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8,3
5.824
10
3 de noviembre de 2007
3 de noviembre de 2007
99 de 136 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine de excelencia, de calificación máxima, de 10 ó 100, como se prefiera.
Argumento: la profesión médica, en su sentido noble, humanista, emblemática y enarboladora de valores conmovedores y entrañablemente humanos. Akira Kurosawa nos enseña con su "Barbarroja" una clase de médicos que hoy está prácticamente extinguida, al menos en Occidente, unos médicos que se caracterizan por atender, cuidar y curar a los pacientes, en vez del prototipo ahora extendido por doquier, el que se ha universalizado desde Europa al resto del mundo, que en su relación con los enfermos todo su arte se reduce a recetar, recetar y sólo RECETAR; apenas dominan el saber de atender o tratar, menos el de cuidar o velar y casi nada el de curar directamente; su especialidad real hoy por hoy no va más allá de RECETAR, RECETAR Y RECETAR drogas farmacéuticas y poco más.
El director Akira Kurosawa, para mi gusto tiene tres obras de calificación EXCELENTE, auténticas obras maestras de la historia del cine, el resto son buenas, notables e incluso muy buenas, pero son tres las que destacan en la cima de su creatividad, donde evidencia la gran conectividad que toda enorme obra de arte tiene con los valores humanos, lo cual precisamente la hace comprensible, apreciable y venerable a toda mente y corazón humanos; dichas tres obras son:
+ Vivir (Ikuru), Japón 1952,
+ Barbarroja (Akahige), Japón 1965, y
+ Dersu Uzala, URSS 1975.
Estas son películas que congracian al cine y a los espectadores con lo mejor y lo más noble que el ser humano conlleva dentro de sí, aquello que se transmite en todos los lugares de la Tierra a través de las generaciones y por medio de narraciones, de manera que no se pierda la maravillosa esencia de los valores trascendentes e infinitos.
Yo prefiero estas tres películas, aunque sólo sean estas tres, verlas, reverlas y volverlas a ver, antes que todos los libros, docentes y asignaturas inventadas por los gobiernos para hablar de civismo, como esa que acaban de inventar recientemente en la España de 2007, llamada "Educación para la ciudadanía". ¡No jodan! ¡Mil veces más me educa, dignifica y muestra qué es ser humano de verdad, sociabilidad y solidaridad, una auténtica delicia de película instructiva, espabiladora y moral como esta "Barbarroja", que toda esa demagógica cuyuntural y politiquera materia escolar obligatoria, empaquetada bajo el título de "Educación para la ciudadanía".
Fej Delvahe
Argumento: la profesión médica, en su sentido noble, humanista, emblemática y enarboladora de valores conmovedores y entrañablemente humanos. Akira Kurosawa nos enseña con su "Barbarroja" una clase de médicos que hoy está prácticamente extinguida, al menos en Occidente, unos médicos que se caracterizan por atender, cuidar y curar a los pacientes, en vez del prototipo ahora extendido por doquier, el que se ha universalizado desde Europa al resto del mundo, que en su relación con los enfermos todo su arte se reduce a recetar, recetar y sólo RECETAR; apenas dominan el saber de atender o tratar, menos el de cuidar o velar y casi nada el de curar directamente; su especialidad real hoy por hoy no va más allá de RECETAR, RECETAR Y RECETAR drogas farmacéuticas y poco más.
El director Akira Kurosawa, para mi gusto tiene tres obras de calificación EXCELENTE, auténticas obras maestras de la historia del cine, el resto son buenas, notables e incluso muy buenas, pero son tres las que destacan en la cima de su creatividad, donde evidencia la gran conectividad que toda enorme obra de arte tiene con los valores humanos, lo cual precisamente la hace comprensible, apreciable y venerable a toda mente y corazón humanos; dichas tres obras son:
+ Vivir (Ikuru), Japón 1952,
+ Barbarroja (Akahige), Japón 1965, y
+ Dersu Uzala, URSS 1975.
Estas son películas que congracian al cine y a los espectadores con lo mejor y lo más noble que el ser humano conlleva dentro de sí, aquello que se transmite en todos los lugares de la Tierra a través de las generaciones y por medio de narraciones, de manera que no se pierda la maravillosa esencia de los valores trascendentes e infinitos.
Yo prefiero estas tres películas, aunque sólo sean estas tres, verlas, reverlas y volverlas a ver, antes que todos los libros, docentes y asignaturas inventadas por los gobiernos para hablar de civismo, como esa que acaban de inventar recientemente en la España de 2007, llamada "Educación para la ciudadanía". ¡No jodan! ¡Mil veces más me educa, dignifica y muestra qué es ser humano de verdad, sociabilidad y solidaridad, una auténtica delicia de película instructiva, espabiladora y moral como esta "Barbarroja", que toda esa demagógica cuyuntural y politiquera materia escolar obligatoria, empaquetada bajo el título de "Educación para la ciudadanía".
