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7,0
3.549
6
14 de febrero de 2023
14 de febrero de 2023
6 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El meollo de la cuestión parece ser como juzgar si hubo o no consentimiento cuando no hay testigos y hay versiones contrapuestas. Pero finalmente la cuestión es otra, porque el director nos ofrece parte de lo que ocurrió, pero nos oculta hechos (o el debate sobre si ocurrieron o no ocurrieron) cuando son absolutamente determinantes. Y para más inri tirando de topicazos. La película no va de lo difícil que es juzgar dos versiones contrapuestas cuando no hay pruebas. La película va de lo insuficiente que es el No es NO y de lo necesario que es el SI ES SI, para suplir la falta de pruebas. Ver Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El director ofrece la versión de él y la de ella y retazos de lo que pasó en realidad. No sabemos lo que pasó, pero en los alegatos finales el asunto del cuchillo debería ser determinante, porque lo crucial es que ella calló por un miedo insuperable.No, no me apetece, estás loco, eres un cerdo, me voy, no me encuentro bien.... Un NO es NO en diferentes versiones. Lo crucial es saber si tenia miedo por causas objetivas, una amenaza con arma blanca..
Si la chica pudo decir NO y no lo dijo, igual nos ponemos a juzgarla.
Vamos allá. Ella es un corcho carente de emoción antes del episodio, como si no le intrigara o le excitara o le asustara ir a la caseta, que sería lo normal y encajaría con haberse animado a beberse el champan y a fumarse el porro que la ofrecen (porque de que beba y fume tiene la culpa el chico, ella en realidad NO quería y además, como no bebe, con media copita y una calada en cinco minutos pierde sus facultades mentales).
Toda la falta de determinación para negarse que tiene en la caseta la recupera para denunciar, que sorpresa. Igual el problema va a ser que un cierto deseo sexual le nublaba el discernimiento, por sugerir una hipótesis alternativa al miedo paralizante.
Para no juzgar a la chica nos lo ponen fácil; 17 años (no 22 como el), no está en pleno uso de sus facultades, no tenía el mas mínimo interés sexual. Añadamos una madre puritana reforzando el ni fuma, ni bebe ni va con tíos. Pero es que además tenía pánico (el hijo del novio de su madre la amenazó con un cuchillo, el muy lumpen).
¿No es suficiente? Vale, entonces que el chico sea rico, sobrado y machista.¿Hasta el punto de la inverosimilitud? Pues venga, aunque no encaje que un tío listo y considerado se comporte como nos cuentan con la hija del novio de su madre, incluido el arquetípico zafio concurso de machotes para más inri. Al muy guarro le gustan las groserías y las felaciones y el muy cerdo le cuente a la chica lo del concurso y la deja sola en la caseta.
En fin, al final no es una película sobre la dificultad juzgar si hubo o no consentimiento, sino que los hechos se configuran en beneficio del “sólo SI ES SI”, porque, aunque es tan difícil de probar como el “NO es NO”, da mucho más juego en los tribunales, al poner al denunciado en la picota, en lugar de que la denunciante tenga que justificar su denuncia. En este planteamiento se elude que no se trata de mujeres contra hombres, sino de la categoría general de acusador contra acusado. En cualquier delito. Cuando no haya pruebas y haya dos versiones (sea un delito sexual, o corrupción, chantaje, hurto…). El género y el sexo (valga la redundancia o la confrontación o lo que sea) no es lo determinante. Lo importante es no castigar a un inocente. El famoso in “dubio pro reo”, por desgracia frase en masculino plural universal que también abarca a las mujeres, en contra de lo que a primera vista (o primer oído) pudiera parecerle a un marciano que acabe de aterrizar.
Para colmo la película alienta tópicos machistas porque la mujer que describe es menor, esta temploralmente incapacitada, carece de deseo sexual, actúa bajo amenaza. Puro sexo débil. Como si todo ello fuera necesario para demostrar que es de fiar, en paralelo con la linea argumental de que de los hombres no te debes fiar porque son todos unos cerdos, segun la rancia sabiduria popular. Para colmo los encargados de velar por estas inocentes florecillas deben ser los hombres. Ellas no tienen boca y si la tienen, igual se equivocan por lo que deben arrancarles un SI es SI, no sea que no nos estemos entendiendo...porque los hombres y las mujeres no somos iguales (¿o esta conclusión es llegar muy lejos?).
