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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.350
Críticas ordenadas por utilidad
8
15 de julio de 2024
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
175/34(30/06/24) Notable segundo episodio de la novena y última temporada de esta serie de culto inglesa que tan buenos momentos nos ha regalado. Serie antológica creada por los polifacéticos Steve Pemberton y Reece Shearsmith (también protagonizan todos los episodios en roles diferentes, con look siempre ‘enmascarado’) para la BBC, seis episodios por temporada, donde el 9 está siempre presente de algún modo, en este caso es el número de la vivienda donde sucede la trama. Un sensacional duelo dual (hay dos voces telefónicas más), de los que en cada temporada nos tiene acostumbrados los creadores, remitiéndonos a ejercicios de estilo donde solo hay dos personajes, así a bote pronto, el primero que me viene a la mente es “La Huella” (1972, con Laurence Olivier y Michael Caine, aquí Pemberton y Shearsmith. Dirige Al Campbell 29 minutos trepidantes, que te atrapan en su retorcido desarrollo con giro sobre giro, hasta su impactante final. Que solo sean dos los protagonistas repercuten en dar mejor hondura dramática a los personajes, en dotar de mayor énfasis la evolución, aquí con un enfrentamiento psicológico vibrante, sacando lo mejor de cada uno. Indagando en dilemas morales sobre aquello de: “Es más moral permitir que mueran varias personas o causar directamente la muerte de una por el bien común?”.

Preocupado por su bienestar, después de encontrarlo solo en un puente por la noche, el terapeuta Blake (Steve Pemberton) lleva a Drew (Reece Shearsmith) de regreso a su casa para tomar una taza de té. Si bien comienzan con charlas de terapia leves, los frágiles y explosivos cambios de humor de Drew rápidamente hacen que Blake se pregunte si fue una buena idea.

El dilema leit-motive psicológico es al parecer un dilema moral que utiliza la psicología para definir personalidad. Se centra en un vagón de tren que se precipita por una vía de ferrocarril hacia cinco personas, pero puedes optar por tirar de un nivel que hará que cambie de vía y golpee a solo una persona. Y tú que harías? También se habla de otros métodos de test psicológicos como el test de Szondi y el yoga de la risa, ver a Drew sonreír forzadamente es perturbador, y muestra lo gran actor emparejándose claramente con la sonrisa del Joker.

Un relato que agudamente se va intensificando a medida que avanza, con ese fondo lóbrego de suceder todo durante una tormenta por la noche en una casita rural en medio de la nada, hasta desembocar en un final aterrador. Media hora en la que se habla de la psiquiatría y del poder de los psiquiatras, del abuso de poder que pueden tener con sus pacientes. Pero también de sus debilidades humanas que me hacen recordar a la gran serie estadounidense “En terapia” (en realidad remake de la serie israelí “Be'Tipul” que no he visto), son personas con sus virtudes y defectos, y no son santos, pro lo que en realidad me lleva a pensar que depositar mis traumas en estos ‘profesionales’ igual no es tan buena idea. Aunque en realidad todo esto proviene de la visión del mundo misántropa de la pareja de creadores Pemeberton & Shearsmith, que a lo largo de las ya 9 temporadas demuestran no creer mucho en la ‘salvación’ de la raza humana.

