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Críticas 94
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
12 de diciembre de 2016
26 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mel Gibson lo ha vuelto a hacer. ¡Y de qué manera! Con el hombre sin rostro firmó como director su ópera prima con una obra modesta, personal y sincera. Dos años después William Wallace vino para reventar el panorama cinematográfico con Braveheart. No contento con esto, Mel escandalizó al planeta con La pasión de Cristo con todo su exceso y provocación de la mano de un reconocido católico. Y era la brutal Apocalypto la que hasta la fecha cerraba la impecable filmografía como director del señor Gibson. Y con Hasta el último hombre el círculo continúa cerrándose sin vislumbrar la más mínima fisura.

Tras un comienzo en el que vemos a Desmond Doss (Andrew Garfield) durante su infancia e inmerso en una tradicional familia con unas creencias e ideas muy arraigadas, damos un salto en el tiempo hasta la vida adulta donde se nos presenta el primer (y único) romance de nuestro protagonista en donde la película se asienta en sus minutos más contemplativos e incluso cursis siendo la antítesis de lo que vendrá después. Tras alistarse y superar la nada fácil preparación, llegamos hasta Okinawa para vivir uno de los enfrentamientos bélicos más crudos y realistas que por momentos deja a Salvar al soldado Ryan en un suave episodio de los Teletubbies.

Si bien lo que más perdura en la memoria es lo sucedido en el campo de batalla, no menos importante, y violenta, es la lucha interior que mantiene este objetor de conciencia para consigo mismo y sus iguales. El director plasma con maestría el sufrimiento de Desmond por sentirse incomprendido y vejado por los mismos que luego lo considerarán un auténtico héroe. Como ya sucedió en Braveheart o La pasión de Cristo, aquellos personajes con ideales convencidos tienen asegurada la amargura como maleta de viaje, pero Mel les imprime esa fuerza que nace de las mismísimas entrañas para sobreponerse a toda aflicción que encuentren por el camino y llegar a alcanzar su meta. El estado en el que lo consigan ya es otro cantar.

Pocas, muy pocas películas bélicas que hayan creado un despliegue de la violencia y espectacularidad y que puedan acercarse a Hacksaw Ridge, se preocupan en meter contenido que haga al espectador pensar. Detenerse por un momento en una serie de preguntas acerca del sentido de la guerra; hasta donde llevar tus propias ideas; la redención; el perdón; el orgullo; la importancia de la familia;… Todo esto se muestra bajo unas fuertes influencias éticas y morales que cada cual interpretará a su manera en función de sus propias creencias e ideología. Lo que sí queda claro para todo el mundo es que una nueva película de Mel Gibson significa un nuevo acontecimiento para el cine en formato de éxito seguro. Como las más grandes e importantes cosas en la vida: en pequeñas dosis pero de calidad suprema. Todo lo demás puede significar morir de empacho.
2 de agosto de 2016
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Garci trata de hacer descaradamente una película bella en sus imágenes con una historia cercana pero que conmueva al espectador. Y esto lo pretende conseguir cuando la película obvia a los actores dejándolos en un segundo plano para dejar paso a la música y el paisaje, pero también cuando son los artistas los que entran en acción. Para muchos la narración personal y sentimental del señor Albajara les llegará más que a otros que quizás encuentren principalmente la historia sentimental algo acaramelada sólo en algunos pasajes. Pero sería injusto tachar esto como un error viendo el resultado final del film.

Todos los actores clavan su papel tanto que, a excepción del gerente del hotel con su sorna y desfachatez, son una de las interpretaciones más naturales que se pueden ver. Los personajes se comen literalmente a los actores y creo que éste es el verdadero punto fuerte de la película.

Además, debo reconocer que la película consigue que me acerque más a ella gracias a utilizar una de las piezas de música clásica que más me gustan y que nunca se cansa uno de escuchar como es el Cannon de Johann Pachelbel. Esto unido a la maestría de saberla introducir en los momentos exactos aprovechando unos reportajes fotográficos exquisitos con relajados traveling de cámara, hacen que la composición alcance un estado mucho más solemne.

Bonito homenaje que tiene la ciudad de Gijón con la obra de José Luis Garci como bonito el guiño de un gran aficionado al fútbol a sus dos equipos del alma: el Sporting de Gijón y el Atlético de Madrid.
6 de noviembre de 2014
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ganadora de la Palma de Oro en el Festival internacional de Cannes 2011, El árbol de la vida, es una de esas películas que encontrará en la opinión de la gente las valoraciones más opuestas posibles. Público que la sepa apreciar y valorar y, personas que la consideren un pestiñazo de los gordos. Pues bien, yo soy de los del primer grupo. Y es que cuando por entonces fui a verla al cine en el momento de su estreno fue la primera vez en mi vida que al terminar la película gran parte de los allí presentes aplaudieron y se desahogaron de que por fin había terminado esta puta mierda. ¿Cómo es posible que Brad Pitt se prestase a hacer semejante mojón? He aquí la diferencia entre las personas que estábamos en la sala: los que habían ido a ver una peli de Brad Pitt y los que por otra parte habíamos ido a ver la nueva obra de Terrence Malick. Y con esto no quiero decir que el “mata-nazis” de Malditos Bastardos no sea un aliciente para ir al cine pues lo considero un gran actor (no se me vaya a malinterpretar con la tontería).

