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7,1
2.165
8
20 de marzo de 2008
20 de marzo de 2008
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como opinar es transformar palabras que ya fueron dichas mucho antes pero otorgándole un significado propio, les voy a hablar del amor, que según la Real Academia Española es el "sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y...". Bah. Quién necesita una definición, ¿acaso no hay bastante con sufrirlo?
El amor no se ve venir y, si se ve venir, se evita la mayoría de las veces; no me pregunten a mí por qué, somos todos igual de idiotas. El caso es que cuando llega, nos empeñamos en no cambiar, nos aferramos al "a mí no me pasará"... y en el trasbordo de dos ideas ya somos diferentes. Hal Hartley lo expresa, lo muestra y lo da a intuir de una forma elegantemente directa y cálida. La compenetración roza el éxtasis en cada acercamiento de los protagonistas, las sensaciones vuelan pantalla afuera, y nosotros volamos pantalla adentro. Ahora, que ya he despertado de esa bendita ensoñación, intento en vano separar de mí algo que ya es demasiado visceral como para eso.
La chica es preciosa, y tal y como hubiese ocurrido en la realidad, y bien dice ella, los hombres sólo la ven como piernas, senos, culo y sexo. Pero Mathew (mi corazón se acelera) no; para Mathew ella es la confianza, la familiaridad, la complicidad de una persona que, aún necesitando más ayuda si cabe que él, se dedica sin saberlo a hacerle feliz. También hay cabida para algunas historias paralelas, pero bajo mi punto de vista sólo hacen su aparición para conocer a fondo a los personajes y su entorno, cómo interactúan con los demás; tienen su encanto, pero la sombra de la relación principal es demasiado grande.
Si se han quedado con la curiosidad de qué es ese gusanillo que atormenta hasta al más inflexible, capaz de volver egoísta al generoso, entristecer al más alegre y derretir al más duro vean Trust. Todo está ahí, lo aseguro. Si quedaba algo por decir sobre el amor, Trust lo dijo.
El amor no se ve venir y, si se ve venir, se evita la mayoría de las veces; no me pregunten a mí por qué, somos todos igual de idiotas. El caso es que cuando llega, nos empeñamos en no cambiar, nos aferramos al "a mí no me pasará"... y en el trasbordo de dos ideas ya somos diferentes. Hal Hartley lo expresa, lo muestra y lo da a intuir de una forma elegantemente directa y cálida. La compenetración roza el éxtasis en cada acercamiento de los protagonistas, las sensaciones vuelan pantalla afuera, y nosotros volamos pantalla adentro. Ahora, que ya he despertado de esa bendita ensoñación, intento en vano separar de mí algo que ya es demasiado visceral como para eso.
La chica es preciosa, y tal y como hubiese ocurrido en la realidad, y bien dice ella, los hombres sólo la ven como piernas, senos, culo y sexo. Pero Mathew (mi corazón se acelera) no; para Mathew ella es la confianza, la familiaridad, la complicidad de una persona que, aún necesitando más ayuda si cabe que él, se dedica sin saberlo a hacerle feliz. También hay cabida para algunas historias paralelas, pero bajo mi punto de vista sólo hacen su aparición para conocer a fondo a los personajes y su entorno, cómo interactúan con los demás; tienen su encanto, pero la sombra de la relación principal es demasiado grande.
Si se han quedado con la curiosidad de qué es ese gusanillo que atormenta hasta al más inflexible, capaz de volver egoísta al generoso, entristecer al más alegre y derretir al más duro vean Trust. Todo está ahí, lo aseguro. Si quedaba algo por decir sobre el amor, Trust lo dijo.

6,0
110.289
7
13 de octubre de 2007
13 de octubre de 2007
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pueblo donde el mundo se limita por antorchas. No hay nada más allá, porque el más allá está prohibido, como está prohibido hablar de "los que no nombramos". Shyamalan, Shyamalan, creo que nos la has jugado pero bien.
Sin duda, Shyamalan debió ser un niño que jugaba bastante, por eso de que hace referencia a varios juegos infantiles: el escondite (cuando los bicharracos entran en el pueblo), el pollito inglés (que me recordó en la escena en que se ponían de espaldas en el tronco a ver quien aguantaba más)...En realidad, toda la película me pareció vivir un videojuego, donde existen dos tribus (los encapuchados amarillos y los encapuchados rojos) que se temen a la par que se respetan.
