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Críticas ordenadas por utilidad
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6,4
2.097
9
8 de agosto de 2016
8 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Literalmente pegado al asiento me ha dejado esta película. Muchas veces, al final de un film, hago, conscientemente, el esfuerzo de visualizar los créditos porque pienso que también forman parte de la historia. Son como la cámara de descomprensión que te prepara para tomar contacto otra vez con la realidad que casi dos horas antes abandonaste. En esta proyección no ha hecho falta. He permanecido en mi asiento porque no podía moverme. Pasaban los nombres y no los veía. Tan cargado estaba emocionalmente.
Yo no sé si a este tipo de directores, que atrapan la cotidianidad de su país y la desmenuzan y la presentan tal cual, sus patriotas deben agradecérselo o reprochárselo. No hay posibilidad de escapatoria para un mexicano que ha visto esta película: Hay aspectos de su país que hacen palidecer al propio infierno.
No vale buscar la parte positiva, alegre, festiva y sumergirse en ella. En México hay un horror permanente, en México la vida tiene el mismo valor que nada. Hay una violencia cuya fuerza de inercia lo arrasa todo, lo transforma todo.
En la terrorífica escena de la tortura lo más horrible es poder ver en la cocina, al lado, a la señora de la casa que continua cocinando y asomándose de vez en cuando a ver como progresa la faena a la que se dedica su hombre. Mientras los jóvenes miran y los amigos se colocan. El hombre de la casa, que trabaja como autónomo, en una subcontrata, para los militares.
Esta película no habla de vidas minúsculas, habla de vidas insignificantes. Se la ha tachado de efectista, de buscar la escabrosidad de los sucesos pero es que sólo hay que estar al tanto de las noticias que provienen de ese país para calificar esta película como próxima al documental.
Que es la intención del director. Con tomas próximas a rostros inexpresivos, tomas largas y lentas del desangelado paisaje que rodea a los personajes, diálogos secos, casi de aficionado, sin ritmo. Manda lo que se expone, lo que sucede.
Así los actores deben hacer el esfuerzo contrario al habitual, vaciarse, ser estereotipos. Me imagino al coach de la película preparándolos,
-Sois todos unos mierdas, nos sois nada, vuestra vida no vale nada, no tenéis futuro, ni presente ni pasado, os pueden violar, matar, torturar en cualquier momento y pueden hacerlo los criminales, la policía, los militares o cualquiera que hay tenido un mal día. ¿Lo entendéis? Eso sois.
Se vuelve para el director y le dice,
-Ya están preparados para el rodaje.
Cine de denuncia y desenmascaramiento que busca sensibilizar e intentar con ello frenar un poco el clima de violencia que vivimos. No sé si se consigue pero es importante que se siga intentando, aunque se corra el peligro de contribuir a criar callo.
Mientras, a ver si vamos ganando terreno en la lucha contra la desigualdad, verdadero horror de nuestro tiempo y desencadenante de todos los infiernos que hoy en día nos rodean.
Si deciden verla, sepan que no guarda ninguna diferencia con lo que leemos en los diarios sobre la violencia en México. Sólo que también están los entresijos. Esos que nos imaginamos pero nos negamos a creer. La peli nos los mete a pelo. Sin protección.
Por eso corremos el peligro de no caer en la duda que abruma al director y que pone en evidencia en el polvo que finalmente puede echar el maltratado Heli: ¿Somos depredadores por naturaleza y no tenemos solución? Ahí lo dejo.
Yo no sé si a este tipo de directores, que atrapan la cotidianidad de su país y la desmenuzan y la presentan tal cual, sus patriotas deben agradecérselo o reprochárselo. No hay posibilidad de escapatoria para un mexicano que ha visto esta película: Hay aspectos de su país que hacen palidecer al propio infierno.
No vale buscar la parte positiva, alegre, festiva y sumergirse en ella. En México hay un horror permanente, en México la vida tiene el mismo valor que nada. Hay una violencia cuya fuerza de inercia lo arrasa todo, lo transforma todo.
En la terrorífica escena de la tortura lo más horrible es poder ver en la cocina, al lado, a la señora de la casa que continua cocinando y asomándose de vez en cuando a ver como progresa la faena a la que se dedica su hombre. Mientras los jóvenes miran y los amigos se colocan. El hombre de la casa, que trabaja como autónomo, en una subcontrata, para los militares.
