Película clara, es decir con un punto de partida concreto y un objetivo final. A raíz de ahí va contando lo que sucede desde el punto de partida hasta el destino.
Scott Cooper (director y guionista), consigue eludir los arquetipos generales del género, en el que los nativos americanos son salvajes despiadados y el hombre blanco es bueno per se, de dos maneras; una mostrándonos a la familia cheyenne que forma la expedición, y otra con los tramperos que aparecen, y el sargento Charles Wills (Ben Foster). El mensaje no es difícil de percibir, tanto en el bando de los pieles rojas como en el bando del hombre blanco, hay malas y crueles personas, al igual que hay gente acogedora y afable.

1892 Nuevo Mexico, durante los últimos coletazos de la colonización del antiguo oeste, al capitán Joseph J. Blocker (Christian Bale) le encomiendan su última misión muy a su pesar, acompañar y velar por la seguridad de un moribundo jefe cheyenne (Wes Studi) y a su familia, hasta las tierras de su tribu en Montana. A esta misión le encomiendan un pequeño grupo de soldados, que le acompañaran por un territorio todavía peligroso.
Se une a la comitiva, Rosalie Quaid ( Rosamund Pike), su familia ha sido asesinada y se encuentra sola, y por lo tanto indefensa.
A partir de aquí la personalidad de cada componente de la expedición va saliendo a relucir, provocando sinergias en el grupo.

Es rebatible el tiempo que se consume para cada escena, pero con el que el director ha otorgado a cada una, consigue recrear un pequeño submundo en la comitiva que se dirige a Montana. Que unas miradas transmitan complicidad o respeto, que unos silencios transmitan tensión o dolor, no se consigue con unas tomas de tres segundos. Bien por tanto duración 133 minutos.
Fantásticos los grandes planos generales, así como los primeros planos tanto de Christian Bale, de Rosamund Pike y de Wes Studi. Buenas interpretaciones de los tres.

Al ver éstas películas clásicas y de un país que no es la gran factoría norteamericana, siempre es aconsejable ver qué películas se hacían ese mismo año.
Para los que les fascina la Grecia clásica es un placer ciertos detalles que salen en la película. La plaza principal donde tiene lugar muchas escenas, tiene unos leones que recuerda a los de la isla de Delos, así mismo la entrada del rey Creonte por los propileos rememora muchos edificios de la época clásica. Nombra la isla de Argos y de Sardes, y la aparición de Tiresias, uno de los dos adivinos más famosos de la mitología griega, con una de sus profecías.
Los decorados bien ambientados. Y luego está el diálogo de Hemón con su padre, Creonte, llena de la filosofía y sabiduría griega.

El tipo de películas épicas basadas en hechos reales tiene un gran poder de atracción, tienen una base histórica que supone un trabajo previo de recogida de documentación, que resulta muy interesante. Pero desgraciadamente este no es el caso. Un malo muy malo, y unos guerreros míticos, invencibles y buenos muy buenos, gran parte del tiempo se ocupa de mostrar que a pesar de su apariencia (discutible este aspecto también, podrían ser bárbaros, mongoles, otanos...) son unas buenas personas. Una batalla final y pare usted de contar. Historia muy corta de argumento, con buenos exteriores. Yo recuerdo, y de hecho acabo de volver a ver la película Mongol, vale la pena ver 5 veces esta última, que ver esta por primera vez.

Película de ese tipo de suspense en el que un personaje está atormentado y trata de huir de su pasado, un pasado marcado por la corrupción y la estafa a miles de personas en todo el país.
Aquí no aparecen sicarios o ejércitos que le persigan, aquí el peligro es cualquier vecino del pueblo.

Yalin Sahin (Kivanç Tatlitug) y su mujer, se esconde en un pequeño pueblo, en el que ha pasado parte de su infancia. Pero los habitantes del pueblo también han sido parte de la estafa realizada y muchos de ellos han perdido todo sus ahorros, por lo que los vecinos tratan de eliminar a Yalin. Esto le hace estar en alerta continua.
Esto es una de las partes fuertes de la película, ya que consigue crear un climax de angustia a través de su personaje; transmite en cierta medida la sensación de vivir en un estado de alerta permanente, de noche y de día.

Una de las reflexiones a las que nos dirige su director, es que mientras a uno mismo le resuelvan su problema, el mal ya no parece tanto, y la persona que ha cometido el daño ajeno ya no está tan mal vista por los que no han sufrido el daño o por los que le han sido resarcido el dolo.

Dejate el móvil al lado o el mando para ir avanzando, porque a pesar de que dura 83 minutos, son 83 minutos aburridos. Si lees la crítica antes de verla, prueba cualquier otra al azar; si ya la has visto, pues a aguantarse como yo.
La cosa ya pinta mal cuando a alguien se le ocurre que una autocaravana grande, se meta por un caminucho. A un continuo de sinsentidos, se le une la tontería tantas veces utilizada, de que la familia no se lleva muy bien.
No sé si trataba de ser de terror, de suspense, o una más de sobremesa; sea cual fuere, disparo fallado y de mucho.

Tres miembros, de tres generaciones distintas ,de una familia paran la autocaravana en un bosque para pasar unos días. Un desafortunado accidente hace que uno de ellos sufra una herida importante y una de las otras dos personas tiene que ir a buscar ayuda. Llega a una casa aislada, en la que parecería querer ser una casa de los horrores, en la que los habitantes de esa casa tienen algún secreto que esconder. La interacción entre las familias provoca una serie de desafortunados encuentros con consecuencias para ambas familias.