O el director se burla de nosotros o realmente pretende enseñarnos algo. Yo personalmente opino lo segundo, pues a mí realmente sí me mostró una realidad: que el miedo no necesita ser auténtico ni fundamentado para existir, que todo lo desconocido nos aterroriza más por lo que puede ser que por lo que es; todos hemos sufrido en casa el pánico al escuchar el crujido de los muebles y pensar que ha entrado algún asesino en serie para cortarnos el cuello, sin pararnos a reflexionar sobre la naturaleza de la madera, la cual se contrae y se expande por los cambios de temperatura. Pues esto es igual.
El Bosque existe en la mente de los habitantes del pueblo como un lugar plagado de fieras, porque es lo que han crecido escuchando. Es entonces cuando el juego de niños peligra, cuando una circunstancia mayor hace tambalear la leyenda, y no podría generarlo ninguna causa tan fuerte, tan de fuerza mayor, como el amor. Una historia entre un tímido joven y una muchacha ciega y valiente que no duda en cruzar El Bosque para salvar su vida.
Ha sido una experiencia inigualable para mis cinco sentidos, pese que a estas alturas ya creo tener seis. La magnífica fotografía ha llegado a emocionarme por el contraste de tantos colores frios y cálidos, por la palidez y la viveza; es un deleite estético, al que si le sumamos la extrema originalidad de la historia obtenemos El Bosque, la película que muchos espectadores llegaron a odiar, quizá porque llevaban el tipo de expectativas propias del género de terror y se encontraron ante algo que no supieron asimilar.
He disfrutado mucho viéndola, con el suspense de qué pasará ahora, adónde lleva este camino. Es como poner la palma de la mano para chocar y que el otro te retire la suya: te puede dar coraje o te puede hacer gracia. En todo caso la recomiendo, porque mezcla una pizca de cada género con mucha audacia y no deja indiferente.
Es una película que te hace un espectador digno. No hagan caso a los rumores.
Sin duda, Shyamalan debió ser un niño que jugaba bastante, por eso de que hace referencia a varios juegos infantiles: el escondite (cuando los bicharracos entran en el pueblo), el pollito inglés (que me recordó en la escena en que se ponían de espaldas en el tronco a ver quien aguantaba más)...En realidad, toda la película me pareció vivir un videojuego, donde existen dos tribus (los encapuchados amarillos y los encapuchados rojos) que se temen a la par que se respetan.
O el director se burla de nosotros o realmente pretende enseñarnos algo. Yo personalmente opino lo segundo, pues a mí realmente sí me mostró una realidad: que el miedo no necesita ser auténtico ni fundamentado para existir, que todo lo desconocido nos aterroriza más por lo que puede ser que por lo que es; todos hemos sufrido en casa el pánico al escuchar el crujido de los muebles y pensar que ha entrado algún asesino en serie para cortarnos el cuello, sin pararnos a reflexionar sobre la naturaleza de la madera, la cual se contrae y se expande por los cambios de temperatura. Pues esto es igual.
El Bosque existe en la mente de los habitantes del pueblo como un lugar plagado de fieras, porque es lo que han crecido escuchando. Es entonces cuando el juego de niños peligra, cuando una circunstancia mayor hace tambalear la leyenda, y no podría generarlo ninguna causa tan fuerte, tan de fuerza mayor, como el amor. Una historia entre un tímido joven y una muchacha ciega y valiente que no duda en cruzar El Bosque para salvar su vida.
Ha sido una experiencia inigualable para mis cinco sentidos, pese que a estas alturas ya creo tener seis. La magnífica fotografía ha llegado a emocionarme por el contraste de tantos colores frios y cálidos, por la palidez y la viveza; es un deleite estético, al que si le sumamos la extrema originalidad de la historia obtenemos El Bosque, la película que muchos espectadores llegaron a odiar, quizá porque llevaban el tipo de expectativas propias del género de terror y se encontraron ante algo que no supieron asimilar.
