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Críticas ordenadas por utilidad
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7
4 de noviembre de 2022
4 de noviembre de 2022
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mike Flanagan es un gran artesano del género de terror, alguien que lo ve como una oportunidad para hablar de los miedos más profundos del ser humano, entre ellos, el miedo a la muerte.
En sus comienzos vi algunas obras sencillas pero efectivas como “Oculus” o “Hush”, también destacaba con secuelas como “Ouija” que creo que supera a la original, o adaptando obras de Stephen King como “El juego de Gerald” o “Doctor Sleep”, demostrando bastante maestría en un género muy extendido y con mucho éxito pero en el que no abunda la calidad.
Con “La maldicion de Hill House” creo que hizo su mejor obra, la más completa, en la que todas las piezas encajaban, “Misa de Medianoche” es buena y reflexiva, y “La maldicion de Bly Manor”, más emocional.
“El club de la medianoche” es un cambio, ya que se dirige a un público distinto y eso es algo que hay que tener en cuenta, es una obra juvenil, con lo que el elenco es más joven y la temática gira en torno a sus preocupaciones.
Todos esos jóvenes han recibido un diagnóstico terminal y se reúnen en una casa para pasar sus últimos días, allí cuentan historias en la biblioteca, reuniéndose a medianoche.
Si solo se ve la calidad técnica de la propuesta, la serie es la peor que Flanagan ha hecho en términos de fotografía, música, ritmo, terror, actuaciones, etc.
Pero no creo que sea la peor, de hecho merece la pena, porque aunque sus historias internas no funcionen bien o muy poco, o incluso alguna casi nada, y aunque tenga menos calidad técnica, va sobrada de algo que tienen todas sus series en el fondo, pero que aquí no se molesta en esconder lo más mínimo, su corazón.
En sus comienzos vi algunas obras sencillas pero efectivas como “Oculus” o “Hush”, también destacaba con secuelas como “Ouija” que creo que supera a la original, o adaptando obras de Stephen King como “El juego de Gerald” o “Doctor Sleep”, demostrando bastante maestría en un género muy extendido y con mucho éxito pero en el que no abunda la calidad.
Con “La maldicion de Hill House” creo que hizo su mejor obra, la más completa, en la que todas las piezas encajaban, “Misa de Medianoche” es buena y reflexiva, y “La maldicion de Bly Manor”, más emocional.
“El club de la medianoche” es un cambio, ya que se dirige a un público distinto y eso es algo que hay que tener en cuenta, es una obra juvenil, con lo que el elenco es más joven y la temática gira en torno a sus preocupaciones.
Todos esos jóvenes han recibido un diagnóstico terminal y se reúnen en una casa para pasar sus últimos días, allí cuentan historias en la biblioteca, reuniéndose a medianoche.
Si solo se ve la calidad técnica de la propuesta, la serie es la peor que Flanagan ha hecho en términos de fotografía, música, ritmo, terror, actuaciones, etc.
Pero no creo que sea la peor, de hecho merece la pena, porque aunque sus historias internas no funcionen bien o muy poco, o incluso alguna casi nada, y aunque tenga menos calidad técnica, va sobrada de algo que tienen todas sus series en el fondo, pero que aquí no se molesta en esconder lo más mínimo, su corazón.

7,3
20.428
8
12 de junio de 2017
12 de junio de 2017
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde."
En un sombrío futuro distópico, Montag pertenece a la brigada de bomberos. Su misión no es sofocar incendios, sino provocarlos para quemar libros. Los libros están terminantemente prohibidos ya que leer obliga a pensar y pensar a cuestionar las cosas e impide ser ingenuamente feliz. Y en el mundo de Montag todos deben ser iguales y todos deben ser felices.
Montag es un eficiente bombero que un día conoce a Clarisse y con sus preguntas comienza a cuestionarse las cosas, y cada vez le es más difícil hacer su trabajo, ya que ya no es sólo un trabajo. Pasa de ser un engranaje en un sistema totalitario a anhelar una libertad que poco antes no podía imaginar.
El gobierno utiliza la ignorancia de la gente, esta es su mayor ventaja, sin nadie que cuestione lo que haga, puede hacer cuanto quiera, y para ello sólo deben atiborrar a base de desinformación, entretenerles constantemente, amplificar sus sensaciones con píldoras, para que tengan la impresión de que avanzan sin ir a ningún lado.