En fin, supongo que la película no solo describe el relato cultural de los tiempos, sino que lo da por bueno. Y si es así la solución para los machos heterosexuales; dejad a las tías en paz o dejadlas contentas. Por drástico que parezca, es mejor que tener que elegir entre pasar por el notario o por el altar.
Si la chica pudo decir NO y no lo dijo, igual nos ponemos a juzgarla.
Vamos allá. Ella es un corcho carente de emoción antes del episodio, como si no le intrigara o le excitara o le asustara ir a la caseta, que sería lo normal y encajaría con haberse animado a beberse el champan y a fumarse el porro que la ofrecen (porque de que beba y fume tiene la culpa el chico, ella en realidad NO quería y además, como no bebe, con media copita y una calada en cinco minutos pierde sus facultades mentales).
Toda la falta de determinación para negarse que tiene en la caseta la recupera para denunciar, que sorpresa. Igual el problema va a ser que un cierto deseo sexual le nublaba el discernimiento, por sugerir una hipótesis alternativa al miedo paralizante.
Para no juzgar a la chica nos lo ponen fácil; 17 años (no 22 como el), no está en pleno uso de sus facultades, no tenía el mas mínimo interés sexual. Añadamos una madre puritana reforzando el ni fuma, ni bebe ni va con tíos. Pero es que además tenía pánico (el hijo del novio de su madre la amenazó con un cuchillo, el muy lumpen).
¿No es suficiente? Vale, entonces que el chico sea rico, sobrado y machista.¿Hasta el punto de la inverosimilitud? Pues venga, aunque no encaje que un tío listo y considerado se comporte como nos cuentan con la hija del novio de su madre, incluido el arquetípico zafio concurso de machotes para más inri. Al muy guarro le gustan las groserías y las felaciones y el muy cerdo le cuente a la chica lo del concurso y la deja sola en la caseta.
En fin, al final no es una película sobre la dificultad juzgar si hubo o no consentimiento, sino que los hechos se configuran en beneficio del “sólo SI ES SI”, porque, aunque es tan difícil de probar como el “NO es NO”, da mucho más juego en los tribunales, al poner al denunciado en la picota, en lugar de que la denunciante tenga que justificar su denuncia. En este planteamiento se elude que no se trata de mujeres contra hombres, sino de la categoría general de acusador contra acusado. En cualquier delito. Cuando no haya pruebas y haya dos versiones (sea un delito sexual, o corrupción, chantaje, hurto…). El género y el sexo (valga la redundancia o la confrontación o lo que sea) no es lo determinante. Lo importante es no castigar a un inocente. El famoso in “dubio pro reo”, por desgracia frase en masculino plural universal que también abarca a las mujeres, en contra de lo que a primera vista (o primer oído) pudiera parecerle a un marciano que acabe de aterrizar.
Para colmo la película alienta tópicos machistas porque la mujer que describe es menor, esta temploralmente incapacitada, carece de deseo sexual, actúa bajo amenaza. Puro sexo débil. Como si todo ello fuera necesario para demostrar que es de fiar, en paralelo con la linea argumental de que de los hombres no te debes fiar porque son todos unos cerdos, segun la rancia sabiduria popular. Para colmo los encargados de velar por estas inocentes florecillas deben ser los hombres. Ellas no tienen boca y si la tienen, igual se equivocan por lo que deben arrancarles un SI es SI, no sea que no nos estemos entendiendo...porque los hombres y las mujeres no somos iguales (¿o esta conclusión es llegar muy lejos?).
En fin, supongo que la película no solo describe el relato cultural de los tiempos, sino que lo da por bueno. Y si es así la solución para los machos heterosexuales; dejad a las tías en paz o dejadlas contentas. Por drástico que parezca, es mejor que tener que elegir entre pasar por el notario o por el altar.

5,2
16.274
2
23 de mayo de 2019
23 de mayo de 2019
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las "gracietas" se basan en juntar a cuatro subnormales, en lugar de a cuatro socio-patas anormales hijos de su madres. Es parte del blanqueo de la historia, no el horror sino el error, parece el lema. Estoy por ver una película de humor con el IRA de protagonista. Este Cobeaga igual no lo sabe pero es victima y cómplice de una sociedad enferma.

6,1
8.928
4
17 de abril de 2021
17 de abril de 2021
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lástima de guion. Tan malo que una película que empieza bien y con una idea muy buena, se convierte directamente en aburrida, incoherente y patética desde la mitad o más del metraje. Mas en spoiler.
