Realmente la película está bastante bien y es graciosa, además, tiene sus momentos filosóficos y críticas ético/morales.
Pero, desde el punto de vista de la realización, la película es bastante mala. Me explico:

- La mayoría de los diálogos se hacen eternos, no porque no sean buenos, porque lo son, y mucho, sino porque son casi todos planos-secuencia, no hay casi cortes. Creo que algún primer plano u otros contraplanos habrían sido realmente eficaces y no habrían elevado demasiado el coste de la película.

- Hay algunos cortes que realmente no se entienden, puesto que cuando está la acción dramática dentro de la tienda, y están hablando allí, la realización nos lleva fuera de la tienda y nos enfocan a Jay y Bob el silencioso que no pintan nada en ese momento.

Por lo demás, decir que es sorprendente conseguir un buen resultado con tan poco presupuesto y haber conseguido llegar hasta donde llegó Kevin Smith. Recomendable.

Para mucha gente esta película es fastuosa, genial y dicen haberse partido de la risa viéndola... Pues, lo siento, pero de los 90 minutos que creo que dura, me he reido unos 2 minutos. El resto está lleno de chistes previsibles, gags machistas y homófobos, absolutamente vistos ya y realizados malamente... En fin, que me esperaba una película divertida por lo que me comentaron, pero me encontré un truño enorme con mucho marketing, salvando alguna frase buena y algún gag decentillo.

La ágil realización de Kim Jee-woon consigue generar en el espectador un perpetuo suspense ante la trama, consiguiendo no dejarte apenas pestañear durante todo el discurso. Sin embargo, la realización falla en su poca capacidad para sugerir la violencia en lugar de utilizarla como elemento ornamental, como si fuese estético o aportase algo a la narración esa puesta en escena. También el guión flojea según la trama se va complicando, introduciendo escenas inverosímiles y bizarras, que podrían haberse resuelto de forma más coherente y constructiva.

Finalmente, pese a un desenlace, en mi opinión, fantástico, la sensación que queda es que el propio autor de la obra da más importancia a la forma que al fondo, cuando en esa forma es donde se equivoca y no viceversa. Y es que la repetición constante de un tipo de sentimiento o emoción para con el espectador, acaba generando muy poca empatía hacia los personajes, desvinculando al lector audiovisual de la diégesis y haciéndole sólo participe de la morfología escenográfica. Una lástima.

Con un inicio muy prometedor con intensas escenas en Malawi, la historia se convierte, cuando la diégesis se traslada a París, poco a poco, en una ingenua narración llena de torpes escenas con un aire forzoso en ellas, culpa de un guión malogrado.

Para lograr el pretendido clímax en el desenlace, el narrador traiciona al espectador haciendo que muchos personajes actúen de forma incoherente, dando a entender que no le importa un bledo crear una buena historia, sino un final predeterminado al que hay que llegar a todo coste, aunque con ello el nudo de la trama se convierta en una entretenida y, a la vez, vulgar trampa manchada de inverosimilitudes.

Tiene buenos diálogos, un buen inicio y una memorable banda sonora, pero ni tan siquiera en el uso de la música extradiegética está acertado Georges Lautner, introduciéndola en escenas planas a nivel emocional, de forma innecesaria.

Un 7 de nota media. Qué barbaridad. Una película pueril, con un argumento muy poco original y con un guión de chiste, que no hay por dónde cogerlo, tiene un 7 de media en Filmaffinity. Increíble.

Resulta que para la mayoría de gente debe resultarle verosímil que un tío que se cepilla a la mitad de jueces, abogados, fiscales y demás funcionarios de la justicia de Philadelphia, gracias a un montón de cachibaches hipertecnológicos, que no conoce ni el FBI, deje que entren en su casa dos rateros de mala muerte a matar a su hija y su mujer. Y el guionista se queda tan tranquilo.

Por si esto fuera poco, la película va de pretenciosa, es decir, el autor se cree que está haciendo un peliculón, es tan histriónico todo, que me da mucha risa (y vergüenza ajena también), poner un 2 a esta bazofia y ser un anormal.