"Hubo un pajarraco llamado Fénix, mucho antes de Cristo. Cada pocos siglos encendía una hoguera y se quemaba en ella. Debía de ser un primo hermano del hombre. Pero, cada vez que se quemaba, resurgía de las cenizas, conseguía renacer. Y parece que nosotros hacemos lo mismo, una y otra vez, pero tenemos algo que el Fénix no tenía. Sabemos la maldita estupidez que acabamos de cometer. Conocemos todas las tonterías que hemos cometido durante un millar de años, y en tanto recordemos esto y lo conservemos donde podamos verlo, algún día dejaremos de levantar esas piras funerarias y a arrojarnos sobre ellas. Cada generación, habrá más gente que recuerde."
Relato de Ray Bradbury, uno de los mejores escritores de ciencia ficción y fantasía, que pasa de la pesadilla de atacar al diferente por sobresalir al sueño poético de fusionar al hombre y el libro, esperando un mundo mejor y recordando para lograrlo. La adaptación de François Truffaut, más allá de la estética, que hoy resulta peculiarmente vintage, no es literal, pero logra capturar la esencia de la obra.
En un sombrío futuro distópico, Montag pertenece a la brigada de bomberos. Su misión no es sofocar incendios, sino provocarlos para quemar libros. Los libros están terminantemente prohibidos ya que leer obliga a pensar y pensar a cuestionar las cosas e impide ser ingenuamente feliz. Y en el mundo de Montag todos deben ser iguales y todos deben ser felices.
Montag es un eficiente bombero que un día conoce a Clarisse y con sus preguntas comienza a cuestionarse las cosas, y cada vez le es más difícil hacer su trabajo, ya que ya no es sólo un trabajo. Pasa de ser un engranaje en un sistema totalitario a anhelar una libertad que poco antes no podía imaginar.
El gobierno utiliza la ignorancia de la gente, esta es su mayor ventaja, sin nadie que cuestione lo que haga, puede hacer cuanto quiera, y para ello sólo deben atiborrar a base de desinformación, entretenerles constantemente, amplificar sus sensaciones con píldoras, para que tengan la impresión de que avanzan sin ir a ningún lado.
"Hubo un pajarraco llamado Fénix, mucho antes de Cristo. Cada pocos siglos encendía una hoguera y se quemaba en ella. Debía de ser un primo hermano del hombre. Pero, cada vez que se quemaba, resurgía de las cenizas, conseguía renacer. Y parece que nosotros hacemos lo mismo, una y otra vez, pero tenemos algo que el Fénix no tenía. Sabemos la maldita estupidez que acabamos de cometer. Conocemos todas las tonterías que hemos cometido durante un millar de años, y en tanto recordemos esto y lo conservemos donde podamos verlo, algún día dejaremos de levantar esas piras funerarias y a arrojarnos sobre ellas. Cada generación, habrá más gente que recuerde."
Relato de Ray Bradbury, uno de los mejores escritores de ciencia ficción y fantasía, que pasa de la pesadilla de atacar al diferente por sobresalir al sueño poético de fusionar al hombre y el libro, esperando un mundo mejor y recordando para lograrlo. La adaptación de François Truffaut, más allá de la estética, que hoy resulta peculiarmente vintage, no es literal, pero logra capturar la esencia de la obra.

5,7
4.368
5
26 de noviembre de 2022
26 de noviembre de 2022
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra totalmente fallida en cuanto a ritmo, y eso en comedia cuesta la vida.
Se trata de una propuesta cómica en torno a “La ratonera” de Agatha Christie, cuyo mayor problema es que sobre el papel debía tener buena pinta pero no ha tenido una buena traslación a la pantalla.
Lo mejor sin duda es su reparto, Sam Rockwell, Saoirse Ronan, Adrien Brody, Ruth Wilson, Reece Shearsmith, entre otros, todos son capaces de muchísimo más, y son los que consiguen que algo realmente flojo saque alguna pequeña sonrisa y no sea un descalabro total, pero es una lástima que estén tan desaprovechados.
Por lo demás, buenos valores de producción, ambientación y demás, pero ofrece poco y se queda demasiado corta, en la línea de “Puñales por la espalda” pero con un guion mucho más flojo.
