aceptar, por reglas del guión, que Bourne puede sobrevivir a lo sobrevive.
En definitiva: Es tan vigorosa, dinámica y energética como esperarías. Su mayor mérito es hacer que la acción alcance el extremo y que aún así todo sea satisfactorio.
Calificación: 7.5/10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final intencionalmente esclarecedor no es muy potente y aún seguimos teniendo rastros de la incógnita de la primera película, aún no tenemos idea de quién es ese hombre, sólo sabemos que si metes con él, no dormirás de noche.

4,7
1.697
4
8 de diciembre de 2021
8 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces en las que nos preguntamos qué es lo hace que ésta película sea recordada, sea tan especial, sea tan buena y después, siempre que la revisamos otra vez, encontramos algo nuevo: un diálogo por fin decodificado, un cameo inesperado, un chiste antes imperceptible o una escena que nos despierta emociones como la primera vez, aunque ya se vea arruinado el factor sorpresa.
Sin embargo, tal como Clarice Sterling enfrenta a Buffalo Bill, tal como Ellen Ripley enfrenta a los xenomorfos o tal como Superman enfrenta a Lex Luthor, a veces, nosotros tenemos que hacerle frente a las malas películas... que no valen la pena. Y he aquí la aclaración, en ocasiones, uno puede disfrutar tranquilamente de una mala película, te puedes reír, disfrutar de ella o hasta mirarla con otra visión más de consumo irónico, (como ocurre con filmes de terror o suspenso en ocasiones); por dar un ejemplo, la reciente "She's All That" auspicia publicidades en tu cara, es predecible y hay muchas cosas que no hacen sentido, no obstante, es fácilmente digerible porque nos lleva a una fórmula de escuela secundaria con elementos de la era Tik-Tok.
En cambio, cuando uno puede adivinar lo que va a suceder y mientras tanto la película se arraiga a chistes completamente irrisorios y situaciones que tienen muy poco pulso, uno se pregunta ¿Por qué estos actores pensaron que hacer esta película era una buena idea? (o más bien) ¿Por qué pensé que esta película iba a ser buena sólo porque salía estos actores?
Para empezar, Jason Lee supuestamente interpreta a un tipo conformista, agradable e inofensivo que tiene la presión de casarse, que trabaja en una oficina porque no es capaz de cambiar y que recientemente ha sufrido todo tipo de enredos por culpa de una ingenua despedida de soltera, sin embargo, cómo pretenden que empaticemos con un protagonista mitómano, supuestamente simpático y que no hace más que tomar decisiones tontas como: encerrarse en un baño durante horas solamente porque no querés que alguien te vea, (convengamos que era inminente que se vieran), sumergir unos bikinis, (tipo de ropa interior femenina de forma más ancha), en el tanque de un inodoro, jugarles una broma a dos policías que se están tomando el trabajo de ayudarlo o rascarse la ingle con un puntero metálico en plena reunión.
Pero aguarden, si creían que Paul era, aunque sea, un poco tonto, el resto del rebaño aledaño es incluso peor, no solamente porque se comen las mentiras, sino porque, a veces, dan consejos, concesiones o condonaciones tan estúpidas como irreverentes; por ejemplo, cuando Paul se encierra en el baño y a nadie en la familia se le mueve un pelo o como cuando llega, no tarde sino lo siguiente, al ensayo de la boda y todos actúan con indiferencia salvo un cura que ni siquiera es miembro de la familia. Los únicos que tienen un poco de encanto y que, tan siquiera, intentan echarle una mano al humor son el dúo de los padres de Paul, encarnados por dos veteranos de la comedia como Julie Hagerty y David Koechner.
Y si nosotros ya éramos víctimas con todas esas tonterías, imaginense la pobre Karen, el personaje que la cinta peor maneja: siempre que parece que va a atrapar a Paul con las manos en la masa o surte efecto la brujería del mentiroso, o su IQ baja unos veinte puntos.
Es realmente tedioso que los guionistas traten a Karen como la tonta que no se da cuenta y que, al final, ella termine siendo más conformista y pusilánime que el propio Paul, *1 (Zona Spoiler).
Las mentiras y pretextos de Paul sobre Karen, ya enserio, son absurdos e, incluso, a pesar de que Karen encuentra rastros de contradicción, por dar un ejemplo:
(Paul).—Estoy sorprendido de verte.
