Debo decir que la serie no me ha gustado y no por la factura de la misma que considero buena en cuanto a la puesta en escena, el casting, la música y la dirección de actores, por ejemplo, sino por el guion, que a pesar de haber sido escrito por una mujer, parece cargar contra ella excesivamente debido a su vida privada y es que la moralina derivada de una sociedad patriarcal que caló a lo largo de los años tanto en mujeres como hombres por igual, si un hombre es promiscuo y la mayoría lo somos si podemos, la sociedad nos juzga como machos un poco salidos, pero si es ella la promiscua, se la juzga como una «zorra» capaz incluso de cometer un delito tan grave como el asesinato. Pasó algo parecido en el caso wanninkhof, donde la condenada por el juzgado popular, había sido víctima de un juicio paralelo en todas las televisiones del país, apoyándose en parte en su condición de lesbiana y amante de la madre de la chica encontrada fallecida.

En esta serie también parecen emitirse constantemente justificaciones a la sentencia en lugar de cuestionarla. Por ejemplo, en los primeros episodios se dice que en el pasado, la acusada fue Striper, cuando esto nunca fue así, que en realidad fue una expresión inventada por un periodista que se reconoce arrepentido de ello en el documental "Las cintas de Rosa Peral".

De todos modos, vean la serie que así y con todo, me parece entretenida y correctamente realizada, y que además, se puede ver de una sentada a modo de maratón televisivo, un domingo por la tarde.

La venganza nace de la necesidad de querer dar una nueva vuelta a la historia debido a nuestra reticencia a perdonar e intransigencia a la hora de olvidar aquello que nos produjo un gran dolor desencadenando a menudo acciones imprevisibles que en este film el director pone claramente de manifiesto a través de esos 107 minutos de tragedia en los que Luis Tosar encuentra otra oportunidad para desarrollar su talento. No obstante, a pesar del excelente guion en el que se basa la historia encuentro un exceso de rencor y amargura hacia los estragos del jaco en Galicia que por manido me molesta un poco aunque nada tenga que ver con otras historias como FARIÑA.

Es lo que yo siento viendo esta película. Uno vive alejado de este tipo de vida, de estos barrios, uno sabe que existen las mafias como sabe que existe la corrupción porque ambas dos, la criminalidad y la traición son innatas al ser humano.

Pero la frustración que uno siente viendo esta película orilla la irrealidad y legitima la desesperación. Quien está preso, aquel que vive sin vivir viviendo o aquel al que la ley encierra entre cuatro paredes. El camarero no vive, vegeta, sobrevive y su encuentro con el sentimiento de amor a un perro es otra metáfora manejada hábilmente por el autor, el extraordinario escritor que es Dennis Lehane. Dese mi perspectiva acabada, los personajes son absolutamente increíbles y más porque son posible.

Tengo pocas palabras para expresar lo que opino. Simplemente no me ha gustado nada. Cierto que te deja colgado durante buena parte de la película, especialmente la primera parte, por lo que podríamos decir que entretiene lo que para algunos espectadores es más que suficiente pero no para mí. La película hace aguas por todos los lados, incluso por la interpretación pues aun gustándome el actor Kevin Spacey, no me satisface su interpretación quizá porque poco más podía hacer.

Ocurre con frecuencia que cuando veo una película que se acercó al cine desde un libro y lo había leído previamente, siento cierta desilusión acaso porque cuando leemos un libro y sobre todo si este nos entusiasmó como es el caso, nosotros nos creamos nuestro propio film en el cerebro y no suele coincidir con el recreado por el director que lo ha ejecutado.

Pero no es el caso. La verdad que el director, directora en este caso ha sabido no solo interpretar a mi gusto la obra escrita sino elegir adecuadamente a los actores que la han de representar. Es dura, acaso un poco menos que la obra escrita pero excelente y muy recomendable.