Se trata de una propuesta cómica en torno a “La ratonera” de Agatha Christie, cuyo mayor problema es que sobre el papel debía tener buena pinta pero no ha tenido una buena traslación a la pantalla.
Lo mejor sin duda es su reparto, Sam Rockwell, Saoirse Ronan, Adrien Brody, Ruth Wilson, Reece Shearsmith, entre otros, todos son capaces de muchísimo más, y son los que consiguen que algo realmente flojo saque alguna pequeña sonrisa y no sea un descalabro total, pero es una lástima que estén tan desaprovechados.
Por lo demás, buenos valores de producción, ambientación y demás, pero ofrece poco y se queda demasiado corta, en la línea de “Puñales por la espalda” pero con un guion mucho más flojo.

8,0
75.308
10
6 de octubre de 2019
6 de octubre de 2019
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film sobre Arthur Fleck, un hombre solitario que padece una enfermedad mental por la que debe medicarse. Vive con su madre ya anciana a la que cuida y trabaja como payaso mientras sueña con ser cómico profesional y hacer reír a la gente.
No ha tenido una vida fácil ni conoce la felicidad, siempre ha estado marginado y frecuentemente le han maltratado y humillado, pero aún así se esfuerza por seguir adelante y hacer cosas, siendo una buena persona.
A su alrededor la ciudad se desmorona. Corren malos tiempos en los que se han acrecentado las grietas entre los más desfavorecidos y las clases pudientes y un abismo se ha abierto entre ambas.
La delincuencia aumenta mientras los servicios básicos se recortan, en el caso de Arthur, a su situación ya de por sí dramática, se añade el desdén de una sociedad que no se preocupa por él ni por su enfermedad.
Siempre se había sentido triste e invisible, anhelando ser visto por alguien, algo profundamente humano. Pero poco a poco, Arthur va perdiendo los lazos que le atan a la realidad y se adentra en la locura, desdibujando su visión del mundo y cambiándola por la del Joker.
Esta no es una cinta de superhéroes, sino el retrato de un personaje. Tanto de sus demonios interiores, como de la sociedad que lo transforma. Todd Phillips no hace una película de DC, sino que se inspira en un personaje de ese universo para hacer su propia obra, dándole un tono y unas implicaciones más realistas.
En cuanto a estructura puede ser previsible y similar a otras películas que abordan el descenso a los infiernos de sus protagonistas, algunas de las mejores de los años 70 por ejemplo, como el Travis Bickle que tras volver de Vietnam sufre y cuya mente se vuelve inestable o el Randle McMurphy que estando cuerdo, se enfrenta a la institución a la que va a parar. Sin embargo, Joker tiene su propia personalidad, y lo que mantiene de los 70s es su capacidad de provocación y del cine como un arte que provoca el pensamiento crítico y una reacción en el espectador, no para alentar la violencia, sino para empatizar con el sufrimiento de su protagonista y tratar de construir una sociedad mejor.
El film, que cuida cada detalle, y cuenta con una fantástica fotografía en la que se disfruta cada fotograma, se articula alrededor de la interpretación de Joaquin Phoenix, que es extraordinaria, lo que no sorprende, ya que cuenta con una larga lista de grandes interpretaciones a sus espaldas. Y aporta algo nuevo a un personaje al que ya había hecho Jack Nicholson muy divertido y Heath Ledger, un espectacular agente del caos dispuesto a ver el mundo arder. Phoenix muestra un lado más humano, patético y melancólico cuya risa patológica (o risus sardonicus que bien podría ser un hechizo) siempre le mete en problemas al no poder expresar aquello que siente en realidad, y que posee una gran variedad de registros, como el del sufrimiento, el dolor o el llanto más desconsolado.
No ha tenido una vida fácil ni conoce la felicidad, siempre ha estado marginado y frecuentemente le han maltratado y humillado, pero aún así se esfuerza por seguir adelante y hacer cosas, siendo una buena persona.
A su alrededor la ciudad se desmorona. Corren malos tiempos en los que se han acrecentado las grietas entre los más desfavorecidos y las clases pudientes y un abismo se ha abierto entre ambas.
