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6,9
12.259
8
15 de enero de 2021
15 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frances Ha (Noah Baumbach, 2012)
La importancia de la mujer en el arte es un campo de estudio que no voy a poner yo sobre la palestra. Los puntos de vista variados siempre son buenos, dan perspectiva y nos permiten ser empáticos al ojo ajeno. Vamos, lo que a fin de cuentas se llama madurar.
Y de madurar va esta película. Greta Gerwig y Noah Baumbach escriben una historia sobre recuerdos; retazos de un periodo concreto de una joven de 28 años. La fotografía en blanco y negro refuerza este concepto de rememorar tiempos ya pasados. Del montaje y el ritmo se extrae dinamismo. Esto también va acorde con el mensaje de la efervescencia de la juventud y con el objetivo de no sentar catedra. Habría sido muy fácil darle un ritmo comedido como en el resto de sus películas.
La escritura es el punto álgido de la película. Frances (Greta Gerwig) es la única protagonista, y a través de sus pasos vamos conociendo al resto de secundarios. Lo memorable esta en la descripción minuciosa de estos personajes con una naturalidad asombrosa. Además, es refrescante ver personajes de más de 25 y de menos de 40. Las historias de maduración suelen quedarse en la adolescencia o en las sucesión de crisis a partir de los cuarenta; pero nunca en esos frustrantes primeros momentos de independencia y emancipación familiar al mundo.
De este contexto tan concreto, salen multitud de temas y reflexiones que la película sabe manejar sin ponerlos en primera plana. Viejas y nuevas amistades, la muerte del idealismo (sea artístico, social o romántico), la perpetración al sistema laboral por supervivencia, etc.
Baumbach demuestra que sabe narrar con la composición en espacios cerrados encerrando o aislando personajes en los planos. En The Meyerowitz Stories (2017) o historia de un matrimonio (2019) juega en estos mismos términos, haciendo un poco lo mismo: un estudio de personajes elitistas de clase alta. En Frances Ha ocurre igual, ya que sus personajes tienen ese regusto intelectual de jóvenes ricos que viven en New York. Y puede que esto nos recuerde a alguien muy particular: Woody Allen. No es casualidad porque es la clara referencia a todos los niveles.
Personalmente, prefiero el enfoque de Baumbach, ya que Woody Allen tiene una única forma onanista de hacer películas. No es malo, al contrario, he aprendido a disfrutar de las películas de Woody Allen porque consigue transmitir una verdad metanarrativa como autor innegable. Pero Baumbach construye personajes desde cero, dándoles desarrollos emocionales y complejos diferentes.
Vamos que ambos creadores, Gerwig y Baumbach, tienen mucho talento. De Noah Baumbach no hace falta que diga nada más, pero Greta Gerwig saltará como directora años más tarde con resultados también magníficos. Lady bird (2017) volverá a dar un reflejo de maduración adolescente donde SU sensibilidad y detallismo volverán a ser una prioridad. Y mas tarde, en 2019, reinterpretará mujercitas que como mínimo es loable. Por eso vuelvo al inicio, necesitamos más puntos de vista en las historias, porque al final se filtra en el resultado final.
La importancia de la mujer en el arte es un campo de estudio que no voy a poner yo sobre la palestra. Los puntos de vista variados siempre son buenos, dan perspectiva y nos permiten ser empáticos al ojo ajeno. Vamos, lo que a fin de cuentas se llama madurar.
Y de madurar va esta película. Greta Gerwig y Noah Baumbach escriben una historia sobre recuerdos; retazos de un periodo concreto de una joven de 28 años. La fotografía en blanco y negro refuerza este concepto de rememorar tiempos ya pasados. Del montaje y el ritmo se extrae dinamismo. Esto también va acorde con el mensaje de la efervescencia de la juventud y con el objetivo de no sentar catedra. Habría sido muy fácil darle un ritmo comedido como en el resto de sus películas.