Le pongo un cuatro por el arranque al describir el personaje y su situación, tanto el guion como la actuación de Candela Peña
Le pongo un cuatro por el arranque al describir el personaje y su situación, tanto el guion como la actuación de Candela Peña
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El argumento es sencillo; una mujer buenaza, sin demasiada autoestima, deja que abuse de ella todo el mundo (padre, hija, exmarido, jefes, vecinos) hasta agobiarla al máximo. Esta claro que necesita un cambio. El detonante es que su padre decide por su cuenta mudarse a vivir con ella. Y como no sabe decir que no se inventa la primera excusa que se le ocurre. "Papa, no puede ser porque … ¡me caso!".
Genial habría estado que la comedia avanzara en este enredo creado por Rosa en el que el espectador y los protagonistas estuviéramos todos convencidos de que se casa...para descubrir sólo en el ultimo momento que la boda se sustituye por la puesta en escena de la muy personal obra dirigida por la protagonista "Me caso conmigo misma". Por el camino nos podrían haber hecho dudar de si es la boda lo que le conviene, aprovechando que desde el primer momento no lo tiene muy claro con su novio. Y las posibles tramas de engañarse a si misma, de liar a su novio o de engañarle hubieran dado más de si. Mas las constantes interferencias familiares en su vida, y la lucha de la protagonista por desprenderse de la necesidad de cubrir las exigencias de todo el que le rodea. En fin, que el cambio que necesita no fuera un momento de revelación divina, sino que se viera que lucha por conseguirlo, porque no está en su naturaleza y debe ser puesta a prueba y vencerse a si misma.
Pero no, la gran sorpresa se desvela desde el inicio y ya solo queda insistir reiterativamente en el mensaje de que las mujeres tiene que casarse (comprometerse) en primer lugar con ellas mismas. (Dicho sea de paso, no es cosa solo de mujeres, pero dejémoslo correr. O no lo dejemos, porque cuando el personaje no interesa como persona sino como arquetipo, mal vamos).
Como ya no hay sorpresa y cuando se revelan las intenciones de la protagonista queda mucho metraje, el enredo se lleva al asunto de reinventarse poniendo en marcha su propio negocio, contando en exclusiva con un local heredado y con la previsible disputa familiar. Este asunto es tan pobre y tan poco interesante que da muy poco juego - y mucho más en comparación con lo que podrían haber dado de sí los enredos por mantener engañado a todo el mundo con la "no boda"- . Es tan poco interesante lo de abrir el tallercito en su pueblo que para resolverlo todos los miembros de la familia cambian no solo de actitud, sino hasta de carácter para facilitar la cosas, porque esta sub trama no le interesa ni a las guionistas... y el espectador sin dar crédito ante todo tipo de gratuitas incoherencias. Un desinfle el poner el acento en su conversión en mujer emprendedora porque yo lo valgo, y además puedo competir con Coco Chanel, y encima soy muy enrollada que me voy de la ciudad, todo ello a despecho de la realidad. No hacia falta, distrae de lo esencial.
Lástima, porque si hubieran mantenido el enredo de la "no boda", el mensaje hubiera llegado cuando tocaba, como un buen colofón final y no convertido en una cantinela a base de trivializarse con la repetición.
Genial habría estado que la comedia avanzara en este enredo creado por Rosa en el que el espectador y los protagonistas estuviéramos todos convencidos de que se casa...para descubrir sólo en el ultimo momento que la boda se sustituye por la puesta en escena de la muy personal obra dirigida por la protagonista "Me caso conmigo misma". Por el camino nos podrían haber hecho dudar de si es la boda lo que le conviene, aprovechando que desde el primer momento no lo tiene muy claro con su novio. Y las posibles tramas de engañarse a si misma, de liar a su novio o de engañarle hubieran dado más de si. Mas las constantes interferencias familiares en su vida, y la lucha de la protagonista por desprenderse de la necesidad de cubrir las exigencias de todo el que le rodea. En fin, que el cambio que necesita no fuera un momento de revelación divina, sino que se viera que lucha por conseguirlo, porque no está en su naturaleza y debe ser puesta a prueba y vencerse a si misma.
Pero no, la gran sorpresa se desvela desde el inicio y ya solo queda insistir reiterativamente en el mensaje de que las mujeres tiene que casarse (comprometerse) en primer lugar con ellas mismas. (Dicho sea de paso, no es cosa solo de mujeres, pero dejémoslo correr. O no lo dejemos, porque cuando el personaje no interesa como persona sino como arquetipo, mal vamos).
