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Críticas ordenadas por utilidad
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8
23 de agosto de 2015
23 de agosto de 2015
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unn pensamiento hace tiempo que me ronda por la mente y sin embargo todavía no lo he exteriorizado por temor a represalias. Hablar de Yasujiro Ozu son palabras mayores, sin embargo, la libertad y la coherencia en la asociación de ideas nos permite atarlo a otros nombres que a priori pueden producir cierta sorpresa en el lector. Y es que Ozu siempre se ha caracterizado por hacer hincapié en los valores familiares dentro de un relevo generacional marcado por la abertura a Occidente, y sin embargo, lo que acaba por plasmar, es el paso naturalizado de la propia existencia, de la vida. Y algo así es lo que creo que hace surcoreano Hong Sang-soo, al que me gusta llamarlo el Ozu borracho. ¡Pero si Ozu es calmado, casi nunca mueve la cámara y se vale del montaje! El coreano por su parte utiliza el plano secuencia como continuación del devenir de la vida, usando el zoom para advertir un énfasis sin romper la ilusión de verosimilitud que sí podría hacer el montaje. No obstante, los dos acaban por hablar de lo mismo, por fijar su punto de vista en la cotidianidad vital de unos personajes que se enfrentan a sus propios problemas cotidianos. Pero en el caso de Sang-soo, todo ello está marcado por la woodyalleniana comicidad de la vida, resultando todo mucho más liviano, estúpido, divertido. Se pierde en la momentaneidad de los tiempos en los que vivimos, abandonándose en la eterna juventud, vaciando las preocupaciones más capitales como hacen sus protagonistas con las botellas de soju.
Con esta película de Jonás Trueba me pasa algo muy parecido. El carácter colorista de los verdes y los azules, la importancia del mar, y en definitiva, la eterna fusión del comportamiento humano de los protagonistas con el entorno natural que les envuelve, bebe indiscutiblemente del cine del francés Eric Rohmer. No es una influencia desconocida, las conversaciones imaginarias vividas en su ópera prima Todas las canciones hablan de mí (2010) ya no remitían a películas como El amor después del mediodía (1972). Pero el hijo del ganador de un Oscar Fernando Trueba no se queda aquí. No estamos ante un continuista, sino ante alguien con un bagaje cultural del cual no puede deshacerse, aunque tampoco limitarse a la mera imitación. Jonás juega a Rohmer, pero restándole seriedad y metraje. Lo que en el francés se desarrolla durante una hora y media o dos mediante meditadísimos diálogos, el madrileño lo reduce a tres historias que abandonan los componentes más filosóficos para sumergirse en la trascendencia que reside en la naturalidad de lo simple. Se vale de un humor absurdo que violenta las situaciones y que acerca a sus personajes a un escenario mucho más terrenal que por momentos rememora al logro de verosimilitud que consigue Richard Linklater en Antes del atardecer (2004), pudiendo incluso incidir en la escena de la cena que puede evocar a su secuela Antes del anochecer (2013).
Y entre tanto Rohmer, no borracho, pero si más liviano y llevadero, con sus ramalazos indies siempre ligados a la música de Tulsa, Los exiliados románticos se caracteriza por abarcar el nacimiento, el final, el estancamiento o el resurgir de las relaciones amorosas, acompañándose siempre de guiños burlones inherentes al carácter español y humano, regalándonos escenas como el plano secuencia rodado en París, mutando lo que en un principio es una comedia para finalizar en un alegato muy poderoso sobre los sentimientos más profundos y la desigualdad a la hora de corresponderlos. Volviendo a Todas las canciones hablan de mí, ya vivimos esa sensación en aquel doloroso plano de la novela de Milan Kundera La ignorancia. Y ahora, cinco años después, nuestros personajes se conocen como ridículos, pero no pierden la esperanza en si mismos, ni la ilusión. La vida, al igual que la escena parisina mentada, es una continua mutación, una tragicomedia constante, y entre salto evolutivo y paso atrás, viene bien darse un baño colectivo y limpiarse todas las impurezas que impiden seguir adelante.
