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Críticas ordenadas por utilidad
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7,2
12.209
10
1 de diciembre de 2006
1 de diciembre de 2006
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arrebato supone uno de los mayores shocks que ha recibido mi pobre mente de aficionado al cine. Zulueta quiebra la pantalla, no para homenajear el cine, sino para que este reflexione sobre si mismo. Se escabullen las excelentes interpretaciones, los magníficos guiones, los ritmos certeros, y las portentosas fotografías; solo CINE. Arrebato no es una película, es EL CINE, bombardeándonos con su discurso, con mil y una reflexión, ideas e impresiones; logrando el tan ansiado arrebato, tan solo al alcance de unos pocos cineastas. El cine como la búsqueda de las fisuras internas y externas que nos llevan a dimensiones ajenas a nuestra realidad; la búsqueda de lo que se intuye, y no existe si no se crea; del camino hacía un destino pese a todo incierto. Invención y descubrimiento. Arrebato es alucinógena y alucinante; para alucinados y artistas (no para quien crea ser tal).
El cine como tirano ente superior, hechizante y vampírico, que exige al cineasta algo que este se ve incapacitado para ofrecerle.
Las imágenes tienen un ritmo, que como la música en una bacanal, te lleva al trance; dar con él es hacer cine, ser y fundirse en él; trascender.
Arrebato admite análisis enciclopédicos, y tantas lecturas como el espectador quiera hacerle; pero admite requiriendo implicación y cierto esfuerzo; no solo de placeres banales va a vivir el hombre.
El cine como tirano ente superior, hechizante y vampírico, que exige al cineasta algo que este se ve incapacitado para ofrecerle.
Las imágenes tienen un ritmo, que como la música en una bacanal, te lleva al trance; dar con él es hacer cine, ser y fundirse en él; trascender.
Arrebato admite análisis enciclopédicos, y tantas lecturas como el espectador quiera hacerle; pero admite requiriendo implicación y cierto esfuerzo; no solo de placeres banales va a vivir el hombre.

7,1
2.449
10
1 de diciembre de 2006
1 de diciembre de 2006
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una inspirada e intensísima visión, no solo de la obra “Tio Vanya” de Chejov, sino de la literatura y el teatro en general (sobre todo los clásicos), y del papel y lugar que ocupan en el mundo que nos ha tocado vivir.
Creo que es una de las visiones literarias mas acertadas que he visto en el cine, por no decir la más acertada. No solo creo que aborde adecuada y magistralmente la obra de Chejov; no es que sea más o menos fiel al relato o a su espíritu, sino que veo esta película como una visión recreada en el celuloide de la experiencia literaria en general; y para plasmarla Malle no vaga por intrincados vericuetos dialécticos, ni nos sermonea, ni formula un pedante discurso reivindicativo; sino que erige todo un sensible homenaje al teatro y a la literatura, a nuestra experiencia ante las letras, desde la modestia y la honestidad.
Es difícil no emocionarse, tanto por lo que nos transmiten los actores, como considerando la personal, sensible e iluminada mirada de Malle.
Creo que es una de las visiones literarias mas acertadas que he visto en el cine, por no decir la más acertada. No solo creo que aborde adecuada y magistralmente la obra de Chejov; no es que sea más o menos fiel al relato o a su espíritu, sino que veo esta película como una visión recreada en el celuloide de la experiencia literaria en general; y para plasmarla Malle no vaga por intrincados vericuetos dialécticos, ni nos sermonea, ni formula un pedante discurso reivindicativo; sino que erige todo un sensible homenaje al teatro y a la literatura, a nuestra experiencia ante las letras, desde la modestia y la honestidad.
Es difícil no emocionarse, tanto por lo que nos transmiten los actores, como considerando la personal, sensible e iluminada mirada de Malle.
