Como casi cualquier película que toque temas sobre la relación madre-hijo, a mí me dejó blandito, abizcochado, sentimentalón, otoñal. Disfruté de esa sensación durante la película.

Me gusta el buen uso de los monstruos para explicar otras cosas, como también ocurre en la película Babadook, que me pareció muy curiosa y digna de ver; estando tan acostumbrado a los sustos fáciles y superficialidad del cine de terror de Hollywood, echaba de menos una película con algo de chicha.

El niño lo hace estupendamente.

No está mal. Los personajes son curiosos. Pero todo es demasiado cotidiano, amargo,... La historia no me interesó nada, la verdad. Y las motivaciones de algunos personajes para hacer ciertas cosas me parecen confusas al igual que el final, la escena del aeropuerto. No entendí qué quería decir.

El ritmo es lento. En ocasiones me recordó a "Gato negro, Gato blanco", supongo que por la música balcánica.

Con todas las cosas que hay para contar, no sé por qué alguien querría contar esta historia y de esta manera.

Pese a que su mensaje me parece demasiado simplista y se le percibe cierta tirria a lo religioso, como ya ocurrió en Ágora, nos deja claro que es director de cine y que sabe lo que una película debe tener para salir del cine mínimamente satisfecho. Mantiene la tensión, hasta que no pasan 3/4 partes de la película todo el mundo parece sospechoso y no se sabe por cual de las soluciones va a decantarse el director. En ese sentido me gustó.

Es una película entretenida y bien hecha, pero de Amenabar se esperan obras maestras, y esta no lo es.

La vi en la fiesta del cine (2'90 euros). Por ese precio está bien. Por más, para mí, no.

Y qué buen cine nos dan...

Si yo fuera productor y un tipo me vieniera a pedir dinero para hacer esta historia lo mandaría a su casa. Si tuviera que elegir una película para ver y me pusiera a leer las sinopsis, esta sería una de mis últimas opciones. En los dos casos habría sido un gran error.

Lo cual me hace pensar una vez más que la clave está en saber contar las historias. Y estos franceses saben.

Una película sin artificios, sin efectos, apoyada en la historia, que combina la comedia y el drama con un equilibrio impresionante. Esos pequeños chistes que no son desternillantes pero sí agudos, bien soltados, con gusto y naturalidad, apenas histriónicos (aunque el hecho de que la familia protagonista sea sorda le da un punto de histrionismo a toda la película, pero está más que justificado y bien llevado).

Solo tengo buenas palabras para esta película.

Sencilla y emocionante.

¡¡Bravo!!

Impresiona lo mucho que se ciñen a la documentación existente de vídeos y audios (los de Juan García Carrés, por ejemplo).

No es un peliculón pero mantiene la tensión y parece bien documentado. Interesante para los que quieren conocer la historia de aquel día.

El parecido físico del actor que interpreta a Santiago Carrillo me parece digno de mención.

Lo dicho, muy interesante.