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Miniserie

2,4
2.485
3
23 de noviembre de 2010
23 de noviembre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admito que la serie, en general, no me gustó. Pero al igual que uno sabe admitir sus aversiones, sabe igualmente reconocer a quién profesa sus simpatías. En este caso, un personaje por encima de todos consiguió hacerse con mi corazoncito: Don Juan Carlos de Borbón (¡con su chándal de Decathlon!).
Cuando Juanjo Puigcorbé aparecía en pantalla y mantenía diálogos como los que a continuación transcribiré, no podía evitar prorrumpir en la más sonora carcajada:
- Sofía: Me quedo en Barcelona hasta el día 24. Tengo que ayudar a Cristina con los regalos de Reyes.
- Juan Carlos: Regalos de Reyes... ¡Qué gracia me ha hecho siempre esa expresión!
- Juan Carlos (hablando con Letizia): A mí también me hubiera ser periodista… pero deportivo. Eso sí que es un chollo.
Quien se haya detenido a leer alguna de mis críticas, quizá haya topado con la de “Los Serrano”, serie con la cual la que nos ocupa mantiene, para mí, claros paralelismos: se trata de comedias corales para todos los públicos que centran parte de su argumento en los conflictos generacionales, y que suelen acabar bien. Otro punto en común es la relevancia que adquieren los personajes de mayor edad como contrapunto cómico a la vertiente romántica acentuada en los personajes jóvenes.
Y ahí es donde quería llegar yo, porque siendo como soy fan de las peripecias de Diego, Santi y Fiti en la serie de Globomedia, no deja de rondarme por la cabeza cómo sería un spin-off con ellos y Juan Carlos I como protagonistas. La sitcom del año. Daniel Écija, por favor, toma nota (y lo digo en serio).
Cuando Juanjo Puigcorbé aparecía en pantalla y mantenía diálogos como los que a continuación transcribiré, no podía evitar prorrumpir en la más sonora carcajada:
- Sofía: Me quedo en Barcelona hasta el día 24. Tengo que ayudar a Cristina con los regalos de Reyes.
- Juan Carlos: Regalos de Reyes... ¡Qué gracia me ha hecho siempre esa expresión!
- Juan Carlos (hablando con Letizia): A mí también me hubiera ser periodista… pero deportivo. Eso sí que es un chollo.
Quien se haya detenido a leer alguna de mis críticas, quizá haya topado con la de “Los Serrano”, serie con la cual la que nos ocupa mantiene, para mí, claros paralelismos: se trata de comedias corales para todos los públicos que centran parte de su argumento en los conflictos generacionales, y que suelen acabar bien. Otro punto en común es la relevancia que adquieren los personajes de mayor edad como contrapunto cómico a la vertiente romántica acentuada en los personajes jóvenes.
Y ahí es donde quería llegar yo, porque siendo como soy fan de las peripecias de Diego, Santi y Fiti en la serie de Globomedia, no deja de rondarme por la cabeza cómo sería un spin-off con ellos y Juan Carlos I como protagonistas. La sitcom del año. Daniel Écija, por favor, toma nota (y lo digo en serio).

5,7
50.011
7
29 de abril de 2008
29 de abril de 2008
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película De la Iglesia, ya en los primeros minutos de metraje, nos deleita con un logrado –aunque no del todo perfecto- plano secuencia en el que van apareciendo todos los personajes con relevancia en el filme, culminando en el encuentro entre dos de ellos y el descubrimiento conjunto del primero de los crímenes.
Además, desde el principio, introduce en la discusión profesor – alumno la teoría del “efecto mariposa”, que acabará encajando maquiavélicamente en la resolución del misterio. Todas las acciones de nuestra vida, incluso las más insignificantes, pueden acarrear graves consecuencias.
Estos aspectos resultan reveladores: se va al grano directamente, presentando la trama y los caracteres con rapidez y solvencia.
Otro asunto en el que se incide es en el de las series lógicas y cómo su correcta continuación partiendo de un elemento anterior sólo depende de la complejidad del razonamiento empleado para hacer que el siguiente case; esto se equipara a las investigaciones policiales dirigidas a hallar el patrón de conducta de los asesinos en serie y resulta estimulante dentro de la trama.