Con soporte gráfico en: http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2015/08/los-exiliados-romanticos-2015.html
Con esta película de Jonás Trueba me pasa algo muy parecido. El carácter colorista de los verdes y los azules, la importancia del mar, y en definitiva, la eterna fusión del comportamiento humano de los protagonistas con el entorno natural que les envuelve, bebe indiscutiblemente del cine del francés Eric Rohmer. No es una influencia desconocida, las conversaciones imaginarias vividas en su ópera prima Todas las canciones hablan de mí (2010) ya no remitían a películas como El amor después del mediodía (1972). Pero el hijo del ganador de un Oscar Fernando Trueba no se queda aquí. No estamos ante un continuista, sino ante alguien con un bagaje cultural del cual no puede deshacerse, aunque tampoco limitarse a la mera imitación. Jonás juega a Rohmer, pero restándole seriedad y metraje. Lo que en el francés se desarrolla durante una hora y media o dos mediante meditadísimos diálogos, el madrileño lo reduce a tres historias que abandonan los componentes más filosóficos para sumergirse en la trascendencia que reside en la naturalidad de lo simple. Se vale de un humor absurdo que violenta las situaciones y que acerca a sus personajes a un escenario mucho más terrenal que por momentos rememora al logro de verosimilitud que consigue Richard Linklater en Antes del atardecer (2004), pudiendo incluso incidir en la escena de la cena que puede evocar a su secuela Antes del anochecer (2013).
Y entre tanto Rohmer, no borracho, pero si más liviano y llevadero, con sus ramalazos indies siempre ligados a la música de Tulsa, Los exiliados románticos se caracteriza por abarcar el nacimiento, el final, el estancamiento o el resurgir de las relaciones amorosas, acompañándose siempre de guiños burlones inherentes al carácter español y humano, regalándonos escenas como el plano secuencia rodado en París, mutando lo que en un principio es una comedia para finalizar en un alegato muy poderoso sobre los sentimientos más profundos y la desigualdad a la hora de corresponderlos. Volviendo a Todas las canciones hablan de mí, ya vivimos esa sensación en aquel doloroso plano de la novela de Milan Kundera La ignorancia. Y ahora, cinco años después, nuestros personajes se conocen como ridículos, pero no pierden la esperanza en si mismos, ni la ilusión. La vida, al igual que la escena parisina mentada, es una continua mutación, una tragicomedia constante, y entre salto evolutivo y paso atrás, viene bien darse un baño colectivo y limpiarse todas las impurezas que impiden seguir adelante.
Con soporte gráfico en: http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2015/08/los-exiliados-romanticos-2015.html

7,3
292
9
7 de mayo de 2014
7 de mayo de 2014
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debatiendo como buenos caballeros en un foro de internet, los distinguidos autoproclamados cinéfagos decidieron que cada semana uno de sus ilustres miembros propondría una película la cual, en el plazo de una semana los demás veríamos y comentaríamos. Sin duda alguna, el célebre Arakiri, con más de siete mil votos a sus espaldas, nos recomendó esta pequeña maravilla, lo cual no puedo dejar de agradecerle.
Desconocidísima película polaca que pone al descubierto la represión estatal comunista de los años 50 y que a causa de ello, debido a ser estrenada en 1989, estando Polonia todavía bajo el yugo soviético, fue inmediatamente censurada, consiguiendo su éxito en el festival de Cannes del siguiente año, donde su actriz principal Krystina Janda recibió el galardón a mejor actriz tras deleitar al jurado con una de las interpretaciones más entregadas y más inolvidables que un servidor ha tenido el placer de disfrutar.
Con un estilo bressoniano en un argumento con reminiscencias de Un condenado a muerte se ha escapado (1956) se nos muestra el calvario de una joven artista que sufre la paranoica acusación de conspirar contra el régimen, siendo por ello, sin prueba alguna que la incrimine, retenida coartando su voluntad y torturada con tal de conseguir confesiones falsas que rebajen su castigo.
El abuso de poder desnuda a los seres humanos, enseñando como el poderoso abusará del débil, humillándolo hasta el punto de anularlo como persona inyectándole nihilismo por vía intravenosa hasta que renuncie a si mismo. El castigo ante su resistencia llevará a los verdugos a ingeniar distintas formas de martirio, buscando la traición de las amistades, la destrucción de cualquier atisbo de compañerismo que exista en el reo, haciendo lo posible por hallar la acusación recíproca, como les ocurrirá a los personajes de la novela 1984 de George Orwell.
Los personajes son enfocados en primeros planos, atrapados en unos cuatro tercios que los enjaula (de hecho en muchos de los planos los personajes no llegan a caber dentro del mismo), engendrando una sensación claustrofóbica en el espectador, que se siente agobiado por no caber en la celda junto a las demás prisioneras. Los interrogadores están tan cerca de la cámara que notas su aliento sobre ti, no dejándote relajar ni un solo segundo. La importancia del sonido es relevante para crear la atmósfera carcelaria, llena de silencios y ecos fríos de las llaves contra los barrotes a la vez que los gritos de sufrimiento destrozan la moral de las prisioneras.