La escritura es el punto álgido de la película. Frances (Greta Gerwig) es la única protagonista, y a través de sus pasos vamos conociendo al resto de secundarios. Lo memorable esta en la descripción minuciosa de estos personajes con una naturalidad asombrosa. Además, es refrescante ver personajes de más de 25 y de menos de 40. Las historias de maduración suelen quedarse en la adolescencia o en las sucesión de crisis a partir de los cuarenta; pero nunca en esos frustrantes primeros momentos de independencia y emancipación familiar al mundo.
De este contexto tan concreto, salen multitud de temas y reflexiones que la película sabe manejar sin ponerlos en primera plana. Viejas y nuevas amistades, la muerte del idealismo (sea artístico, social o romántico), la perpetración al sistema laboral por supervivencia, etc.
Baumbach demuestra que sabe narrar con la composición en espacios cerrados encerrando o aislando personajes en los planos. En The Meyerowitz Stories (2017) o historia de un matrimonio (2019) juega en estos mismos términos, haciendo un poco lo mismo: un estudio de personajes elitistas de clase alta. En Frances Ha ocurre igual, ya que sus personajes tienen ese regusto intelectual de jóvenes ricos que viven en New York. Y puede que esto nos recuerde a alguien muy particular: Woody Allen. No es casualidad porque es la clara referencia a todos los niveles.
Personalmente, prefiero el enfoque de Baumbach, ya que Woody Allen tiene una única forma onanista de hacer películas. No es malo, al contrario, he aprendido a disfrutar de las películas de Woody Allen porque consigue transmitir una verdad metanarrativa como autor innegable. Pero Baumbach construye personajes desde cero, dándoles desarrollos emocionales y complejos diferentes.
Vamos que ambos creadores, Gerwig y Baumbach, tienen mucho talento. De Noah Baumbach no hace falta que diga nada más, pero Greta Gerwig saltará como directora años más tarde con resultados también magníficos. Lady bird (2017) volverá a dar un reflejo de maduración adolescente donde SU sensibilidad y detallismo volverán a ser una prioridad. Y mas tarde, en 2019, reinterpretará mujercitas que como mínimo es loable. Por eso vuelvo al inicio, necesitamos más puntos de vista en las historias, porque al final se filtra en el resultado final.
9
10 de noviembre de 2019
10 de noviembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The young Pope (Paolo sorrentino, 2017)
Es una serie que sorprendentemente no no es tan irreverente como creía. Esto tiene más qu ver con lo que había oído alrededor de la serie que con la serie propiamente dicha. Es bastante contenida y prefiere ganar en los silencios y en reflexiones.
Hay algo que particularmente se me hace un deleite visual son los planos simétricos en su puesta en escena. La regularidad en muchos momentos da un sentido relajante y grandilocuente lo concuerda con una institución tan poderosa y mística como la iglesia. En mi aún pequeño bagaje no había visto ninguna obra de Paolo sorrentino, y después de ver tanto su dirección, como puesta en escena me lo anoto como un dirección cautivador.
Porque si un adjetivo describe a la obra es cautivadora. Es una de estas ocasiones donde podemos afirmar que es una película de 10 horas, y al contrario que muchas, está te pide más en cada capítulo.
El argumento principal como tal es muy secundario. Existe y se desarrolla lentamente con una conclusión relativamente floja. Antaño lo vería como algo horrible, pero creo que la serie busca esto de forma consciente. Creo que funciona como un mosaico en el que a lo largo de 10 capítulos plasma distintos temas y sensibilidades. Todos giran en torno al cristianismo, pero también a terminos más amplios como la misma religión, el sentido de la vida o el amor. Todo esto queda afianzado con la figura del Papá, la mayor de las veces. Aquí es donde quizás no acierte tanto. Aunque es un protagonista bien construido y muy bien interpretado por Jude Law, muchas de las veces tiene la misma motivación para todo. La propia serie utiliza a personajes secundarios para plasmar estos temas y queda mejor porque el Papa queda mejor como elemento vehicular para estos temas más reflexivos que no ponerle a él en primer plano.