(10 líneas más tarde)
(Paul).—Eh, llamó tu madre esta mañana.
(Karen).—¿Te dijo que vendría?
(Paul).—Sí.
(Karen).—¿Entonces por qué estabas sorprendido de verme?
(Paul se excusa con la resaca).
Luego, lo de los bikinis de regalo de cumpleaños ya es el maldito colmo, incluso, para el momento en el que llame a la tienda ¿Qué es lo divertido de ver a éste mentiroso, retratado antes como buen tipo/"cool guy", saliéndose con la suya de forma tan repentina?
¿Se dieron cuenta que pasamos la mitad y aún no he hablado de Julia Stiles? Bueno, esto es precisamente porque ella se guarda lo peor y lo mejor de la película. En cuanto a lo primero, es bastante ridículo que se haga el mismo chiste de que se cambia de empleo como de ropa al mismo tiempo que su personaje supuestamente sea reproducido como alguien más liberal, temerario y divertido, cuando, en realidad, esto tiene parcial veracidad;
Becky puede ser encantadora y su estilo más tosco ya puede notarse desde la primera escena, sin embargo, de lo que carece es de trasfondo, de historia anterior; y esto lo digo porque, muchas veces, parece que Paul pasa más tiempo con Becky que con Karen pero, al final, nos terminan contando más del pasado de Karen que el de la acrofóbica Becky.
Sin embargo, Becky también resalta lo mejor de la película: las escenas donde Paul es el "cool guy", las bobamente divertidas intervenciones de Lochlyn Munro, las secuencias donde suena la exquisita música de Mark Mothersbaugh y ciertos momentos de ella que la hacen más querible que la propia familia de Karen.
En definitiva: ¿Acaso usted desea una cita con un trío encantador? Pues no se pierda ¡Un novio en Apuros!, donde Jason Lee lo hará explotar en alborozos con genialidades humorísticas como huevazos o una picazón picarona; Selma Blair le despertará querer saludar a los guionistas de su parte y Julia Stiles le dará ganas de volver a ver "10 Cosas que Odio de Ti", (un título muy oportuno para describir otra comedia que buscaba el jolgorio).
Calificación: 4.1/10
Sin embargo, tal como Clarice Sterling enfrenta a Buffalo Bill, tal como Ellen Ripley enfrenta a los xenomorfos o tal como Superman enfrenta a Lex Luthor, a veces, nosotros tenemos que hacerle frente a las malas películas... que no valen la pena. Y he aquí la aclaración, en ocasiones, uno puede disfrutar tranquilamente de una mala película, te puedes reír, disfrutar de ella o hasta mirarla con otra visión más de consumo irónico, (como ocurre con filmes de terror o suspenso en ocasiones); por dar un ejemplo, la reciente "She's All That" auspicia publicidades en tu cara, es predecible y hay muchas cosas que no hacen sentido, no obstante, es fácilmente digerible porque nos lleva a una fórmula de escuela secundaria con elementos de la era Tik-Tok.
En cambio, cuando uno puede adivinar lo que va a suceder y mientras tanto la película se arraiga a chistes completamente irrisorios y situaciones que tienen muy poco pulso, uno se pregunta ¿Por qué estos actores pensaron que hacer esta película era una buena idea? (o más bien) ¿Por qué pensé que esta película iba a ser buena sólo porque salía estos actores?
Para empezar, Jason Lee supuestamente interpreta a un tipo conformista, agradable e inofensivo que tiene la presión de casarse, que trabaja en una oficina porque no es capaz de cambiar y que recientemente ha sufrido todo tipo de enredos por culpa de una ingenua despedida de soltera, sin embargo, cómo pretenden que empaticemos con un protagonista mitómano, supuestamente simpático y que no hace más que tomar decisiones tontas como: encerrarse en un baño durante horas solamente porque no querés que alguien te vea, (convengamos que era inminente que se vieran), sumergir unos bikinis, (tipo de ropa interior femenina de forma más ancha), en el tanque de un inodoro, jugarles una broma a dos policías que se están tomando el trabajo de ayudarlo o rascarse la ingle con un puntero metálico en plena reunión.