He disfrutado mucho viéndola, con el suspense de qué pasará ahora, adónde lleva este camino. Es como poner la palma de la mano para chocar y que el otro te retire la suya: te puede dar coraje o te puede hacer gracia. En todo caso la recomiendo, porque mezcla una pizca de cada género con mucha audacia y no deja indiferente.
Es una película que te hace un espectador digno. No hagan caso a los rumores.

7,4
83.075
6
15 de septiembre de 2007
15 de septiembre de 2007
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El enigma que garantizaba un final prometedor se salpica de imprecisión y acomodación, volviéndose predecible y apartándose de la distinción que gozaba anteriormente.
Están ante un film que mezcla la psicología y la ciencia ficción, que fluyen ante los ojos de Donald Darko, un adolescente esquizofrénico al que su amigo imaginario le presagia el fin del mundo en 28 días, 6 horas, 42 minutos y 12 segundos. Comenzarán entonces las investigaciones del muchacho para evitar a toda costa que esto suceda.
El concepto en sí de viajar en el tiempo siempre ha sido objeto de fascinación, y no es para menos, y esta película con su toque existencialista lo propone y desarrolla factible pero estrambóticamente, de una forma confusa y farragosa a veces, tanto, que constantemente el espectador tiene que detenerse a pensar qué es lo que realmente está viendo, qué le están ofreciendo. Sinuosamente, Richard Kelly nos va acercando y alejando de la trama de una forma caótica y sin un orden determinado, desconcertando de sobremanera en ocasiones. Sin embargo, la ópera prima de Kelly es considerada hoy en día como película de culto, desde mi punto de vista una equivocación monumental.
Jake Gyllenhaal está correcto en su ambiente, con su acostumbrada mirada de desequilibrado que justo aquí le viene al pelo. Ídem de Patrick Swayze, que da vida a Jim Cunningham, un tipo que se gana el pan llevando a su rebaño de fieles por el camino del amor y el miedo; en esta ocasión su papel podría decirse que tiene cierta relevancia, y demuestra que aún sigue vivo aunque no levantase cabeza desde el éxito de Ghost. El resto del reparto es bastante aceptable y creíble y, aunque no destaque nadie en especial, varios actores secundarios se merecen una ovación.
Reconozco que es un film complicado, con muchos matices, pero me abruma que todo ello haya sido premeditado para inducir al espectador a considerarla una buena película. A ratos creerán que les están contando un chiste, pero otros sentirán que podría ser una adivinanza. Le doy un 6 porque, lo haya sido o no, tiene un guión suficientemente digno y ha resultado una experiencia para pensar y reflexionar.
Están ante un film que mezcla la psicología y la ciencia ficción, que fluyen ante los ojos de Donald Darko, un adolescente esquizofrénico al que su amigo imaginario le presagia el fin del mundo en 28 días, 6 horas, 42 minutos y 12 segundos. Comenzarán entonces las investigaciones del muchacho para evitar a toda costa que esto suceda.
El concepto en sí de viajar en el tiempo siempre ha sido objeto de fascinación, y no es para menos, y esta película con su toque existencialista lo propone y desarrolla factible pero estrambóticamente, de una forma confusa y farragosa a veces, tanto, que constantemente el espectador tiene que detenerse a pensar qué es lo que realmente está viendo, qué le están ofreciendo. Sinuosamente, Richard Kelly nos va acercando y alejando de la trama de una forma caótica y sin un orden determinado, desconcertando de sobremanera en ocasiones. Sin embargo, la ópera prima de Kelly es considerada hoy en día como película de culto, desde mi punto de vista una equivocación monumental.
Jake Gyllenhaal está correcto en su ambiente, con su acostumbrada mirada de desequilibrado que justo aquí le viene al pelo. Ídem de Patrick Swayze, que da vida a Jim Cunningham, un tipo que se gana el pan llevando a su rebaño de fieles por el camino del amor y el miedo; en esta ocasión su papel podría decirse que tiene cierta relevancia, y demuestra que aún sigue vivo aunque no levantase cabeza desde el éxito de Ghost. El resto del reparto es bastante aceptable y creíble y, aunque no destaque nadie en especial, varios actores secundarios se merecen una ovación.