Unido a esto, desde el principio de la serie se presenta al protagonista como alguien que repentinamente cambió al convertirse en Papa, pero al no verle antes, no puedo comparar el cambio. Puede que sea yo no viendo lo que hay que ver, pero alguien que tiene un lado tiránico que incluso se cree cristo en la tierra, me parece un personaje llevado al límite o ese punto de irreverente porque sí.
Y vuelvo a repetir, Jude Law lo borda, es de sus mejores interpretaciones. Pero creo que su arco de personaje o se podría haber simplificado dando peso a otros personajes o darle otras capas distintas.
Con todo, estoy hilando muy fino.
Si hay algo que la serie borda es reflejar un sentimiento religioso. Como persona educada en el cristianismo católico se ve la profundidad, y personalmente hay momentos muy poderosos de introspección.
Es una serie que sorprendentemente no no es tan irreverente como creía. Esto tiene más qu ver con lo que había oído alrededor de la serie que con la serie propiamente dicha. Es bastante contenida y prefiere ganar en los silencios y en reflexiones.
Hay algo que particularmente se me hace un deleite visual son los planos simétricos en su puesta en escena. La regularidad en muchos momentos da un sentido relajante y grandilocuente lo concuerda con una institución tan poderosa y mística como la iglesia. En mi aún pequeño bagaje no había visto ninguna obra de Paolo sorrentino, y después de ver tanto su dirección, como puesta en escena me lo anoto como un dirección cautivador.
Porque si un adjetivo describe a la obra es cautivadora. Es una de estas ocasiones donde podemos afirmar que es una película de 10 horas, y al contrario que muchas, está te pide más en cada capítulo.
El argumento principal como tal es muy secundario. Existe y se desarrolla lentamente con una conclusión relativamente floja. Antaño lo vería como algo horrible, pero creo que la serie busca esto de forma consciente. Creo que funciona como un mosaico en el que a lo largo de 10 capítulos plasma distintos temas y sensibilidades. Todos giran en torno al cristianismo, pero también a terminos más amplios como la misma religión, el sentido de la vida o el amor. Todo esto queda afianzado con la figura del Papá, la mayor de las veces. Aquí es donde quizás no acierte tanto. Aunque es un protagonista bien construido y muy bien interpretado por Jude Law, muchas de las veces tiene la misma motivación para todo. La propia serie utiliza a personajes secundarios para plasmar estos temas y queda mejor porque el Papa queda mejor como elemento vehicular para estos temas más reflexivos que no ponerle a él en primer plano.
Unido a esto, desde el principio de la serie se presenta al protagonista como alguien que repentinamente cambió al convertirse en Papa, pero al no verle antes, no puedo comparar el cambio. Puede que sea yo no viendo lo que hay que ver, pero alguien que tiene un lado tiránico que incluso se cree cristo en la tierra, me parece un personaje llevado al límite o ese punto de irreverente porque sí.
Y vuelvo a repetir, Jude Law lo borda, es de sus mejores interpretaciones. Pero creo que su arco de personaje o se podría haber simplificado dando peso a otros personajes o darle otras capas distintas.
Con todo, estoy hilando muy fino.
Si hay algo que la serie borda es reflejar un sentimiento religioso. Como persona educada en el cristianismo católico se ve la profundidad, y personalmente hay momentos muy poderosos de introspección.

6,4
22.507
1
24 de julio de 2019
24 de julio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Otro nuevo remake en 2019!
No es más que un saca cuartos de una obra maestra de animación del antiguo Disney, que hoy solo busca entre sus migajas creativas, para ganar dinero.