Pero aguarden, si creían que Paul era, aunque sea, un poco tonto, el resto del rebaño aledaño es incluso peor, no solamente porque se comen las mentiras, sino porque, a veces, dan consejos, concesiones o condonaciones tan estúpidas como irreverentes; por ejemplo, cuando Paul se encierra en el baño y a nadie en la familia se le mueve un pelo o como cuando llega, no tarde sino lo siguiente, al ensayo de la boda y todos actúan con indiferencia salvo un cura que ni siquiera es miembro de la familia. Los únicos que tienen un poco de encanto y que, tan siquiera, intentan echarle una mano al humor son el dúo de los padres de Paul, encarnados por dos veteranos de la comedia como Julie Hagerty y David Koechner.
Y si nosotros ya éramos víctimas con todas esas tonterías, imaginense la pobre Karen, el personaje que la cinta peor maneja: siempre que parece que va a atrapar a Paul con las manos en la masa o surte efecto la brujería del mentiroso, o su IQ baja unos veinte puntos.
Es realmente tedioso que los guionistas traten a Karen como la tonta que no se da cuenta y que, al final, ella termine siendo más conformista y pusilánime que el propio Paul, *1 (Zona Spoiler).
Las mentiras y pretextos de Paul sobre Karen, ya enserio, son absurdos e, incluso, a pesar de que Karen encuentra rastros de contradicción, por dar un ejemplo:
(Paul).—Estoy sorprendido de verte.
(10 líneas más tarde)
(Paul).—Eh, llamó tu madre esta mañana.
(Karen).—¿Te dijo que vendría?
(Paul).—Sí.
(Karen).—¿Entonces por qué estabas sorprendido de verme?
(Paul se excusa con la resaca).
Luego, lo de los bikinis de regalo de cumpleaños ya es el maldito colmo, incluso, para el momento en el que llame a la tienda ¿Qué es lo divertido de ver a éste mentiroso, retratado antes como buen tipo/"cool guy", saliéndose con la suya de forma tan repentina?
¿Se dieron cuenta que pasamos la mitad y aún no he hablado de Julia Stiles? Bueno, esto es precisamente porque ella se guarda lo peor y lo mejor de la película. En cuanto a lo primero, es bastante ridículo que se haga el mismo chiste de que se cambia de empleo como de ropa al mismo tiempo que su personaje supuestamente sea reproducido como alguien más liberal, temerario y divertido, cuando, en realidad, esto tiene parcial veracidad;
Becky puede ser encantadora y su estilo más tosco ya puede notarse desde la primera escena, sin embargo, de lo que carece es de trasfondo, de historia anterior; y esto lo digo porque, muchas veces, parece que Paul pasa más tiempo con Becky que con Karen pero, al final, nos terminan contando más del pasado de Karen que el de la acrofóbica Becky.
Sin embargo, Becky también resalta lo mejor de la película: las escenas donde Paul es el "cool guy", las bobamente divertidas intervenciones de Lochlyn Munro, las secuencias donde suena la exquisita música de Mark Mothersbaugh y ciertos momentos de ella que la hacen más querible que la propia familia de Karen.
En definitiva: ¿Acaso usted desea una cita con un trío encantador? Pues no se pierda ¡Un novio en Apuros!, donde Jason Lee lo hará explotar en alborozos con genialidades humorísticas como huevazos o una picazón picarona; Selma Blair le despertará querer saludar a los guionistas de su parte y Julia Stiles le dará ganas de volver a ver "10 Cosas que Odio de Ti", (un título muy oportuno para describir otra comedia que buscaba el jolgorio).
Calificación: 4.1/10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*1 Situación: le acaba de decir tu prometido que no se quiere casar y ella, de la nada misma, se deja seducir por una canción y se queda con el hermano. Literal, ocurre sólo porque sí, mínimo una cachetada, una represalia, haz algo ¿que hicieron ahí?

4,5
3.425
5
28 de noviembre de 2021
28 de noviembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinto filme de un tipo, (McCormick), que trabajó tanto tiempo en la televisión que se le terminó pegando como chicle bastante del formato. "The Stepfather" intenta ser el remake de una cinta de suspenso del 87' que ha alcanzado un status de culto, aunque, en verdad, es oscura y posee metáfora social.
Esta vez, el protagonista es un asesino idéntico al base proveniente de la cinta británica, sólo que menormente desarrollado, podría decirse que hasta pobremente escrito; no mentiría diciendo que Walsh no hace un buen trabajo, de hecho, lo hace, únicamente que nos entregan un personaje incompleto y soso. (David no es David; David conoce a Susan y se gana su confianza; pasan seis meses y David está por casarse con Susan; David habla de la familia y dice que sin ella no somos nada pero, y he aquí un gran pero, ¿por qué? ¿por qué piensa eso, qué es lo lleva a concluir eso?