Como ya no hay sorpresa y cuando se revelan las intenciones de la protagonista queda mucho metraje, el enredo se lleva al asunto de reinventarse poniendo en marcha su propio negocio, contando en exclusiva con un local heredado y con la previsible disputa familiar. Este asunto es tan pobre y tan poco interesante que da muy poco juego - y mucho más en comparación con lo que podrían haber dado de sí los enredos por mantener engañado a todo el mundo con la "no boda"- . Es tan poco interesante lo de abrir el tallercito en su pueblo que para resolverlo todos los miembros de la familia cambian no solo de actitud, sino hasta de carácter para facilitar la cosas, porque esta sub trama no le interesa ni a las guionistas... y el espectador sin dar crédito ante todo tipo de gratuitas incoherencias. Un desinfle el poner el acento en su conversión en mujer emprendedora porque yo lo valgo, y además puedo competir con Coco Chanel, y encima soy muy enrollada que me voy de la ciudad, todo ello a despecho de la realidad. No hacia falta, distrae de lo esencial.
Lástima, porque si hubieran mantenido el enredo de la "no boda", el mensaje hubiera llegado cuando tocaba, como un buen colofón final y no convertido en una cantinela a base de trivializarse con la repetición.
1
17 de noviembre de 2021
17 de noviembre de 2021
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es un catálogo de todos los males que pueden acuciar en exclusiva a las mujeres y no a los hombres.
Resulta muy obvio que los hombres no tienen que soportar la regla, embarazarse, abortar, parir, asumir la lactancia y la menopausia. Pero la película está hecha no sólo para recordárnoslo sino para regodearse en los efectos devastadores de estas catástrofes naturales, y de paso el efecto que genera en determinadas mujeres, como la guionista, el hecho incuestionable de que solo afectan a la mitad de los individuos de la especie. Ellos no sangran, los muy cabrones.
Creo que un síntoma de que no importa el argumento, sino la tesis es que tienen que recurrir a escenas de videoclip de las dos protagonistas, la niñera y la niña, en plan que amigas somos y que bien lo pasamos. Cuando ya recurres al lenguaje de la publicidad (y de una publicidad viejuna) como relleno es que no sabes cómo darle cuerpo y continuidad a la historia. No es de extrañar, porque no hay un elenco de personajes, hay un catálogo de personajes para dar vida a un catálogo de situaciones que demuestren la enorme desventaja de ser mujer. Una pareja (que sean lesbianas, ah, y una de color y otra latina), una fracasada de niñera (que sea la blanca), y una niña pequeña (mulata, ya puestos) pero además que sea muy adulta (repipi adoctrinada) para que dé más juego. Con estos cuatro personajes y dos tíos a medio perfilar (pero que quede claro que son los dos tontos, cada uno en su estilo) tenemos que poder contar todos los problemas de la condición femenina -incluyendo la maternidad geriátrica, que es voluntaria- pero no en cuanto personas sino en cuanto personas que ovulan.
A mí me parece inverosímil que en la vida real se junte tanto arquetipo de mujeres flojas, y más bien parece que la guionista tuviera "envidia de pene" . Lo que subyace a lo largo de todo el guion es que es imposible aceptar la condición de mujer, por la sencilla razón de que, sin lugar a dudas, es mucho peor que la de hombre. En eso coinciden con los budistas, al parecer las mujeres no pueden acceder a la iluminación si no pasan antes por el estado de hombre (o sea por la fase de capullo).
Resulta muy obvio que los hombres no tienen que soportar la regla, embarazarse, abortar, parir, asumir la lactancia y la menopausia. Pero la película está hecha no sólo para recordárnoslo sino para regodearse en los efectos devastadores de estas catástrofes naturales, y de paso el efecto que genera en determinadas mujeres, como la guionista, el hecho incuestionable de que solo afectan a la mitad de los individuos de la especie. Ellos no sangran, los muy cabrones.