Esta película no habla de vidas minúsculas, habla de vidas insignificantes. Se la ha tachado de efectista, de buscar la escabrosidad de los sucesos pero es que sólo hay que estar al tanto de las noticias que provienen de ese país para calificar esta película como próxima al documental.
Que es la intención del director. Con tomas próximas a rostros inexpresivos, tomas largas y lentas del desangelado paisaje que rodea a los personajes, diálogos secos, casi de aficionado, sin ritmo. Manda lo que se expone, lo que sucede.
Así los actores deben hacer el esfuerzo contrario al habitual, vaciarse, ser estereotipos. Me imagino al coach de la película preparándolos,
-Sois todos unos mierdas, nos sois nada, vuestra vida no vale nada, no tenéis futuro, ni presente ni pasado, os pueden violar, matar, torturar en cualquier momento y pueden hacerlo los criminales, la policía, los militares o cualquiera que hay tenido un mal día. ¿Lo entendéis? Eso sois.
Se vuelve para el director y le dice,
-Ya están preparados para el rodaje.
Cine de denuncia y desenmascaramiento que busca sensibilizar e intentar con ello frenar un poco el clima de violencia que vivimos. No sé si se consigue pero es importante que se siga intentando, aunque se corra el peligro de contribuir a criar callo.
Mientras, a ver si vamos ganando terreno en la lucha contra la desigualdad, verdadero horror de nuestro tiempo y desencadenante de todos los infiernos que hoy en día nos rodean.
Si deciden verla, sepan que no guarda ninguna diferencia con lo que leemos en los diarios sobre la violencia en México. Sólo que también están los entresijos. Esos que nos imaginamos pero nos negamos a creer. La peli nos los mete a pelo. Sin protección.
Por eso corremos el peligro de no caer en la duda que abruma al director y que pone en evidencia en el polvo que finalmente puede echar el maltratado Heli: ¿Somos depredadores por naturaleza y no tenemos solución? Ahí lo dejo.

6,3
18.833
6
18 de abril de 2016
18 de abril de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sabía si hacer una reseña de esta película o no porque me incomoda poner en solfa la calidad del cine de uno de los directores más personales que tenemos. Un director que marca la diferencia con el resto por su puesta en escena, sus temas, su intensidad dramática, en fin, es cine de autor.
Y en el cine de autor todo está al servicio del autor. No intenta contar cualquier historia, intenta contar una historia en la que de una forma u otra pone mucho de sí. Lo que tiene como resultado normalmente una obra artística constreñida; a fuerza de repetirse las intenciones, nada original; en la que los actores no están al servicio de su personaje si no de ese particular matiz del personaje que al director le obsesiona con lo que el actor termina resultando impostado y nada natural.
El encuentro de los protagonistas por primera vez en el vagón restaurante del tren, su diálogo, es una de esas típicas escenas de Almodóvar, artificiales y de cartón, que suelen ser marca de la casa y que a mí no me gustan nada. O la entrada en el departamento del tren de la protagonista y el dialogo que mantiene con el viajero que ya está instalado. Escenas que a buen seguro a un estudiante de Ciencias Audiovisuales le valdrían un suspenso.
Después están esos colores puros, esos pliegues, esas canciones de Chávela Vargas, esas demostraciones un tanto pedantillas de un cuadro de Lucien Freud, una novela de Alice Monroe que se deja ver al abrir un cajón, el cameo de su hermano, la aparición de una de sus actrices fetiche, muerta Chus Lampreave pone a Rossy de Palma, y algunos fallos de guión, como ese suicidio que se produce de una manera harto improbable y poco creíble…
El cine de autor, o te gusta o no, y a mí no me gusta especialmente. Soportaba a Federico Fellini a duras penas cuando se ponía gamberro o existencial, a Ingmar Bergman por su estudio de los personajes, Carlos Saura me aburría y Luis Buñuel sólo si captaba su simbología no me hacía bostezar.
A veces pienso que si fuese extraño a nuestra cultura, o sea, si fuese ruso o francés, seguramente el cine de Almodóvar me parecería más interesante. Por lo exótico. Pero como soy de aquí pues lo personal de este director me suena a cantinela de abuela, tardes de domingo apedreando nidos y mujeres intensas y silenciosas, sufrientes y místicas.