Quizá un defecto que se le puede achacar al desarrollo sea que, a pesar de ir avanzando correctamente, en muchos momentos no llega a apasionar, algo a lo que el intrigante argumento sí daba opción.
De todas formas, y teniendo en cuenta que la complicada exposición de unos hechos excepcionales se resuelve satisfactoriamente, lo más inverosímil de la película es que alguien tan sosaina como Elijah Wood pueda hacer surgir en Leonor Watling un amor a primera vista, y que él sea el afortunado hombre que recorre a placer su generosa anatomía.
Mencionar también la permanente inquietud que transmiten el personaje de Julie Cox y el del inestable matemático Podorov.
Es una historia correcta, entretenida, bien hecha y bien contada. ¿Pasará a la historia del género? Seguramente no, pero desde luego tampoco es un fiasco como el que algunos han querido ver.
Además, desde el principio, introduce en la discusión profesor – alumno la teoría del “efecto mariposa”, que acabará encajando maquiavélicamente en la resolución del misterio. Todas las acciones de nuestra vida, incluso las más insignificantes, pueden acarrear graves consecuencias.
Estos aspectos resultan reveladores: se va al grano directamente, presentando la trama y los caracteres con rapidez y solvencia.
Otro asunto en el que se incide es en el de las series lógicas y cómo su correcta continuación partiendo de un elemento anterior sólo depende de la complejidad del razonamiento empleado para hacer que el siguiente case; esto se equipara a las investigaciones policiales dirigidas a hallar el patrón de conducta de los asesinos en serie y resulta estimulante dentro de la trama.
Quizá un defecto que se le puede achacar al desarrollo sea que, a pesar de ir avanzando correctamente, en muchos momentos no llega a apasionar, algo a lo que el intrigante argumento sí daba opción.
De todas formas, y teniendo en cuenta que la complicada exposición de unos hechos excepcionales se resuelve satisfactoriamente, lo más inverosímil de la película es que alguien tan sosaina como Elijah Wood pueda hacer surgir en Leonor Watling un amor a primera vista, y que él sea el afortunado hombre que recorre a placer su generosa anatomía.
Mencionar también la permanente inquietud que transmiten el personaje de Julie Cox y el del inestable matemático Podorov.
Es una historia correcta, entretenida, bien hecha y bien contada. ¿Pasará a la historia del género? Seguramente no, pero desde luego tampoco es un fiasco como el que algunos han querido ver.

6,6
400
4
18 de septiembre de 2006
18 de septiembre de 2006
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que, no obstante el planteamiento inicial como investigación periodística, no camina por un sendero conducente al descubrimiento de la verdad sobre lo sucedido, sino que se centra en la interactuación entre los tres personajes principales, estableciéndose entre ellos conforme avanza la película lazos de confianza y de amistad a partir de una relación en principio meramente profesional.
Se atraviesan sucesivas etapas en el conocimiento e introducción en la psique de la joven acusada de haber disparado a su tío. Lo que se articuló como una mera suposición en el instante de comenzar a trabajar en el guión, va confirmándose poco a poco de la mano de Rosemonde, que cuenta sus pensamientos y sus pesares, abriendo su alma a los novelistas.
Lo importante no es el final sino el trayecto que se ha seguido, pero éste es lento y por momentos reiterativo. La escena del tranvía es muy divertida, uno de los pocos matices cómicos en un film incómodo de ver.
Se atraviesan sucesivas etapas en el conocimiento e introducción en la psique de la joven acusada de haber disparado a su tío. Lo que se articuló como una mera suposición en el instante de comenzar a trabajar en el guión, va confirmándose poco a poco de la mano de Rosemonde, que cuenta sus pensamientos y sus pesares, abriendo su alma a los novelistas.
Lo importante no es el final sino el trayecto que se ha seguido, pero éste es lento y por momentos reiterativo. La escena del tranvía es muy divertida, uno de los pocos matices cómicos en un film incómodo de ver.
23 de agosto de 2006
23 de agosto de 2006
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fernando Fernán Gómez plantea, en tono de comedia, los problemas que una familia de la clase media española de los años 50 tiene para salir adelante tras tener un hijo.
Se muestra, por ejemplo, el pluriempleo -el personaje de Fernán Gómez trabaja de oficinista por la mañana y en los más variopintos oficios por la tarde-.
