Tres chicas guapísimas, un internado de lujo, uniformes escolares, inquietud.... ¿será una peli porno? Pues no, es casi peor, porque lo que pretende ser una llamada a la igualdad de las tendencias sexuales acaba resultando, otra vez, un dramón siniestro en el que la diversidad es condenada. Pero antes, una hora y veinte minutos en la que no pasa nada, pero nada de nada: una chica salva un águila para luego esclavizarla en cetrería, un jardinero con cara de haber estado en 'Bailando con lobos' hace demasiados años da consejos, una profe encantadora se deja insultar en clase porque, ay, le hubiera gustado ser lesbiana, y, vaya por Dios, vuelven a echar alcohol en el ponche de la fiesta.

Totalmente de acuerdo con Dexter Bernaldez. Hasta dos veces caí frito como un churro intentando ver este tremendamente prestigioso muermo, no sé si cansado de ver el peinado de Richard Harris, a Monica Vitti frotándose por las paredes y diciendo "no, no, no" o ese barco pasando delante de la ventana como si fuese arrastrado por bueyes. Menos mal que ya no se hace este cine, si no todos tendríamos un serio problema.

Vistas ya como 200 películas indies americanas, podemos constatar varias constantes en su realización, tics creativos de los directores que reproducen una y otra vez para admiración o hastío de sus espectadores, que los reconocen al instante. Son esos planos estáticos a toda pantalla de dos personas hablando al fondo, son esas acciones fuera de foco, es ese cielo enorme que ocupa toda la pantalla, esos planos del chico conduciendo la pickup mientras piensas en sus cosas, esos secretos (adicciones, dramas terribles, algo de sexo) que al final salen a la luz, esa violencia que ocurre de pronto sin esperarla nadie y esa música minimalista que casi no se oye. Sí, el film indie es casi un género y 'The Killing of Two Lovers' cumple con todas esas características. Solo falta la botellita de whisky o las secuencias en el sórdido bar del pueblo. Pero no pasa nada, el film está bien si no eres de esos que quiere que pasen cosas.

La historia del cine y de la literatura nos ha metido en la cabeza que hay gente solitaria y triste que no merece su destino. Seres desvalidos con mucha vida interior que esconden gigantescos corazones capaces de repartir amor a litros. Sí, ocurre. Pero también ocurre que hay gente solitaria que MERECE SU DESTINO. Son imbéciles, o egoístas, o aburridos, o ecocéntricos o tarados emocionales que se han ganado a pulso compartir sus vidas con la televisión, internet y tres gatos o un perrete ladrador. Y ocurre que realizar una comedia sobre dos de estos imbéciles es un ejercicio arriesgado, porque es difícil que tengan empatía con el espectador, aspecto este indispensable para que una comedia funcione. 'Requisitos para ser una persona normal' está protagonizada por dos de estos sujetos, dos series antipáticos y ridículos que se tiran pedos en la cama, que comen pizza en tumbonas en la calle. que juegan a la consola y que simulan pasarlo bien a todas horas. Y no, no se lo pasan bien, y los espectadores tampoco.

Antes que nada, aplaudir la valentía de nuestro megataquillero actor Mario Casas al atreverse a dirigir una película. No todos tienen esa pulsión y ya era hora de seguir los pasos de su admirado Antonio Banderas. Y la película se deja ver, está rodada con ambiciones (mucho plano secuencia, mucha steadycam y currados exteriores pero el guion debía haberse pensado un poco, aunque sea un poquito. No pueden juntarse más tópicos en una hora y media:

- Eso del delincuente artista está sobadísimo y Eminem ya lo dejó finiquitado en '8 millas'. Que te guste pintar las paredes no te vale para dar hostias a todo el mundo.
- Lo de la abuela amadísima.... ¿dónde lo hemos visto también?
- Eso de la chica que adora, e incluso llora, con la obra de su amado ya no vale, ya no mola. Las chicas también cuentan. No puedes dejar que un personaje femenino esté en la pensión quietecita sin hacer nada hasta que vuelve el hombre. Por favor.
- Eso del padre que vuelve de la cárcel para joder la vida al hijo pues también.
- Lo del mucho mejor amigo que traiciona ¡dos veces! a su colega porque le presionaban mucho ¿perdona?
- Lo de estar en búsqueda y captura y seguir robando y dando hostias... ¿a quién se le ocurrió? Y no digamos quemando paredes para llamar un poco la atención.

En cuanto a Óscar Casas como protagonista absoluto pues... no sé... transmitir no transmite NADA. Su cara de susto es la misma de su cara de pintar paredes y su cara de enamoriscarse. En fin.