15 de junio de 2008
15 de junio de 2008
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
* Recomiendo esta película porque tiene en mi opinión un componente dramático que logra imponerse en mitad de un torbellino de tópicos del género. La casquería suele ser siempre refrescante, la violencia de agradecer; al final acaban siendo siempre bienvenidas. Pero esta película no se caracteriza en ese aspecto o en el plano gore por ser más o menos generosa que tantas otras, y de hecho, es bastante contenida al respecto. Su vena sangrienta poco impacto causará a los verdaderos aficionados a este tipo de cine. Es su dimensión dramática la que la hace diferente. Salvando las distancias, me ha trae a la mente películas como “Trouble Every Day” de Claire Denis, o “Ginger Snaps”; aunque sea un poco.
El tema del romance queda bastante desaliñado porque creo que el personaje de él no tiene la fuerza que si tiene el de ella. Aunque haya que reconocer que, ya en la recta final, tanto el personaje de él, como la relación, cobran mayor dimensión. Sin pasar a los anales del cine, la figura de Julie llega a ser impactante. La impronta que deja sufre altibajos durante toda la película, que va desviando de continuo su atención hacia otros pormenores de la historia, pero cuando se alza ella protagonista y se pone en faena lo hace a base de bien, eclipsando a todos los personajes y toda la trama.
* La forma de desenvolver el personaje de Julie no cae en saco roto, no nos ciega ante las debilidades del film, pero tiene el suficiente impacto como para que las pasemos por alto, y el suficiente ímpetu como para dotar de alma a la película.
Otra cinta del género que esta me trae a la cabeza por sus tintes dramáticos es "El Día de los Muertos", aunque esta última la veo más equilibrada y elaborada, y su tono desoladoramente gris lo impregna todo, mientras que en "Mortal Zombie" es el personaje femenino el que carga con todo el componente trágico.
Pocas veces el cine de horror se detiene en las sensaciones y conmociones de los protagonistas, sus criaturas, y aquí si que tenemos algo de esto. El miedo de Julie, no a la muerte, no a hacer daño a su pareja, sino al cambio, a convertirse en una de esas cosas. Miedo a ser consciente del cambio una vez este se produzca, y que quede un resquicio de lo que se era antes, pues si nada conserva la transformación, esta siempre será muerte. La muerte no es más que uno de tantos cambios, solo que con un nombre desafortunado. A Julie le inducen la esperanza de que quizá haya una solución, y es brutal ver como se lanza por sus propios medios a intentar frenar el proceso, infligiéndose daño para no sentir hambre. Agarrarse al dolor para no evolucionar. Increíble su automutilación, convirtiéndose en una de las furias como intento desesperado de no acabar siendo algo peor; para protegerse y protegerle a él, de los demás, y de ella misma. Me viene a la cabeza una frase de la película “Sitcom” de Ozon, algo así como: “Si no puedo matarme, al menos déjame que sufra”.
El tema del romance queda bastante desaliñado porque creo que el personaje de él no tiene la fuerza que si tiene el de ella. Aunque haya que reconocer que, ya en la recta final, tanto el personaje de él, como la relación, cobran mayor dimensión. Sin pasar a los anales del cine, la figura de Julie llega a ser impactante. La impronta que deja sufre altibajos durante toda la película, que va desviando de continuo su atención hacia otros pormenores de la historia, pero cuando se alza ella protagonista y se pone en faena lo hace a base de bien, eclipsando a todos los personajes y toda la trama.
* La forma de desenvolver el personaje de Julie no cae en saco roto, no nos ciega ante las debilidades del film, pero tiene el suficiente impacto como para que las pasemos por alto, y el suficiente ímpetu como para dotar de alma a la película.
Otra cinta del género que esta me trae a la cabeza por sus tintes dramáticos es "El Día de los Muertos", aunque esta última la veo más equilibrada y elaborada, y su tono desoladoramente gris lo impregna todo, mientras que en "Mortal Zombie" es el personaje femenino el que carga con todo el componente trágico.
