You must be a loged user to know your affinity with Pablete Rural
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
6
29 de noviembre de 2019
29 de noviembre de 2019
Sé el primero en valorar esta crítica
Hay un indescriptible placer en ir dándose cuenta, poco a poco, minuto a minuto, del compromiso absoluto que la cinta guarda para con su personaje principal, tanto para el concepto que representa como para su relación con un mundo desquiciado. Nos encontramos ante una pequeña, humilde y sangrienta aventura que se mueve sin desplazarse de manera ascendente e irrevocable hacia una conclusión nada sorpresiva (aunque lo haga de manera sensacional) demostrando lo que con una buena villana el conjunto puede ganar en brutalidad; pudiendo, con permiso, poner el patio perdido de vísceras, atreviéndose así a hacer lo que de normal el cine de acción sortea no sé si por falta de talento o por simple vagancia. Urban ofrece un mentón lo suficientemente atractivo como para merecer nuestra atención, la cual, por otra parte, es capturada la mayor parte del tiempo por la sorprendente interpretación de Lena Heady.
Dredd te llevará piso por piso de manera menos espectacular que The Raid pero, en su lugar, entre cámaras lentas y explosiones cromáticas hiperestilizadas, aprovechará cada reducido recurso para introducir a ritmo los golpes de efecto que te mantendrán pegado a la butaca, ávido, sin saber muy bien por qué, de eso que la define y la diferencia del resto de cintas que creen pertenecer a la misma especie.
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
https://www.instagram.com/p/B4-OJLHIp-L/?igshid=1t7wu77m2ord
Dredd te llevará piso por piso de manera menos espectacular que The Raid pero, en su lugar, entre cámaras lentas y explosiones cromáticas hiperestilizadas, aprovechará cada reducido recurso para introducir a ritmo los golpes de efecto que te mantendrán pegado a la butaca, ávido, sin saber muy bien por qué, de eso que la define y la diferencia del resto de cintas que creen pertenecer a la misma especie.
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
https://www.instagram.com/p/B4-OJLHIp-L/?igshid=1t7wu77m2ord
7
11 de enero de 2021
11 de enero de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
En el Génesis Adán y Eva habitan el paraíso hasta que son desterrados a un mundo áspero lleno de dolor y sufrimiento. Así se nos cuenta en la tradición cristiana la forma en que desde entonces vagamos por el mundo marcados por el pecado original. Uno, sin embargo, no puede evitar preguntarse, tras 80 minutos de bellísima animación, si no sería más bien que Dios nos arrojó al mar en medio de una violenta tormenta o, ya en un sentido más radical, que ni siquiera estuvo presente y que, por tanto, nosotros aparecimos de repente convertidos, sin razón primera, no en pecadores sino en náufragos. No puedo negar que esta opción se me muestra más factible; podríamos decir que incluso se me aparece como clara y distinta, signifique esto lo que signifique, que no es, desde luego, algo con sentido racional. Se aparece, sí, en un sentido muy humano, aquel que obsesionó a Isao Takahata, impulsor de esta obra co-producida por studio Ghibli y varias productoras francesas. Antes de su aún reciente muerte, y antes incluso de pasarle el relevo a Michael Dudok de Wit, Takahata concluyó en su malograda última película (El cuento de la princesa Kaguya) que era preferible un mundo lleno de humanos imperfectos a uno tan solo habitado por ángeles sin voluntad. En la isla de La tortuga roja los ángeles han sido desterrados y el humano, concreto y de carne y hueso, no necesita de árboles abstractos que den frutos prohibidos. Y es que hay que hacer notar que nuestro protagonista ya lleva consigo a todos lados la compasión no en menor medida que la ira, pudiendo despertar a partes iguales tanto un amor fraternal multiespecies como la venganza más despiadada. Estos sentimientos tan puros y primarios dan cuerda a la historia (a su historia) revelando la vida en su forma más simple; vida ésta que no es sintética sino, en cierto sentido, real.
Desterrado el lenguaje, (al menos el verbal) la cinta opta por obviar una de las herramientas humanas más complejas en una decisión estética que en general resulta positiva. Pues aunque su narración no consiga establecer una dirección clara, y se puedan llegar a echar en falta ciertas pausas cuando por momentos la historia se vuelve más profunda y onírica, su acertado viraje mudo hacia la representación de una relación directa con la naturaleza consigue poner al ser humano frente a las fuerzas inmisericordes de ésta. Y no solo eso, sino que también busca superarlas a través de uno de nuestros rasgos más característicos: la curiosidad, aquella a la cual, por suerte o por desgracia, estamos condenados.