Si tienes a un personaje principal sin motivación alguna más que no ser atrapado y seguir triunfando en la mentira, finalmente, la profundidad del personaje no podrá ser jamás redimida. Esta forma de hilar la trama de David, intentando llevarlo por el camino de la historia del mentiroso, (y encima así constituir casi la totalidad del suspenso), termina implicando al guión entero en un redondel, "así sin dirección".
Las escenas más violentas están tratadas con poco cuidado, son rápidas, no muy tensas, no hay oportunidad de defensa, eso vendrá para después; el mayor número de escenas que ponen son sustos de David, (se asusta Kelly, Susan, Jackie, Jay, Michael, Sean, la señora Cutter). Literal, es el mayor elemento de este thriller telefilmero.
Penn Badgley está okey; MIchael es el muchacho suspicaz que esperamos en la novela, si ya tenemos esa concepción al principio o cuando sea que caigamos en ella, la descripción de Michael se verá no muy alargada. Es un chico demasiado simple para ser un personaje convincente: le gusta nadar, fue a la escuela militar, tiene novia, le afectó el divorcio pero ¿qué queda por descubrir? Pues... nada.
El problema de "Asesino en casa", además de su reparto indiscriminado, es que se maneja en un ambiente demasiado sencillo, salta con efectismos de vecindario, de casa tipo sueño americano, pero no tiene nada que decir, se le evaporan las ideas apenas al cuarto de hora. Lo que más resalta probablemente es la secuencia en la tormenta.
Calificación: 5.1/10
Esta vez, el protagonista es un asesino idéntico al base proveniente de la cinta británica, sólo que menormente desarrollado, podría decirse que hasta pobremente escrito; no mentiría diciendo que Walsh no hace un buen trabajo, de hecho, lo hace, únicamente que nos entregan un personaje incompleto y soso. (David no es David; David conoce a Susan y se gana su confianza; pasan seis meses y David está por casarse con Susan; David habla de la familia y dice que sin ella no somos nada pero, y he aquí un gran pero, ¿por qué? ¿por qué piensa eso, qué es lo lleva a concluir eso?
Si tienes a un personaje principal sin motivación alguna más que no ser atrapado y seguir triunfando en la mentira, finalmente, la profundidad del personaje no podrá ser jamás redimida. Esta forma de hilar la trama de David, intentando llevarlo por el camino de la historia del mentiroso, (y encima así constituir casi la totalidad del suspenso), termina implicando al guión entero en un redondel, "así sin dirección".
Las escenas más violentas están tratadas con poco cuidado, son rápidas, no muy tensas, no hay oportunidad de defensa, eso vendrá para después; el mayor número de escenas que ponen son sustos de David, (se asusta Kelly, Susan, Jackie, Jay, Michael, Sean, la señora Cutter). Literal, es el mayor elemento de este thriller telefilmero.
Penn Badgley está okey; MIchael es el muchacho suspicaz que esperamos en la novela, si ya tenemos esa concepción al principio o cuando sea que caigamos en ella, la descripción de Michael se verá no muy alargada. Es un chico demasiado simple para ser un personaje convincente: le gusta nadar, fue a la escuela militar, tiene novia, le afectó el divorcio pero ¿qué queda por descubrir? Pues... nada.
El problema de "Asesino en casa", además de su reparto indiscriminado, es que se maneja en un ambiente demasiado sencillo, salta con efectismos de vecindario, de casa tipo sueño americano, pero no tiene nada que decir, se le evaporan las ideas apenas al cuarto de hora. Lo que más resalta probablemente es la secuencia en la tormenta.
Calificación: 5.1/10

5,2
17.336
4
13 de noviembre de 2021
13 de noviembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Matthew Kidman, (Emile Hirsch), no sabe que recordará de su último año como estudiante en Westmore; se siente solo e inclasificable entre los indómitos, eróticos "populares", y los freaks del club de matemáticas. Él está atrapado en la red de una telaraña de política, virginidad y ejemplaridad adolescente. En un primeros cinco minutos bajo el compás de "Under Pressure", se nos deja claro quiénes son estos muchachos y cuáles son sus direcciones, (aparecen skaters hiperbólicamente ensangrentados sobre un cartel que dice "No Skateboarding" y unos fumetas al lado de un cartel que dice "No Smoking").
