Empiezo a aburrirme de cierto cine español de aparente sencillez, retratos sociales de realidades cotidianas, de dramas, accidentes y demás sinsabores de la vida, puestos en largometraje con unos mínimos motivos argumentales, sin giros ni evoluciones, retratos nada más que lineales de los aconteceres de sus protagonistas.
Me ocurrió con "La Herida", que vi hace unos días, y me ocurre hoy con esta. Ambas películas, alabadas por cierto sector de la crítica autocomplaciente y condescendiente, adolecen en mi opinión de las mismas carencias. A saber, falta de profundidad, mayor complejidad, explicación de antecedentes, evolución del hilo argumental, sorpresas, empatía con los personajes, mayor riqueza en los personajes secundarios...
Una enfermedad o un accidente pueden ser un arranque como otro cualquiera, válido, para hilvanar una historia. Pero solamente acompañar con la cámara a su protagonista femenina en situaciones cotidianas, me parece muy insuficiente. Sobre todo cuando no se consigue que el espectador empatice o le importe lo que le ocurre. Y menos aún cuando aderezas ese devenir lastimero e insulso con unos secundarios que resultan todos irritantes y antipáticos.
Las emociones pueden retratarse con aparente sencillez, pero escondiendo una gran complejidad. Esa es la grandeza del buen cine de corte social, familiar, etc. Pero cuando sus actuantes se limitan a cumplir con clichés, a sobreactuar, a esperar que la empatía del espectador aparezca de forma gratuita, entonces resulta que la historia mínima que te están contando, de mínima se convierte en insignificante. Vamos, que te da igual.
El país galo es excelente haciendo esta clase de cine. De emociones contenidas, de miradas, de dialogos alrededor de una mesa, de esos que te revuelven por dentro, te emocionan, te involucran. Desgraciadamente esto no pasa en esta cinta. Falta madurez, hondura emocional, mucha. No es fácil hacerlo, de ahí que los resultados muchas veces se queden en meras postales de un instante. Olvidables rápidamente.

Esperaba más de esta película. El plantel de actores, la estructura en formato de episodios o historias conversacionales, el buen hacer de Cesc Gay en otros títulos de su filmografía, me hacían pensar que iba a ver una buena peli del estilo de la excelente "18 comidas" de Jorge Coira.
Pero no. El arranque ya es flojo. El encuentro entre Sbaraglia y Fernández es insulso y forzado, me dejó descolocado. Le suceden otros duelos interpretativos a duo, con un hilo conductor todos ellos: mostrar lo patéticos que pueden ser algunos hombres.
Las interpretaciones son naturales en su mayoría. Creibles, es otra cosa. Flaquea el guión, algo simple. Cierta teatralidad y alargamiento de las escenas no favorecen al conjunto, resultando algo forzados algunos episodios.
Remito a quienes no la hayan visto, a ver la mencionada "18 comidas", donde la naturalidad de las actuaciones no está reñida con la profundidad reflexiva de las historias.

He de reconocer que no me gustó nada Watchmen, me aburrió soberanamente. "300" y "El amanecer de los muertos" estaban entretenidas, y en todo caso y en todas ellas se intuía a un director atrevido y con altas pretensiones visuales, eso es innegable.
El simple arranque de "Ga'Hoole" me pareció espectacular y enérgico, una animación de gran calidad con recursos tanto cinematográficos como procedentes de la industria del videojuego.
Es cierto que la historia es simple y ya vista: la lucha del bien y el mal, el hermano cainita, etc, pero no vamos a culpar a esta película de argumento simple cuando la mayoría del cine de entretenimiento para adolescentes (y no tan adolescentes) adolece de estas carencias.
Lo que encuentro de novedoso en esta cinta es la construcción visual y la técnica, depuradisima, farragosa en ocasiones, violenta y caótica, crepuscular... de tal modo que es indudable que nos encontramos ante un espectáculo no apto para niños, y en mi caso, que igualmente puedo disfrutar de un entretenimiento infantil bien hecho, recibo con agrado esta madurez visual y estética que me tiene pendiente de la pantalla todo el tiempo.
Las referencias a la trilogía del anillo son obvias, las localizaciones y algunos planos recuerdan con exactitud a momentos de la obra de Jackson.
Disfruté mucho de esta película valiente y oscura. Después de pinguinos, hormigas, elefantes y osos panda haciendo más o menos lo mismo en otras cintas, Snyder le ha dado una vuelta de tuerca a la animación con estas lechuzas. No hacen chistes, pero cómo mola verlas luchar con sus máscaras y afiladas cuchillas enfundando sus garras.

Me temía que la película iba a ser mediocre, y lo es. Los italianos cuando se ponen a hacer películas de enredo amoroso, películas de las llamadas generacionales con personajes en la treintena, etc., o hacen películas muy dignas, como "El último beso", o hacen "Manuale de Amore" o "Háblame de amor", un rollo macabeo.
Muccino ha visto cine, se nota, pero eso no es suficiente. La película tiene una estética lograda, cierta mágia incluso de planos y música, pero es inservible ya que la construcción argumental es nefasta, los personajes son poco creibles y se intenta abarcar mucho, apretando finalmente muy poco.
No me gusta nada Aitana cuando la veo en cine que no sea español. La veo sobreactuada, poco creible, ñoña. La veo igual en "Un paseo por las nubes" que en ésta. No me lo trago.

Me costó muchísimo verla entera, se hace larga y pesada, estoy deseando que se acabe.

Al final queda un regusto extraño, un "pudo ser y no fue", y a los dos días, la has olvidado por completo.

No se pueden juntar en una misma película mayor número de despropósitos. No sé muy bien si el director pretendía hacer una parodia o en el intento de hacer una pretendida película de supuesto "realismo mágico" o fantasía a la española, le salió esto.
La historia es totalmente increible, y no por lo increible de sus elementos fantásticos, sino por la forma en que sus protagonistas se comportan ante ellos. Un fenómeno de tal naturaleza en la España del 36 y sienten más fascinación que miedo. Hay tantos momentos en la película en que los actores se comportan de forma sonrojante que no merece la pena enumerarlos.
El autodoblaje al castellano de Brendemühl es nefasto, teatral, forzado.
Una de esas películas que te ponen de mal humor. Es una pena. Me gustó mucho "El gran Vázquez", pero esta no hay por donde cogerla.