Con todo y eso Emma Suarez consigue un milagro. Y es hacer un papel equilibrado, con un dominio de las emociones que afloran a su rostro que me ha gustado mucho. Se hará mayor y cinematográficamente hablando tiene mucho que decir.
Adriana Ugarte sin estar mal no se ha podido librar de ser una "chica almodovar".
En fin, otra película de Pedro Almodóvar. Irregular y nada cinematográfica, si lo cinematográfico es que te emocione, te haga olvidar que es una peli y que por una hora y pico te saque de este mundo duro y traidor. Y es que hay directores de cine artistas y directores de cine artesanos y dependiendo de si buscas arte o cine habrás de seguir a unos o a otros.
Generalmente las obras maestras del cine caen del lado de la artesanía, aunque sean las pelis de autor las que abren nuevos caminos, lo que por otro lado es una responsabilidad incuestionable del arte.
Y en el cine de autor todo está al servicio del autor. No intenta contar cualquier historia, intenta contar una historia en la que de una forma u otra pone mucho de sí. Lo que tiene como resultado normalmente una obra artística constreñida; a fuerza de repetirse las intenciones, nada original; en la que los actores no están al servicio de su personaje si no de ese particular matiz del personaje que al director le obsesiona con lo que el actor termina resultando impostado y nada natural.
El encuentro de los protagonistas por primera vez en el vagón restaurante del tren, su diálogo, es una de esas típicas escenas de Almodóvar, artificiales y de cartón, que suelen ser marca de la casa y que a mí no me gustan nada. O la entrada en el departamento del tren de la protagonista y el dialogo que mantiene con el viajero que ya está instalado. Escenas que a buen seguro a un estudiante de Ciencias Audiovisuales le valdrían un suspenso.
Después están esos colores puros, esos pliegues, esas canciones de Chávela Vargas, esas demostraciones un tanto pedantillas de un cuadro de Lucien Freud, una novela de Alice Monroe que se deja ver al abrir un cajón, el cameo de su hermano, la aparición de una de sus actrices fetiche, muerta Chus Lampreave pone a Rossy de Palma, y algunos fallos de guión, como ese suicidio que se produce de una manera harto improbable y poco creíble…
El cine de autor, o te gusta o no, y a mí no me gusta especialmente. Soportaba a Federico Fellini a duras penas cuando se ponía gamberro o existencial, a Ingmar Bergman por su estudio de los personajes, Carlos Saura me aburría y Luis Buñuel sólo si captaba su simbología no me hacía bostezar.
A veces pienso que si fuese extraño a nuestra cultura, o sea, si fuese ruso o francés, seguramente el cine de Almodóvar me parecería más interesante. Por lo exótico. Pero como soy de aquí pues lo personal de este director me suena a cantinela de abuela, tardes de domingo apedreando nidos y mujeres intensas y silenciosas, sufrientes y místicas.
Con todo y eso Emma Suarez consigue un milagro. Y es hacer un papel equilibrado, con un dominio de las emociones que afloran a su rostro que me ha gustado mucho. Se hará mayor y cinematográficamente hablando tiene mucho que decir.
Adriana Ugarte sin estar mal no se ha podido librar de ser una "chica almodovar".
En fin, otra película de Pedro Almodóvar. Irregular y nada cinematográfica, si lo cinematográfico es que te emocione, te haga olvidar que es una peli y que por una hora y pico te saque de este mundo duro y traidor. Y es que hay directores de cine artistas y directores de cine artesanos y dependiendo de si buscas arte o cine habrás de seguir a unos o a otros.
Generalmente las obras maestras del cine caen del lado de la artesanía, aunque sean las pelis de autor las que abren nuevos caminos, lo que por otro lado es una responsabilidad incuestionable del arte.

6,8
56.804
8
14 de marzo de 2016
14 de marzo de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
O iba a ver “Nunca es tarde” o “Deadpool” y entonces me dirigí a mi mismo como depredador cinematográfico que soy y me pregunté: ¿De verdad tienes ganas de Al Pacino? Y me dije que no, todavía tenía en el paladar el sabor del último festín “alpacino”…..es como si comes todos los días ibérico de bellota……al final acabas un poco harto. Así que me fui a ver “Deadpool”…ciertos indicios de gamberrismo, irreverencia y falta de respeto me atraían.
