Una comedia con un superhéroe patrio al frente, protagonizada por Quim Gutiérrez y Clara Lago debería ser una apuesta segura de diversión, pero nada más lejos de la realidad. A lo largo de diez episodios, de unos treinta minutos cada uno, el tedio y la irrelevancia se apoderan constantemente de la pantalla, con una llamativa premisa inicial que apenas se aprovecha, y unas tramas secundarias introducidas a cuento de nada tan descafeinadas como los personajes que las encabezan.

A lo largo de las cinco horas que supone ver la serie completa puedes contar con los dedos de una mano cuantas veces te has reído, "gracias" a un guión saturado de chistes pasados de moda y situaciones forzadas dentro de una arrítmica narración que hace deambular a sus protagonistas y que confunde a un espectador que no sabe muy bien qué le quieren contar. Tampoco ayuda el bajo nivel de producción en lo que a efectos especiales y decorados se refiere, lo cual no importaría demasiado si al menos lo compensarán con una historia a la que le sobra moralina y le falta muchísima imaginación.

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El director y guionista de "Escondidos en Brujas" y "Siete psicópatas" va un paso más allá en su habitual tono trágico cómico con su tercer y mejor largometraje hasta la fecha, en el que sus personajes usan el humor como vía de escape de la enfermedad, la estupidez y hasta de la muerte.

Las inevitables, y por momentos culpables risas que estas situaciones provocan, no deben confundirnos, ya que estamos ante un drama de tomo y lomo en el que sus protagonistas se comportan y hablan de un modo tan seco, rudo e irónico que nos impactarán constantemente llevándonos por una montaña rusa de contrapuestas emociones.

Actuaciones campechanas, una realización que no hurga en lo escabroso y un guión con un mínimo de coherencia completan una película que no hay que dejar pasar.

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Este remake del clásico de Disney "Pedro y el dragón Elliot" se desmarca del original prescindiendo de las canciones y cambiando gran parte de la historia para hacerla más seria y oscura. Se podría decir que estamos ante un drama fantástico que toca temas tan relevantes como la pérdida y el abandono dentro de una aventura con escenas donde la tristeza, la ternura y la diversión se entremezclan para hacernos sentir toda clase de emociones. Una película menos liviana de lo esperado que está enfocada a un público infantil más "crecidito" capaz de entender el mensaje y los valores que intenta transmitir.

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Casi todo está inventado en las películas de terror en las que desconocidos intentan asaltar un lugar cerrado, y en este caso han intentado darle una pizca de originalidad introduciendo como asaltante hombres lobo y un tren como cobijo desesperado. Por lo demás, tanto en desarrollo como en desenlace, no encontraremos nada sorprendente, pero con un ritmo in crescendo muy acertado y algunas escenas ciertamente escalofriantes, consiguen meternos de lleno en una lucha por la supervivencia que cae en muchos tópicos del género, y aún así resulta absorbente. Unos actores desconocidos sufriendo en una única localización sin apenas presupuesto hacen que aún tenga más valor este turbador divertimiento.

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El gobierno norteamericano decide rodar una falsa llegada del hombre a la Luna por si falla la misión del Apollo XI. Para dirigirla se piensa en Stanley Kubrick, pero todo se complica. La conocida leyenda urbana puesta en imágenes en tono de sarcástica y absurda comedia que logra la carcajada en muchos momentos. Si en “Capricornio Uno” la misma idea se abordó en forma de thriller, esta vez queda evidente que es mucho más lógico apelar al humor ante lo surrealista de la premisa y que difícilmente puede abordarse totalmente en serio. Falta mucha más mala leche pero la película logra, con creces, sus objetivos.

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