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Críticas 62
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
25 de enero de 2006
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Soporífera" o "mala con ganas" son dos buenas formas de describir este engendro que responde al nombre de "Matrix Revolution". Una pena, que lo podría haber pasado a la posteridad como una buena película de ciencia-ficción ("The Matrix") acabe haciendolo como una saga de productos ultra-comerciales. Y es que si "Matrix Reloaded" era decepcionante, "Matrix Revolutions" es impeorable. Si en las dos entregas anteriores los dialogos se movian en el terreno de la filosofía barata, en esta lo hacen en el de los topicazos del cine de acción más lamentable. Absolutamente nada se salva de la quema en este auténtico bodrio. Porque es aburrida (¿En serio alguien puede soportar esa secuencia de una hora en la que unos robots disparan contra unos calamares una y otra vez?), porque ni siquiera cuenta con las originales virguerías visuales de sus predecesoras, porque la gélida historia de amor entre Neo y Trinity es la peor historia de amor de todos los tiempos, porque la batalla final parece sacada de un episodio malo de Dragon Ball Z, y un largo etcétera de despropositos. En definitiva, mejor olvidarse de esta... cosa, e imaginarse que todo acababa en la película de 1999.
17 de septiembre de 2023
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que todo tiene que ser una obra maestra absoluta o la mayor basura jamás creada. Y lo que es peor, a veces serlo por razones ideológicas. Le pongo un 1 porque salen dos gays besándose, pues yo le pongo un 10 para que se jodan los fachas. La realidad es que este tipo de productos lo que son es mediocres, hechos para un público que no sabe lo que es el cine porque sólo “consume” (como ellos mismos llaman a ver cine) “productos” (como ellos mismos llaman a las obras) estadounidenses, comerciales y actuales.

De vez en cuando salen obras notables como Chernobyl, que todo el mundo supo ver que era excelente. Ahora creo que la mayoría del público lo decía sugestionada por los demás, porque son incapaces de ver que The Last of Us no es, ni de lejos, una serie con las cualidades de Chernobyl.

Vamos con el famoso capítulo 3. Melodrama telefilmero totalmente gratuito. Gratuito no porque cuente la historia de amor entre dos hombres y para hacer algo así necesites una justificación. Creerse que la representación de la homosexualidad se ha inventado en 2023 es de ser un auténtico cateto. Pasolini era arriesgado, esto no. Es gratuito porque no tiene ninguna conexión con la trama. Es un capítulo entero dedicado a un flashback de dos personajes que no aparecen antes, ni aparecen después. Es una historia metida con calzador, desconectada por completo de la serie.

Para colmo asistimos a un efectista y burdo uso de “On the Nature of the Daylight”, la magnífica y emotiva pieza de cuerdas de Max Richter, aparecida en películas como Shutter Island o Arrival y sobreexplotada hasta la saciedad, por si hubiese alguna duda de que el único objetivo es provocar la lagrima fácil. Cinematográficamente no es nada brillante. Plano y como mucho correcto. Los que dicen que esto es Cine del más alto nivel fliparán cuando vean cualquier peli decente.

El casting es por lo general terriblemente fallido. Cuando haces un casting buscando a actores consagrados de primer nivel te sale Chernobyl. Cuando lo que buscas son interacciones en las redes sociales te sale The Last of Us. El personaje de Ellie es apaleado y arrastrado por el suelo por esta pseudo-actriz. Pero no digáis nada. El personaje de Kathleen es sencillamente ridículo. Hay algunos aciertos como el de Sarah, estupendamente interpretada por Nico Parker (porque no todo es la fidelidad sino la calidad).

Hay gente alabando que es buena porque es igual que el juego. Abramos ese melón. Estar rodando una obra cinematográfica y que lo mejor que sepas hacer es copiar plano por plano las cinemáticas de un juego de la play 3 está más cerca de ser vergonzoso que brillante. Sobre todo cuando aun así no consigues resultar tan emotivo como la obra original. Es lo que tienen las copias sin alma ni intención artistica. Todo esto hace que no pueda evitar la sensación de que estamos viendo una especie obra hecha no ya para fans sino por fans. Gente que su única idea para hacer una gran adaptación de The Last of Us es copiarlo todo a ver si cuela.