La supuesta explicación de su existencia es hacerla realista con animación CGI. Pero el resultado es justo el contrario, consigue la inexpresión máxima. Además, queda todo muy frío y muy mal expresado. Al no hacer ningún anacronismo por la supuesta seriedad, queda todo mucho más impostado y muchas de las grandes escenas, aunque sean calcos a la original, pierden todo su efecto.
Técnicamente el CGI es lo mejor que nos podemos encontrar, al nivel de Avatar. Pero me sorprende la pereza en todo lo demás. El ritmo es terrible porque el montaje de transiciones es lo más básico posible. De dirección no hay ni que hablar porque lo único que intenta es plagiar planos y poco más. Y la historia no se mueve ni un milímetro de la original.
Con todo esto quiero decir, que si os gusta el Rey León, como a mí, os podéis ahorrar de verla en el cine.
No es más que un saca cuartos de una obra maestra de animación del antiguo Disney, que hoy solo busca entre sus migajas creativas, para ganar dinero.
La supuesta explicación de su existencia es hacerla realista con animación CGI. Pero el resultado es justo el contrario, consigue la inexpresión máxima. Además, queda todo muy frío y muy mal expresado. Al no hacer ningún anacronismo por la supuesta seriedad, queda todo mucho más impostado y muchas de las grandes escenas, aunque sean calcos a la original, pierden todo su efecto.
Técnicamente el CGI es lo mejor que nos podemos encontrar, al nivel de Avatar. Pero me sorprende la pereza en todo lo demás. El ritmo es terrible porque el montaje de transiciones es lo más básico posible. De dirección no hay ni que hablar porque lo único que intenta es plagiar planos y poco más. Y la historia no se mueve ni un milímetro de la original.
Con todo esto quiero decir, que si os gusta el Rey León, como a mí, os podéis ahorrar de verla en el cine.

7,1
103.559
9
2 de febrero de 2019
2 de febrero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sofía Coppola era hasta el momento una gran desconocida para mi, sabía quien era, entre otras cosas por ser hija de quien es y aparecer en la tercera parte del padrino. Pero después de ver Lost in Translation, me doy cuenta de que es una guionista y directora, no solo fuera de la media, si no con una sensibilidad única.
La película cuenta una historia sencilla pero la cuenta de tal forma que es sobrecogedora. No voy a engañar a nadie, la película la he visto, después de que todo el mundo me la recomendará. Sabía que me iba a gustar, pero lo que no sabía es que me iba a llegar tanto.
La magia esta en la perfecta dirección de actores de Sofía Coppola. Dirige a la perfección a Bill Murray y Scarlett Johansson que interpretan a personajes perfectamente construidos. La manera de contarnos la información de estos personajes se da de manera sutil, con las acciones de los personajes y con conversaciones naturales. Esto que parece una tontería, hace maravillas para la narración audiovisual.
Su encanto también reside en los temas que se extraen de la obra. No es casual que la película sea en Japón y que los personajes sean estadounidenses. El contraste y a la vez la semejanza entre ambos protagonistas tampoco es casual. Me gustaría hablar en profundidad de los temas maravillosos de esta obra pero prefiero no hacer por si alguien no la ha visto aún.
La conclusión es una reflexión sobre un intervalo de una vida, un fragmento de unión de dos personas. Es el entender la vida como "carpe diem", ver el amor no como algo romántico, si no como un sentimiento puro de conexión, lejos de sentimentalismos baratos. La película consigue tantísimo y nos recuerda como se pueden mostrar los sentimientos en pantalla.
La película cuenta una historia sencilla pero la cuenta de tal forma que es sobrecogedora. No voy a engañar a nadie, la película la he visto, después de que todo el mundo me la recomendará. Sabía que me iba a gustar, pero lo que no sabía es que me iba a llegar tanto.
La magia esta en la perfecta dirección de actores de Sofía Coppola. Dirige a la perfección a Bill Murray y Scarlett Johansson que interpretan a personajes perfectamente construidos. La manera de contarnos la información de estos personajes se da de manera sutil, con las acciones de los personajes y con conversaciones naturales. Esto que parece una tontería, hace maravillas para la narración audiovisual.
