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7,3
6.177
7
9 de octubre de 2007
9 de octubre de 2007
50 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hitchcock era alguien que sabía un huevo sobre el reverso turbio del ser humano, sus miserias, su lado primitivo, el odio, el miedo. Pero lo que le hacía grande era la capacidad de transmitir ese lado tenebroso y servirse de él para contar sus historias. Ése es el Hitchcock que más me gusta, el que muestra ese universo en el que nos introduce con pasmosa facilidad, nos engancha y no nos suelta. En "Náufragos" nos ofrece un estudio magistral sobre la naturaleza humana.
Para contar la historia Hitchcock no necesita alardes, con una barca y unos cuantos actores ya es suficiente. Y a continuación, nos guía por un tortuoso recorrido de miedos, desconfianza, traiciones, hambre, odio, amor; terrenos en los que la monotonía y el aburrimiento se esquivan a la perfección, a favor de una trama en la que el ritmo no decae en ningún momento.
Una de las grandes bazas de esta película son los personajes, profundamente creíbles todos ellos, descritos con miradas, gestos, frases, con una maestría inalcanzable. Y a ellos les dan vida unos actores, mejores o peores, pero que cumplen a la perfección, sobre todo la periodista y el soldado alemán.
Sin embargo, el Hitchcock que no me gusta tanto es el político. Sin haber visto "Topaz", su film maldito por excelencia, lo que vi de "Cortina rasgada" sobre ese tema me pareció simplón, un estorbo respecto a la acción. Aquí me ocurre lo mismo. Bien es verdad que el tema de la guerra está bien encajado en la historia, pero creo que hacia el final acaba cobrando más importancia de la que merece. Creo que con el soldado alemán ya nos mostraba suficiente, no hacía falta la moraleja del final.
Con todo, es una gran película, que no sólo consigue meterte en la historia, sino que te hace sentirte uno más de esos náufragos perdidos en la inmensidad del océano, consiguiendo que sientas la claustrofobia, la angustia. Estupenda.
Para contar la historia Hitchcock no necesita alardes, con una barca y unos cuantos actores ya es suficiente. Y a continuación, nos guía por un tortuoso recorrido de miedos, desconfianza, traiciones, hambre, odio, amor; terrenos en los que la monotonía y el aburrimiento se esquivan a la perfección, a favor de una trama en la que el ritmo no decae en ningún momento.
Una de las grandes bazas de esta película son los personajes, profundamente creíbles todos ellos, descritos con miradas, gestos, frases, con una maestría inalcanzable. Y a ellos les dan vida unos actores, mejores o peores, pero que cumplen a la perfección, sobre todo la periodista y el soldado alemán.
Sin embargo, el Hitchcock que no me gusta tanto es el político. Sin haber visto "Topaz", su film maldito por excelencia, lo que vi de "Cortina rasgada" sobre ese tema me pareció simplón, un estorbo respecto a la acción. Aquí me ocurre lo mismo. Bien es verdad que el tema de la guerra está bien encajado en la historia, pero creo que hacia el final acaba cobrando más importancia de la que merece. Creo que con el soldado alemán ya nos mostraba suficiente, no hacía falta la moraleja del final.
Con todo, es una gran película, que no sólo consigue meterte en la historia, sino que te hace sentirte uno más de esos náufragos perdidos en la inmensidad del océano, consiguiendo que sientas la claustrofobia, la angustia. Estupenda.

7,6
4.519
7
9 de julio de 2007
9 de julio de 2007
52 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film cuenta la peculiar relación que se establece entre un hombre de 31 años, muy bien interpretado por Rüdiger Vogler, y una adorable niña de 9 llamada Alicia. Podría parecer que no pasa nada durante el metraje de esta joya, y no lo descarto, pero yo creo que es de esas películas en las que cada uno se puede identificar con el aspecto que quiera, quedarse con el mensaje que les dé la gana.
Wenders cuenta su historia a través de los dos personajes principales, de las situaciones de las que son partícipes y de los diálogos que intercambian, así se conforma un relato agridulce de dos seres unidos por su pérdida en un mundo en el que no saben para qué están. Así el intento de encontrar a la abuela de la niña yo creo que se trata de un objetivo puesto por ellos para dar sentido a su viaje, y en extensión, a su tiempo.
Con los niños en el cine me pasa dos cosas, o los adoro o no los soporto. En el primer grupo podríamos meter a la niña de "Pequeña Miss Sunshine" y en el segundo al insoportable crío de "Raíces profundas". Afortunadamente, la Alicia de ésta está en el segundo; su espontaneidad, su gracia, sus continuas quejas, es auténtica de verdad. A mí también me entran ganas de adoptarla como a jastarloa.