La película se abre con música intradiegética, Antonina, llena de vida y de juventud, canta y baila con alegría mientras que sus preocupaciones no pasan de ser banales si las comparamos a lo que se le vendrá encima. Al final del film, tras todo un desarrollo sin música alguna, suena una pieza de piano triste y melancólica, la nueva vida de nuestra protagonista estará siempre marcada por lo que le han obligado a vivir, una herida que nunca cicatrizará pero que no por ello desistirá en su deseo de seguir adelante.
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/05/przesluchanie-interrogation-1989.html
Desconocidísima película polaca que pone al descubierto la represión estatal comunista de los años 50 y que a causa de ello, debido a ser estrenada en 1989, estando Polonia todavía bajo el yugo soviético, fue inmediatamente censurada, consiguiendo su éxito en el festival de Cannes del siguiente año, donde su actriz principal Krystina Janda recibió el galardón a mejor actriz tras deleitar al jurado con una de las interpretaciones más entregadas y más inolvidables que un servidor ha tenido el placer de disfrutar.
Con un estilo bressoniano en un argumento con reminiscencias de Un condenado a muerte se ha escapado (1956) se nos muestra el calvario de una joven artista que sufre la paranoica acusación de conspirar contra el régimen, siendo por ello, sin prueba alguna que la incrimine, retenida coartando su voluntad y torturada con tal de conseguir confesiones falsas que rebajen su castigo.
El abuso de poder desnuda a los seres humanos, enseñando como el poderoso abusará del débil, humillándolo hasta el punto de anularlo como persona inyectándole nihilismo por vía intravenosa hasta que renuncie a si mismo. El castigo ante su resistencia llevará a los verdugos a ingeniar distintas formas de martirio, buscando la traición de las amistades, la destrucción de cualquier atisbo de compañerismo que exista en el reo, haciendo lo posible por hallar la acusación recíproca, como les ocurrirá a los personajes de la novela 1984 de George Orwell.
Los personajes son enfocados en primeros planos, atrapados en unos cuatro tercios que los enjaula (de hecho en muchos de los planos los personajes no llegan a caber dentro del mismo), engendrando una sensación claustrofóbica en el espectador, que se siente agobiado por no caber en la celda junto a las demás prisioneras. Los interrogadores están tan cerca de la cámara que notas su aliento sobre ti, no dejándote relajar ni un solo segundo. La importancia del sonido es relevante para crear la atmósfera carcelaria, llena de silencios y ecos fríos de las llaves contra los barrotes a la vez que los gritos de sufrimiento destrozan la moral de las prisioneras.
La película se abre con música intradiegética, Antonina, llena de vida y de juventud, canta y baila con alegría mientras que sus preocupaciones no pasan de ser banales si las comparamos a lo que se le vendrá encima. Al final del film, tras todo un desarrollo sin música alguna, suena una pieza de piano triste y melancólica, la nueva vida de nuestra protagonista estará siempre marcada por lo que le han obligado a vivir, una herida que nunca cicatrizará pero que no por ello desistirá en su deseo de seguir adelante.
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/05/przesluchanie-interrogation-1989.html

7,7
13.188
10
14 de mayo de 2014
14 de mayo de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La dama de Shanghai (1947) de Orson Welles ha conseguido algo que hacía más de un año que no me pasaba, el hecho de poner un 10 en FilmAffinity.
Su mezcla de géneros, la precisión en la plasticidad, su guión loco en favor del puro espectáculo y su ritmo trepidante me han conquistado.
Orson Welles, (1915 – 1985) destacó en el mundo del cine por incluir aspectos para nada convencionales en sus films, revolucionar la forma y el contenido en una libertad creativa excepcional que le llevó a sufrir severas críticas del momento así como abandonar Hollywood después de ésta su quinta película para no volver hasta diez años después con Sed de mal.
Sin hacer un uso tan evidente de picados y contrapicados como en Ciudadano Kane y en la posterior Sed de mal, ni tampoco el uso de planos ladeados como en El tercer hombre (película en la que Welles ayudó en la dirección), en el aspecto formal es justo alagar el cuidado de los contrastes entre luces y sombras en escenas en movimiento y el barroquismo en la fotografía que convierte la película en una obra manierist en la que escenas como la del teatro chino lo evidencian.
La música, en ocasiones exótica y simbólica dependiendo del lugar donde se encuentran sus protagonistas, se torna un gran aliciente al acompañar a las escenas dotándoles de una sensación trepidante que obliga al espectador a quedarse atónito deseando con fervor conocer con la máxima rapidez la resolución de las intrigas desarrolladas a lo largo del relato.
