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6,8
5.065
8
3 de junio de 2013
3 de junio de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
José Luis Garci, dos años después de presentarnos 'El crack', y dado el éxito obtenido; vuelve a retomar el personaje del detective privado, Germán Areta.
Si en la vez anterior, a pesar de sufrir de forma muy grave las consecuencias de su trabajo, Germán Areta triunfa finalmente frente al mal, de manera expedita; en ésta se tendrá que retirar ante la evidencia de que el bien no siempre gana al mal.
Garci nos expone en esta película la continuación de la anterior, el mismo personaje, rodeado de los mismos acompañantes, y en sus mismas condiciones de trabajo y afectivas. Un caso que parece de fácil y rápida resolución, pero que resulta mucho más complicado de lo que a primera vista parecía. Un mundo sórdido que envenena y pudre el bienestar de la sociedad. El personaje, tan sobriamente interpretado por Alfredo Landa, vuelve a sufrir pérdidas irreparables en su entorno, si bien, con su retirada a tiempo, a tiempo de salvar su vida, logrará lo que hasta ese momento no había conseguido aún, vivir su propia vida personal y hacer a alguien feliz a su lado.
José Lus Garci, en la que quizá sea su mejor película, dirige con buen pulso y precisión un buen guión propio y de Horacio Valcárcel con algunas frases más literarias que cinematográficas. Engrandecen esta película la excelente fotografía de Manuel Rojas y la magnífica música de Jesús Gluck.
Si en la vez anterior, a pesar de sufrir de forma muy grave las consecuencias de su trabajo, Germán Areta triunfa finalmente frente al mal, de manera expedita; en ésta se tendrá que retirar ante la evidencia de que el bien no siempre gana al mal.
Garci nos expone en esta película la continuación de la anterior, el mismo personaje, rodeado de los mismos acompañantes, y en sus mismas condiciones de trabajo y afectivas. Un caso que parece de fácil y rápida resolución, pero que resulta mucho más complicado de lo que a primera vista parecía. Un mundo sórdido que envenena y pudre el bienestar de la sociedad. El personaje, tan sobriamente interpretado por Alfredo Landa, vuelve a sufrir pérdidas irreparables en su entorno, si bien, con su retirada a tiempo, a tiempo de salvar su vida, logrará lo que hasta ese momento no había conseguido aún, vivir su propia vida personal y hacer a alguien feliz a su lado.
José Lus Garci, en la que quizá sea su mejor película, dirige con buen pulso y precisión un buen guión propio y de Horacio Valcárcel con algunas frases más literarias que cinematográficas. Engrandecen esta película la excelente fotografía de Manuel Rojas y la magnífica música de Jesús Gluck.

6,3
2.857
5
27 de septiembre de 2018
27 de septiembre de 2018
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Misumi, un hombre de unos 60 años, mata a su jefe, una noche en un descampado, de espaldas a él golpeándole la cabeza con una llave inglesa; a continuación incendia el cadáver y le roba la cartera. Este no es el primer asesinato de Misumi, anteriormente había hecho lo mismo con dos prestamistas a quienes debía dinero, por lo que pasó 30 años en prisión. Shigemori, su abogado, es hijo del juez que le condenó en su día, éste tiene claro el caso, el propio Misumi se ha declarado autor, y tan solo va a argumentar en su defensa que el robo no fue la causa del crimen, sino que sustrajo la cartera cuando la víctima ya había fallecido, con el fin de conseguir que el tribunal cambie la pena de muerte por la de cadena perpetua no revisable. Aunque no hay más que argüir siente curiosidad por conocer las razones de Misumi por acabar con su jefe y comienza a indagar por su cuenta.