La delincuencia aumenta mientras los servicios básicos se recortan, en el caso de Arthur, a su situación ya de por sí dramática, se añade el desdén de una sociedad que no se preocupa por él ni por su enfermedad.
Siempre se había sentido triste e invisible, anhelando ser visto por alguien, algo profundamente humano. Pero poco a poco, Arthur va perdiendo los lazos que le atan a la realidad y se adentra en la locura, desdibujando su visión del mundo y cambiándola por la del Joker.
Esta no es una cinta de superhéroes, sino el retrato de un personaje. Tanto de sus demonios interiores, como de la sociedad que lo transforma. Todd Phillips no hace una película de DC, sino que se inspira en un personaje de ese universo para hacer su propia obra, dándole un tono y unas implicaciones más realistas.
En cuanto a estructura puede ser previsible y similar a otras películas que abordan el descenso a los infiernos de sus protagonistas, algunas de las mejores de los años 70 por ejemplo, como el Travis Bickle que tras volver de Vietnam sufre y cuya mente se vuelve inestable o el Randle McMurphy que estando cuerdo, se enfrenta a la institución a la que va a parar. Sin embargo, Joker tiene su propia personalidad, y lo que mantiene de los 70s es su capacidad de provocación y del cine como un arte que provoca el pensamiento crítico y una reacción en el espectador, no para alentar la violencia, sino para empatizar con el sufrimiento de su protagonista y tratar de construir una sociedad mejor.
El film, que cuida cada detalle, y cuenta con una fantástica fotografía en la que se disfruta cada fotograma, se articula alrededor de la interpretación de Joaquin Phoenix, que es extraordinaria, lo que no sorprende, ya que cuenta con una larga lista de grandes interpretaciones a sus espaldas. Y aporta algo nuevo a un personaje al que ya había hecho Jack Nicholson muy divertido y Heath Ledger, un espectacular agente del caos dispuesto a ver el mundo arder. Phoenix muestra un lado más humano, patético y melancólico cuya risa patológica (o risus sardonicus que bien podría ser un hechizo) siempre le mete en problemas al no poder expresar aquello que siente en realidad, y que posee una gran variedad de registros, como el del sufrimiento, el dolor o el llanto más desconsolado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cada elección en el film tiene un propósito, como la comicidad con el compañero payaso de Arthur con acondroplasia (enanismo) que sirve como reflejo para aquella gente que se burlase de él en lugar de sentir empatía, la misma gente que conforma la audiencia del programa en el que finalmente Joker estalla y a la que desprecia por cómo le han tratado durante toda su vida, la misma gente a la que siempre quiso hacer reír.

7,1
1.256
Animación
7
21 de abril de 2023
21 de abril de 2023
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra que usa la técnica del stop motion para dar vida a Marcel, una concha con un ojo y zapatos que puede hablar y al que Dean, un cineasta, está haciendo un documental.
En los primeros compases va ganando enteros debido a su calidad técnica y a lo adorable que consigue ser, manteniendo un gran sentido del humor en todo momento, para ir dando paso a momentos más profundos.
La dinámica entre Marcel y Dean es muy natural, espontánea en gran parte del metraje, aunque se nota que el guion está pensado y contiene bastantes reflexiones muy bien llevadas dentro del tono de la película.
Es recomendable verla en vose para poder disfrutar de un gran trabajo de la protagonista que da vida a Marcel con su voz (Jenny Slate), que está llena de matices y también del resto de voces, como la de su abuela Connie (Isabella Rossellini) entre otros.
Una cinta de animación muy curiosa y original, que está llena de ternura, pensamientos interesantes y buen humor.
En los primeros compases va ganando enteros debido a su calidad técnica y a lo adorable que consigue ser, manteniendo un gran sentido del humor en todo momento, para ir dando paso a momentos más profundos.
La dinámica entre Marcel y Dean es muy natural, espontánea en gran parte del metraje, aunque se nota que el guion está pensado y contiene bastantes reflexiones muy bien llevadas dentro del tono de la película.
Es recomendable verla en vose para poder disfrutar de un gran trabajo de la protagonista que da vida a Marcel con su voz (Jenny Slate), que está llena de matices y también del resto de voces, como la de su abuela Connie (Isabella Rossellini) entre otros.
Una cinta de animación muy curiosa y original, que está llena de ternura, pensamientos interesantes y buen humor.
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