La tortuga roja se opone de forma activa a los lugares comunes del cine de náufragos. Cuando la mayoría tendemos a presuponer que debemos volver, la película se atreve a preguntarnos directamente: ¿a dónde? ¿Al paraíso? Nosotros lamentamos que sus puertas estén cerradas mientras la naturaleza nos susurra que ya estamos en él, que podemos quedarnos; que es terrenal, que es real.
Desterrado el lenguaje, (al menos el verbal) la cinta opta por obviar una de las herramientas humanas más complejas en una decisión estética que en general resulta positiva. Pues aunque su narración no consiga establecer una dirección clara, y se puedan llegar a echar en falta ciertas pausas cuando por momentos la historia se vuelve más profunda y onírica, su acertado viraje mudo hacia la representación de una relación directa con la naturaleza consigue poner al ser humano frente a las fuerzas inmisericordes de ésta. Y no solo eso, sino que también busca superarlas a través de uno de nuestros rasgos más característicos: la curiosidad, aquella a la cual, por suerte o por desgracia, estamos condenados.
La tortuga roja se opone de forma activa a los lugares comunes del cine de náufragos. Cuando la mayoría tendemos a presuponer que debemos volver, la película se atreve a preguntarnos directamente: ¿a dónde? ¿Al paraíso? Nosotros lamentamos que sus puertas estén cerradas mientras la naturaleza nos susurra que ya estamos en él, que podemos quedarnos; que es terrenal, que es real.

6,4
1.866
7
30 de julio de 2019
30 de julio de 2019
Sé el primero en valorar esta crítica
Tiene la factura, la proyección y la duración de una obra maestra. Sin embargo, está lejos de poder considerarse merecedora de esa etiqueta. The Age of Shadows tropieza en el mismo aspecto que todas las películas de Kim Jee-woon. A saber, que frente a una dirección sobresaliente de un maestro que domina gran cantidad de géneros concretos y simbiosis de los mismos, este film carece de alma; también conocida como el último bastión a conquistar por parte de un director incontestable que no alcanza jamás a agarrar el corazón, ya que sufre de una debilidad que le hace primar el efectismo sobre el contenido.
The Age of Shadows es un espectáculo titánico lleno de ingeniosas traiciones que bebe de lo mejor de Scorsese y Spielberg, además de incluir retazos de Western. Un thriller de época lleno de estrellas surcoreanas entre las cuales destaca un Song Kang-ho mimetizado, que saca el máximo provecho a una conflictiva dualidad que no ha sido suficientemente explotada en la pantalla.
La cinta también sufre de una dualidad que se debate entre el espectáculo y la profundidad. Las obras de las que bebe sí supieron acertar con la mezcla, por eso se ganaron la etiqueta de “maestras”. La elección de nuestro protagonista nunca está clara, y eso es lo que mantiene vivo el interés del público. La de Kim Jee-woon es una decisión tomada siempre de antemano; para lo bueno y para lo malo.
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
https://www.instagram.com/p/B0f2AtsIpYZ/?igshid=yknrn833zlpa
The Age of Shadows es un espectáculo titánico lleno de ingeniosas traiciones que bebe de lo mejor de Scorsese y Spielberg, además de incluir retazos de Western. Un thriller de época lleno de estrellas surcoreanas entre las cuales destaca un Song Kang-ho mimetizado, que saca el máximo provecho a una conflictiva dualidad que no ha sido suficientemente explotada en la pantalla.
La cinta también sufre de una dualidad que se debate entre el espectáculo y la profundidad. Las obras de las que bebe sí supieron acertar con la mezcla, por eso se ganaron la etiqueta de “maestras”. La elección de nuestro protagonista nunca está clara, y eso es lo que mantiene vivo el interés del público. La de Kim Jee-woon es una decisión tomada siempre de antemano; para lo bueno y para lo malo.