Destacar en este capítulo la tensa y dramática ambientación. Empezando por la formidable labor en cinematografía de Sean Van Hales (5 episodios de la serie), jugando con la iluminación de modo tétrico aprovechando la tormenta eléctrica del exterior, jugando cual film de terror con los destellos de los rayos, proyectando un clima opresivo y claustrofóbico, siendo Homérica la imagen de unas llamaradas reflejadas en los vidrios de unas gafas. Ello en miscelánea con la buena labor en edición de sonido de Chris MacLean (46 episodios en la serie).
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TOM REGAN
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Thunderbolt
MediometrajeDocumental
Estados Unidos1947
6,3
88
Documental, Intervenciones de: James Stewart
6
7 de julio de 2024
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
181/05(06/07/24) Sugestivo mediometraje documental de guerra dirigido y editado por el teniente coronel William Wyler, que hizo "The Memphis Belle", y el capitán John Sturges. Documentaron operaciones aéreas USA de la Operación Strangle en la WWII, aviadores de la Duodécima Fuerza Aérea con base en Córcega obstaculizaron con éxito líneas de suministro del Eje a la Línea Gustav y la cabeza de playa de Anzio. Filmada en color de 16 mm por miembros de las Fuerzas Aéreas del Ejército, algo poco dado en su tiempo las grabaciones en color. La 12.ª Unidad de Cámara de Combate grabó imágenes de combate utilizando cámaras montadas en algunos de los P-47 y un bombardero mediano B-25 equipado como barco de cámara para acompañar a los cazas. Narrado por Lloyd Bridges y Eugene Kern, sigue a un escuadrón P-47 Thunderbolt del grupo a través de una misión de interdicción desde el momento que se despiertan hasta su regreso a la base. Los directores editaron su metraje para recrear una misión contra un objetivo no identificado en el norte de Italia se asemeja a una misión del 1 de mayo de 1944 contra un túnel ferroviario en Rignano sull'Arno-Italia, en la que el teniente coronel Gilbert O. Wymond Jr. fue galardonado con la Estrella de Plata por destruir un depósito de municiones oculto en una casa cerca de Siena y sufrió graves daños en su P-47, Hun Hunter XIV. Wymond aparece de forma destacada con su P-47 a lo largo del documental. Los directores Wyler y Sturges, que servían como oficiales de la AAF, estuvieron asignados a la 12.ª CCU durante el período en el que se filmaron las actividades del 57.º Grupo de Cazas.

‘Aunque se mostró a la prensa a finales de 1945, “Thunderbolt!” no se estrenó en general hasta 1947, y se volvió a estrenar en 1950 durante la Guerra de Corea. La mitad de las ganancias de 1947 del estreno de la película se destinó a la Army Air Force Relief Society y al Tesoro de los USA. La introducción de la película a cargo de James Stewart se filmó a finales de enero de 1947. Stewart había comandado un ala de bombarderos como coronel durante la guerra. Stewart, contextualiza la WWII para el público llamándola "historia antigua". Esta película se estrenó sólo dos años después, en 1947, pero mucha gente estaba harta de la guerra en ese momento y James tuvo que tenerlo en cuenta. El actor de Hollywood de mayor rango que estuvo en el ejército como coronel.’

La película muestra el poder aéreo aliado, aquí no hay enemigos aéreos, los yankis son los dueños de los cielos italianos y bombardean a placer, por lo menos por lo visto aquí. Ametrallan y bombardean las líneas de comunicación alemanas a unas 200 millas detrás del frente, finalmente rompiendo por estrangulamiento de las líneas de abastecimiento germanas, el punto muerto que mantuvo al Quinto Ejército USA y al Octavo Ejército UK durante cinco meses en la Línea Gustav en Italia. Este patrón de apoyo aéreo táctico, en el que los aviones de combate estaban equipados con bombas de 500 libras debajo de cada ala y salían a cortar los ferrocarriles y bloquear las carreteras y vías fluviales utilizadas por los alemanes para llevar hombres y suministros al frente en Cassino y Anzio, más tarde se convirtió en el patrón para las operaciones aéreas en Francia y Alemania. "Thunderbolt" describe gráficamente este uso del poder aéreo, al tiempo que se refleja la rutina de vida en tierra en la base en Córcega, como mataban el tedio de la espera entre misión y misión.

