Lo siento, Robin Campillo, dicen que sobre gustos no hay nada escrito, pero para mí el cine social tiene una deuda con el realismo de la trama y los hechos.

La película trata sobre unos chicos que sobreviven en la estación de París vendiéndo su cuerpo. La película empieza con unos planos generales muy interesantes que me hizo prestar mucha más atención a todo el metraje, puesto que esas imágenes precedían un largometraje de gran gusto y refinamiento.

El hombre rico, o más bien asquerosamente rico, contrata a un chico, menor de edad, que lo único que puede tiene para conseguir sobrevivir es su cuerpo. A partir de aquí la trama se torna lo más perversa y clasista que he visto en mucho tiempo:
-el hombre rico con trabajo y apartamento propio como el honrado, el bueno, el enamorado, el de las buenas acciones y el héroe pijo típica de las películas de nuestro vecino del norte.
-los inmigrantes malos, que son muy malos porque impiden que el hombre rico sea aun más rico y son violentos y malvados.

Quizá el vuelco del final sea un giro que aumente la calidad del largometraje, pero yo lo veo como un hecho más de demostrar que en Francia el rico es bueno y el pobre es malo. Pero a mi no me la cuelas señor Campillo, que no me olvido de que el señor con corbata y maletín iba buscando jóvenes, carne fresca, para ensartarlos por detrás con su falo perfumado de Channel nº5.

Una sucesión de imágenes morbosas intercaladas por intervenciones de personajes muy importantes de un lado y muy poco relevantes del otro, lo que hace que el relato no aporte nada ni aclare nada. No es un documental, es un velatorio eterno. No hay una explicación política, no explica ni los orígenes ni las ideas del grupo terrorista, no hay nada interesante en todo lo que dura la miniserie. Se confunde, en las intervenciones (sobretodo las de Aznar), terrorismo con nacionalismo vasco. Se encumbra continuamente la labor de la guardia civil, incluido cuando se abordan los asesinatos realizados por los GAL, en los que se pueden oir frases como "ellos nos atacaban y la guardia civil se defendía" o "Galindo era un buen guardia civil, con sus luces y sus sombras". Indignante. Basura propagandística disfrazada de objetividad. Un auténtico engaño de principio a fin.

¿Queréis ver un documental bueno sobre este tema? buscad "la pelota vasca, lapiel contra la piedra" (Julio Medem, 2003)