El Mundo Zombi resurgió de su onírico silencio allá por el año 2010 con una arriesgada propuesta que buscaba, sin usar paños calientes, inmortalizar esta survivor temática para siempre. Algo que obtuvo con un éxito extraordinario gracias al poder infecto y contagioso de la pequeña pantalla, capaz de generar, propagar y revitalizar, un género moribundo y casi olvidado a través de un producto televisado muy bien construido. Muertos vivientes de exquisito paladar que no se conforman con saborear una sola presa al día, que nunca descansan en su interminable y parsimonioso paseo ejecutado con graciosa complejidad, son en su conjunto una marabunta imparable de desnutridos, un ejército de desdichados tan infrahumano como invencible. Seres desarrapados y hambrientos que despiertan de su letargo con infinitas asías de dominio, cuyo afán no es otro que conquistar y colonizar cada rincón del planeta, consiguiendo hacer realidad todos sus sueños en tiempo récord, sin el más mínimo esfuerzo, con determinación y bajo la intermediación de una icónica Serie de TV como fue The Walking Dead. Una década de reinado deja esta Obra capitular.

El Mundo Zombi profana un irrefrenable temor con su sola presencia y un terrible miedo con su empática cercanía. Solo el valor de un estúpido osado o la firme decisión de un inconsciente es lo único capaz de hacerles frente. Hechos que suceden desde el mismo principio de los tiempos cuando El Maestro y Director de cine George A. Romero redefinió las formas con su incomparable estilo en su Opera Prima “Night of the Living Dead” (La noche de los muertos vivientes) de 1968 convertida en todo un clásico. Diez años después estableció las bases del genero para toda la eternidad con su definitiva y Gran Obra “Dawn of the Dead” (Zombi) de 1978. En la siguiente década solo un hombre fue capaz de hacer revivir con acentuado éxito esta vertiente del cine de terror. Tras la dirección Sam Raimi filma una Obra de orfebrería diabólica "The Evil Dead" (Posesión infernal) 1981 con una mezcla de efectos angulares, violencia sangrienta y humor negro, que rescata durante un suspiro esta referencia cinematográfica del terror.

En 1983 se consiguió algo que parecía completamente imposible, popularizar en masa la parafernalia de los muertos vivientes. Fue el mayor triunfo en la historia de la identidad Zombi. Un artista único e irrepetible hizo realidad este estilo terrorífico instantáneamente en forma de video musical. Michael Jackson engrandeció esta temática del Mundo Zombi al incluirla en la cultura popular con su Gran Obra Maestra “Thriller”. Pero, a pesar de esta extraordinaria circunstancia en el apartado cinematográfico el género no comienza a dar señales de su reinado hasta el inicio del siglo XXI donde arrancan el camino final hacia el éxito, el triunfo y la fama mundial.

Los primeros cometas que aventuraban la futura coronación del género, dejando en el firmamento un haz de luz potentísimo que aventuraban un reinado indiscutible, fueron en la primera década del nuevo Siglo. El preludio del futuro reinado que se habría de consumar lo vaticinaban tres Grandes Obras de cine, como “28 Days Later” (28 días después) 2002 de Danny Boyle, una historia arrolladora y escalofriante, luego llego “Dawn of the Dead” (Amanecer de los muertos) 2004 de Zack Snyder, un divertimento muy entretenido salpicado de violencia, y por último “28 Weeks Later” (28 semanas después) 2007 de Juan Carlos Fresnadillo, secuela de 28 días después, sumamente cruda y brutal, y notablemente asombrosa. Además se creó un añadido que supo restarle miedo y temor a esta temática Zombi trasnochada, al convertir a los muertos vivientes en una historia genial, cómica y divertida, con la comedia “Shaun of the Dead” (Zombies Party) 2004 de Edgar Wrigh. Cuatro largometrajes que se convertirían en la base de lanzamiento para su popularización mundial con The Walking Dead.

Oirás seis únicos dispararos en los cuatro capítulos y todos serán a manos de un solo personaje muy desarrollado; la capitana del ejército Sandrine (Jeany Spark). Su fuerte temperamento y sus demonios anquilosados construyen un personaje interesante capaz de conectar todos los capítulos en uno solo, a través del incisivo interés que desprende su rictus emocional dominado por su honor y su familia.