"Deadwood" es una magnífica serie que nos describe el final del siglo XIX en Deadwood, un pueblecito perdido de la mano de Dios. La época de la trama nos sitúa en 1876, en el susodicho pueblo fronterizo. Sin que hayan terminado del todo las guerras contra los indios, los colonos van llegando al pueblo con la esperanza de descubrir oro o de empezar una nueva vida en aquel lugar sin ley. En Deadwood, la delincuencia y la violencia están a la orden del día, no existe representación legal de ningún tipo, y parece que todo está permitido. En esta tesitura, empezamos a conocer a los personajes principales de este exquisito western: el legendario pistolero Wild Bill Hickock, sus amigos Calamity Jane y Charlie Utter, el pelota y falso de EB Farnum, el antiguo sheriff Seth Bullock, la señora Alma Garret, etc. Y por supuesto Al Swearengen, el propietario del salón Gem, desde donde gobierna el pueblo a su antojo. Hablar de "Deadwood" es hablar de Al Swearengen inevitablemente, ya que es el puto amo, el alma y personaje principal desde el cual se construye la serie. Un personaje impactante que Ian McShane interpreta de forma magistral.

¿Qué nos espera en esta serie?. Pues desde sus primeros instantes podemos saborear un clásico del género del western: juegos de azar, tiroteos, ahorcamientos, alcohol, burdeles, buscadores de oro, etc. Pero ojo que quiero hacer especial hincapié, en que a pesar de lo anteriormente dicho, este es un western sin buenos ni malos definidos, es de estilo desmitificador como por ejemplo "Sin Perdón". Cada uno de los protagonistas librará su propia batalla personal para buscarse las habichuelas o simplemente sobrevivir, es una historia que sin tapujos describe la dureza de la vida en un asentamiento donde las leyes de Estados Unidos no estaban vigentes. Tal vez ese sea uno de sus mayores aciertos, saber contar con cosas típicas del género que ya te esperabas, pero ofreciendo una visión realista de la vida en el oeste americano con toda su dureza, sordidez, e incluso de forma verídica, pues hay varios personajes que existieron en la vida real, algunos los conocerás de antemano como Wild Bill Hickock, Seth Bullock y Wyatt Earp. La recreación del salvaje oeste es impresionante, es con todo lujo de detalles, jamás lo ví mejor hecho. A nivel técnico no hay que reprocharle nada a la serie. La primera temporada es la mejor, te fascina su maravillosa ambientación. Los personajes no están del todo perfilados, así que disfrutas y te sorprendes con cada capítulo, y sobre todo lo flipas con Al Swearengen al tratar a la gente con ese vocabulario barriobajero, en especial a las prostitutas.

Continuo con mi crítica en el "spolier", ya que es demasiado extensa:

"Salto al peligro" es una película de acción que realmente no está tan mal como he leído en varias críticas. De acuerdo que su guión no es nada del otro mundo y que básicamente estaba diseñado para el lucimiento personal de Wesley Snipes, que por aquel entonces se consagraba en el cine de acción tras cintas como "Pasajero 57", pero para nada este producto es un Truño o una bazofia insufrible. El filme tiene un aire a "Velocidad terminal" con varias secuencias aéreas espectaculares, aunque en el filme que nos atañe tiene mucho más peso en la trama el mundo del paracaidismo acrobático. La historia tiene como protagonista a Pete Nessip (Wesley Snipes), un policía que tras morir su hermano y no poder evitar que escapara un pirata informático al que custodiaba, está firmemente convencido de que el ataque a su avión fue una fuga, cuyos participantes escaparon en paracaídas. Así que decide investigar por su cuenta lo ocurrido a pesar de estar suspendido del servicio. La principal pega de "Salto al peligro" es que su guión es bastante plano, aportando muy pocas sorpresas o giros interesantes, pero lo saben enmascarar hábilmente con una acción sin tregua y muchos efectos especiales, por lo que el filme es muy ameno y entretenido. Su mayor atractivo es el original escenario donde se desarrollan los hechos: en el cielo, en plena caída libre. Algunas escenas en el aire son realmente impactantes y espectaculares. Esto es una constante en la trama y doy fe de que no te aburres en absoluto, incluso le entran ganas a uno de probar con esa peligrosa experiencia. El reparto cuenta con algún que otro personaje atractivo como Jessie Crossman (Yancy Butler), una paracaidista de prestigio que introduce a Wesley Snipes en su mundo para poder llegar hasta los malos. En resumen, "Salto al peligro" es un thriller de acción emocionante, que cumple con su cometido de entretener, además dura lo justo para que no te resulte monótona. No la veo en absoluto como una mala opción para pasar el rato.

