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9
18 de junio de 2011
18 de junio de 2011
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Sica crea una película desafortunadamente no todo lo conocida que se debería en nuestro día. Una serie de estilos corales como solamente las sabía contar el cine italiano de la década de los 50, amparada en un reparto maravilloso y donde no sofra absolutamente nadie. A destacar, por debilidad personal, a un Paolo Stoppa inconmensurable como reciente viudo napolitano, en un papel tragicómico.
Una serie de historias sin conexión, pero con un lazo firme, la ciudad de Nápoles, el amor de sus madres, la belleza de sus mujeres (Silvana Mangano y Sofía Loren, nuff said), su aristocracia caduca, la frivolidad y el humor de sus gentes, el olor a pizza a lo largo de los barrios...
A destacar que el propio De Sica interpreta un papel, como arruinado y divertidísimo conde que ya solamente puede jugar a las cartas con el hijo de su chófer, que para más IMRI es capaz de barrerle con suma facilidad. También el breve papelito del gran Totò, muy divertido y peculiar.
En definitiva, una joya que no deben perderse. Si tienen la oportunidad, no dejen de ver, junto con la película, un maravilloso documental que le dedicó Martin Scorsese.
Una serie de historias sin conexión, pero con un lazo firme, la ciudad de Nápoles, el amor de sus madres, la belleza de sus mujeres (Silvana Mangano y Sofía Loren, nuff said), su aristocracia caduca, la frivolidad y el humor de sus gentes, el olor a pizza a lo largo de los barrios...
A destacar que el propio De Sica interpreta un papel, como arruinado y divertidísimo conde que ya solamente puede jugar a las cartas con el hijo de su chófer, que para más IMRI es capaz de barrerle con suma facilidad. También el breve papelito del gran Totò, muy divertido y peculiar.
En definitiva, una joya que no deben perderse. Si tienen la oportunidad, no dejen de ver, junto con la película, un maravilloso documental que le dedicó Martin Scorsese.

7,2
316
8
20 de marzo de 2018
20 de marzo de 2018
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue algo terrible. Después de aquel acontecimiento, el monarca Víctor Manuel III, escaso defensor del parlamentarismo, llamó a formar gobierno a Benito Mussolini, líder del Partido Nacional Fascista de Italia, un grupo extremista que en 1925 protagonizó la marcha sobre Roma. Una medida de presión que, la investigación histórica ha sido clara, pudo ser barrida por el ejército sin ninguna clase de problema. ¿Qué sucedió?
Este tema daría para una reflexión sesuda y un film con aire trágica. Pero Dino Risi es un genio que sabe del poder de la comedia. Coge dos intérpretes tan queridos para el público como Vittorio Gassman y Ugo Tognazzi para hablarnos de aquel episodio, de una Italia que acuñó la frase "victoria mutilada" para evocar su participación en la I Guerra Mundial.
Cuando José Luis Cuerda pensó en 1492, decidió hablar de dos pobres diablos que querían hacer negocio con una marrana. Risi hizo lo propio al reflejar a estos oportunistas, alguno incluso con coqueteos marxistas, que se verán abocados a afiliarse a estos camisas negras. La capacidad de la obra de pasar del humor grueso a los trascendente es totalmente admirable.
El nivel de actuación es excelso. Los mitines, las oficinas chusqueras, los estúpidos y precisamente por ello peligrosos agentes, la miseria. Risi sabe que su país no podía olvidar aquello. Nos deja por el camino una gran cantidad de carcajadas que, de repente, nos hacen pensar en lo estúpidos que somos y cómo permitimos que figuras como el Duce terminen logrando su objetivo.
No dejen de verla. Es una lección de Historia con una sonrisa grande y un punto amargo.
Este tema daría para una reflexión sesuda y un film con aire trágica. Pero Dino Risi es un genio que sabe del poder de la comedia. Coge dos intérpretes tan queridos para el público como Vittorio Gassman y Ugo Tognazzi para hablarnos de aquel episodio, de una Italia que acuñó la frase "victoria mutilada" para evocar su participación en la I Guerra Mundial.
Cuando José Luis Cuerda pensó en 1492, decidió hablar de dos pobres diablos que querían hacer negocio con una marrana. Risi hizo lo propio al reflejar a estos oportunistas, alguno incluso con coqueteos marxistas, que se verán abocados a afiliarse a estos camisas negras. La capacidad de la obra de pasar del humor grueso a los trascendente es totalmente admirable.