Hirokazu Kore-eda, director y autor del guion, se introduce por primera vez en terrenos de un thriller, en concreto en su vertiente psicológica; también es la primera vez que rueda en cinemascope. A pesar de abordar un thriller no deja por ello sus temas más recurrentes, la infancia y la familia, que en el argumento de esta película tienen también un gran peso. El director japonés pone en la pantalla varios temas y los mezcla: la búsqueda de la verdad, las dudas y las mentiras que se encuentran en el camino de dicha indagación, la mente de un asesino, los secretos, de varios tipos, de la víctima, la labor de los abogados, el pesar del juez del caso anterior por no haber actuado de otra manera que hubiese impedido un nuevo crimen, el sistema judicial, el derecho a juzgar o no, no solo de los hombres, sino del propio Dios, y lo que sobrevendrá en el último tramo del filme como esclarecimiento del caso..., al menos en teoría, porque las dudas para el abogado y el espectador las mantendrá Kore-eda hasta el final, dejando a ambos en una encrucijada. Como se ve argumento muy complejo que exige un guion muy preciso para que el resultado final, y el conjunto de la obra, no resulte artificioso ni contenga elementos desencajados; y es lo que el autor no consigue, quedándole un producto que, si se analiza por debajo de las sorpresas que va presentando al ritmo del cambio que de la versión de los hechos va haciendo a cada paso Misumi, queda más que confuso.
Al espectador se le presentan muchas posibilidades para saber cuál es la verdad, y no solo la del caso, aspectos metafísicos (en realidad, quizá por desconocimiento del guionista, pseudometafísicos) también entran en cuestión, pero al examinar una a una, verá, que en mayor o menor medida, estas carecen de consistencia, que lo que se llega a tratar por el cineasta hasta con ampulosidad queda reducido a mero humo.
En definitiva, a mi parecer, Kore-eda falla, incluso ostentosamente, en esta ocasión en su guion; sin embargo no lo hace en la dirección, en la que demuestra una vez más sus enormes dotes, sobre todo en la creación del clima adecuado, también en lo referente a la dirección de actores.
Hirokazu Kore-eda, director y autor del guion, se introduce por primera vez en terrenos de un thriller, en concreto en su vertiente psicológica; también es la primera vez que rueda en cinemascope. A pesar de abordar un thriller no deja por ello sus temas más recurrentes, la infancia y la familia, que en el argumento de esta película tienen también un gran peso. El director japonés pone en la pantalla varios temas y los mezcla: la búsqueda de la verdad, las dudas y las mentiras que se encuentran en el camino de dicha indagación, la mente de un asesino, los secretos, de varios tipos, de la víctima, la labor de los abogados, el pesar del juez del caso anterior por no haber actuado de otra manera que hubiese impedido un nuevo crimen, el sistema judicial, el derecho a juzgar o no, no solo de los hombres, sino del propio Dios, y lo que sobrevendrá en el último tramo del filme como esclarecimiento del caso..., al menos en teoría, porque las dudas para el abogado y el espectador las mantendrá Kore-eda hasta el final, dejando a ambos en una encrucijada. Como se ve argumento muy complejo que exige un guion muy preciso para que el resultado final, y el conjunto de la obra, no resulte artificioso ni contenga elementos desencajados; y es lo que el autor no consigue, quedándole un producto que, si se analiza por debajo de las sorpresas que va presentando al ritmo del cambio que de la versión de los hechos va haciendo a cada paso Misumi, queda más que confuso.
Al espectador se le presentan muchas posibilidades para saber cuál es la verdad, y no solo la del caso, aspectos metafísicos (en realidad, quizá por desconocimiento del guionista, pseudometafísicos) también entran en cuestión, pero al examinar una a una, verá, que en mayor o menor medida, estas carecen de consistencia, que lo que se llega a tratar por el cineasta hasta con ampulosidad queda reducido a mero humo.
En definitiva, a mi parecer, Kore-eda falla, incluso ostentosamente, en esta ocasión en su guion; sin embargo no lo hace en la dirección, en la que demuestra una vez más sus enormes dotes, sobre todo en la creación del clima adecuado, también en lo referente a la dirección de actores.
10
18 de mayo de 2017
18 de mayo de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul (estadounidense, 45 años) y Jeanne (francesa, 20 años) coinciden en un amplio piso antiguo, medio vacío y destartalado con el fin de alquilarlo. Desde ese momento comienza una serie de citas sexuales entre los dos en ese lugar que devendrán en un trágico final.