Dichas intrigas, vienen movidas por un guión que acaba volviéndose casi más loco que el propio Welles moviéndose por un mundo de engaños y argucias. Y es que el guión es tan inverosímil como alocado, lo cual me hace valorar aún más positivamente esta película si tenemos en cuenta la osadía que nos presenta Welles en pleno 1947. Antes de que los Tarantinos y los Godards revolucionaran el lenguaje, Welles mezcla en esta película un sinfín de géneros, partiendo del cine negro para pasar a la acción y a la comedia y permitirse una locura casi onírica y simbólica al final como si del más posmoderno director de los noventa se tratara.
El personaje interpretado por Welles huye de la losa que le ha caído encima, reclamando libertad. Y esta palabra es la que encuentro más adecuada para definir esta película. Libertad. Welles hace exactamente lo que quiere y lo hace tan bien, cuidando al máximo la compenetración entre imagen y sonido, que logra un ejercicio de libertad creativa trepidante.
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/05/the-lady-from-shanghai-la-dama-de.html
Su mezcla de géneros, la precisión en la plasticidad, su guión loco en favor del puro espectáculo y su ritmo trepidante me han conquistado.
Orson Welles, (1915 – 1985) destacó en el mundo del cine por incluir aspectos para nada convencionales en sus films, revolucionar la forma y el contenido en una libertad creativa excepcional que le llevó a sufrir severas críticas del momento así como abandonar Hollywood después de ésta su quinta película para no volver hasta diez años después con Sed de mal.
Sin hacer un uso tan evidente de picados y contrapicados como en Ciudadano Kane y en la posterior Sed de mal, ni tampoco el uso de planos ladeados como en El tercer hombre (película en la que Welles ayudó en la dirección), en el aspecto formal es justo alagar el cuidado de los contrastes entre luces y sombras en escenas en movimiento y el barroquismo en la fotografía que convierte la película en una obra manierist en la que escenas como la del teatro chino lo evidencian.
La música, en ocasiones exótica y simbólica dependiendo del lugar donde se encuentran sus protagonistas, se torna un gran aliciente al acompañar a las escenas dotándoles de una sensación trepidante que obliga al espectador a quedarse atónito deseando con fervor conocer con la máxima rapidez la resolución de las intrigas desarrolladas a lo largo del relato.
Dichas intrigas, vienen movidas por un guión que acaba volviéndose casi más loco que el propio Welles moviéndose por un mundo de engaños y argucias. Y es que el guión es tan inverosímil como alocado, lo cual me hace valorar aún más positivamente esta película si tenemos en cuenta la osadía que nos presenta Welles en pleno 1947. Antes de que los Tarantinos y los Godards revolucionaran el lenguaje, Welles mezcla en esta película un sinfín de géneros, partiendo del cine negro para pasar a la acción y a la comedia y permitirse una locura casi onírica y simbólica al final como si del más posmoderno director de los noventa se tratara.
El personaje interpretado por Welles huye de la losa que le ha caído encima, reclamando libertad. Y esta palabra es la que encuentro más adecuada para definir esta película. Libertad. Welles hace exactamente lo que quiere y lo hace tan bien, cuidando al máximo la compenetración entre imagen y sonido, que logra un ejercicio de libertad creativa trepidante.
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/05/the-lady-from-shanghai-la-dama-de.html

7,6
556
8
28 de abril de 2014
28 de abril de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El casi desconocido Yasuzo Masumura, en 1966 nos deja una obra mestra antibelicista como es Red Angel. De nuevo observamos la guerra japonesa en China (como ya vimos en Nobi o La condición huamana) pero esta vez desde la perspectiva de la mujer y del cuerpo médico. Una enfermera destinada a la ocupación japonesa en China explicará en forma de narrador a los espectadores sus traumáticas experiencias dentro de la guerra así como los sentimientos que desarrollará durante éstas con sus allegados.
Con una fotografía impecable en blanco y negro, el relato llega al clímax emocional en las escenas sexuales llenas de lirismo y sensibilidad acompañadas de una dulcísima melodía.
Con una fotografía impecable en blanco y negro, el relato llega al clímax emocional en las escenas sexuales llenas de lirismo y sensibilidad acompañadas de una dulcísima melodía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La batalla final está espléndidamente filmada a la vez que crea una tensión y una descolocación de los personajes digna de una situación como la que se encuentran. Muestra la crueldad de la guerra y el destino trágico de los que participan en ella, el médico decidiendo quien vive y quien muere, la enfermera sintiéndose culpable por las muertes y desgracias de la que no es culpable, los soldados siendo mutilados y obligados a no volver a sus casas por miedo a exponerlos desmembrados y mostrar una debilidad ante el pueblo en lo que a la guerra se refiere.