En blanco y negro, con cierto humor y con cierta amargura, pero yo creo que su verdadero tono es la ausencia de él. La emoción permanece en el interior, pero en el exterior sólo se aprecia un continuo naufragio en la búsqueda por encontrarse a ellos mismos. Wenders no nos obliga a nada, o te metes tú en la historia o te quedas fuera, las puertas las tienes que abrir tú. Preciosa.
Wenders cuenta su historia a través de los dos personajes principales, de las situaciones de las que son partícipes y de los diálogos que intercambian, así se conforma un relato agridulce de dos seres unidos por su pérdida en un mundo en el que no saben para qué están. Así el intento de encontrar a la abuela de la niña yo creo que se trata de un objetivo puesto por ellos para dar sentido a su viaje, y en extensión, a su tiempo.
Con los niños en el cine me pasa dos cosas, o los adoro o no los soporto. En el primer grupo podríamos meter a la niña de "Pequeña Miss Sunshine" y en el segundo al insoportable crío de "Raíces profundas". Afortunadamente, la Alicia de ésta está en el segundo; su espontaneidad, su gracia, sus continuas quejas, es auténtica de verdad. A mí también me entran ganas de adoptarla como a jastarloa.
En blanco y negro, con cierto humor y con cierta amargura, pero yo creo que su verdadero tono es la ausencia de él. La emoción permanece en el interior, pero en el exterior sólo se aprecia un continuo naufragio en la búsqueda por encontrarse a ellos mismos. Wenders no nos obliga a nada, o te metes tú en la historia o te quedas fuera, las puertas las tienes que abrir tú. Preciosa.
26 de septiembre de 2007
26 de septiembre de 2007
57 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que en la única época de nuestra vida en la que somos felices es la infancia. Es una impresión, pero de la que no me fío demasiado porque, a pesar de que la tengo muy cerca, la nostalgia puede engañar y disfrazar el pasado de feliz, pero de lo que estoy seguro es de que el mío no era triste. Es una época en la que somos inmortales, en la que la Navidad es un acontecimiento, y en la que el dinero, poder y demás gilipolleces de los adultos no significan nada. Por eso la amistad es verdadera en la infancia, porque no existen traiciones de ningún tipo. Pero esa amistad habría que verla muchos años después, como en "El extraño amor de Martha Ivers".
Habla de tres amigos de la infancia, dos de ellos criados en un mundo de riqueza y el otro al que el dinero nunca le ha dicho nada. Éste último vuelve al pueblo donde crecieron juntos tras muchos años fuera. Allí se encuentra con que sus antiguos amigos son los dueños de la ciudad, que están casados y que gozan de prosperidad. A partir de ahí se ve metido en un entramado de traiciones, miedos, palizas, chantajes, pasiones... todo debido al miedo del matrimonio a que su imperio se desmorone.
Es una película que ha envejecido bastante en algunos aspectos, pero cuya trama se mantiene impoluta. Como dijo el gran Bloomsday en una de sus críticas: "las grandes películas envejecen en los detalles pero no en el fondo". No recuerdo si ésas eran las palabras exactas, pero es una gran frase que a se ajusta a la perfección a esta película. Cuenta con grandes interpretaciones de Van Heflin y Barbara Stanwyck, actriz que poseía una enorme capacidad para dejar entrever un mundo interior sombrío, con una fuerza y una mirada volcánicas.
La escena final, en la que el matrimonio se ahoga en su propia codicia y corrupción, en un imperio que está podrido desde su misma gestación, posee una fuerza digna de Shakespeare, dramática, sobrecogedora y magistral. Aunque al final se pretenda atenuar la tragedia con una conclusión en principio alegre (parece ser que acabar las películas con una nota de color era casi obligado, supongo que por la taquilla), es imposible mostrar un final más trágico que ése, el de olvidar, a lo que supongo que ayudarán muchas noches sin dormir y muchas botellas de alcohol, aunque por suerte tengas a la tía que quieres a tu lado. Pero por mucho que se intente borrar el pasado, siempre quedará en su memoria aquella mansión en la que sus amigos quedaron atrapados. Final que hace veinte años seguramente no podrían ni imaginar.
Habla de tres amigos de la infancia, dos de ellos criados en un mundo de riqueza y el otro al que el dinero nunca le ha dicho nada. Éste último vuelve al pueblo donde crecieron juntos tras muchos años fuera. Allí se encuentra con que sus antiguos amigos son los dueños de la ciudad, que están casados y que gozan de prosperidad. A partir de ahí se ve metido en un entramado de traiciones, miedos, palizas, chantajes, pasiones... todo debido al miedo del matrimonio a que su imperio se desmorone.