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
https://www.instagram.com/p/B0f2AtsIpYZ/?igshid=yknrn833zlpa

6,0
33.662
7
29 de junio de 2019
29 de junio de 2019
Sé el primero en valorar esta crítica
Una de mis comedias favoritas. Sus imágenes resuenan en un conjunto que no tarda en revelarse consigna contra un americanismo exacerbado que contamina, no solo el río en torno al cual la historia se desarrolla, sino el mercado cinematográfico mundial. Trata de ser internacional y localista, a la vez que extremadamente apegada a la realidad en que se basa. Todo de cara a recomponer una identidad nacional que, en este caso, se ve representada por una familia a la que las circunstancias le han superado, obligándola a lidiar, unida, con una intervención extranjera. El monstruo al final es lo de menos. Lo que permanece es impotencia y rabia; síntomas de una identidad fluida que, en el contexto de un país que comienza a dirigir una mirada crítica al pasado, no llega a erigir muros de contención que puedan hacer frente a la inasible globalización. Aun con todo, la cinta reaviva con fuerza la llama de una revolución que no clama únicamente por saber quiénes somos, sino que también responde a las demandas de un mundo que comienza a desfallecer. No es de extrañar que hoy día The Host cobre gran importancia como sátira postcolonial. Eso sí, con un sentido del humor exquisito y unas interpretaciones apabullantes.
Al igual que las ulteriores películas de su director, Bong Joon-ho, esta pequeña e imperfecta joya surcoreana nos interroga indirectamente sobre temas actuales de extrema importancia y, aunque se pierda en varias ocasiones por las embrolladas cloacas en las que la acción tiene lugar, consigue superar todo obstáculo que se le presenta a través de la construcción de un subtexto que imita, cuestiona y subvierte los roles habituales, dejando en el aire la pregunta más importante de todas. ¿Quién es, realmente, el invasor?
Para la ilustración de esta película y otras críticas IG: unapatatamediocre
Al igual que las ulteriores películas de su director, Bong Joon-ho, esta pequeña e imperfecta joya surcoreana nos interroga indirectamente sobre temas actuales de extrema importancia y, aunque se pierda en varias ocasiones por las embrolladas cloacas en las que la acción tiene lugar, consigue superar todo obstáculo que se le presenta a través de la construcción de un subtexto que imita, cuestiona y subvierte los roles habituales, dejando en el aire la pregunta más importante de todas. ¿Quién es, realmente, el invasor?
Para la ilustración de esta película y otras críticas IG: unapatatamediocre
7
18 de junio de 2019
18 de junio de 2019
Sé el primero en valorar esta crítica
Ignoro si el espectáculo atiborrado de esteroides que Kong: Skull Island nos ofrece fue fruto de una decisión tomada al comienzo de su producción o si se gestó a partir de un rodaje híper-calculado. Sea como fuere, lo que está claro es que por encima de su torpe guión se impone un formalismo multicolor que desconoce la vergüenza. Porque la película es gratuita y desvergonzada, sí, pero no por ello pierde de vista su único y primordial objetivo: el espectáculo. Saltarse su geografía a la torera es solo una de las muchas licencias que se toma con el objeto de encerrar a sus personajes en las situaciones más extravagantes. A través de sus hiperbólicos caprichos consigue abrazar la fantasía, utilizándola en su beneficio para hacer de cada secuencia una milimétrica coreografía que saca el máximo partido a las criaturas que desfilan por la pantalla. Es un monumento al molar (pero al molar mucho) que redefine la relación chica-bestia manteniendo lo esencial, al tiempo que pone a Kong sobre dos patas y destroza el arquetipo heroico. Podría pensarse que de tanto deconstruir y subvertir expectativas se olvida de lo salvaje y hostil de su propuesta. Sin embargo, una vez apoderado de sus propias riendas, este desatado Blockbuster no se priva de aplastar y desmembrar sin pedir permiso, convirtiendo la muerte en un espectáculo digno de admirar; encuadrando cada fotograma para hacer de un cruce de miradas algo simple y llanamente extraordinario. Cada cigarrillo, cada bala, demuestran un mimo mayúsculo de una artesanía estética brutal. Y poco importa que sus personajes no desprendan empatía o que la cinta no sea todo lo graciosa que pudiera. A lo que empiezas a sentir la amenaza del tedio, un gas verdoso inunda la pantalla y, bajo una atmósfera videoclipera, interrumpe la narración. Todo para que Tom Hiddleston pueda mutilar reptiles alados con una katana de la segunda guerra mundial. No existe motitvo alguno; aquí solo prima el molar. Recuerda: Kong se mueve sobre dos patas. Todo está permitido.
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
https://www.instagram.com/p/By2Qs9OFfZm/?igshid=6mya2qqg8jiv
Para la ilustración de esta película y otras críticas (IG: unapatatamediocre):
https://www.instagram.com/p/By2Qs9OFfZm/?igshid=6mya2qqg8jiv
Más sobre Pablete Rural
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here