Pocas veces el cine de horror se detiene en las sensaciones y conmociones de los protagonistas, sus criaturas, y aquí si que tenemos algo de esto. El miedo de Julie, no a la muerte, no a hacer daño a su pareja, sino al cambio, a convertirse en una de esas cosas. Miedo a ser consciente del cambio una vez este se produzca, y que quede un resquicio de lo que se era antes, pues si nada conserva la transformación, esta siempre será muerte. La muerte no es más que uno de tantos cambios, solo que con un nombre desafortunado. A Julie le inducen la esperanza de que quizá haya una solución, y es brutal ver como se lanza por sus propios medios a intentar frenar el proceso, infligiéndose daño para no sentir hambre. Agarrarse al dolor para no evolucionar. Increíble su automutilación, convirtiéndose en una de las furias como intento desesperado de no acabar siendo algo peor; para protegerse y protegerle a él, de los demás, y de ella misma. Me viene a la cabeza una frase de la película “Sitcom” de Ozon, algo así como: “Si no puedo matarme, al menos déjame que sufra”.
9
15 de junio de 2008
15 de junio de 2008
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy fan de Jess Franco. Apenas he visto películas suyas, porque aunque no descarto ponerme a ello en un futuro, nunca me he sentido atraído por el cine de este hombre.
Será contradictorio, pero siempre me ha intrigado más la figura de este director en si, que su cine. Que raro. Pero supongo que he estado mas expuesto al “Jess Franco esto… Jess Franco lo otro” que al elogioso comentario o la cautivada impresión de alguien sobre alguna de sus películas.
Así pues, me planté en la sala de cine a ver que me contaban, o contaba este personaje, sobre si mismo, o sobre cualquier otra cosa. Y ya desde un principio se me prometía algo en consonancia con lo que iba buscando. Una suerte de documental a modo de entrevista, donde reina la figura del director, sin interferencia alguna; nada que pueda desviarnos del curso de las ideas que bullen en la cabeza de este cineasta. 90 minutos de un Jess Franco en un mullido sillón, sin más acompañamiento que una mesa auxiliar donde descanse su paquete de cigarrillos y un cenicero, y unas intrusitas volutas de humo, donde como fantasmas, de vez en cuando, surgen esporádicas imágenes que ilustran el relato del director. Parece que el film tiene otros detalles del estilo, pero que la calidad de la proyección no dejó apreciar.
Jess Franco nos habla de su vida y obra; de su infancia y de la familia que le tocó vivir; de su experiencia y sus pinitos en la música como pianista de jazz; de cine, de mucho cine; anécdotas de su trabajo junto a Orson Wells o Christopher Lee; de la visión que tiene del cine español y esta supuesta industria. Siempre interesante, toca diferentes temas, mayormente con un humor lúcido y escabroso, pero también a veces con una emoción entrañable y de agradecer. Sea cual se la visión que uno tenga del cine de este hombre, lo innegable es su amor por el séptimo arte, y su penetración y perspicacia. Consciente de sus recursos y limitaciones, tiene una perspectiva clara de su experiencia en cada ámbito. Este film supone 90 minutos de gratísima conversación con una persona de la que quizá la mayoría tenemos una idea equivocada derivada del cine que nos ha ofrecido y ofrece. Para cambiar de impresión; seguramente a mejor.
Será contradictorio, pero siempre me ha intrigado más la figura de este director en si, que su cine. Que raro. Pero supongo que he estado mas expuesto al “Jess Franco esto… Jess Franco lo otro” que al elogioso comentario o la cautivada impresión de alguien sobre alguna de sus películas.
Así pues, me planté en la sala de cine a ver que me contaban, o contaba este personaje, sobre si mismo, o sobre cualquier otra cosa. Y ya desde un principio se me prometía algo en consonancia con lo que iba buscando. Una suerte de documental a modo de entrevista, donde reina la figura del director, sin interferencia alguna; nada que pueda desviarnos del curso de las ideas que bullen en la cabeza de este cineasta. 90 minutos de un Jess Franco en un mullido sillón, sin más acompañamiento que una mesa auxiliar donde descanse su paquete de cigarrillos y un cenicero, y unas intrusitas volutas de humo, donde como fantasmas, de vez en cuando, surgen esporádicas imágenes que ilustran el relato del director. Parece que el film tiene otros detalles del estilo, pero que la calidad de la proyección no dejó apreciar.