Y acerté.
De todas las pelis de héroes de Marvel es la única que volvería a ver. La chachara verborreica del protagonista, que alcanza el nivel de delirio oral cuando dialoga con su camarero preferido, me parece divertida, ocurrente, impregnada de falta de complejos, pura actualidad, con chistes que se revuelcan en lo más “fashion” de nuestra época, incluido el actor que protagoniza la película. Que se ríe de sí mismo. Y de Liam Neeson y de….bueno dejémoslo, que acabaré haciendo spoiler. De spoil, estropear.
Ya los créditos del comienzo anuncian una falta total de ambición, relajante, un desparpajo adolescente y sinvergonzonería a raudales, y no defrauda. Claro que teniendo en cuenta que el protagonista es inmortal y todo lo que se corta le vuelve a salir….incluso más grande……o sea….hasta hay un cameo genial…..me explico….se supone que un cameo en una peli es la aparición, más o menos camuflada, de un actor o alguien famoso haciendo una papel insignificante. Pues aquí se produce el cameo que en los propios créditos se tacha de absurdo, de una persona, el productor, ¡ya ves tú!, guionista y editor de comics, ¿A quién le importa?, Stan Lee, ¿A alguien le suena?, que conocen los más allegados, o sea como si fuese el cameo del vendedor de periódicos de la esquina…..deconstrucción del cameo lo llamaría yo.
Imágenes de acción trepidante, como no podía ser menos, pero ya con ese espíritu de algo superado que respira cansancio y espera lo que ha de llegar que no imagino qué será aunque intuyo que pasará antes por los video-juegos.
En cuanto a los actores…..son héroes…..con decir que el grandullón de hojalata es el que más emoción transmite está dicho todo.
Mis felicitaciones a los constructores de los diálogos….verdadera salsa de este irreverente entretenimiento que no cae en la zafiedad sin por eso llegar al virtuosismo…puro comic.
Y acerté.
De todas las pelis de héroes de Marvel es la única que volvería a ver. La chachara verborreica del protagonista, que alcanza el nivel de delirio oral cuando dialoga con su camarero preferido, me parece divertida, ocurrente, impregnada de falta de complejos, pura actualidad, con chistes que se revuelcan en lo más “fashion” de nuestra época, incluido el actor que protagoniza la película. Que se ríe de sí mismo. Y de Liam Neeson y de….bueno dejémoslo, que acabaré haciendo spoiler. De spoil, estropear.
Ya los créditos del comienzo anuncian una falta total de ambición, relajante, un desparpajo adolescente y sinvergonzonería a raudales, y no defrauda. Claro que teniendo en cuenta que el protagonista es inmortal y todo lo que se corta le vuelve a salir….incluso más grande……o sea….hasta hay un cameo genial…..me explico….se supone que un cameo en una peli es la aparición, más o menos camuflada, de un actor o alguien famoso haciendo una papel insignificante. Pues aquí se produce el cameo que en los propios créditos se tacha de absurdo, de una persona, el productor, ¡ya ves tú!, guionista y editor de comics, ¿A quién le importa?, Stan Lee, ¿A alguien le suena?, que conocen los más allegados, o sea como si fuese el cameo del vendedor de periódicos de la esquina…..deconstrucción del cameo lo llamaría yo.
Imágenes de acción trepidante, como no podía ser menos, pero ya con ese espíritu de algo superado que respira cansancio y espera lo que ha de llegar que no imagino qué será aunque intuyo que pasará antes por los video-juegos.
En cuanto a los actores…..son héroes…..con decir que el grandullón de hojalata es el que más emoción transmite está dicho todo.
Mis felicitaciones a los constructores de los diálogos….verdadera salsa de este irreverente entretenimiento que no cae en la zafiedad sin por eso llegar al virtuosismo…puro comic.