La quinta película de Malick en 38 años es una proeza visual en todos los sentidos. Esto ya es habitual en la filmografía de este director, pero en esta ocasión roza casi la perfección. Todas sus imágenes, planos y secuencias están meticulosamente cuidados gracias a una fotografía espectacular ya sea para los propios personajes, paisajes, interiores, etc. Y es que la narrativa de este peculiar realizador se basa precisamente en esto. Su fuerza reside en el poder de las imágenes. Son ellas las que casi por sí solas te cuentan la historia en lugar del propio guión. Días del cielo y La delgada línea roja son pruebas irrefutables de esto mismo.

Llena de un simbolismo metafórico, tal y como viene siendo habitual, se nos cuenta la historia de una familia cuyos padres (Brad Pitt y Jessica Chastain) intentan educar a sus hijos mediante las convicciones que cada uno considera más apropiadas aunque estás puedan entrar en conflicto. Los hijos (tres hermanos donde uno de ellos es Sean Penn ya de mayor) vivirán bajo esta bipolar tutela en la que se vivirán experiencias agradables y de unión y otras no tan positivas que conducirán a la reflexión y la duda. Todo esto acompañado de una banda sonora magistral que para mi supone el otro estandarte de la película junto a la ya mencionada fotografía. Hasta la misma creación del Universo con dinosaurios incluidos, acompañados de la sobrecogedora Lacrimosa de Zbigniew Preisner, son ingredientes de este film y, cuya mencionada parte, es sencillamente imponente.

En definitiva, no puedo decir otra cosa que no sea alabar esta gran película como otra forma de hacer cine a pesar de no abarcar a la gran mayoría del público. Aunque bien pensado, esto último tampoco me ha supuesto nunca un indicador de calidad muy fiable.
1 de noviembre de 2016
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que el pecado capital de Inferno sea que sigue descaradamente la premisa de “salvemos al mundo de su inminente destrucción y colguémonos la medalla de héroes de la humanidad”. No me he leído ninguna de las obras de Dan Brown por lo que no puedo saber si la adaptación de la novela al cine es más o menos fiel, sino que las valoro como películas nacidas a partir de una obra literaria y nada más. Pero igual que un libro gusta más que otro, lo mismo ocurre con las películas y ésta de Inferno me parece estar un peldaño por debajo de sus anteriores: Ángeles y demonios y en especial de El Código Da Vinci.

Como siempre, el entretenimiento está servido en generosas dosis de acción y cuestiones por resolver que nunca son tan simples como aparentan ser. Desde luego, los alumnos del profesor Robert Langdon mejor que no traten de pedirle cita para una tutoría porque lo que se dice pisar la facultad más bien poquito. A nivel “turístico”, de nuevo son muy gratas todas las imágenes de las ciudades y monumentos arquitectónicos que se nos muestran especialmente con las panorámicas de la ciudad de Florencia resaltando la cúpula de Brunelleschi o Santa Sofía en Estambul.

Probablemente esta vez sea menor la capacidad de suspense que podía respirarse con El Código Da Vinci donde el espectador se podía preguntar de manera “¿y ahora qué?” pero no desde el sentido de estar perdido sino de estar satisfactoriamente atrapado en una historia dinámica llena de intriga y que nunca decae en su interés. Pero Inferno se asienta más en la convencionalidad quizás por haber quemado ya todas las balas que hacían de estas películas una saga novedosa y agradablemente polémica.
19 de septiembre de 2016
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Big bad wolves funciona como el mecanismo de un reloj suizo perfectamente engrasado. Todos sus elementos encajan cual perfecta partida de tetris para gozo de quien está al otro lado de la pantalla.

Cuatro son los protagonistas principales de esta historia de venganza personal en formato de “cuento infantil”. Partiendo de una salvaje violación se diluyen los buenos modos de quienes se encargan de dar caza al culpable y florecen las técnicas más mezquinas con el fin de conseguir descifrar el paradero de la joven masacrada. Sin embargo, todo se desenvuelve en una suspicaz atmósfera de comedia negra tirando en ocasiones de tópicos del género que aún así, funcionan excepcionalmente. A veces todo parece un despropósito pero la realidad es que no hay puntada sin hilo. Cada personaje que aparece deja paso a otro con pinta de mayor nobleza al menos en apariencia. Pero aquí las apariencias engañan. Lo que importa es el interior.

La película nos deja algunas situaciones y frases desternillantes como el momento tarta con Buddy Holly como hilo musical; conversaciones telefónicas con una esposa y madre al otro lado del aparato; o algo que tiene que ver con los agujeros del cuerpo del ser humano. Todo teñido de un color ácido con ciertos olores al cine de los Coen y una violencia cruda pero en su justa medida. Además, odo el reparto borda su papel haciendo especial mención a las miradas y expresiones de las caras. Lo pueden estar diciendo todo sin llegar a decir nada de ellos.

La cinta puede servir para hacer una primera y fácil incursión en el cine israelí del cual no tengo hasta el momento ni pajolera idea de por dónde se mueve.
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