Jess Franco nos habla de su vida y obra; de su infancia y de la familia que le tocó vivir; de su experiencia y sus pinitos en la música como pianista de jazz; de cine, de mucho cine; anécdotas de su trabajo junto a Orson Wells o Christopher Lee; de la visión que tiene del cine español y esta supuesta industria. Siempre interesante, toca diferentes temas, mayormente con un humor lúcido y escabroso, pero también a veces con una emoción entrañable y de agradecer. Sea cual se la visión que uno tenga del cine de este hombre, lo innegable es su amor por el séptimo arte, y su penetración y perspicacia. Consciente de sus recursos y limitaciones, tiene una perspectiva clara de su experiencia en cada ámbito. Este film supone 90 minutos de gratísima conversación con una persona de la que quizá la mayoría tenemos una idea equivocada derivada del cine que nos ha ofrecido y ofrece. Para cambiar de impresión; seguramente a mejor.

5,6
870
7
1 de diciembre de 2006
1 de diciembre de 2006
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquello que podemos observar a través del espejo, es efectivamente un reflejo de nuestro mundo, pero no es nuestro mundo en sí, sino una dimensión paralela que se desarrolla de forma independiente, de forma que lo que allí ocurre no tiene forzosamente que suceder a este lado, y viceversa, acentuándose la división cuando algo disruptivo viene a romper el equilibrio
La película parte de esa idea, y de la posibilidad de una interacción entre esos diferentes mundos. La premisa es, no muy original, pero si que de lo mas sugerente. Se aborda un tema complejo, de tintes metafísicos, y se resuelve de forma competente y eficaz.
La trama es interesante y mantiene en todo momento intrigado al espectador. Las primeras secuencias, con los primeras muertes, sitúan al espectador dentro del terreno de lo sobrenatural, la investigación lo va atrayendo hacía esferas mas terrenales, para de nuevo descolocarlo y arrojarlo a los confines de la superstición. En este sentido el film, juega continuamente con nuestras expectativas, lo que lo dota de interés hasta un final de lo mas perturbador. El terror da paso al thriller policiaco y viceversa durante todo el metraje.
En el terreno plástico también tiene el film cosas a destacar. Los decorados con su profusión de espejos genera un ambiente fantasmagórico e irreal, un “mal rollo” perfecto para el desarrollo de la historia, con algunas secuencias realmente inquietantes. Añadiendo a esto el desequilibrio de algunos personajes obtenemos algunos momentos bastante perturbadores.
La película parte de esa idea, y de la posibilidad de una interacción entre esos diferentes mundos. La premisa es, no muy original, pero si que de lo mas sugerente. Se aborda un tema complejo, de tintes metafísicos, y se resuelve de forma competente y eficaz.
La trama es interesante y mantiene en todo momento intrigado al espectador. Las primeras secuencias, con los primeras muertes, sitúan al espectador dentro del terreno de lo sobrenatural, la investigación lo va atrayendo hacía esferas mas terrenales, para de nuevo descolocarlo y arrojarlo a los confines de la superstición. En este sentido el film, juega continuamente con nuestras expectativas, lo que lo dota de interés hasta un final de lo mas perturbador. El terror da paso al thriller policiaco y viceversa durante todo el metraje.
En el terreno plástico también tiene el film cosas a destacar. Los decorados con su profusión de espejos genera un ambiente fantasmagórico e irreal, un “mal rollo” perfecto para el desarrollo de la historia, con algunas secuencias realmente inquietantes. Añadiendo a esto el desequilibrio de algunos personajes obtenemos algunos momentos bastante perturbadores.
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