“Piratas” es un completo despropósito. Quiero empezar mi crítica advirtiendo de que esta es una serie que no merece la pena verse. Y no lo merece por muy aburrido que estés o aunque no tengas ninguna otra cosa a mano para visionar. Así pues, olvídate de ella si aún estás a tiempo.

Un truño es un truño, da igual su procedencia. Personalmente, me es indiferente si una película o una serie es francesa, americana, española o china. Si es una mierda, entonces lo es venga de donde venga. Esto lo digo porque no tengo nada en contra del cine español (ni tampoco contra las series). No es ese el motivo por el que voy a arremeter duramente contra este producto.

Lo primero que debería darles vergüenza a sus creadores es el plagio tan descarado que han hecho, mejor dicho, que han intentado hacer de “Piratas del Caribe”. Hay que tener la cara muy dura para decir que esta serie no tiene nada que ver con la saga de “Piratas del Caribe” cuando esto es una burda copia desde la A hasta la Z (el cartel promocional, la música, el guión, el Jack Sparrow de pega, etc.)

Sé que esto no es un trabajo para la gran pantalla y también sé que no es una superproducción de la HBO. Vale, ¿pero qué clase de efectos especiales son estos?... la leche que mamaron, que cosa más cutre. Por mucho que los critique me voy a quedar corto, así que no voy a extenderme mucho más sobre esta cuestión. Únicamente deciros que son lamentables, que son un desastre total. ¿Y dónde me dejas las escenas de acción con espadas? ¡Puf! Madre del amor hermoso, las peleas de esta serie son dignas de estudio porque jamás las vi peor hechas, y peor coreografiadas, en toda mi vida (incluyendo todo tipo de casposos telefilmes de sobremesa). De verdad, dan lástima de lo esperpénticas que llegan a ser.

Del guión, si es que aquí lo hay, no vale la pena ni hablar. Así que con decir que no tiene ni chicha ni limoná pues creo que es suficiente. Y poco más voy a añadir, a la serie tenía pensado darle un dos o un tres antes de ver el último capítulo (tiene algunas cosillas que no están mal como, por ejemplo, unas bellas localizaciones, un decente vestuario y unas correctas actuaciones de Silvia Abascal y Octavi Pujades). No obstante, después de ver como se reían de nosotros en nuestra puta cara con ese mísero “final”, anonadado me hallo todavía con él, pues no me queda más remedio que darle un uno.

«La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. ¡Ay Dios!...» Esto lo cantaba el panameño Rubén Blades en su canción Pedro Navaja. Pues precisamente podría decirte que eso es justo lo que me ha pasado al visionar este filme dirigido por Uwe Boll. Antes de nada quiero enfatizar en que “Rampage” me ha parecido una buena película (sí, lo has leído bien y no me he equivocado al escribir). Nunca pensé que fuera a hablar bien de este director de cine tras haberme tragado sus infumables cintas (incluidas sus cuatro joyas de la corona: “House of the Dead”, “Alone in the Dark”, “Bloodrayne” y “En el nombre del rey”), pero lo cierto es que esta vez le ha salido un buen producto. Además, si no fuera por un par de cosillas que no han sido de mi agrado (las cuales describiré más adelante) incluso le daría más nota.