Su encanto también reside en los temas que se extraen de la obra. No es casual que la película sea en Japón y que los personajes sean estadounidenses. El contraste y a la vez la semejanza entre ambos protagonistas tampoco es casual. Me gustaría hablar en profundidad de los temas maravillosos de esta obra pero prefiero no hacer por si alguien no la ha visto aún.
La conclusión es una reflexión sobre un intervalo de una vida, un fragmento de unión de dos personas. Es el entender la vida como "carpe diem", ver el amor no como algo romántico, si no como un sentimiento puro de conexión, lejos de sentimentalismos baratos. La película consigue tantísimo y nos recuerda como se pueden mostrar los sentimientos en pantalla.
1 de diciembre de 2018
1 de diciembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película era unas de mis grandes esperanzas de este año, y no me ha defraudado. Es un gran ejemplo de que las grandes películas lo son por si solas, sin tener que ser super pretenciosas. Con esto no quiero decir que no sea la película con más estilo del año ¡Porque ese premio se lo lleva de calle!
Esta dirigida, escrita y producida por Drew Goddard, quien en cine solo nos a dado La cabaña en el bosque, una cinta maravillosa de meta-terror.
En malos tiempos en el Royale la construcción de la historia es completamente tarantiniana. Dialogos extensos, tensión alargada, brutalidad en la acción ... Da sus frutos, creando escenas magnéticas e impactantes. Y son necesarias, porque la película es larga. No lo digo como un problema, pero es la única gran crítica que la veo. El problema no es el tiempo de metraje de la película, sino la saturación al tener tantas historias juntas que necesitan estar bien construidas.
Los personajes son el mayor acierto de la cinta, con actores de primer nivel. Su complejidad se va dejando ver poco a poco, cambiando la forma de ver a los personajes. La dirección de actores de Drew Goddard es fantastica, y es lo que al final ensalza la película. El guión por su parte, sigue también la estela de Trantino con Pulp fiction, donde la magia esta en el montaje.
El personaje más importe al final todo es el propio hotel Royale. Este para mi es el reflejo de las sombras del Estados Unidos moderno, lo cuál le da un subtexto y metalenguaje maravilloso. Puede parecer muy retorcido y que me he vuelto loco, pero viendo cada arco de historia, con sus giros argumentales, esta claro. Los malos tiempos no son solo en el Royale, ese es el mensaje final de una de las mejores películas del año.
Esta dirigida, escrita y producida por Drew Goddard, quien en cine solo nos a dado La cabaña en el bosque, una cinta maravillosa de meta-terror.
En malos tiempos en el Royale la construcción de la historia es completamente tarantiniana. Dialogos extensos, tensión alargada, brutalidad en la acción ... Da sus frutos, creando escenas magnéticas e impactantes. Y son necesarias, porque la película es larga. No lo digo como un problema, pero es la única gran crítica que la veo. El problema no es el tiempo de metraje de la película, sino la saturación al tener tantas historias juntas que necesitan estar bien construidas.
Los personajes son el mayor acierto de la cinta, con actores de primer nivel. Su complejidad se va dejando ver poco a poco, cambiando la forma de ver a los personajes. La dirección de actores de Drew Goddard es fantastica, y es lo que al final ensalza la película. El guión por su parte, sigue también la estela de Trantino con Pulp fiction, donde la magia esta en el montaje.
El personaje más importe al final todo es el propio hotel Royale. Este para mi es el reflejo de las sombras del Estados Unidos moderno, lo cuál le da un subtexto y metalenguaje maravilloso. Puede parecer muy retorcido y que me he vuelto loco, pero viendo cada arco de historia, con sus giros argumentales, esta claro. Los malos tiempos no son solo en el Royale, ese es el mensaje final de una de las mejores películas del año.
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