Fej Delvahe

7,6
6.240
10
30 de enero de 2007
30 de enero de 2007
74 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver a esta adolescente china en una aldea perdida en esa enorme nación, haciendo de maestra que ha de suplir por un tiempo a un maestro oficial, con un montón de niños que a priori parece que no le van a guardar el más mínimo respeto u orden; ver como se responsabiliza de ellos como si fuesen sus mismísimos hijos; ver como se gana su respeto y cariño; ver como actúa, siendo sólo una muchacha, con dotes pedagógicas que nadie le ha enseñado; todo eso y más hace que esta película sea inolvidable y bella con ganas.
Una verdadera película de las que dejan el corazón embellecido, esperanzado, optimista. Aunque aparentemente es de gran sencillez, resulta una hermosísima obra de arte, de esas que nunca se olvidan debido a su ternura, delicadeza y desbordante humanismo.
Fej Delvahe
Una verdadera película de las que dejan el corazón embellecido, esperanzado, optimista. Aunque aparentemente es de gran sencillez, resulta una hermosísima obra de arte, de esas que nunca se olvidan debido a su ternura, delicadeza y desbordante humanismo.
Fej Delvahe
27 de septiembre de 2007
27 de septiembre de 2007
77 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando los extremistas asesinos y sedientos de sangre humana vienen a por tus seres queridos, amigos y amados inocentes, ¿por qué opción te decantas: por correr la misma suerte que tus fraternos, por ponerte del lado de los asesinos o por salvar el pellejo huyendo y dejando que los criminales asesinen a los inocentes? Es el tremendo, impactante y desgarrador dilema que plantea esta magnífica película de Michael Caton-Jones.
Para alguien tan reduccionista como un crítico de cine de un periódico de PRISA, en cuyas páginas toda la diversidad de la vida se reduce a las ideologías "izquierda y derecha", resulta que en este filme «el más que interesante punto de vista de los religiosos católicos está resuelto de forma intrascendente con un mensaje de catecismo para niños de primaria». (Javier Ocaña: Diario El País). ¡Cuántas necedades suelen decir los tipos que se hayan durmiendo en los laureles, con un sueldazo mensual inmerecido y un grupo sectario amparándole las espaldas!
No, Javier Ocaña, no, la resolución argumental del filme que nos ocupa, no es tan simple ni tan reduccionista como tu hermenéutica mental. "Disparando a perros" o el punto de vista religioso católico de este filme está resuelto en base a como tantas veces en la historia lo han hecho realmente misioneros católicos en los lugares más recónditos del mundo junto a los pobres y abusados de la Tierra, con TRASCENDENCIA, es decir "con huevos, agallas o valentía, esa misma que no tienen muchos ideólogos, políticos o nominalistas del bla, bla, bla, cuando se hallan ante la encrucijada de tener que salvar su propio culo o perder el organismo entero; cuando tienen que vérselas repentinamente entre huir del conflicto para el salvar el pellejo o quedarse del lado de los inocentes a correr la misma suerte que ellos".
Con razón dice Víctor Erice, el prestigioso director cinematográfico, en una entrevista reciente: «Los diarios tienen miedo de encargar los comentarios de películas a alguien con criterio, formación y personalidad, que no se pliegue a las estrictas exigencias publicitarias».
Fej Delvahe
Para alguien tan reduccionista como un crítico de cine de un periódico de PRISA, en cuyas páginas toda la diversidad de la vida se reduce a las ideologías "izquierda y derecha", resulta que en este filme «el más que interesante punto de vista de los religiosos católicos está resuelto de forma intrascendente con un mensaje de catecismo para niños de primaria». (Javier Ocaña: Diario El País). ¡Cuántas necedades suelen decir los tipos que se hayan durmiendo en los laureles, con un sueldazo mensual inmerecido y un grupo sectario amparándole las espaldas!
No, Javier Ocaña, no, la resolución argumental del filme que nos ocupa, no es tan simple ni tan reduccionista como tu hermenéutica mental. "Disparando a perros" o el punto de vista religioso católico de este filme está resuelto en base a como tantas veces en la historia lo han hecho realmente misioneros católicos en los lugares más recónditos del mundo junto a los pobres y abusados de la Tierra, con TRASCENDENCIA, es decir "con huevos, agallas o valentía, esa misma que no tienen muchos ideólogos, políticos o nominalistas del bla, bla, bla, cuando se hallan ante la encrucijada de tener que salvar su propio culo o perder el organismo entero; cuando tienen que vérselas repentinamente entre huir del conflicto para el salvar el pellejo o quedarse del lado de los inocentes a correr la misma suerte que ellos".