Más en http://cinemonogatari.blogspot.com.es/
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7,4
4.930
8
8 de marzo de 2015
8 de marzo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El jovencísimo Xavier Dolan, que a sus 25 años de edad ya ha cosechado triunfos por diversos festivales con sus cinco largometrajes, nos dejó con Laurence Anyways la que hasta ese momento fue su mejor película. Considerada el mejor film canadiense del Festival de Toronto de 2012, entró antes en la sección de Cannes Un Certain Regard llevándose, y con razón, el premio a la mejor interpretación femenina por la magnífica fuerza que entrega a su personaje Suzanne Clement.
Xavier Dolan nos presenta la historia de Laurence, un profesor de literatura de 35 años que harto de reprimirse revela a su novia, su familia y a su ámbito laboral su necesidad secreta, ser mujer. No por ello renuncia a su heterosexualidad. En este momento asistimos a un rechazo inicial, que bien podría antojárnose como el típico ejercico que relata las aventuras de una persona que por el mero hecho de ser diferente, es repudiado. Por suerte, Dolan trasciende y va más allá, nos regala una historia de un amor imposible a lo largo de diez años en la que se manifiestan todos y cada uno de los dilemas personales que tienen, sobre todo su novia, que sufre por el cambio de Laurence, rechazándolo, amándolo, preucupándose, abandonándolo y regresando a él durante el periplo de la década de los noventa.
Muchas pensarán que una historia que poco tiene a la hora de innovar, salvo por la cuestión del amor y el cambio de género (que no de sexualidad), se puede resumir en hora y media. No obstante, el cinéfago Dolan dota de una visión muy personalizada al tratamiento de la narración. Veremos escenas barroquísimas y ensoñaciones o visiones oníricas sobre los deseos amorosos de una manera muy felliniana, también diálogos entre enamorados con tratamientos lumínicos diferentes como Godard y unos ralentís que se recrean en la esteticidad de las imágenes al estilo Wong Kar Wai. Los planos con un único y central punto de fuga de lo más kubrickiano se fusionarán en su cercanía con la simetría propia de Wes Anderson. Además, el melodrama rebuscado y perfectamente reinventado de Almodóvar en los noventa protagonizado por transexuales será de lo más evidente.
El acierto de Dolan es el de contar una historia de la cual se nota su enfoque personal utilizando con acierto sus referencias cinematográficas más importantes, creando unas escenas de gran belleza visual, hablando con las imágenes y dotando a su film de poesía visual. No está nada mal para un chaval que por entonces tenía 23 años.
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/11/laurence-anyways-2012.html
Xavier Dolan nos presenta la historia de Laurence, un profesor de literatura de 35 años que harto de reprimirse revela a su novia, su familia y a su ámbito laboral su necesidad secreta, ser mujer. No por ello renuncia a su heterosexualidad. En este momento asistimos a un rechazo inicial, que bien podría antojárnose como el típico ejercico que relata las aventuras de una persona que por el mero hecho de ser diferente, es repudiado. Por suerte, Dolan trasciende y va más allá, nos regala una historia de un amor imposible a lo largo de diez años en la que se manifiestan todos y cada uno de los dilemas personales que tienen, sobre todo su novia, que sufre por el cambio de Laurence, rechazándolo, amándolo, preucupándose, abandonándolo y regresando a él durante el periplo de la década de los noventa.
Muchas pensarán que una historia que poco tiene a la hora de innovar, salvo por la cuestión del amor y el cambio de género (que no de sexualidad), se puede resumir en hora y media. No obstante, el cinéfago Dolan dota de una visión muy personalizada al tratamiento de la narración. Veremos escenas barroquísimas y ensoñaciones o visiones oníricas sobre los deseos amorosos de una manera muy felliniana, también diálogos entre enamorados con tratamientos lumínicos diferentes como Godard y unos ralentís que se recrean en la esteticidad de las imágenes al estilo Wong Kar Wai. Los planos con un único y central punto de fuga de lo más kubrickiano se fusionarán en su cercanía con la simetría propia de Wes Anderson. Además, el melodrama rebuscado y perfectamente reinventado de Almodóvar en los noventa protagonizado por transexuales será de lo más evidente.
El acierto de Dolan es el de contar una historia de la cual se nota su enfoque personal utilizando con acierto sus referencias cinematográficas más importantes, creando unas escenas de gran belleza visual, hablando con las imágenes y dotando a su film de poesía visual. No está nada mal para un chaval que por entonces tenía 23 años.
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/11/laurence-anyways-2012.html
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