Reconozco que es un film complicado, con muchos matices, pero me abruma que todo ello haya sido premeditado para inducir al espectador a considerarla una buena película. A ratos creerán que les están contando un chiste, pero otros sentirán que podría ser una adivinanza. Le doy un 6 porque, lo haya sido o no, tiene un guión suficientemente digno y ha resultado una experiencia para pensar y reflexionar.
30 de octubre de 2007
30 de octubre de 2007
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todas las personas que puedan haber imaginado alguna vez, cuando se les haya escapado un globo de helio, saltar y agarrarse a él para dejarse llevar y descubrir por fin a qué huelen las nubes, sólo una visionó la anécdota como argumento para una película. Todo un error por su parte fue, sin embargo, hacerlo en el contexto de una comedia romántica rutinaria y bastante sosa.
Para infortunio de nosotros, la mayoría vivimos una vida común, predecible en cuanto a limitaciones, con aspiraciones tan aburridas como desperdiciar la cima de la juventud estudiando para acabar con un salario irrisorio que nos dará para poco más que malvivir. Danny era uno de nosotros, cuya pareja no dejaba de recordarle lo tonto y raro de sus planes mientras parloteaba a sus espaldas sobre su mediocridad. Pero un día Danny se hartó, y puso en marcha la aventura más estúpida y emocionante de su vida: ató cuantos globos hicieron falta a una hamaca y echó el vuelo. Y quiso el destino (o la corriente) que aterrizara en un agradable pueblo, donde se valió de su anonimato para dar rienda suelta a sus propias ideas.
Podría decir que no alcanzará mucha trascendencia esta cinta, aunque desde luego es bastante entretenida para ver en familia. Una vez superado el impacto de la silla, el film no ofrece demasiado salvo dos o tres escenas que regalan una sonrisa. Nada destacable especialmente.
Véanla, en cualquier caso. Si somos capaces de alquilar "Esta abuela es un peligro" sin que se nos caiga la cara de vergüenza a la hora de abonarla, no vamos a hacerle ascos a una película que al menos ofrece algo original. Pueden sentarse en el sofá y ver lo que les pongan o coger una bolsa de panchitos y disfrutar pensando en qué sucedería si el amor de tu vida, la persona que siempre has esperado, cayese dos veces del cielo en el mismo árbol de tu jardín para cambiar por completo tu existencia.
Para infortunio de nosotros, la mayoría vivimos una vida común, predecible en cuanto a limitaciones, con aspiraciones tan aburridas como desperdiciar la cima de la juventud estudiando para acabar con un salario irrisorio que nos dará para poco más que malvivir. Danny era uno de nosotros, cuya pareja no dejaba de recordarle lo tonto y raro de sus planes mientras parloteaba a sus espaldas sobre su mediocridad. Pero un día Danny se hartó, y puso en marcha la aventura más estúpida y emocionante de su vida: ató cuantos globos hicieron falta a una hamaca y echó el vuelo. Y quiso el destino (o la corriente) que aterrizara en un agradable pueblo, donde se valió de su anonimato para dar rienda suelta a sus propias ideas.
Podría decir que no alcanzará mucha trascendencia esta cinta, aunque desde luego es bastante entretenida para ver en familia. Una vez superado el impacto de la silla, el film no ofrece demasiado salvo dos o tres escenas que regalan una sonrisa. Nada destacable especialmente.
Véanla, en cualquier caso. Si somos capaces de alquilar "Esta abuela es un peligro" sin que se nos caiga la cara de vergüenza a la hora de abonarla, no vamos a hacerle ascos a una película que al menos ofrece algo original. Pueden sentarse en el sofá y ver lo que les pongan o coger una bolsa de panchitos y disfrutar pensando en qué sucedería si el amor de tu vida, la persona que siempre has esperado, cayese dos veces del cielo en el mismo árbol de tu jardín para cambiar por completo tu existencia.

6,8
130.066
10
14 de octubre de 2007
14 de octubre de 2007
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez una puta de belleza suprema que nunca había conocido más amor que el que el dinero puede proporcionar. Una noche, gracias a un error, comenzó a vivir y pudo ser, al fin, ELLA.