El tormento de un hombre destrozado por la pérdida de su mujer que cree poder rehacer su vida con la joven que casualmente ha encontrado y contra la que ha volcado toda la rabia de su dolor a través del sexo con el cual, primero la complace y finalmente la humilla. Una mujer asombrada por el deseo salvaje de un hombre hacia ella, algo que hasta entonces desconocía, que al sentirse acosada por él fuera del refugio sexual de ambos le elimina. No hay salvación, ni la puede haber, para él, que se hunde, en ella que rebosa vida.
Bernardo Bertolucci con esta su quinta película realiza su primera contemporánea al tiempo en que se rueda y no política. Fue su mayor éxito comercial hasta ese momento aunque rodeado de una polémica que aún perdura y con un interés fuera de lo cinematográfico que para muchos ha empañado la auténtica obra de arte que, para mí y muchos más, supone 'El último tango en París'.
El director italiano y coguionista junto a Franco Arcalli, arremete duramente en este filme, a través del personaje de Paul, contra la institución familiar, Dios y la educación. Película que trata sobre el erotismo y no erótica. Todo ello difícil de admitir por la sociedad burguesa encargada de digerirla aun en tiempos de un liberalismo moral mayor que en épocas anteriores y posteriores a su estreno.
Extraordinaria dirección de Bernardo Bertolucci, creando en todo momento una atmósfera perfecta, estrujando hasta la última posibilidad de crear arte en cada secuencia, colocando siempre la cámara en el mejor sitio posible. Memorables interpretaciones tanto de Marlon Brando como de María Schneider. Vittorio Storaro captó mágicamente esa luz amarillenta del atardecer de París, y la música y el saxofón de Gato Barbieri se hicieron mundialmente famosos.
El tormento de un hombre destrozado por la pérdida de su mujer que cree poder rehacer su vida con la joven que casualmente ha encontrado y contra la que ha volcado toda la rabia de su dolor a través del sexo con el cual, primero la complace y finalmente la humilla. Una mujer asombrada por el deseo salvaje de un hombre hacia ella, algo que hasta entonces desconocía, que al sentirse acosada por él fuera del refugio sexual de ambos le elimina. No hay salvación, ni la puede haber, para él, que se hunde, en ella que rebosa vida.
Bernardo Bertolucci con esta su quinta película realiza su primera contemporánea al tiempo en que se rueda y no política. Fue su mayor éxito comercial hasta ese momento aunque rodeado de una polémica que aún perdura y con un interés fuera de lo cinematográfico que para muchos ha empañado la auténtica obra de arte que, para mí y muchos más, supone 'El último tango en París'.
El director italiano y coguionista junto a Franco Arcalli, arremete duramente en este filme, a través del personaje de Paul, contra la institución familiar, Dios y la educación. Película que trata sobre el erotismo y no erótica. Todo ello difícil de admitir por la sociedad burguesa encargada de digerirla aun en tiempos de un liberalismo moral mayor que en épocas anteriores y posteriores a su estreno.
Extraordinaria dirección de Bernardo Bertolucci, creando en todo momento una atmósfera perfecta, estrujando hasta la última posibilidad de crear arte en cada secuencia, colocando siempre la cámara en el mejor sitio posible. Memorables interpretaciones tanto de Marlon Brando como de María Schneider. Vittorio Storaro captó mágicamente esa luz amarillenta del atardecer de París, y la música y el saxofón de Gato Barbieri se hicieron mundialmente famosos.

7,3
957
8
17 de agosto de 2013
17 de agosto de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Mario Benedetti.
Martín Santomé, un hombre de 49 años, con tres hijos ya mayores, que solo vive para su trabajo gris de oficinista. Una persona que se siente cómoda en su rutina diaria de la que no cree que necesite salir, ni tan siquiera lo quiere.
Sin embargo la llegada de una nueva empleada a su oficina, la única mujer que hay en ella, le cambiará la vida. Sin entenderlo muy bien, él le dobla la edad a ella, se termina enamorando. La chica le acepta y comienzan una relación en la que ambos se sienten plenamente felices.
Martín Santomé, un hombre de 49 años, con tres hijos ya mayores, que solo vive para su trabajo gris de oficinista. Una persona que se siente cómoda en su rutina diaria de la que no cree que necesite salir, ni tan siquiera lo quiere.
