Yo no sé dónde ven los criticones las maravillas en esta película de vampirillos preadolescentes con desenlace más que predecible. Dejando aparte la fotografía, que aquello de la nieve da un tono inquietante (por el frío que deben pasar los renacuajos de actorcillos) y algún elemento sanguinolento que ni se arrima al gore, es resto es prescindible. O sea, de ver, usar y tirar.
Aviso a los críticos especializados. Dejad en paz a Murnau y a Browning comparando este engendro con obras casi de culto, no sea que se levanten de sus tumbas y en vez de mordisquillos, den dentelladas a gusto a tanto listillo.
Hasta me hace más ilusión el Drácula de Coppola que esta marramachada de doce añeros rubitos como querubines con acosos en la escuela, amores irreflenables y caóticos en busca de la inocencia a punto de perderse, mujeres maltratadas que se convierten en lascivas "femmes fatales", gatos incluidos que odian a los aliados con Satán y padres y madres que no entienden el conflicto generacional de tan encantadores efebos. Salvo el detallazo de que "por un hijo se debe dar hasta la sangre" (?)
Es decir, un planteamiento desdibujado uniendo todos los iconos de los "teen" actuales. Y encima es larguísima. Para olvidarla en el fondo de un féretro de plomo con losa de mármol, pero del barato, que estamos en crisis. Esta película es una "mentira y gorda". O sea, la una tan mala como la otra

Aparte de ser una cinta trasnochada que no ha resistido el paso del tiempo, no sé qué puede tener de salvaje, aunque en algún instante se vuelva ligeramente desagradable. Pero solo en mili-segundos.
Si ésto está considerado un documental absorbente, me sigo quedando con nuestro querido Felix Rodríguez de la Fuente y con "Nanuk, el esquimal", por citar algunos, que haberlos haylos y mejores.
Mejor correr un "estúpido" velo que de documental de culto tiene lo que yo de cardenal