William Wyler comenzó a trabajar en esta película en 1944 como contrapunto a su película más conocida sobre la 8.ª Fuerza Aérea, "Memphis Belle". Mientras esta última trataba sobre la campaña de bombardeo estratégico llevada a cabo por bombarderos multimotor de largo alcance, el tema de "Thunderbolt" eran misiones tácticas llevadas a cabo por cazabombarderos monomotor y monoplaza. Las tripulaciones de los bombarderos estratégicos podían esperar ser enviados a casa tras 25 misiones, los pilotos de los cazabombarderos volaban cientos de misiones, con frecuencia llevando a cabo varias en el transcurso de un solo día.

Una cinta interesante, sirve como documento histórico incisivo, con el aliciente del color original y no el tratado posteriormente, dando un realismo punzante a lo que vemos, como los colores de los aviones, las pinturas que los adornan, los colores del cielo, los campos, construcciones, trenes bombardeados y como explosionan

La película no tiene mucho en cuanto a una historia. Comienza mostrando áreas desoladas de Italia en marzo de 1944, señalando este fue el cumplimiento de la promesa del fascismo, idea dedicada a la proposición de que algunos hombres están destinados a ser esclavos de otros. A continuación, la película lleva a la audiencia a la base aérea de Alto, en Córcega, donde nos presenta a los miembros del 65.º Escuadrón de Cazas y explica los objetivos de la Operación Strangle a través de una sesión informativa después del desayuno que se fusiona con un mapa animado de Italia que muestra a los aliados atrapados en la línea Gustav y la misión de cortar las líneas de suministro destruyendo puentes y carreteras en el norte de Italia. La película sigue a los pilotos, liderados por su joven comandante de escuadrón, a través de los momentos tensos previos al vuelo, los identifica por su nombre mientras despegan en parejas y observa su viaje hacia el continente mientras vuelan en formación. Entonces puede nos conmovamos al enterarnos de como todos escasamente pasan de los veinte años. Tras ello entramos en la misión del día, en plan subjetivo y gracias a la vibrante labor de edición nos sentimos parte de estos cazas lanzado andanadas de proyectiles a puentes, trenes, caminos, a granjas en busca de arsenales ocultos. Tras la jornada de ‘trabajo’ vuelven y los vemos en medio de búsquedas de divertimentos, bromas a enfermeras, salidas al mar en artilugios creados a partir de chatarra, o emborrachándose.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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7
6 de julio de 2024
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
176/35(30/06/24) Muy entretenido film de aventuras con ciencia ficción moralista, esto enlaza con su rush final en lo que falla el film del megalómano James Cameron, guioniza y dirige. Película que va a cumplir 35 años desde su estreno (8 de agosto de 1989) y se mantiene fresca en sus esplendorosos efectos visuales, gracias la productora de efectos visuales Laura Buff, el supervisor de efectos visuales John Bruno, Dream Quest Images y la Industrial Light & Magic. Técnicamente brillante, con extraordinaria fotografía submarina de Mikael Salomon (“Hermanos de sangre” o “Roma”), fascinantemente iluminada en patinados cutáneos de púrpuras, verdes y azules, en miscelánea con la edición de sonido de Blake Leyh (“Casino” o “Tigre y Dragón”), sea dentro de los límites de la plataforma o en medio del fondo océano, haciéndonos sentir inmersos en este submundo, enaltecido por el diseño de producción de Leslie Dilley (“Cariño he agrandado al niño”), crea ingenios submarinos cual si estuviéramos en medio del espacio sideral. Aunque entre elementos no incisivos está la música poco inspirada de Alan Silvestri. Entre lo bueno un reparto que cumple con creces, destacan un estupendo Ed Harris y una formidable Mary Elizabeth Mastrantonio.