Sin embargo la llegada de una nueva empleada a su oficina, la única mujer que hay en ella, le cambiará la vida. Sin entenderlo muy bien, él le dobla la edad a ella, se termina enamorando. La chica le acepta y comienzan una relación en la que ambos se sienten plenamente felices.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No obstante la historia de amor dura poco y termina de manera trágica con la muerte de ella tras complicársele una gripe con una afección cardiaca.
Martín volverá a su soledad y vacío anterior, pero en peores circunstancias de las que le acompañaban antes de conocer a su amada Laura. Al fin y al cabo, con conocer a esa chica, la vida tan solo le ha dado una tregua en su plomiza y poco soportable existencia.
Martín volverá a su soledad y vacío anterior, pero en peores circunstancias de las que le acompañaban antes de conocer a su amada Laura. Al fin y al cabo, con conocer a esa chica, la vida tan solo le ha dado una tregua en su plomiza y poco soportable existencia.

5,5
3.717
5
19 de octubre de 2019
19 de octubre de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raquel, una mujer de mediana edad, acude a una sucursal bancaria a solicitar un crédito de 35000 € (70 'binladens') arguyendo que le urgen para sobornar a un funcionario y de esa manera evitar que su hija pase a la tutela de los servicios sociales. El director de la agencia le concede el préstamo y cuando se está tramitando la sucursal es atracada por dos personas.
Película española del, podría denominarse, subgénero de atracos a sucursales bancarias que nos hace recordar a las muchas de este tipo llegadas de EEUU. Si bien esta tiene un buen toque costumbrista de Bilbao, en concreto del barrio de Santutxu. Koldo Serra es su director, pero no guionista, el guion está escrito por Javier Félix Echániz, Asier Guerricaechevarría y Juan Antonio Gil Bengoa.
Film por tanto de intriga y acción que cumple sus objetivos más que aceptablemente en ese aspecto cuando todo se desarrolla en el interior del banco atracado, Serra se muestra ducho a la hora de mantener la tensión; sin embargo no se consigue el mismo resultado, más por culpa del guion que por la labor de dirección, una vez que los rehenes salen de él y se da paso a la resolución de la historia y a la de los dos personajes protagonistas; aquí se peca de simpleza por un lado y de cierta confusión por otro. En cuanto a lo relativo al humor, que recae principalmente en situaciones propiciadas por los dos atracadores, no termina de encajar bien en el conjunto del relato. Otros hechos que van surgiendo sobre la marcha carecen de sentido, añaden poco al asunto o descubren finalmente que son meras trampas para el espectador. Hay críticas a la usura de la banca y a la corrupción en la administración pública, claras y escuetas.
Lo mejor, junto a la ya apuntada meritoria labor del director a la hora de reflejar lo que se vive en pleno asalto, sin duda, son las interpretaciones de Emma Suárez y Nathalie Poza.
Película española del, podría denominarse, subgénero de atracos a sucursales bancarias que nos hace recordar a las muchas de este tipo llegadas de EEUU. Si bien esta tiene un buen toque costumbrista de Bilbao, en concreto del barrio de Santutxu. Koldo Serra es su director, pero no guionista, el guion está escrito por Javier Félix Echániz, Asier Guerricaechevarría y Juan Antonio Gil Bengoa.
Film por tanto de intriga y acción que cumple sus objetivos más que aceptablemente en ese aspecto cuando todo se desarrolla en el interior del banco atracado, Serra se muestra ducho a la hora de mantener la tensión; sin embargo no se consigue el mismo resultado, más por culpa del guion que por la labor de dirección, una vez que los rehenes salen de él y se da paso a la resolución de la historia y a la de los dos personajes protagonistas; aquí se peca de simpleza por un lado y de cierta confusión por otro. En cuanto a lo relativo al humor, que recae principalmente en situaciones propiciadas por los dos atracadores, no termina de encajar bien en el conjunto del relato. Otros hechos que van surgiendo sobre la marcha carecen de sentido, añaden poco al asunto o descubren finalmente que son meras trampas para el espectador. Hay críticas a la usura de la banca y a la corrupción en la administración pública, claras y escuetas.
Lo mejor, junto a la ya apuntada meritoria labor del director a la hora de reflejar lo que se vive en pleno asalto, sin duda, son las interpretaciones de Emma Suárez y Nathalie Poza.
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