Con razón dice Víctor Erice, el prestigioso director cinematográfico, en una entrevista reciente: «Los diarios tienen miedo de encargar los comentarios de películas a alguien con criterio, formación y personalidad, que no se pliegue a las estrictas exigencias publicitarias».
Fej Delvahe
15 de mayo de 2008
15 de mayo de 2008
64 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
La magnífica trilogía fílmica de Satyajit Ray, continúa con esta 2ª parte o filme llamado "Aparajito (El invencible)", o sea sobre la infancia y adolescencia de Apu, el protagonista principal de la misma; casi seguro la mejor o una de las tres mejores trilogías cinematográficas de toda la historia del cine. Su fuerza narrativa, la palpitante historia que se cuenta, comprensible y universal, el proceso existencial del ser humano rodeado siempre por la muerte de lo que ama o de lo bello o de lo que más le apega al mundo, los sentimientos tan bien descritos y excelentemente filmados, hacen de esta obra un auténtico tesoro.
Verdaderamente el mérito y genialidad de esta trilogía de Satyajit Ray, es haber logrado componer un maravilloso ensayo existencialista, histórico y sociológico de lo que es la existencia o la vida humana por regla general; es decir, de cómo son realmente las cosas en vez de cómo quisiéramos que fueran.
En esta 2ª parte o "Aparajito", el director Ray nos sigue contando la historia del matrimonio hindú compuesto por un pobre brahmán o sacerdote del hinduismo (el mismo actor que hacía de padre de Apu en la 1ª parte, es decir Kanu Banerji) y su esposa (la misma actriz excepcional y magnífica, Karuna Bennerjee, que hacía en la anterior película también de madre de Apu y que en esta cinta encarna sin lugar a dudas el papel principal, la base, el fuste y el capitel sobre el que se asienta la humanidad y la sociedad, el hogar, la economía, el progreso, la educación y el desarrollo de los hijos: es decir la bendita y sacrificada madre de familia) una mujer atenta al cuidado constante de su esposo y de su hijo; de como los tres emigran desde la aldea campestre a Benarés, la gran ciudad de rituales a orillas del río Ganges.
La historia de esta familia, los personajes tratando de sobrevivir y prosperar, nos llegan directamente al corazón, se comprenden en cualquier parte del mundo. Todo narrado y filmado de manera sencillamente magistral. Una delicia cinematográfica que invita a reflexionar sobre la vida humana, sobre el esfuerzo de nuestros padres para que salgamos adelante y seamos más que ellos, sobre lo ingratos que somos los hijos con los padres (algo que no reconocemos hasta que se nos van de este mundo y ya no podemos mirarlos más a los ojos).
Fej Delvahe
Verdaderamente el mérito y genialidad de esta trilogía de Satyajit Ray, es haber logrado componer un maravilloso ensayo existencialista, histórico y sociológico de lo que es la existencia o la vida humana por regla general; es decir, de cómo son realmente las cosas en vez de cómo quisiéramos que fueran.
En esta 2ª parte o "Aparajito", el director Ray nos sigue contando la historia del matrimonio hindú compuesto por un pobre brahmán o sacerdote del hinduismo (el mismo actor que hacía de padre de Apu en la 1ª parte, es decir Kanu Banerji) y su esposa (la misma actriz excepcional y magnífica, Karuna Bennerjee, que hacía en la anterior película también de madre de Apu y que en esta cinta encarna sin lugar a dudas el papel principal, la base, el fuste y el capitel sobre el que se asienta la humanidad y la sociedad, el hogar, la economía, el progreso, la educación y el desarrollo de los hijos: es decir la bendita y sacrificada madre de familia) una mujer atenta al cuidado constante de su esposo y de su hijo; de como los tres emigran desde la aldea campestre a Benarés, la gran ciudad de rituales a orillas del río Ganges.
La historia de esta familia, los personajes tratando de sobrevivir y prosperar, nos llegan directamente al corazón, se comprenden en cualquier parte del mundo. Todo narrado y filmado de manera sencillamente magistral. Una delicia cinematográfica que invita a reflexionar sobre la vida humana, sobre el esfuerzo de nuestros padres para que salgamos adelante y seamos más que ellos, sobre lo ingratos que somos los hijos con los padres (algo que no reconocemos hasta que se nos van de este mundo y ya no podemos mirarlos más a los ojos).
Fej Delvahe

7,6
2.651
10
23 de julio de 2008
23 de julio de 2008
80 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Richard Quine, hizo sólo dos películas grandiosas, magistrales, de las que pueden considerarse "clásicos inolvidables", porque perdurarán por los siglos entre los filmes admirados y amados por los amantes del cine, una fue "El mundo de Suzie Wong" (Gran Bretaña) y esta que hoy nos ocupa "Un extraño en mi vida" o "Extraños cuando nos encontramos" (USA), ambas fechadas en el mismo año 1960, que por lo visto fue el gran año triunfal de Richard Quine, el año en el que llegó a la más alta cima de su arte, el año en que estuvo realmente rodeado de hadas, genios y musas buenas, que le ayudaron a realizar estos dos hitos cumbre y referencia en el séptimo arte.
