Sherlock reúne múltiples elementos que logran hacerla una de las más preciadas series de inicios del siglo veintiuno. Nos deja una gran adaptación literaria, una adaptación que tiene el convencimiento de mirar las obras clásicas como testimonio de lo humano, más allá de épocas y manías. Nos deja una lección narrativa en términos fílmicos y literarios. Cada personaje que se inserta en los capítulos de la serie hace aportes de enjundia que logran contrastar maravillosamente con las clarísimas personalidades de los héroes de la trama. Los acentos criminales que hay como desafíos al pensamiento de Sherlock abren un abanico de opciones a la inventiva y a la curiosidad del espectador. Para decirlo en pocas palabras, como es usual en estos espacios, esta es una serie que se está acabando uno de ver y ya se quiere repetir, así de buena.

A medida que avanza en la contemplación de este filme me iban surgiendo relaciones de muy distinto tipo. Se parece tanto a Rescue Dawn, se parece tanto a Rambo, se parece tanto a Midnight Express, Empire of the Sun, tiene hasta momentos en los que se parece tanto a Life of Pi, The Grey, The Hunger Games; mejor dicho, es como una colcha de retazos que recoge los dramas de la aviación, del deporte, de la guerra, de la amistad, de las sinrazones de la humillación y las patrioterías. Por eso mismo, el espectador resulta complacido de hallar que, primero, algo ha visto en el cine, y segundo, que la fórmula sigue siendo cautivadora. El drama de la superación del mal, de la fuerza de la persistencia ante la maldad, llega con mucha fuerza en cualquier frente, sea el deportivo o sea el de los conflictos bélicos.
Unbroken, por su parte, tiene unos defectos que la hacen perder su empuje, sobre todo en el conflicto que se presenta entre Louis Zamperini, el personaje protagónico, y el cabo Watanabe, pero se reconstituye precisamente porque su salida en falso la lleva a volver al camino de la formula tradicional de la narración en torno a héroes y obstáculos.

La historia siempre resulta supremamente interesante. Las figuras del antiguo Egipto, los emblemáticos Ramses el Grande y Moisés, siempre traerán un sacudón acerca de la fe y los valores de las sociedades, lo que guía y motiva a los pueblos. Es una pena que en este filme las cosas se hayan malogrado. El pecado de muchos filmes contemporáneos está en hacer de todo con lo tecnología pero poco con los guiones. Esa preocupación se deja a un lado como si la tecnología compensara los grandes defectos narrativos y la ausencia de caracterizaciones profundas. Moisés no se mueve en ningún problema; las cosas pasan con extrema sencillez, como si ya se nos adelantara que iba a superar los obstáculos "de la mano de Dios". El personaje de Dios también resulta bastante extravagante en su forma de ser, como si solo los algunos debieran creerse que ese es el Señor. Uno de los momentos más llamativos de la película está conectado con las plagas de Egipto, y sin embargo, no se toman el tiempo para hacer sentir lo que realmente se debió haber vivido. Poca profundidad, en términos generales.

Al ver una película como Life, Above All uno comprende que no tiene sentido consentir tanto la realidad. La realidad se consiente cuando atenuamos las formas en que nos referimos a todo lo que nos resulta doloroso. Ya sea desde lo íntimo de un desamor o desde el más cruel conflicto bélico, las cosas se enfrentan como son. Y esta película quiere poner precisamente sobre la mesa las circunstancias en las que tantos niños del mundo crecen. Puede que aquí solo se trate de las niñas de una pequeñ comunidad en Sudáfrica, pero en ellas, por extensión, están todos loa pequeños que apenas si se dan cuenta de que las cosas pueden ser distintas.
Bello relato, magníficamente interpretado, con talento en la dirección y una cruda lección de humanidad.

Algunas de las cosas que sé de Baltimore las he aprendido con películas. The Wire, por ejemplo, nos enseña temporada tras temporada lo que ha sido el narcotrafico en esta ciudad costera. Ahora, tras el encuentro con Liberty Heights el paisaje se sigue complementando. Las discriminaciones, las movidas culturas, las diferencias en la calidad de vida, la prostitución y los negocios de unas mafias aún en pañales hacen parte de este relato que encanta por su bella forma de ser narrado y por la calidad de los personajes que nos plantea, sobre todo los que retratan a la generación juvenil de aquello años cincuenta.