Obra épica en su problemática y complicada realización en fondos subacuáticos llevaron a multitud de problemas, Cameron ha dicho el rodaje fue el más difícil, el más arriesgado, colosal esfuerzo realizó todo el equipo para rodarla, casi 12 horas diarias de media se pegaban los que trabajaban en ella. Dice sobre Abyss es, de toda su filmografía, la película de la que se siente más orgulloso, hoy día, una de las producciones técnicamente más ambiciosas de la historia del cine. Llevándonos el director canadiense a su gran obsesión como es el mar, donde 8 años después tocó el Olimpo taquillero con “Titanic”, luego su secuela de “Avatar” también tendría de coprotagonista el agua y su vida interior, entre medias varios documentales sobre los océanos (expediciones a los hundidos Titanic y al acorazado Bismarck, entre otros objetivos).

Cinta con mucho de su anterior realización “Aliens, el regreso” (1986), donde creaba un microcosmos de personajes con camaradería marcada por la testosterona, encerrados en un planeta y una nave varados en medio de la nada y allí son acuciados por un gran peligro. Aquí Cameron vuelve a incidir en la violencia militar, en los abusos del poder, el choque entre ciencia y militarismo, ensalzando a la inteligencia de la mujer como elemento diferencial que sabe dónde está el bien.

Todo ello en un argumento bien desarrollado, con espectaculares secuencias de acción, ensalzando cual naves espaciales la ingeniería submarina (la base móvil como nave nodriza, los mini submarinos cual naves espaciales, y los trajes submarinos como uniformes de astronauta, mientras las profundidades del mar es una alegoría del vasto espacio). Una dirección hábil de Cameron hace que sintamos la claustrofobia ambiental, en medio de colapsos por accidentes, incendios, implosiones, enfrentamientos entre submarinos cual toros, todo ello con escenas de una gran tensión dramática, de las que te ponen el vello de punta.

Entre lo defectuoso está su rancio mensaje a lo “The Day the Earth Stood Still” (1951), a modo de criticar nuestra militarización, el afán bélico de las grandes potencias, nuestro gusto autodestructivo, y que para seguir adelante necesitaríamos una tutela exterior (buah!!!). Esto sobre todo queda claro en la versión extendida, en la teatral es atrofiada la coda final. Yo aquí juzgo la de 2:51 horas que sobre todo extiende el tramo final para dar sentido a la presencia ‘de afuera’, pero si se agradece el rellenar los huecos de la versión cines, esto repercute en una idea ridícula infantiloide de ‘paz, amor y nada de hambre’, aportando unas secuencias extemporáneas del mundo siendo ‘amenazado’ de modo aparatoso. Esta ‘alerta’ proviene del temor de la Era Atómica de los 50 y 60, en medio de la Guerra Fría con el choque entre los bloques USA vs URSS, estirada hasta los 80, aunque ya en el ocaso de la Unión Soviética. Con lo que este tramo final el film desbarra en una resolución paternalista pueril que que es un tiro en el pie de la producción.

Es un film de acción con crucial aporte de romanticismo, un motor de la trama neurálgico sustentado en la tensa relación entre Bud y Lindsey (el enfadado tira su anillo de compromiso al retrete, aunque luego lo recoge) manejándose hábilmente sus ententes en un desarrollo grácil para hacernos sentir gradualmente como renace la llama del amor entre ellos: Cameron también sabe insertar dosis de humor desengrasante, ello provocado sobre todo por la forma fluida en que crea niveles de camaradería entre el grupo de trabajadores en la plataforma. Asimismo, Cameron tiene éxito incluyendo puntualmente elementos de ciencia ficción creando misterio y suspense alrededor de ello, crea expectativas, aunque luego se sabotea a sí mismo en el rush final. También Cameron maneja bien ‘El arma de Chéjov’, coloca elementos que luego trae a la trama para darles sentido, como es el anillo de compromiso de Bud (utilizado en un momento clave), el líquido para respirar a profundidades abisales (primero lo vemos lo utilizan con un ratón al principio y luego es Bud quien debe usarlo), o el temblor de la mano de Coffey.