7,0
68.414
5
21 de octubre de 2015
21 de octubre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo no pensaba ir a ver esta película. No sé por qué pero me olía el asunto. Gravity 2. Pero me tope con una crítica en la que se hablaba de “marcianidad”, humor y acababa la cosa, diciendo este buen crítico: No se la pierdan, se lo pasaran en grande. Se trata de un crítico al que había visto por ahí en algún artículo pero al que no había seguido especialmente. Después de esta experiencia le he puesto en una lista que tengo, que lleva por nombre: “Críticos a los que no hacer ni puto caso”.
La crítica de esta película podía aceptar alguno de estos comienzos.
Uno.
¿De verdad? O sea, ¿Hay productoras de cine que están dispuestas a gastarse un buen montón de dinero para hacer otra película de esas, banal, intrascendente, innecesaria? ¿De esas que se pueden calificar de “mucho ruido y pocas nueces”?. Pues sí. Se ve que sí.
Dos.
¿A los americanos no les avergonzará nunca eso de darse jabón constantemente? ¿No están hartos de lamerse? Una cosa hay que agradecer: Esta vez no han colocado a los rusos o a los alemanes, lo típico, en el papel de malos y puestos a ser generosos, han dejado que los chinos sean buenos y solidarios. Algo traman, los americanos digo, no los chinos, que casi ni parecían chinos.
Tres.
Sólo y sólo si: No tienen nada que hacer, un paseo por el campo no les apetece, una cerveza con los amigos tampoco, un buen libro ni pensarlo, tienen falta de electricidad en casa y ninguno de los artilugios de entretenimiento les funciona, tienen el frigorífico vacio y la cama también, aburrirse les es insoportable y suicidarse no entra dentro de sus planes hagan lo posible por no encontrar ocho euros…pero si aún así los encuentran… vayan a ver la película… pero sólo y sólo si pasa eso. No es que sea mala, que no lo es. Es que simplemente no hay ninguna razón para ir a verla.
Y mostrados los posibles comienzos de la reseña, después ya se continúa con una mínima argumentación por eso de que a uno no lo califiquen de talibán.
Hay en toda actividad un afán de negocio. De ganar dinero, vamos. Pero en ese afán hay niveles. Negocios que no contemplan otra finalidad que ganar cuanto más dinero mejor, sin importar víctimas. Y negocios donde uno quiere mantener una mínima decencia y ofrecer como fruto de su trabajo algo mínimamente decente. Estoy hablando, claro está, sin salirse de la legalidad.
O sea, hago salchichas con apariencia de salchichas, me monto una buena campaña y a vender. O hago salchichas que tengan carne, hago una buena campaña y espero que además el boca a boca impulse mi negocio.
Pues en el cine igual. Aunque se sigue oyendo aquello de que es el séptimo arte.
Marte es el clásico producto americano con buenos actores, que los tiene y lo demuestran. Con un buen director, imperecedero diría yo por culpa de Blade Runner y Allien. Con un guión que salvo cebarse con la música disco se muestra correcto. Y….y….y ya está.
Y ya no sé qué más decir. Es que de verdad, no había ninguna necesidad de hacer este film.
Bueno, necesidad artística, digo. Porque de otras sí que hay. Ha dado trabajo a un montón de profesionales del cine. Y le va a procurar un buen montón de dólares a la empresa cárnica que se ha encargado de que algunos comerciales digan que esta salchicha no hay que perdérsela. Que se disfrutara en grande. Amén.
PD: Yo una vez vi una película del Oeste, de esas que se rodaban en Almería, malas de la muerte, que en una panorámica en la que se veían en un plano largo a los jinetes cabalgando en dirección al rancho, se colaba, al fondo, en una carretera que rodeaba la montaña del fondo, un turismo que aquel día viajó en el tiempo. Me reí un montón. Pues en esta película con algunas escenas, lo mismo. No las cuento, porque se creerían que les miento. Bueno, daré una pista sin llegar al espoiler: ¿A que no sabían que en la NASA eso del plástico y el tesafilm también está a la orden del día? Ja, Ja, Ja, Ja, Ja……estos guionistas.
La crítica de esta película podía aceptar alguno de estos comienzos.
Uno.
¿De verdad? O sea, ¿Hay productoras de cine que están dispuestas a gastarse un buen montón de dinero para hacer otra película de esas, banal, intrascendente, innecesaria? ¿De esas que se pueden calificar de “mucho ruido y pocas nueces”?. Pues sí. Se ve que sí.
Dos.