El nivel de actuación es excelso. Los mitines, las oficinas chusqueras, los estúpidos y precisamente por ello peligrosos agentes, la miseria. Risi sabe que su país no podía olvidar aquello. Nos deja por el camino una gran cantidad de carcajadas que, de repente, nos hacen pensar en lo estúpidos que somos y cómo permitimos que figuras como el Duce terminen logrando su objetivo.
No dejen de verla. Es una lección de Historia con una sonrisa grande y un punto amargo.
DocumentalTV

7,6
593
9
24 de octubre de 2016
24 de octubre de 2016
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, porque había una aldea de irreductibles galos vestidos de azul y rojo que permanecían inalterables al sueño de poder ganar el anillo y no ser meras comparsas de los orgullosos verdes y el Showtime californiano. ESPN vuelve a dejarnos con la boca abierta al sumergirnos de lleno en uno de los fenómenos clave para entender la NBA actual, el surgimiento de los Bad Boys de los Detroit Pistons.
Una panda de sospechosos habituales unidos por el talento y las malas pulgas. Bajo su cara angelical y juego fino, Isiah Thomas escondían un carácter fortísimo y con tendencia a la destrucción del rival que se tradujo en un giro total del devenir de una franquicia que encontró acomodo en una grada obrera y entusiasta. Kid Rock, fiel incondicional del Palace, es el narrador de lujo para la ocasión.
Equipo con muchas más habilidades de la que se les reconocieron en su día (Joe Dumars, Mark Aguirre, Adrian Dantley...), la defensa agresiva rayando en sucia de los pupilos de Chuck Daly (quien terminó entrenando al Dream Team en Barcelona 92) los hizo odiados por el resto de escuadras, lo cual quizás llevó a crear un último bastión en un vestuario no apto para dudas, controlado con mano de hierro por Thomas y Bill Laimbeer.
Indispensable para los amantes del basket conocer el lado oscuro de estos Bad Boys, pero también su tesón y capacidad de recomponerse de durísimas derrotas en Playoffs cuando estaban ante la línea de meta. Solamente Dennis Rodman ya merecería una película para él en solitario.
Por último, la cadena logra uno de los testimonios más ansiados, el de Su Majestad Michael Jordan, el gran enemigo personal del poderoso conjunto de Michigan. Quién sabe, de no haber tenido ese cruel tutelaje, quizás el 23 no hubiera alcanzado ese insultante dominio en todas las facetas del juego.
Imperdible. ESPN nos sumerge en días donde el Palace era el infierno... para los demás rivales.
Motown.
Una panda de sospechosos habituales unidos por el talento y las malas pulgas. Bajo su cara angelical y juego fino, Isiah Thomas escondían un carácter fortísimo y con tendencia a la destrucción del rival que se tradujo en un giro total del devenir de una franquicia que encontró acomodo en una grada obrera y entusiasta. Kid Rock, fiel incondicional del Palace, es el narrador de lujo para la ocasión.
Equipo con muchas más habilidades de la que se les reconocieron en su día (Joe Dumars, Mark Aguirre, Adrian Dantley...), la defensa agresiva rayando en sucia de los pupilos de Chuck Daly (quien terminó entrenando al Dream Team en Barcelona 92) los hizo odiados por el resto de escuadras, lo cual quizás llevó a crear un último bastión en un vestuario no apto para dudas, controlado con mano de hierro por Thomas y Bill Laimbeer.
Indispensable para los amantes del basket conocer el lado oscuro de estos Bad Boys, pero también su tesón y capacidad de recomponerse de durísimas derrotas en Playoffs cuando estaban ante la línea de meta. Solamente Dennis Rodman ya merecería una película para él en solitario.
Por último, la cadena logra uno de los testimonios más ansiados, el de Su Majestad Michael Jordan, el gran enemigo personal del poderoso conjunto de Michigan. Quién sabe, de no haber tenido ese cruel tutelaje, quizás el 23 no hubiera alcanzado ese insultante dominio en todas las facetas del juego.
Imperdible. ESPN nos sumerge en días donde el Palace era el infierno... para los demás rivales.
Motown.

5,8
735
7
2 de junio de 2012
2 de junio de 2012
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Wise da su particular adaptación de uno de los clásicos universales de la historia de la literatura, "La Ilíada". Igual que en la de Wolfgang, más reciente, hay licencias, aunque existen muchos elementos atractivos y factores comunes a los versos homéricos (que son tan excelentes como no necesariamente obligatorios en toda adaptación cinematográfica que se haga del mito).