Teniendo en su gran minutaje secuencias espectaculares, el accidente del submarino USS Montana, la exploración del submarino estadounidense, la grúa colapsando sobre la base submarina, el tramo con Bud y Cattfish tras el Coffey huido, la batalla entre mini sub marinos, el arrollador tramo en que el mini sub marino de Bud y Lindsey se llena de agua y solo tienen un traje de buceo, con esa coda del intento de reanimación, me sentí llevado por los sentimientos, turbador, y por supuesto el conmovedor rush final con Bud tenido que descender al abismo, estremecedor. Aunque, reitero, el clímax-resolución de las historias me ha sido nefasta.
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TOM REGAN
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El gran éxtasis del escultor de madera Steiner
MediometrajeDocumental
Alemania del Oeste (RFA)1974
7,3
645
Documental, Intervenciones de: Walter Steiner, Werner Herzog
7
21 de junio de 2024
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
162/21(20/06/24) Delicioso documental alemán dirigido por el singular Wener Herzog, que considera esta película como una de sus más importantes. Este es un claro epítome de su filmografía, retratar a personajes disfuncionales, seres paradójicos y complejos que persiguen sus sueños en los límites. Lo he visto con motivo del 50 aniversario del estreno en tv (01/Enero/1974), donde se aborda al saltador de esquí suizo Walter Steiner, este el deporte predilecto de Werner Herzog, a tal punto de practicarlo durante parte de su niñez y adolescencia, hasta que un accidente de uno de sus amigos le ha hizo reaccionar sobre los peligros que sacuden a estos deportistas, por ello gusta el director de alternar la belleza de los saltos con caídas salvajes a más de 100 km/h. Herzog acompaña a Walter la semana de vuelo en esquí KOP en 1974 en el salto de esquí Letalnica bratov Gorišek en Planica (Eslovenia). Walter Steiner, considerado como el más grande saltador de esquí de la historia, hombre solitario y taciturno. Destaca Herzog en su análisis de este arte proyectado en poéticas tomas en cámara lenta, entrando en los límites sobre la pasión por una actividad cercana a lo místico y como esta se puede convertir en que la afición se erija en `caníbales’ deseosos de que traspase lo posible donde se juegue la muerte. Sobresale la realización en emitir sensaciones sensoriales en la miscelánea entre los vuelos cuasi-hipnóticos en slow, adornados por la enaltecedora música con piano y sintetizador del grupo alemán Popul Vuh.

Tiene un inicio cautivador con la imagen de Steiner en un salto de esquí a cámara super lenta (400 fotogramas por segundo), secuencia que parece infinita en como parece levitando en el aire en comunión con una figura mimetizada con los esquíes con el fondo montañoso, lo que da sentido a parte del título, el Éxtasis. Tras lo que cortamos al mismo hombre tallando madera en su taller (motivo del título), tras que hay otro corte y vemos caídas de saltos d esquí, entrelazando como la beldad de los saltos es una experiencia cercana al peligro. Vemos también a un tipo sereno que parece disfrutar en sus dos aficiones, el salto y la escultura. Tras ello el salto de Steiner en la inauguración del gran salto de esquí en Oberstdorf. Steiner logra una distancia de 179 metros. Nos enteramos que antes de esta marca récord en 1973, el helvético sufrió una conmoción cerebral y una costilla rota en una caída apenas dos semanas antes.

Tenemos el epicentro en de marzo de 1973, en la competencia de Planica. Aquí Herzog se expone cual repotero deportivo a pie de pista comentando la acción. Steiner se muestra receloso por como explotan a los saltadores colocándolos demasiado altos, para que cojan mucha carrerilla y con ello deleiten a los espectadores, pero esto conlleva el riesgo de caídas aparatosas. Steiner tiene un acusado sentido del deber y sala haciendo récord de la pista (169 m), y con ello el récord mundial. A pesar de acortar en el segundo salto el recorrido los organizadores (por las quejas), Steiner se supera hasta los 177 metros, pero este asomarse al abismo le lleva a una caída dolorosa, reflejado esto en las heridas en su rostro. Tras lo que vuelve a criticar a la organización. Según Herzog, luego dice: "Me siento como si estuviera en una arena y cincuenta mil personas esperan que me caiga". Pero el embrujo de suspenderse en el aire es demasiado fuerte para Steiner y vuelve a saltar, 166 metros, por primera vez en su carrera obtuvo las máximas calificaciones en tres ocasiones por el intento.