Es una película que ha envejecido bastante en algunos aspectos, pero cuya trama se mantiene impoluta. Como dijo el gran Bloomsday en una de sus críticas: "las grandes películas envejecen en los detalles pero no en el fondo". No recuerdo si ésas eran las palabras exactas, pero es una gran frase que a se ajusta a la perfección a esta película. Cuenta con grandes interpretaciones de Van Heflin y Barbara Stanwyck, actriz que poseía una enorme capacidad para dejar entrever un mundo interior sombrío, con una fuerza y una mirada volcánicas.
La escena final, en la que el matrimonio se ahoga en su propia codicia y corrupción, en un imperio que está podrido desde su misma gestación, posee una fuerza digna de Shakespeare, dramática, sobrecogedora y magistral. Aunque al final se pretenda atenuar la tragedia con una conclusión en principio alegre (parece ser que acabar las películas con una nota de color era casi obligado, supongo que por la taquilla), es imposible mostrar un final más trágico que ése, el de olvidar, a lo que supongo que ayudarán muchas noches sin dormir y muchas botellas de alcohol, aunque por suerte tengas a la tía que quieres a tu lado. Pero por mucho que se intente borrar el pasado, siempre quedará en su memoria aquella mansión en la que sus amigos quedaron atrapados. Final que hace veinte años seguramente no podrían ni imaginar.

8,0
13.658
8
27 de octubre de 2007
27 de octubre de 2007
53 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una película logra que sienta es grande. Cuando una película logra que me emocione es única. Pero cuando una película logra saberse con asombrosa exactitud lo que ha de decir para sienta escalofríos continuos, para acceder a mis pensamientos más íntimos, para lograr que sienta en mis carnes lo que cuenta, entonces deja de ser una película y se convierte en otra cosa. No sé que es esa cosa, sólo sé que no es sólo una película, que es algo más, que ya forma parte de mí. Y "Breve encuentro" pertenece a ese impagable grupo.
ZONA SPOILER
_______________________________________________________
Todo viene de una mota de polvo en un ojo, una bendita nimiedad que lo forma todo. A partir de ahí vienen conversaciones, miradas, deseo y amor. Un amor que no encuentra su lugar entre chismorreos, obligaciones y frivolidades varias, que sólo tiene cabida en los afortunados corazones de dos almas desdichadas.
Y el amor se vuelve inestable. Llegan los miedos, las dudas, el arrepentimiento. A partir de ahí todo se oscurece y se impone una cercana fecha de caducidad. Por más que estas dos almas intenten negarlo, ya es inevitable. Y ellas lo saben.
Y llega la hora de la despedida, todo aparenta ser normal, se intenta recuperar la esencia de los otros días, pero la certeza de que es la última vez lo empaña todo. De pronto suena la puta sirena. El tren sale, el tren les separa. Los arrastra a el vacío, a la oscuridad.
Y todo queda en un recuerdo que les acompañará el resto de sus vidas, una compañía dulce y amarga, feliz y triste, pero siempre con amor. Y creo que sólo por ese recuerdo ya merece la pena vivir, por tener la certeza de que conociste el amor.
_______________________________________________________
Esta historia, este juego de soledades compartidas, esta breve pero eterna obra maestra, ya digo que no es sólo una película, tiene vida propia. Su honestidad, la verdad que destila, junto con la emoción desbordante, la vuelven... no sé en qué la vuelven. Pero lo que sí sé es que volveré a ella una y otra vez, como estos seres atormentados volverán a ese recuerdo, al esplendor en la hierba, y volverán a ser felices, por poco tiempo, pero felices, qué coño. Pero lo acojonante es que estos seres no existen y yo no me lo creo. Extraordinaria.
ZONA SPOILER
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Todo viene de una mota de polvo en un ojo, una bendita nimiedad que lo forma todo. A partir de ahí vienen conversaciones, miradas, deseo y amor. Un amor que no encuentra su lugar entre chismorreos, obligaciones y frivolidades varias, que sólo tiene cabida en los afortunados corazones de dos almas desdichadas.
Y el amor se vuelve inestable. Llegan los miedos, las dudas, el arrepentimiento. A partir de ahí todo se oscurece y se impone una cercana fecha de caducidad. Por más que estas dos almas intenten negarlo, ya es inevitable. Y ellas lo saben.
Y llega la hora de la despedida, todo aparenta ser normal, se intenta recuperar la esencia de los otros días, pero la certeza de que es la última vez lo empaña todo. De pronto suena la puta sirena. El tren sale, el tren les separa. Los arrastra a el vacío, a la oscuridad.
Y todo queda en un recuerdo que les acompañará el resto de sus vidas, una compañía dulce y amarga, feliz y triste, pero siempre con amor. Y creo que sólo por ese recuerdo ya merece la pena vivir, por tener la certeza de que conociste el amor.