Si en aquella época hubiésemos sobrevolado París, seguro que habríamos advertido un puntito rojo, el Moulin Rouge, lugar de encuentro de ricos y despreciables, de lujuria y desenfreno, de mujeres flacas, gordas, feas, morenas o de dientes negros con un objetivo común: atraer y distraer a los hombres con su escote desbordante, embutido en asfixiantes corsés, al son de la música. Pero una de ellas reluce con el brillo de un Diamante: Satine, una pelirroja de ojos azules, cintura de avispa y larga melena de tirabuzones de seda, que es la ambición de todos los clientes y fruto de la envidia de sus compañeras.
Entre la algarabía, el ruido, los colores y el sudor nace un amor prohibido, pues una cortesana no puede enamorarse. Christian consigue hechizar a Satine son su fe ciega en el amor y los hermosos poemas que le brinda en forma de canciones, las cuales están reconstruidas a partir de pedacitos de clásicos de nuestros días que dan lugar a una de las bandas sonoras más emocionantes y románticas que nunca he escuchado.
Aparte de un espectáculo visual de ensueño, sublime y minucioso, Moulin Rouge es la historia de amor más trágica y bella de nuestros días, capaz de arrancarles las lágrimas y hacerles sentir que lo único que importa es el amor, pase lo que pase, "come what may". Nos transporta a lo más humano de nosotros mismos, donde cada palabra nos delata y se clava como un dulce puñal. El tango de Roxanne para mí fue la parte más dura de la película, y no exagero si afirmo que sentía que el corazón se me salía del pecho.
Hay una persona muy importante para mí que odia con toda su alma esta película, y yo siempre le digo: "si eres capaz de superar los primeros desquiciantes minutos de ruido y caos, asistirás a la experiencia más inolvidable de tu vida". Nunca me hace caso, pero me da igual, porque la atracción que ejerce sobre mí este film se queda entre el sofá y yo.
Película de obligada visión. Cuanto más esperen a verla más se arrepentirán de que no les quede vida suficiente para poder repetirla una y otra vez. Cuanto más se ve, más gusta y más hace sentir.
Germán, qué maravillosa es mi vida desde que tú estás en ella.
Si en aquella época hubiésemos sobrevolado París, seguro que habríamos advertido un puntito rojo, el Moulin Rouge, lugar de encuentro de ricos y despreciables, de lujuria y desenfreno, de mujeres flacas, gordas, feas, morenas o de dientes negros con un objetivo común: atraer y distraer a los hombres con su escote desbordante, embutido en asfixiantes corsés, al son de la música. Pero una de ellas reluce con el brillo de un Diamante: Satine, una pelirroja de ojos azules, cintura de avispa y larga melena de tirabuzones de seda, que es la ambición de todos los clientes y fruto de la envidia de sus compañeras.
Entre la algarabía, el ruido, los colores y el sudor nace un amor prohibido, pues una cortesana no puede enamorarse. Christian consigue hechizar a Satine son su fe ciega en el amor y los hermosos poemas que le brinda en forma de canciones, las cuales están reconstruidas a partir de pedacitos de clásicos de nuestros días que dan lugar a una de las bandas sonoras más emocionantes y románticas que nunca he escuchado.
Aparte de un espectáculo visual de ensueño, sublime y minucioso, Moulin Rouge es la historia de amor más trágica y bella de nuestros días, capaz de arrancarles las lágrimas y hacerles sentir que lo único que importa es el amor, pase lo que pase, "come what may". Nos transporta a lo más humano de nosotros mismos, donde cada palabra nos delata y se clava como un dulce puñal. El tango de Roxanne para mí fue la parte más dura de la película, y no exagero si afirmo que sentía que el corazón se me salía del pecho.
Hay una persona muy importante para mí que odia con toda su alma esta película, y yo siempre le digo: "si eres capaz de superar los primeros desquiciantes minutos de ruido y caos, asistirás a la experiencia más inolvidable de tu vida". Nunca me hace caso, pero me da igual, porque la atracción que ejerce sobre mí este film se queda entre el sofá y yo.
Película de obligada visión. Cuanto más esperen a verla más se arrepentirán de que no les quede vida suficiente para poder repetirla una y otra vez. Cuanto más se ve, más gusta y más hace sentir.
Germán, qué maravillosa es mi vida desde que tú estás en ella.
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