¿A los americanos no les avergonzará nunca eso de darse jabón constantemente? ¿No están hartos de lamerse? Una cosa hay que agradecer: Esta vez no han colocado a los rusos o a los alemanes, lo típico, en el papel de malos y puestos a ser generosos, han dejado que los chinos sean buenos y solidarios. Algo traman, los americanos digo, no los chinos, que casi ni parecían chinos.
Tres.
Sólo y sólo si: No tienen nada que hacer, un paseo por el campo no les apetece, una cerveza con los amigos tampoco, un buen libro ni pensarlo, tienen falta de electricidad en casa y ninguno de los artilugios de entretenimiento les funciona, tienen el frigorífico vacio y la cama también, aburrirse les es insoportable y suicidarse no entra dentro de sus planes hagan lo posible por no encontrar ocho euros…pero si aún así los encuentran… vayan a ver la película… pero sólo y sólo si pasa eso. No es que sea mala, que no lo es. Es que simplemente no hay ninguna razón para ir a verla.
Y mostrados los posibles comienzos de la reseña, después ya se continúa con una mínima argumentación por eso de que a uno no lo califiquen de talibán.
Hay en toda actividad un afán de negocio. De ganar dinero, vamos. Pero en ese afán hay niveles. Negocios que no contemplan otra finalidad que ganar cuanto más dinero mejor, sin importar víctimas. Y negocios donde uno quiere mantener una mínima decencia y ofrecer como fruto de su trabajo algo mínimamente decente. Estoy hablando, claro está, sin salirse de la legalidad.
O sea, hago salchichas con apariencia de salchichas, me monto una buena campaña y a vender. O hago salchichas que tengan carne, hago una buena campaña y espero que además el boca a boca impulse mi negocio.
Pues en el cine igual. Aunque se sigue oyendo aquello de que es el séptimo arte.
Marte es el clásico producto americano con buenos actores, que los tiene y lo demuestran. Con un buen director, imperecedero diría yo por culpa de Blade Runner y Allien. Con un guión que salvo cebarse con la música disco se muestra correcto. Y….y….y ya está.
Y ya no sé qué más decir. Es que de verdad, no había ninguna necesidad de hacer este film.
Bueno, necesidad artística, digo. Porque de otras sí que hay. Ha dado trabajo a un montón de profesionales del cine. Y le va a procurar un buen montón de dólares a la empresa cárnica que se ha encargado de que algunos comerciales digan que esta salchicha no hay que perdérsela. Que se disfrutara en grande. Amén.
PD: Yo una vez vi una película del Oeste, de esas que se rodaban en Almería, malas de la muerte, que en una panorámica en la que se veían en un plano largo a los jinetes cabalgando en dirección al rancho, se colaba, al fondo, en una carretera que rodeaba la montaña del fondo, un turismo que aquel día viajó en el tiempo. Me reí un montón. Pues en esta película con algunas escenas, lo mismo. No las cuento, porque se creerían que les miento. Bueno, daré una pista sin llegar al espoiler: ¿A que no sabían que en la NASA eso del plástico y el tesafilm también está a la orden del día? Ja, Ja, Ja, Ja, Ja……estos guionistas.
8
4 de mayo de 2015
4 de mayo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pregunto: ¿Cada cierto tiempo hay que atropellar a un ciclista para explicar cómo somos? Pues seguramente sí, porque "the times they are changing always". Y las circunstancias .Y nosotros.
"El capital humano" es una película estructurada en un prólogo, tres capítulos basados en puntos de vista diferentes y una conclusión final que se desarrolla a modo de vidas cruzadas que se encuentran en nudos que podían ser plazas públicas de encuentros e intercambios de pareceres, momentos para empatizar y compartir, y que sin embargo no dejan de ser otra cosa que momentos desoladores en los que cada uno va a la suya.
Y aunque al final de la peli se nos explica el porqué del título, ha sido durante el transcurso de la proyección que el director ha ido desgranando lo intrincado y complejo del verdadero capital humano, otrora conocido como naturaleza humana, que por mucho que el dinero intente valorar, esta vez a través de una compañía de seguros, está muy lejos de poder hacerlo, como se ve al final en la sonrisa esperanzadora de los pobres amantes y la desoladora infelicidad en la que viven los pobres ricos. Todos pobres, por una u otra razón. Aunque con tesis.