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Esta historia, este juego de soledades compartidas, esta breve pero eterna obra maestra, ya digo que no es sólo una película, tiene vida propia. Su honestidad, la verdad que destila, junto con la emoción desbordante, la vuelven... no sé en qué la vuelven. Pero lo que sí sé es que volveré a ella una y otra vez, como estos seres atormentados volverán a ese recuerdo, al esplendor en la hierba, y volverán a ser felices, por poco tiempo, pero felices, qué coño. Pero lo acojonante es que estos seres no existen y yo no me lo creo. Extraordinaria.

7,4
3.620
8
4 de noviembre de 2007
4 de noviembre de 2007
47 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabiendo que Welles siempre ha tenido predilección por lo original, por explorar nuevos campos, sin que ello signifique volverse pedante o plasta, es sorprendente comprobar que aparte de la faceta de creador, también sea un magnífico adaptador. Y es brillante en esto último porque no se limita a poner la obra en imágenes, sino que coge el universo de la obra y lo funde con el suyo propio, ese mundo barroco, tortuoso y extravagante, pero rara vez gratuito. Y si ambos estilos, el de Shakespeare en este caso y el de Welles, son fascinantes por sí solos, la unión de ellos no lo es menos.
"Macbeth", relato de la ambición del hombre, de nuestra permanente glotonería por el poder, que desata nuestros instintos más abominables, glotonería que atrapa y no deja escapar, llevándonos por el sendero de la conciencia y la culpa, y terminando en la locura. Para mí, una de las grandes obras de la literatura (aunque sea una obra de teatro) universal. Y Welles en todo momento es fiel al original, pero también imprimiéndole su único e inmediatamente reconocible estilo.
El juego de luces y sombras, de picados y contrapicados, de tortuosos escenarios en ruinas que sirven de marco a la tragedia del personaje, el mundo de irrealidad, el ambiente teatral llevado inmejorablemente al cine, todo ello en un mes de rodaje y un presupuesto escaso, son utilizados por Welles para captar el espíritu de la obra. No se anda por las ramas, no cuenta la historia, su única misión es capturar, plasmar y grabar la pura esencia de la ambición, la locura, la fatalidad, y una vez conseguida hacerla fascinante, transmitirla. Y el resultado es perfecto.
Y aunque los monólogos puedan volverse cargantes o monótonos, a mí no me lo parece, creo que son una buena forma de mostrar la malicia de los personajes, lo cobardes y ruines que pueden llegar a ser. Magistral interpretación de Welles como el propio Macbeth. Cada vez que veo una película de Welles me asombro siempre por la genialidad que el muy cabrón poseía como director y como actor. Era acojonante, puro genio.
Y qué queréis que os diga, para mí esta adaptación supera a la de Kurosawa. La de Kurosawa era el cuento, la historia, y tú sacabas las conclusiones. Aquí Welles no te permite nada de eso, directamente te mete un chute de las conclusiones en estado puro, locura, maldad, codicia; subyuga y fascina. Absolutamente genial.
"Macbeth", relato de la ambición del hombre, de nuestra permanente glotonería por el poder, que desata nuestros instintos más abominables, glotonería que atrapa y no deja escapar, llevándonos por el sendero de la conciencia y la culpa, y terminando en la locura. Para mí, una de las grandes obras de la literatura (aunque sea una obra de teatro) universal. Y Welles en todo momento es fiel al original, pero también imprimiéndole su único e inmediatamente reconocible estilo.
El juego de luces y sombras, de picados y contrapicados, de tortuosos escenarios en ruinas que sirven de marco a la tragedia del personaje, el mundo de irrealidad, el ambiente teatral llevado inmejorablemente al cine, todo ello en un mes de rodaje y un presupuesto escaso, son utilizados por Welles para captar el espíritu de la obra. No se anda por las ramas, no cuenta la historia, su única misión es capturar, plasmar y grabar la pura esencia de la ambición, la locura, la fatalidad, y una vez conseguida hacerla fascinante, transmitirla. Y el resultado es perfecto.
Y aunque los monólogos puedan volverse cargantes o monótonos, a mí no me lo parece, creo que son una buena forma de mostrar la malicia de los personajes, lo cobardes y ruines que pueden llegar a ser. Magistral interpretación de Welles como el propio Macbeth. Cada vez que veo una película de Welles me asombro siempre por la genialidad que el muy cabrón poseía como director y como actor. Era acojonante, puro genio.
Y qué queréis que os diga, para mí esta adaptación supera a la de Kurosawa. La de Kurosawa era el cuento, la historia, y tú sacabas las conclusiones. Aquí Welles no te permite nada de eso, directamente te mete un chute de las conclusiones en estado puro, locura, maldad, codicia; subyuga y fascina. Absolutamente genial.
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