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España España · El Puerto de Santa María
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
17 de octubre de 2016
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco puedo decir ya que no se haya dicho sobre la última peli del bueno de Park Chan-wook. Un thriller softporn de época con ecos del erotismo de Verhoeven. Dicen las malas lenguas que es una “libre adaptación poética” de Two Girls One Cup.

El director de títulos como Oldboy, Stoker o Thrist nos da lo que le ha definido durante toda su carrera: una estética impoluta, puesta en escena para estudio, giros de guión de 180º y sueños y pesadillas recurrentes para los próximos diez años.

Haceos un favor y vedla en pantalla grande.
17 de octubre de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sesión sorpresa de Sitges 2016 dejó de ser sorpresa hace unos días y gracias al esfuerzo de Sony Pictures España hemos podido disfrutar antes que nadie de uno de los títulos más esperados del año. La proyección estuvo vigilada en cada momento por señores con prismáticos de visión nocturna para impedir cualquier tipo de filtración.

En su presentación, Ángel Sala definió Arrival no sólo como la mejor película de ciencia ficción del año sino como la mejor película del año. Un par de horas después pudimos darle la razón.

Arrival explota todas las virtudes de su género. Hace divulgación científica, crea nuevos mundos, tiene extraterrestres, naves, le da la vuelta a la filolofía, y emociona, emociona como pocas. No voy a entrar en detalles de su maravilloso guión, sólo quiero señalar que es la historia más estimulante que he visto en mucho tiempo.

Arrival es ciencia ficción de primer nivel. Llamadme exagerado, pero para mí entra desde ya en el Olimpo de clásicos de la ci-fi junto con títulos como 2001, Interstellar, Gatacca o Solaris
17 de octubre de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, se nos presenta peli “embotellada” en una localización con el menor número de personajes posible y un highconcept de género claro y directo. Como les gusta a los productores.

La autopsia de Jane Doe cumple con todo lo que promete en su tráiler. Suspense, terror y tensión a partes iguales con unas gotitas de humor negro. El planteamiento inicial: un cadáver misterioso llega a la morgue de los protagonistas y comienzan a pasar cosas rarunas… A partir de aquí: desfase padre. Acojone. Y una mitología muy molona.

Ian B. Goldberg y Richard Naing realizan un trabajo muy estimulante de guión ya que su dinámica es siempre enseñar la punta del iceberg para que el espectador sea quien tenga que construir el resto del relato con su propia imaginación

Y, aunque hay algunos detalles argumentales que quizá están resueltos con demasiada precipitación, la química del dúo protagonista, un gran montaje, y el cadáver más carismático de todos los tiempos, resuelven el conjunto y destacan esta pequeña producción como una de las joyas del Sitges 2016.
14 de abril de 2016 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, Guerín se pone el traje de aventurero de lo cinematográfico y da un salto de fe al vacío de lo experimental. Hace poco tuve la ocasión de ver por primera vez “Tren de sombras” y aún estoy salivando con tremenda joya del fantástico. Pero no quiero andarme por las ramas, “La academia de las musas” está más en la línea de “En construcción”.
En esta ocasión la mirada de Guerín sigue el formato del pseudo-documental perverso (por su ambigua realidad), pervertido (por su intrusismo voyeur) y aséptico: planos fijos que atrapan en un solo cuadro la (poca) acción, juegos arrítmicos de plano-contraplano, cortes a negro histriónicos que funcionan como signos de puntuación de los párrafos verbales de cada personaje, y distancia, mucha distancia entre el objetivo y lo subjetivo (sujetos separados muchas veces por ventanas o cristales para propiciar la intimidad y la cámara invisible).
A pesar de su forma mecánica, la película está cargada de dinamismo. Guerín construye un relato que funciona como un libro de diálogos platónicos: conversaciones imantadas con ideas brillantes y disquisiciones con requiebros filosóficos. El pivote sobre el que giran todas las palabras: Raffaele Pinto, adúltero de profesión, cuya elocuencia y carisma sólo son comparables al lúcido uso del relativismo con el que siempre lucra su propio ego.
¿Qué transmite “La academia de las musas”? Que cuanto más conocimiento, mayor confusión; que cuanta más sabiduría, más pantanosa es la separación entre el bien y el mal; que cuanto más diálogo, más difusa está la “verdad absoluta”.
Me gustaría reseñar el elemento fantástico que subyace durante muchos momentos de la película: se construye una realidad esmerilada, constituida por un mundo daimónico y mitológico asumido intelectualmente por los protagonistas; los poemas son los verdaderos libros de Historia y la palabra es un cetro de poder que cambia de bando continuamente.
Y como algo secundario: la emoción en lo concreto. Los personajes hablan sobre ella en abstracto, bifurcando y desviando el reflejo de la propia hasta que no hay más remedio, y sólo entonces se enfrentan a ella… para volver a divagar. Y a divagar. Y a divagar.
Charlatanería. Pura charlatanería. Como esta crítica.
Ésa es la lección que aprendí en “La academia de las musas”: el único poder de las palabras es decorar un espacio en blanco para toda la eternidad.
26 de octubre de 2009 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El extraño viaje” (1964) de Fernando Fernán Gómez