Creo que un síntoma de que no importa el argumento, sino la tesis es que tienen que recurrir a escenas de videoclip de las dos protagonistas, la niñera y la niña, en plan que amigas somos y que bien lo pasamos. Cuando ya recurres al lenguaje de la publicidad (y de una publicidad viejuna) como relleno es que no sabes cómo darle cuerpo y continuidad a la historia. No es de extrañar, porque no hay un elenco de personajes, hay un catálogo de personajes para dar vida a un catálogo de situaciones que demuestren la enorme desventaja de ser mujer. Una pareja (que sean lesbianas, ah, y una de color y otra latina), una fracasada de niñera (que sea la blanca), y una niña pequeña (mulata, ya puestos) pero además que sea muy adulta (repipi adoctrinada) para que dé más juego. Con estos cuatro personajes y dos tíos a medio perfilar (pero que quede claro que son los dos tontos, cada uno en su estilo) tenemos que poder contar todos los problemas de la condición femenina -incluyendo la maternidad geriátrica, que es voluntaria- pero no en cuanto personas sino en cuanto personas que ovulan.
A mí me parece inverosímil que en la vida real se junte tanto arquetipo de mujeres flojas, y más bien parece que la guionista tuviera "envidia de pene" . Lo que subyace a lo largo de todo el guion es que es imposible aceptar la condición de mujer, por la sencilla razón de que, sin lugar a dudas, es mucho peor que la de hombre. En eso coinciden con los budistas, al parecer las mujeres no pueden acceder a la iluminación si no pasan antes por el estado de hombre (o sea por la fase de capullo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Media película viendo compresas, sabanas, manos o caras manchadas de sangre. Llega un momento en que crees que esto lo ha financiado Evax. Bueno, te diría que vale, pero por lo menos que sea verosímil y que tenga emoción o gracia. Y, fuera de la secuencia del primer polvo, las pocas gracias y la poca emoción son impostadas. Por no hablar del mal gusto del episodio del aborto químico que me resisto a describir.
La escena final es de traca. Una niña de seis o siete años que se despide de su cuidadora de verano veinte o treintañera pidiéndole el número de teléfono para poder llamarla cuando tenga la regla y compartir ese momento... Sin palabras me quedo. Que tiempos aquellos en que el feminismo quería quitarle importancia a la regla para que dejara de ser considerada una vergüenza o una enfermedad y pasara a ser una circunstancia fisiológica normalizada.
La escena final es de traca. Una niña de seis o siete años que se despide de su cuidadora de verano veinte o treintañera pidiéndole el número de teléfono para poder llamarla cuando tenga la regla y compartir ese momento... Sin palabras me quedo. Que tiempos aquellos en que el feminismo quería quitarle importancia a la regla para que dejara de ser considerada una vergüenza o una enfermedad y pasara a ser una circunstancia fisiológica normalizada.

7,0
22.012
9
30 de octubre de 2024
30 de octubre de 2024
6 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinario guion para una muy buena película. Carolina Yuste está mas que perfecta como infiltrada, y el resto de actores también están para nota. Pero el mejor acierto es el del guion al reflejar la realidad ambiental y a esos dos perfiles de etarras; el tonto y el psicópata. Uno quiere una Euskadi feliz y libre - como hubiera sido sin su presencia- . Al otro solo le interesa la violencia.
Hay que ser valientes, directora y guionista, para salirse de los guiones sobre la condición de la mujer que ya saturan y atreverse con este relato político que pone las cosas en su sitio para que las nuevas generaciones sepan de la historia reciente. Hoy mismo, Otegui -ese hombre de paz, que participó en tantos atentados y está condenado por secuestrador- se ha atrevido a decir hablando de Errejón que "hay monstruos entre nosotros". Toma ya.
Eso si, ETA sirvió para algo muy prosaico. El cupo vasco nos sale a pagar a los españoles, lean a los expertos. Les traspasamos las pensiones pero les pagamos el déficit, sin ir mas lejos. Unos agitan el árbol y otros recogen las nueces. Y encima se creen que es porque ellos lo valen.
Hay que ser valientes, directora y guionista, para salirse de los guiones sobre la condición de la mujer que ya saturan y atreverse con este relato político que pone las cosas en su sitio para que las nuevas generaciones sepan de la historia reciente. Hoy mismo, Otegui -ese hombre de paz, que participó en tantos atentados y está condenado por secuestrador- se ha atrevido a decir hablando de Errejón que "hay monstruos entre nosotros". Toma ya.
Eso si, ETA sirvió para algo muy prosaico. El cupo vasco nos sale a pagar a los españoles, lean a los expertos. Les traspasamos las pensiones pero les pagamos el déficit, sin ir mas lejos. Unos agitan el árbol y otros recogen las nueces. Y encima se creen que es porque ellos lo valen.
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