Herzog se acerca al Walter más íntimo en momentos como cuando pesca en el hielo, donde comenta los riesgos del salto de esquí. Comenta que en su niñez soñaba con volar, como se vio a cámara lenta volando sobre la pista y aterrizando suavemente sobre la pista, relato que líricamente Herzog lo adorna con una escena de Steiner precisamente flota en el vacío deslizándose sobre los raíles del aire. Walter termina no compitiendo contra los otros rivales, él es muy superior al resto, tanto que les da ventaja saliendo más debajo en la rampa que el resto para dar emoción al campeonato, él compite consigo mismo, sobre superarse, donde su cabeza le pide precaución y su corazón le exige ir mucho más allá, hasta el Éxtasis.

En el tramo final Steiner en primer plano cuenta a cámara una anécdota de su infancia, cuando encontró un cuervo herido, y lo crio hasta curarlo, dándole de comer hasta que pudo volver a volar. Una vez en el exterior el cuervo cuando veía a Walter iba hacia él, pero comenzó a perder plumaje, y los demás cuervos le atacaban ante su debilidad, Steiner acabó sacrificando por compasión al cuervo ante su sufrimiento. Claramente Walter se ve como el cuervo, un solitario que prefiere vivir al margen, y que sin embargo el público desea ‘devorar’ llevándolo a hacer lo imposible con sus saltos. Lo cual demuestra la melancolía del protagonista, como remarca en el epílogo, su único deseo es ser la última persona en la tierra.
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TOM REGAN
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7
13 de junio de 2024
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
148/07(08/06/24) Buena cuarta temporada de la serie de tv antológica creada por Noah Hawley, 11 episodios, inspirándose libremente en el universo del homónimo drama criminal de los hermanos Coen de 1996, o sea, reparto coral, personajes disfuncionales, crímenes, humor negro (me viene a la mente el sexo entre Josto y la enfermera Muerte), caprichos del destino, aderezado con guiños a otros films de los Coen, incorporando algún elemento sobrenatural (traído de “El hombre que no estuvo allí”, aquí el fantasma de un abuelo), o con pantallas divididas. Como antología, cada temporada de Fargo posee su propia narrativa independiente, siguiendo un conjunto dispar de personajes en diversos escenarios y épocas, aunque en un universo compartido conectado centrado en Minnesota. El medio oeste más amplio de los Estados Unidos ocupa un lugar destacado y cierta conexión con la ciudad titular de Fargo, Dakota del Norte, recorre la serie. Esta que me ocupa está ambientada en Kansas City (Missouri), desde noviembre de 1950 hasta principios de 1951, sigue a dos sindicatos del crimen, uno de italianos y el otro de afroamericanos, que compiten por el control de la clandestinidad. Reparto encabezado por Chris Rock como Loy Cannon, jefe del sindicato negro, con su némesis en Jason Schwartzman como el heredero del liderazgo del sindicato ítalo, también Jessie Buckley, Ben Whishaw, Jack Huston, o Timothy Olyphant.

En esta ocasión la serie va de menos a más, comenzando de forma pretenciosa con ese episodio prólogo muy forzado y poco creíble en la forma en que estos mafiosos (sus negocios van desde mataderos de vacas hasta apuestas y préstamos) trazan alianzas de paz con métodos medievales grimantes que nadie se puede creer, para cuando se olvidan de esto, y comienzan a desenmarañar esta batalla entre los dos clanes (como en “Miller’s crossing”) con personajes dispares que entran a distorsionar el status quo y con ello a provocar la guerra, dejando por el camino muy buenos momentos, aunque sin ser la mejor temporada.