“Rampage” cuenta una historia sencilla pero que gusta, entretiene y que te hace pensar cuando termina. Por mucho que te pueda parecer una quimera, el amigo Uwe Boll lo ha clavado dirigiendo, montando y eligiendo el casting de este filme. No pienses dada la temática del producto que esto es una mera sucesión gratuita de tiros y explosiones. No, el guión tiene buenos diálogos, una trama bien hilvanada y alguna que otra escena de calidad (el pasaje de la peluquería y, sobre todo, el del bingo fueron impresionantes). Y quiero hacer un especial hincapié también en el “discursito” que da el psicópata en el desenlace (la verdad es que da miedo pensar que en este justo momento puede haber más de un pirado haciendo o planeando lo mismo que él).

¿Qué no me ha gustado? Pues sobre todo la puñetera cámara al hombro. No se ve un carajo de lo que pasa en muchas escenas de acción e incluso llega a marear en algunas ocasiones (no veo llegar el día en que deje de estar de moda esta forma de rodar, de verdad). Tampoco me ha molado mucho que digamos los saltos temporales que da la historia a modo de imágenes fugaces, ya que se hacen un poco repetitivos (aparte de que no se ve nada con nitidez por culpa de la dichosa cámara temblorosa). Y creo que eso es todo porque lo demás me ha resultado muy satisfactorio.

Y por mi parte poco más voy a añadir, “Rampage” es una digna película con la que seguro que disfrutarás. Desde luego es infinitamente mejor que los truños que suele hacer este hombre… para mí, sin duda, es su mejor película a muchísimos años luz de distancia de las demás.

“To End All Wars” es un filme dramático hasta la médula. Esto quiero recalcarlo porque a pesar de estar basado en hechos reales durante la Segunda Guerra Mundial y tener en la sinopsis puesto el género bélico en su descripción, lo cierto es que es un drama puro y duro al 100%. Aquí no esperéis grandes batallas, ni un portentoso despliegue de tropas, tanques, barcos, etc. Esto lo digo porque si alguien se espera el típico filme comercial bélico, no me extrañaría que saliera defraudado pues no contiene la pirotecnia característica de esas producciones (esto lo expongo solamente a título informativo, sin ningún tipo de sentido peyorativo, ya que a mí también me gustan las películas de guerra vistosas y con muchos efectos especiales). Este filme está centrado en el cautiverio que sufrieron un grupo de soldados aliados que fueron capturados por los japoneses y llevados a un campo de prisioneros. Así pues, se podría decir que es una de esas películas sobre las miserias y penurias que tienen que padecer los prisioneros de guerra.

El ritmo narrativo es pausado, pero su lentitud es la que se precisa para esos exquisitos platos que se cocinan a fuego lento. La historia necesita este ritmo para ir profundizando en las relaciones entre los personajes y para ir sumergiéndote en sus deseos de sobrevivir. Y aquí es precisamente donde el filme se enriquece al mostrar cómo cada individuo desea soportar ese infierno (unos irán por libre, otros se aferrarán a la esperanza de poder escapar, otros a la futura venganza que llevarán a cabo contra sus captores, etc.) Esta variedad saca buen cine en forma de conflictos entre los propios prisioneros, así como en situaciones que no te esperarás (por ejemplo, la universidad de la selva fue algo sublime).

La historia también tiene sus dosis de violencia y salvajismo personificadas en el personaje del duro sargento japonés. Y, además, posee las clásicas vicisitudes que deberán superar los prisioneros (escasez de comida, agua y medicinas, enfermedades, trabajos forzados exhaustivos, maltrato físico y psicológico de los guardias, etc.)

No quiero terminar mi crítica sin decir un par de cosas que considero importantes. Primero, esto no es un melodramón barato de telenovela, sino un drama intenso, emotivo y que te encoge el corazón. Gran parte de que esto sea así son las buenas interpretaciones del reparto, en especial las de Robert Carlyle y Kiefer Sutherland (Jack Bauer para los amigos). Y segundo, toda esa lucha por la supervivencia, y los lazos de amistad que nacen entre los prisioneros, terminarán desembocando en una aleccionadora oda sobre la capacidad de perdonar a tus enemigos.