Película hecha a medida de Denzel Washington, que junto a Liam Neeson se han convertido en los grandes yayos justicieros de Hollywood.
Personalmente prefiero al Denzel dirigido por Tony Scott que por Fuqua, aunque también sabe rodar buenas escenas de acción. Pero Antonie quiere darle a la historia una pátina de profundidad que, ni se sostiene, ni lo necesita.
Película amnesia, es decir en cuanto terminas de verla se te olvida. Eso no es malo, durante las dos horas que dura te entretiene, en parte porque el protagonista ya le tiene cogido el truco a este tipo de personajes, y su carisma llena la pantalla de lado a lado. Así tapa las actuaciones del resto de actores, y digo el resto porque parece que han sido cogidos de las sobras de saldo de un mercadillo.
Vaya actuaciones más malas.

El boom de las buddie movies a finales de los 80 dejó buenas y malas películas. Esta es de las segundas. Dos presuntos cómicos, Belushi y Ritter, con un par de pequeños éxitos, unidos por si las risas eran el doble. Un despropósito.
Creo que John se mató para no ver la cantidad de basura que iba a rodar su hermano.
El hombre de apartamento para tres antes de sus dos obras maestras, a saber: este chico es un demonio 1 y 2. Que más se puede decir.

Fantasía basada en un relato de Roal Dhal,al que DeVito sabe sacarle partido, creando un mundo en el que disfrutan tanto niños como mayores.
Humor negro con toques de terror, dos cosas que saben combinar tanto el escritor como el director, que además se guarda un papel que parece que Dhal escribió para el.
Lástima que la dirección de actores no sea su punto fuerte, pero lo suple con una gran puesta en escena.
No pasan los años, ni por el cuento ni por la película.

Última parte de la saga que no desmerece al resto. Después de un pequeño bajón en la 3 y un barranco en la 4, ésta quinta remonta en truculencia e imaginación de las muertes. Una pena que no tuviera éxito arrastrada por los malos resultados de las anteriores, porque daba esperanzas de nuevas secuelas bastante interesantes.

Peckimpah no hacía concesiones. No mostraba un oeste idílico, lleno de hombres puros, íntegros. Eso ya lo hacían Ford, Hawks o Houston. Él nos enseña la codicia de unos hombres por oro, la lujuria de unos mineros cuando ven a una mujer por primera vez en meses, la tosquedad del interior de un burdel en una tierra sin ley.
Aún sin ser una de sus películas más crudas, ya da muestras del cine que haría pocos años después, ese cine del que han bebido no pocos directores, desde Coppola a Tarantino.
Sin duda una obra imprescindible.