En el corazón de esta temporada está los Estados Unidos, su crecimiento con emigrantes y esclavos negros, el Sueño Americano que representan estas dos bandas con sus negocios. Estos arribistas que deben medrar entre chantajes y sobornos a polis, con políticos, con médicos, con funerarios, mataderos, o con fugadas de prisión. Está la funeraria como medio de vida que da servicio dual, a negros y blancos.

Arranca con dos episodios escritos y dirigidos por Hawley, con gran agilidad y una labor de edición trepidante nos relatan la historia del enfrentamiento étnico de bandas en el SXX en Kansas City. Un preludio narrado el intercambio regular de poder, el Sindicato Moskowitz de principios del siglo XX pierde frente a The Milligan Concern de 1920. Estos muchachos irlandeses pronto son presionados por la italiana Familia Fadda en 1934, e intentan negociar un acuerdo de paz intercambiando a sus hijos menores. Dado que cada familia cría al hijo de la otra, uno pensaría los mafiosos dejaran de lado viejos problemas para la prosperidad de todos. Y tenemos la llegada de Loy Cannon como líder de un clan negro y continúan el intercambio de hijos menores., con un efecto que me provoca de tomarme el pelo, pues además esta estrategia luego se olvida, batallan ambos bandos sin importarles que cada uno tiene al hijo del otro, ridículo.

Lo bueno viene cuando este artificio se deja de lado y tenemos algunas sub tramas ingeniosas, mezclando el humor, con el crimen y el drama, como ese momento tenso en una calle en que el capo italiano aparece va a darle un infartito y termina tirándose un gran cuesco. Hay un desarrollo que sabe salpicar de buenas escenas de acción el metraje, como (así a bote pronto me viene a la cabeza) el tramo en la estación de tren, un sangriento y rocambolesco segmento violento. Y por supuesto está el mejor y más original capítulo en el noveno capítulo dirigido por Michael Uppendahl (“Mad Men” o “American Horror Story”) filmado en glorioso b/n, capítulo muy ‘coeniano’, con guiños a el Mago de Oz, con epicentro en una gasolinera apotrada del mundo donde van llegando sicarios de distinto pelaje a enfrentarse, y donde el azar de la Naturaleza hace irrupción, Homérico. Pero también hay buenos duelos interpretativos, hay buenos diálogos, hay situaciones tensas.

La puesta en escena rezuma gran gusto estético, sobre todo por la expresionista fotografía de Dana Gonzales (“Legión” o “El Cuento de la criada”), creando cuadros exquisitos en interiores, jugando con los haces de luz entrando por ventanas, jugando con los claroscuros, con la luz tenue para proyectar dramatismo pictórico, ello jugando con los tonos macilentos. Siendo singular su labor en el noveno capítulo en glorioso blanco y negro.

A Chris Rock me cuesta verlo en este rol serio, lo veo forzado, se nota empujado a torcer el gesto, no me lo creo, se nota actuando, se ve encorsetado lejos de la naturalidad que transmite en sus papeles de ‘motor mouth’, es un error de casting; Jason Schwartzman como el rival del rol de Rock se nota más suelto para un papel más rico en aristas, más histriónico, más divertido, más visceral, con un buen duelo con su hermano, con chispeantes escenas con la enfermera, sin resultar formidable, si es bueno en esa mezcla de petulancia y fragilidad; Salvatore Esposito (eterno Genny Savastano de la Homérica serie tv “Gomorra”) como Gaetano, el rudo gorila hermano de Josto, amenazante, inquietante, electrizante, aunque le sobra cierto novel histriónico-caricaturesco en su estereotipo; Jack Huston como el detective Odis Weff, tipo con muchos tics (algo muy ‘coeniano’), a nómina de los Fadda, deviene en tener que por su corrupción moverse por una fina línea de ambigüedad, da bien con el personaje cargado de podredumbre moral;… (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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