Wise y su equipo apuestan por una relación entre Paris y Helena más romántica, saliendo más favorecido el certero arquero que en otras ocasiones. Con una estética de peplum que no puede con ella, quizás uno de los puntos desfavorables de esta simpática obra de aventuras, sea lo rápido que despacha la legendaria rivalidad entre Aquiles y Héctor.
A destacar, como comenta la crítica precedente, la presencia de una jovencísima Brigitte Bardot, que, como diría el maestro Berlanga, ya amenazaba con enamorar a la cámara y llevarse la película con su sola presencia.
Tiene un reparto que no está repleto de caras conocidas pero competente, aunque quizás se eche de menos una mayor fuerza en personajes decisivos. Interesante.
Wise y su equipo apuestan por una relación entre Paris y Helena más romántica, saliendo más favorecido el certero arquero que en otras ocasiones. Con una estética de peplum que no puede con ella, quizás uno de los puntos desfavorables de esta simpática obra de aventuras, sea lo rápido que despacha la legendaria rivalidad entre Aquiles y Héctor.
A destacar, como comenta la crítica precedente, la presencia de una jovencísima Brigitte Bardot, que, como diría el maestro Berlanga, ya amenazaba con enamorar a la cámara y llevarse la película con su sola presencia.
Tiene un reparto que no está repleto de caras conocidas pero competente, aunque quizás se eche de menos una mayor fuerza en personajes decisivos. Interesante.
19 de marzo de 2012
19 de marzo de 2012
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi por casualidad tuve la oportunidad de ver esta película, la cual, bajo su apariencia de un producto más bíblico de corte italiano, enmascara una atractiva propuesta que hace que su duración se pase en muy poco tiempo al expectante público. Una serie B, es posible, pero hecha con oficio y con magníficas actuaciones, mención especial para Keith Carradine, muy creíble como el inteligente espía de Tiberio, enviado a descubrir qué demonios se está cociendo en la siempre tumultuosa Judea.
El primer punto fuerte de esta historia que comenzó hace 2000 años es los grises que imperan a todos los personajes. Por un lado, Tauro, sagaz, inteligente y leal, es una persona de su tiempo, un romano que no se escandaliza ante las cruces donde empalan rebeldes y sospechosos y que piensa que la lógica de las espadas romanas es la luz del Mare Nostrum.
De la misma manera, la trama no cae en la autocomplacencia religiosa, podemos estar ante una de esas extrañas criaturas que podrían complacer por igual a creyentes y no creyentes. El valiente desfile de hipótesis y la fe en que el espectador juzgue, hace muy ameno su desarrollo, sin caer en tópicos. Incluso con el siempre lanceado Poncio Pilatos, tenemos una visión más humana, con un Harvey Keitel sereno y sobrio, haciendo a un gobernador extraño, con sus altibajos y, a su manera, con sus motivos y con problemas internos dentro de su propia familia.
Su vestuario de péplum se nota, también los pocos decorados que tiene, pero la narración es buena e incluso se permite sus dosis de humor para rebajar la carga. Si se perdonan los defectos de la técnica y gustan los argumentos ingeniosos, más de uno puede terminar cayendo, al igual que Tauro, irremediablemente abocado a buscar desentrañar la historia...
Eso y la última carta a Tiberio en el desierto, ya justifican la entrada.
El primer punto fuerte de esta historia que comenzó hace 2000 años es los grises que imperan a todos los personajes. Por un lado, Tauro, sagaz, inteligente y leal, es una persona de su tiempo, un romano que no se escandaliza ante las cruces donde empalan rebeldes y sospechosos y que piensa que la lógica de las espadas romanas es la luz del Mare Nostrum.
De la misma manera, la trama no cae en la autocomplacencia religiosa, podemos estar ante una de esas extrañas criaturas que podrían complacer por igual a creyentes y no creyentes. El valiente desfile de hipótesis y la fe en que el espectador juzgue, hace muy ameno su desarrollo, sin caer en tópicos. Incluso con el siempre lanceado Poncio Pilatos, tenemos una visión más humana, con un Harvey Keitel sereno y sobrio, haciendo a un gobernador extraño, con sus altibajos y, a su manera, con sus motivos y con problemas internos dentro de su propia familia.
Su vestuario de péplum se nota, también los pocos decorados que tiene, pero la narración es buena e incluso se permite sus dosis de humor para rebajar la carga. Si se perdonan los defectos de la técnica y gustan los argumentos ingeniosos, más de uno puede terminar cayendo, al igual que Tauro, irremediablemente abocado a buscar desentrañar la historia...
Eso y la última carta a Tiberio en el desierto, ya justifican la entrada.
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