“The Italian Job” es un remake que supera a la original en cuanto a diversión y entretenimiento puro. Da lo que promete con creces en términos de diversión fresca y ligera. Por otro lado ése es su mayor problema: un festín visual y para divertirte ausente de verdadera calidad en el guión o de real ingenio en sus pasajes. Posee escenas de acción elaboradas y un carisma suficiente para poder colocarse un poco por encima de otras propuestas, pero no deja de ser una entrega desaprovechada.

“Batman” siempre fue larga, con metraje de relleno en su desarrollo y un pesado estudio de personajes falto de chicha. Siempre tuvo “sólo” un comienzo memorable y un desenlace tenso y divertido. Siempre se amparó en una Kim Basinger poderosa sólo con la mirada, en un Jack Nicholson divertido e histrónico y un Michael Keaton callado pero impositivo. Siempre fue (y seguro será) famosa. El problema es el paso del tiempo, el redescubrir que no cuenta nada especial y que menos llega al nivel de las fuentes del cómic. Es la oscuridad de Burton y tiene lo que hay que tener para contentar un mínimo. Pero nada más.

El comienzo de esta legendaria serie aún sigue enganchando a día de hoy. Uno de los misterios más famosos de la historia obtuvo un arranque magnífico, ejemplarmente rodado y con vistas a revolucionar el panorama televisivo. Mezclando una trama apropiada para la audiencia en general, con los gustos barrocos y surrealistas que caracterizan el estilo de su director/creador. Digna de la pantalla grande y del mejor aplauso al que aspira. Realmente adictivo e intrigante.

Algunos clásicos envejecen mejor que otros, eso es una verdad se diga lo que se diga. Esta entrega clásica de Bond aún retiene parte del encanto de Connery y consigue interesar en su trama. Pero su ritmo pesado por muchos momentos, su ausencia de tensión en otros y una sensación general de decepción tras unas entregas anteriores tan interesantes hacen de este cuarto Bond un relativo chasco. No obstante, sabe entretener.

"El juez" se hace eco de los efectistas jurados a la americana (véase el último duelo judicial de la cinta antes del veredicto) pero eso no impide que sea una de esas sorprendentes películas que calan en el espectador por su apasionante entretenimiento, tras arrancar de forma amable y típica para ir creciendo hasta tomar un crescendo espectacular. Las interpretaciones (Downey Jr. inmejorable, Duvall genial) son lo mejor de la cinta y las que ayudan a elevar su estatus. Los lazos familiares añaden mucho interés a la trama judicial y, pese a las lagunas del argumento, no traicionan ni al espectador ni a la propia trama. Una de esas películas dramáticas de siempre, con los mismo dilemas y el denso regusto de buen cine bien entregado y mejor facturado, inexplicablemente infravalorada por la crítica aunque justamente rescatada por el público.