Personajes muy bien definidos, casi caricaturescos, que despojados de actitudes secundarias se quedan en explicaciones casi monotemáticas de lo que viene a ser la intrincada naturaleza del rey de la creación. Un paseo por la sociedad que hemos montado y que cual corriente imparable de un río nos va acercando inapelablemente a un mar que nos absorberá para siempre o a una catarata que dejará lo de absorbernos en un deseo inalcanzable. En esta película, la ambición, la avaricia, la vanidad, la molicie y un poco de equilibrio mental dibujan el escenario en el que unos jóvenes intentan sacar la cabeza y coger algo de aire para poder seguir creciendo.
La idea del nudo narrativo es una estupenda idea que al fin y al cabo lleva al espectador a una sensación muchas veces sentida en la vida de “por aquí ya he pasado antes”. Buena metáfora.
Las interpretaciones se acomodan a lo que seguramente exigió el director. Un poco de histrionismo para el ambicioso y arribista. Seriedad y frialdad para el ejecutivo implacable. Blanda y meliflua la interpretación de la acomodada esposa. Gris y resentida la del artista fracasado. Equilibrada y sencilla la de la empelada pública. Y los jóvenes…. ¡Ay, los jóvenes de hoy, hombres del mañana! ¿Cómo van a ser otra cosa teniendo en cuenta los ejemplos?
Sólo me rechino la tesis final. Los ricos son ricos pero lo pasan muy mal y son infelices, camino de la vejez. Y los pobres son muy pobres pero se quieren. Y además son jóvenes. ¡Chúpate esa!
Por lo demás la peli me ha gustado mucho. Muy entretenida.
"El capital humano" es una película estructurada en un prólogo, tres capítulos basados en puntos de vista diferentes y una conclusión final que se desarrolla a modo de vidas cruzadas que se encuentran en nudos que podían ser plazas públicas de encuentros e intercambios de pareceres, momentos para empatizar y compartir, y que sin embargo no dejan de ser otra cosa que momentos desoladores en los que cada uno va a la suya.
Y aunque al final de la peli se nos explica el porqué del título, ha sido durante el transcurso de la proyección que el director ha ido desgranando lo intrincado y complejo del verdadero capital humano, otrora conocido como naturaleza humana, que por mucho que el dinero intente valorar, esta vez a través de una compañía de seguros, está muy lejos de poder hacerlo, como se ve al final en la sonrisa esperanzadora de los pobres amantes y la desoladora infelicidad en la que viven los pobres ricos. Todos pobres, por una u otra razón. Aunque con tesis.
Personajes muy bien definidos, casi caricaturescos, que despojados de actitudes secundarias se quedan en explicaciones casi monotemáticas de lo que viene a ser la intrincada naturaleza del rey de la creación. Un paseo por la sociedad que hemos montado y que cual corriente imparable de un río nos va acercando inapelablemente a un mar que nos absorberá para siempre o a una catarata que dejará lo de absorbernos en un deseo inalcanzable. En esta película, la ambición, la avaricia, la vanidad, la molicie y un poco de equilibrio mental dibujan el escenario en el que unos jóvenes intentan sacar la cabeza y coger algo de aire para poder seguir creciendo.
La idea del nudo narrativo es una estupenda idea que al fin y al cabo lleva al espectador a una sensación muchas veces sentida en la vida de “por aquí ya he pasado antes”. Buena metáfora.
Las interpretaciones se acomodan a lo que seguramente exigió el director. Un poco de histrionismo para el ambicioso y arribista. Seriedad y frialdad para el ejecutivo implacable. Blanda y meliflua la interpretación de la acomodada esposa. Gris y resentida la del artista fracasado. Equilibrada y sencilla la de la empelada pública. Y los jóvenes…. ¡Ay, los jóvenes de hoy, hombres del mañana! ¿Cómo van a ser otra cosa teniendo en cuenta los ejemplos?
Sólo me rechino la tesis final. Los ricos son ricos pero lo pasan muy mal y son infelices, camino de la vejez. Y los pobres son muy pobres pero se quieren. Y además son jóvenes. ¡Chúpate esa!
Por lo demás la peli me ha gustado mucho. Muy entretenida.
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