Manda narices que me resulte mucho más artístico, elegante, sutil y emotivo un videojuego que una serie, que obviamente lo tiene mucho más fácil para serlo.

Una obra maestra lo es por explotar los recursos propios de su medio. En eso TLOU (el juego) es colosal. Especialmente el DLC Left Behind, que utiliza las mecánicas del juego de maneras constantemente creativas y sorprendentes con fines narrativos. El momento de Ellie jugando a ciegas me parece el mejor momento de la historia de los videojuegos. Así de claro.

La serie no utiliza de maneras creativas los recursos del cine para transmitir. Se limita a copiar. No hay ideas. Sólo las de “expandir el universo” TLOU. Es decir rellenar y renunciar a cualquier sutileza. Hacer explícito todo lo que era elegante. El único añadido interesante de la serie es el prólogo del programa de tv. El resto es todo igual o peor. Actores haciendo cosplay repitiendo frases del juego para regocijo de los fans. No lo necesito. El fanservice es una lacra. Miedo me da lo que harán con The Last of Us Part II. Igual de brillante que el primero, pero mucho mas complicado de adaptar.
20 de abril de 2018
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El parloteo. Esa característica tan propia del ser humano de la que no se puede escapar. Hubo una época en la que sí, en la que había un lugar seguro: la sala de cine. El cine comenzó siendo un arte libre de parloteo, pero desde que se inventó el cine sonoro, los diálogos, más que un recurso nuevo que incorporar al ya por entonces riquísimo lenguaje cinematográfico, se convirtieron al instante en una obligación y dejó de ser imprescindible que las historias se desarrollasen mediante la narración visual. Por desgracia.

El público tiene miedo al silencio, basta acordarse de ese hilarante cartel que advertía en algunos cines a los espectadores de que The Last Jedi contenía en determinada escena unos segundos de silencio, por si los espectadores, desorientados y presas del pánico perdían la cordura y comenzaban a autolesionarse ante una breve ausencia de atronadores estímulos sonoros.

Con este panorama, hacer una película libre de parloteo es por tanto una temeridad. La mera existencia de una película comercial prácticamente muda ya es motivo de regocijo en estos tiempos. Y oye, si además funciona, entretiene y hasta es buena como es el caso, pues olé tú, John Krasinski, qué callao te lo tenías. El (casi) debutante cineasta muestra una voluntad evidente de hacer las cosas bien, de perpetrar no sólo un thriller efectivo que reviente taquillas sino de hacerlo mediante buen cine. No siempre lo consigue pero otros ni lo intentan.

La película es heredera de esa sana costumbre hitchcockiana recuperada por Shyamalan de sustentar la película en una premisa potente y llamativa, que sin duda ayuda a venderla. Una idea sencilla pero con unas posibilidades para el suspense ilimitadas. Algo tan típico como el clásico "no hagáis ruido o nos pillan los malos" pero llevado hasta el extremo. Una vez plantadas las piezas sobre el tablero uno se relame de gusto pensando en los momentos de thriller tan potentes que se intuyen. Y bueno, más o menos.

Krasinski está más cerca de Shyamalan que de Hitchcock (concretamente recuerda en ocasiones a Señales en la ambientación y algunos momentos) pero liberado de esa necesidad del director hindú de añadir mensajes trascendentes a la obra, manteniéndose alejado de excentricidades y ambiciones excesivas que le puedan hacer caer en el ridículo (de eso ya se encargará el guion al final).

Pero sin el talento de Shyamalan para la puesta en escena, por mucho que Un lugar tranquilo apueste por el suspense puro y sin diálogos, no hay una narración visual especialmente brillante. Si el punto de partida lo tienes que explicar a través de textos (titulares de periódico, pizarras explicativas…) es que no has sabido contarlo sin palabras. Otras veces parece que la gracia de la propuesta sea que cuanto más silencio haya más gordo será el soponcio de la audiencia cuando venga el ruidoso susto de turno, acompañado por la inevitable música de susto para redondear el efectismo facilón.

La sensación que queda es de estar ante una propuesta cuidada y loable pero desaprovechada. Hay ritmo y buenos momentos, Krasinski roza con la punta de los dedos debutar con un peliculón pero no termina de aprovechar el potencial de las piezas que pone en juego. Es especialmente deprimente el caso de la hija sorda. Tener un personaje sordo en un entorno en el que no puede hacer ruido o se la cargan daba para unas cuantas set pieces brillantes, pero ese juego astuto nunca llega. Y lo peor de todo es que cerca del final cierta escena lo manda todo a paseo y me saca de la película (ver spoiler).