"Strangers When We Meet" es excelente por muchas razones, pero sobre todo por dos tesis sobresalientes: 1) nos presenta de manera perfecta a la mujer en general cuando está pasando por la necesidad más imperante de ser tentada, pretendida, deseada. Porque si hay una necesidad verdaderamente femenina en toda mujer es la necesidad de ser deseada; 2) nos muestra con claridad que "si alguna vez llegas a conocer a un ser humano será un milagro" (palabras que le confiesa el personaje Larry Coe a su amigo el escritor Roger Altar).
Sin embargo una maravillosa película de amores como ésta fue echada a un lado y rara vez se la halla mencionada entre las auténticas obras maestras del cine. Los motivos pueden ser varios: Quine resultó valientemente agudo, demasiado, muy sincero y atrevido, en toda su dirección. Por ej. en uno de los primeros encuentros secretos entre los dos amantes, él brinda bastante encendido con las siguientes palabras: "Brindo por hacer el amor contigo". Y ella reacciona como es común en la generalidad de las mujeres, con retirada, con alejamiento, con noes, todos indicativos de que estaba deseando acercamiento, una acometida de él y en definitiva que se cumpliera el SÍ más pronfundo entre hombre y mujer en atracción. También, en una conversación, el arquitecto Larry Coe deja caer: "No me gusta el ejército a no ser por la gente que conoces", toda una declaración provocativa de honestidad anti institución militar, que no pudo sentar nada bien en muchos países donde se emitía esta película.
Impresionante la interpretación de la actriz Bárbara Rush (en su personaje de Eve, mujer de Larry Coe, el arquitecto), resulta inmejorable, nos conmueve, nos cautiva convincentemente; así como también el papel del escritor Roger Altar, interpretado por el actor Emie Kovacs, aquí sensacional,
Y por último, mencionar una curiosidad: en una escena entre los dos infieles conyugales ella le toca el hoyito de la barbilla a él a la par que le pregunta cómo hace para afeitárselo, con lo cual ese rasgo específico de la cara de Kirk Douglas es aprovechado para introducirse en el guión del personaje de la obra y hacer de ello una explicación que los espectadores no olvidarán jamás, dado que es característica específica del rostro de este grandísimo actor.
Fej Delvahe
"Strangers When We Meet" es excelente por muchas razones, pero sobre todo por dos tesis sobresalientes: 1) nos presenta de manera perfecta a la mujer en general cuando está pasando por la necesidad más imperante de ser tentada, pretendida, deseada. Porque si hay una necesidad verdaderamente femenina en toda mujer es la necesidad de ser deseada; 2) nos muestra con claridad que "si alguna vez llegas a conocer a un ser humano será un milagro" (palabras que le confiesa el personaje Larry Coe a su amigo el escritor Roger Altar).
Sin embargo una maravillosa película de amores como ésta fue echada a un lado y rara vez se la halla mencionada entre las auténticas obras maestras del cine. Los motivos pueden ser varios: Quine resultó valientemente agudo, demasiado, muy sincero y atrevido, en toda su dirección. Por ej. en uno de los primeros encuentros secretos entre los dos amantes, él brinda bastante encendido con las siguientes palabras: "Brindo por hacer el amor contigo". Y ella reacciona como es común en la generalidad de las mujeres, con retirada, con alejamiento, con noes, todos indicativos de que estaba deseando acercamiento, una acometida de él y en definitiva que se cumpliera el SÍ más pronfundo entre hombre y mujer en atracción. También, en una conversación, el arquitecto Larry Coe deja caer: "No me gusta el ejército a no ser por la gente que conoces", toda una declaración provocativa de honestidad anti institución militar, que no pudo sentar nada bien en muchos países donde se emitía esta película.
Impresionante la interpretación de la actriz Bárbara Rush (en su personaje de Eve, mujer de Larry Coe, el arquitecto), resulta inmejorable, nos conmueve, nos cautiva convincentemente; así como también el papel del escritor Roger Altar, interpretado por el actor Emie Kovacs, aquí sensacional,
Y por último, mencionar una curiosidad: en una escena entre los dos infieles conyugales ella le toca el hoyito de la barbilla a él a la par que le pregunta cómo hace para afeitárselo, con lo cual ese rasgo específico de la cara de Kirk Douglas es aprovechado para introducirse en el guión del personaje de la obra y hacer de ello una explicación que los espectadores no olvidarán jamás, dado que es característica específica del rostro de este grandísimo actor.
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