Para ver joyas en el cine español no es necesario armarse de pico y pala, escarbar en alguna mina profunda y descubrir una ancestral y milenaria filmoteca. Sólo tenemos que inflar los pulmones, olvidar la pereza prejuiciosa y repasar año tras año las producciones nacionales. Retrocediendo hasta 1986 los primerizos premios Goya nos darían un nombre capital para una bonita retrospectiva: Fernando Fernán Gómez (que con “El viaje a ninguna parte” levantó los primeros bustos goyescos como “mejor director”, “mejor película” y “mejor guión original” y con “Mambrú se fue a la guerra” como “mejor actor). El salto es inevitable; repasando su filmografía admiraríamos títulos populares o malditos, pero el que aquí ocupa, gestado en plena década de los sesenta (con todas sus consecuencias), brilla con el paso de los años tanto por su calidad atemporal como por su poca presencia.
Extraño título para una película que transcurre casi en su totalidad en un pequeño pueblo de los alrededores de Madrid. ¿Será el “viaje” al que hace referencia la propia forma del discurso? Y es que la estructura narrativa de la película responde a los esquemas cruzados del suspense de “Alfred Hitchcock presenta”, “Historias para no dormir” de Narciso Ibáñez Serrador o de las novelas de Agatha Christie. Siempre con el factor cañí español que da el acorde humorístico y forma un híbrido fílmico del que incluso hoy beben gente como Sánchez-Cabezudo (“La noche de los girasoles”), Daniel Monzón (“La caja Covak”) o Rafa Cortés (“Yo”).
Tanto la forma como el tema y los personajes vinculan la cinta al género de suspense, pero es interesante cómo roza el terror y el fantástico sobre todo cuando la cámara está dentro de la casa de Doña Ignacia: primeros términos de animales disecados, sombras, puertas que se mueven solas, gatos negros, el doble o el sustituto en la resurrección, los hermanos “freaks”, etc.
Me resulta inevitable citar “Angustia” de Bigas Luna. La relación madre-hijo de los protagonistas de esta película es similar a la del tándem Venancio-Paquita frente a Ignacia (más madre que hermana). Y, cómo no, el Norman Bates de “Psicosis” (travestismo incluido). De ambas referencias, aparte de la peculiar jerarquía de sumisión familiar, también es comparable el bizarrismo de la atmósfera de la casa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Da la sensación durante todo el film de que la trama está ocurriendo dentro de la casa y que el resto del pueblo no son más que espectadores que, como nosotros, comentan lo que va ocurriendo. Así, “El extraño viaje” seguiría la estela de crímenes rurales iniciada con éxito por títulos como “El clavo” (Rafael Gil, 1944), “El crimen de la calle bordadores” (Edgar Neville, 1946) o “Domingo de carnaval” (Edgar Neville, 1945) que tienen a la “comunidad” como un personaje más.
Acabando, vuelvo a subrayar el artificio narrativo de la resolución del misterio del asesinato. Mediante una retrospectiva en el último cuarto del metraje, escenas antes insignificantes se completan ahora en sentido a través del discurso del personaje de Carlos Larrañaga. Este recurso se ha desarrollado hasta el día de hoy alzándose como la principal característica del “thriller” (podemos relacionar en un mismo eje cronológico películas como “El extraño viaje”, “Instinto Básico” o “El club de la lucha”).
En definitiva, vemos en este título uno de los puntales de la filmografía de Fernando Fernán Gómez. Un flime cargado de ingenio narrativo y personajes complementarios. Aplaudido por la crítica y fugaz para el público (incomprensible dada su condición coral y comunitaria y su digestiva historia). Pero, sobre todo, un manual de hacer fácil lo difícil (en tiempos difíciles).
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