Una vez sentadas las bases de la narración, acontece en la vida del protagonista un suceso de gran relevancia: se le ofrece hacerse cargo de unos asuntos de tipo criminal -es abogado-, desfilando a partir de ese momento por la pantalla diversos ladrones que con su conducta dan lugar a situaciones hilarantes. Una de ellas, que merece ser mencionada, es aquella en la cual discuten el modo de atracar una casa de forma que la pena que se les imponga resulte la menor posible.
Reseñables son también los soliloquios de los personajes, que quedan cara a cara con el espectador para contarle sus confidencias.
En la trama juega un papel importante (y desternillante) la hipnosis. Tanto es así que Fernán Gómez deberá acudir a un juicio para defender a un ex ladrón pudiendo decir "la Verdad, solo la Verdad, y nada más que la Verdad".
Un guión excelente que, en boca de magníficos actores, provoca situaciones muy divertidas, retratando a la vez las miserias y alegrías de la España de la dictadura.
Se muestra, por ejemplo, el pluriempleo -el personaje de Fernán Gómez trabaja de oficinista por la mañana y en los más variopintos oficios por la tarde-.
Una vez sentadas las bases de la narración, acontece en la vida del protagonista un suceso de gran relevancia: se le ofrece hacerse cargo de unos asuntos de tipo criminal -es abogado-, desfilando a partir de ese momento por la pantalla diversos ladrones que con su conducta dan lugar a situaciones hilarantes. Una de ellas, que merece ser mencionada, es aquella en la cual discuten el modo de atracar una casa de forma que la pena que se les imponga resulte la menor posible.
Reseñables son también los soliloquios de los personajes, que quedan cara a cara con el espectador para contarle sus confidencias.
En la trama juega un papel importante (y desternillante) la hipnosis. Tanto es así que Fernán Gómez deberá acudir a un juicio para defender a un ex ladrón pudiendo decir "la Verdad, solo la Verdad, y nada más que la Verdad".
Un guión excelente que, en boca de magníficos actores, provoca situaciones muy divertidas, retratando a la vez las miserias y alegrías de la España de la dictadura.

6,8
20.519
7
3 de diciembre de 2006
3 de diciembre de 2006
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película biográfica en ciertos aspectos en la que Woody Allen carga contra cosas tales como las películas que, queriendo apartarse de la comercialidad, filman aspectos que solo interesan a su director –dichas películas son calificadas por su personaje como “masturbación”-. También arremete contra la prensa sensacionalista y, muy especialmente, contra los poderosos ejecutivos de la industria norteamericana, los que se broncean en las piscinas de mansiones hollywoodienses y esquían en Aspen. Con frases demoledoras ataca el disipado modo de vida californiano y lo contrapone a una ciudad como Nueva York, más cultural, más intelectual.
Cine dentro del cine, cuando la película que rueda su álter ego queda por fin acabada a pesar del imprevisto hándicap, es vilipendiada tanto por crítica como por público estadounidenses. Sin embargo hay esperanza: Europa aplaude el film, aprecia su obra. Esto se interpreta de dos formas: todos los trabajos de Allen suelen ser bien acogidos en el continente, mientras que en Norteamérica pasan sin pena ni gloria. No obstante, ello no quiere decir que obras demasiado intelectuales, demasiado personales, incómodas de ver, sean calificadas de magistrales cuando quizá no lo sean tanto.
Puede que no sea una obra maestra, pero incluso un film menor del director neoyorquino suele ser mejor opción que muchos otros que puedan programarse.
Cine dentro del cine, cuando la película que rueda su álter ego queda por fin acabada a pesar del imprevisto hándicap, es vilipendiada tanto por crítica como por público estadounidenses. Sin embargo hay esperanza: Europa aplaude el film, aprecia su obra. Esto se interpreta de dos formas: todos los trabajos de Allen suelen ser bien acogidos en el continente, mientras que en Norteamérica pasan sin pena ni gloria. No obstante, ello no quiere decir que obras demasiado intelectuales, demasiado personales, incómodas de ver, sean calificadas de magistrales cuando quizá no lo sean tanto.
Puede que no sea una obra maestra, pero incluso un film menor del director neoyorquino suele ser mejor opción que muchos otros que puedan programarse.
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