El director es, entonces, un poco ambiguo: ¿la "presión" del tema de Queen es sobre la vida de Matthew que está regulada y encadenada por la educación, la beca en Georgetown, las ecuaciones y las fórmulas de física? O, por el contrario, es un sugestión irónica sobre lo irrespetuosos que son los adolescentes y cómo su presencia nos interpela, a lo Sartre. Pues bueno, tal vez, en base a las asiduas alusiones satíricas dentro del filme, uno se decantaría por la segunda.
El problema es que el valor sobre el que se puede dar crédito es opacado por el tono y la espinada trama.
"The Girl Next Door" promete ver cuerpos desnudos y mucha provocación "in the pants" pero eso es sólo humo para ocultar que es un comedia de lo más conveniente y sumamente incoherente que se construye sobre una historia que se vanagloria en lo que critica, (se desvían en dicotomías infantiles: divertido-aburrido, popular-impopular, virgen-desvirgado exitoso-fracasado). Desde la escena de Danielle y la ventana, (¿cortinas?), del esporádico viaje a Las Vegas, (¿credibilidad impúdica?), o de lo que sucede con la cuenta bancaria escolar para traer al próximo Einstein, (¿burocracia tonta, estado bobo de Weber?) nos damos cuenta que la conveniencia y la irregularidad son sujeto presente.
En definitiva: Tiene una parte inteligente sorprendente pero, detrás de la agudeza ácida sobre la tribu adolescente, es un filme que apuesta más por lo gráfico, ruidoso y ruinoso; hay mucho ruido y pocas nueces. Parece una desesperadamente modernizada "Risky Business".
Calificación: 4.8/10
El director es, entonces, un poco ambiguo: ¿la "presión" del tema de Queen es sobre la vida de Matthew que está regulada y encadenada por la educación, la beca en Georgetown, las ecuaciones y las fórmulas de física? O, por el contrario, es un sugestión irónica sobre lo irrespetuosos que son los adolescentes y cómo su presencia nos interpela, a lo Sartre. Pues bueno, tal vez, en base a las asiduas alusiones satíricas dentro del filme, uno se decantaría por la segunda.
El problema es que el valor sobre el que se puede dar crédito es opacado por el tono y la espinada trama.
"The Girl Next Door" promete ver cuerpos desnudos y mucha provocación "in the pants" pero eso es sólo humo para ocultar que es un comedia de lo más conveniente y sumamente incoherente que se construye sobre una historia que se vanagloria en lo que critica, (se desvían en dicotomías infantiles: divertido-aburrido, popular-impopular, virgen-desvirgado exitoso-fracasado). Desde la escena de Danielle y la ventana, (¿cortinas?), del esporádico viaje a Las Vegas, (¿credibilidad impúdica?), o de lo que sucede con la cuenta bancaria escolar para traer al próximo Einstein, (¿burocracia tonta, estado bobo de Weber?) nos damos cuenta que la conveniencia y la irregularidad son sujeto presente.
En definitiva: Tiene una parte inteligente sorprendente pero, detrás de la agudeza ácida sobre la tribu adolescente, es un filme que apuesta más por lo gráfico, ruidoso y ruinoso; hay mucho ruido y pocas nueces. Parece una desesperadamente modernizada "Risky Business".
Calificación: 4.8/10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Elisha Cuthbert es hermosa y su presencia es un placer, es una modelo preciosa y actúa adecuadamente pero, lastimosamente, no construye un personaje; ¿es acaso algo opresivo la industria pornográfica? ¿cuáles fueron sus anteriores parejas? ¿acaso para que la amen necesita que su novio deje todo por ella, inclusive, una vida universitaria? ¿por qué induce a Matthew a hacer travesuras si al final nunca tienen consecuencias y luego ella se enoja solamente porque se enteraron de su secretito, ah, 'yo puedo hacerte hacer lo que quiera. pero si no lo haces, me enojo?
La banda sonora es de lo más resaltable, contiene el estado de ánimo adecuado para cada momento y nunca se siente repetitiva.
La banda sonora es de lo más resaltable, contiene el estado de ánimo adecuado para cada momento y nunca se siente repetitiva.
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