Quizás estos detalles que impiden a la película ser una obra de altura y quedarse en una buena peli comercial encuentran su explicación cuando vemos el nombre de Michael Bay en los títulos de crédito. A lo mejor sin este señor metiendo baza, el próximo proyecto de Krasinski sea más redondo. De momento empieza bien. Se merece un aplauso, flojito, que tampoco queremos armar un escándalo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ay. Ese final.

Veamos… Es perfectamente creíble que el padre se sacrifique por sus hijos. Pero no así. No si no hay necesidad, no sin haberlo intentado todo antes. No te inmolas, no abandonas a tu amada familia. No cuela. Extremadamente forzado y ridículo. Del sonotone salvador de la humanidad mejor ni hablamos.
19 de diciembre de 2008
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada que destacar de esta peliculilla que pasó sin pena ni gloria por las carteleras y las mentes de jóvenes y adultos. Conseguir que el gran Dustin Hoffman produzca arcadas cada vez que aparece es uno de los pocos logros de esta mediocridad. Pero en realidad lo más llamativo de la cinta, lo más insultante, lo que realmente demuestra que el tal Zach Helm (guionista y director) es un idiota, es el discurso que suelta Hoffman sobre la muerte del rey Lear. Como no hay nada más interesante que decir de esta peli, me permitiré el lujo de explayarme con la tontería en cuestión.

Dicho monólogo pasa a la posteridad por contener las mayores imbecilidades que se han dicho nunca sobre William Shakespeare. La barbaridad es de tal calibre que casi parece que el coleguita Zach ni siquiera sabe que El rey Lear es una obra de teatro y no una novela. Resulta que el Mr Magorium este nos suelta con lágrimas en los ojos que Shakespeare, en toda su genialidad y apesar de toda su verborrea, cuando muere el rey Lear sólo escribe "muere". No exagera su muerte con recargadas metáforas, simplemente escribe "muere". El problema es que cualquiera que no sea subnormal y haya leido algo de Shakespeare sabrá que lo de "muere" es simplemente una acotación, igual que "entra Ofelia" o "salen Rosencratz y Guildestern". Y, por supuesto, cada vez que muere un personaje en una obra de Shakespeare, simplemente pone "muere". Por tanto, comentar la genialidad de una simple indicación escénica completamente vacia como si fuese la muestra definitiva del talento de su autor es un ejercicio de incultura y estulticia dificilmente superable. Pero por lo visto Zach Helm es de esos que al recitar un diálogo son capaces de soltar "y sonrie", "toser y caer fulminado" o "sigue en la página 2".
9 de enero de 2015 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustaría ver al padre Lavelle (enorme Gleeson) en una película a su altura, una con un argumento bien pensado y desarrollado. Se supone que Calvary trata de un cura al que amenazan de muerte en el confesionario. Un hombre que sufrió abusos por parte de un cura en su infancia le matará dentro de una semana (no estoy revelando nada que no se sepa en el minuto 1 de la película). Un punto de partida muy interesante. Pero ese argumento sólo sirve para crear una sensación de que la película trata sobre algo y que va a alguna parte, pues ese punto de partida no se desarrolla y el argumento va dando tumbos de un lado a otro sin dirección.

Porque por desgracia el desarrollo real de la película, a lo que realmente asistimos, es a una serie de entrevistas con una serie de variopintos personajes, a cada cual más irritante y de cartón piedra, nada creíbles. Tampoco se trata realmente el tema de la pederastia en la iglesia (sólo muy tímida y superficialmente, y de manera bastante amistosa) aunque las pocas veces que se trata propicia uno de los momentos más interesante de la película.

Es una pena, porque Calvary tiene puntos muy positivos: el ya citado personaje protagonista, interpretado por un Gleeson que tiene toda la calidez, sinceridad y alma que les falta al resto de caricaturescos personajillos. Hay además algún buen diálogo y, aunque no es nada habitual en una película de este género (comedia indie-excéntrica sentimental), si Calvary merece la pena es además de por Brendan Glesson por algunas imágenes de gran potencia y belleza visual que contiene.
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