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Críticas ordenadas por utilidad
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5
9 de julio de 2013
9 de julio de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta de suspenso y surrealismo de serie B, con una trama considerablemente transgresora considerando su nacionalidad y fecha de realización. Maneja temas escabrosos con un contenido erótico y gráfico bastante llamativo. El guión por otro lado contiene varias debilidades, la trama es algo plana, no hay sub trama, la mayor parte de los personajes tienen actuaciones de nivel amateur, hay detalles de continuidad y diálogos deficientes. El final tiene cierto giro bastante lamentable y sin imaginación, resultando casi en una salida fácil para la forma en que venía desarrollándose la historia, restando además un poco del atrevimiento del tema de la historia. En general una cinta interesante, para ver con bajas expectativas pero que sin duda sobre sale más que muchas películas convencionales.

7,2
29.909
9
25 de octubre de 2017
25 de octubre de 2017
17 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excepcional cinta de romance que tuve oportunidad de ver en el Festival Internacional de Cine de Morelia, que va más allá del romance gay que se enfrenta a la adversidad o la lucha con el conflicto interno por la búsqueda de identidad, esta apunta a la reconciliación con las emociones y la sinceridad interior.
Timothée Chalamet y Armie Hammer ofrecen extraordinarias actuaciones, llenas de naturalidad y con una química que se gana toda la empatía posible. Particularmente Chamelet es enormemente espontáneo, y además de su habilidad lingüística hablando en 3 idiomas y su despliegue con el piano y la guitarra, el chico exuda la inseguridad y el ímpetu adolescente.
Por otro lado, la emotiva música se combina con el ambiente bucólico de la campiña italiana en la que se desarrolla la historia y que coadyuvan a la belleza del romance que se desarrolla con cierto idealismo pero también con realismo en las actitudes. Hay algunas escenas que conmueven sorprendentemente, al surgir de un momento sucio y cómico, pero que se transforma en vulnerabilidad y fragilidad emocional totalmente genuina, mostrando una gran habilidad en su director.
El guión está muy adecuadamente empleado al adecuarse a la personalidad de los personajes en los que nunca se aprecia una gota de artificialidad; sus palabras son reales y su deseo es palpable. El erotismo es altamente efectivo y de una ternura que emociona. Es notable también una escena padre-hijo en que un espléndido monólogo da una poderosa lección que, en mi opinión, tiene la capacidad de afectar vidas y resonar en la memoria con belleza y estruendo. La cinta nos invita a salir del clóset de las emociones para permitirnos sentir y vivir.
Creo firmemente que se trata de la mejor película de 2017, con la mejor actuación masculina del año en mnos de el mejor actor de su generación.
Timothée Chalamet y Armie Hammer ofrecen extraordinarias actuaciones, llenas de naturalidad y con una química que se gana toda la empatía posible. Particularmente Chamelet es enormemente espontáneo, y además de su habilidad lingüística hablando en 3 idiomas y su despliegue con el piano y la guitarra, el chico exuda la inseguridad y el ímpetu adolescente.
Por otro lado, la emotiva música se combina con el ambiente bucólico de la campiña italiana en la que se desarrolla la historia y que coadyuvan a la belleza del romance que se desarrolla con cierto idealismo pero también con realismo en las actitudes. Hay algunas escenas que conmueven sorprendentemente, al surgir de un momento sucio y cómico, pero que se transforma en vulnerabilidad y fragilidad emocional totalmente genuina, mostrando una gran habilidad en su director.
El guión está muy adecuadamente empleado al adecuarse a la personalidad de los personajes en los que nunca se aprecia una gota de artificialidad; sus palabras son reales y su deseo es palpable. El erotismo es altamente efectivo y de una ternura que emociona. Es notable también una escena padre-hijo en que un espléndido monólogo da una poderosa lección que, en mi opinión, tiene la capacidad de afectar vidas y resonar en la memoria con belleza y estruendo. La cinta nos invita a salir del clóset de las emociones para permitirnos sentir y vivir.
Creo firmemente que se trata de la mejor película de 2017, con la mejor actuación masculina del año en mnos de el mejor actor de su generación.

6,2
1.951
5
23 de septiembre de 2012
23 de septiembre de 2012
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que al menos mantiene desde el inicio hasta el fin atento a cada escena, pero cuya estructura es totalmente débil. Hay muchos agujeros, elementos, personajes y situaciones que solo intrigan de forma barata y que después resultan sin propósito, momentos forzados, un guión en lo general algo básico, escrito sin oficio ni atención y un final que desde el inicio e incluso desde el momento de conocer la trama, podía predecirse si se ha visto la anterior cinta de la misma protagonista que además es la escritora, Brit Marling. No es propiamente un final predecible, pero ese tipo de finales además de ser poco imaginativos, son recurrentes en este tipo de historias. En general una idea original que atrapa pero que no se sostiene y decepciona al final.
3 de febrero de 2012
3 de febrero de 2012
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El calificar tan bajo esta película no es porque las imágenes fuertes o momentos explícitos resulten ofensivos o demasiado perturbadores (que para la mayoría de las personas sí podría resultar así), sino por la total ausencia de un guión o de una historia coherente o que de idea de qué es lo que se está viendo.
Es cierto que hay cierta intención de mostrar una crítica hacia ciertas posturas políticas y una especie de sátira que recurre a la farsa y el absurdo para burlarse de algunos temas. Pero en este aspecto no hay ninguna profundidad, no hay una crítica a algo real ni de una forma inteligente o que provoque reflexión alguna. Absolutamente nada.
Lo que verán esta película se encontrarán con un montón de escenas inconexas, absurdas, tontas, incoherentes y sin el más mínimo sentido. Eso sí, muy bien dirigidas y al menos no aburren, y algunos momentos podría decirse que son "originales" por lo atrevidos y extremos.
No hay ningún elemento artístico o estético que apreciar; mucho menos hay actuaciones que resalten o dignas de mención; aparecen personajes sin saber quienes son, qué es lo que hacen o por qué hacen lo que hacen; aparecen conceptos y elementos simbólicos que no transmiten nada.
Quien quiera ver escenas extremadamente bizarras, muy explícitas y que desborden los límites de la moral y hasta de la ley, véala y al menos será algo que recordarán un buen rato.
Es cierto que hay cierta intención de mostrar una crítica hacia ciertas posturas políticas y una especie de sátira que recurre a la farsa y el absurdo para burlarse de algunos temas. Pero en este aspecto no hay ninguna profundidad, no hay una crítica a algo real ni de una forma inteligente o que provoque reflexión alguna. Absolutamente nada.
Lo que verán esta película se encontrarán con un montón de escenas inconexas, absurdas, tontas, incoherentes y sin el más mínimo sentido. Eso sí, muy bien dirigidas y al menos no aburren, y algunos momentos podría decirse que son "originales" por lo atrevidos y extremos.
No hay ningún elemento artístico o estético que apreciar; mucho menos hay actuaciones que resalten o dignas de mención; aparecen personajes sin saber quienes son, qué es lo que hacen o por qué hacen lo que hacen; aparecen conceptos y elementos simbólicos que no transmiten nada.
Quien quiera ver escenas extremadamente bizarras, muy explícitas y que desborden los límites de la moral y hasta de la ley, véala y al menos será algo que recordarán un buen rato.

6,4
698
5
22 de noviembre de 2016
22 de noviembre de 2016
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ganadora en el festival internacional de cine de Toronto a mejor película canadiense es el ejemplo de un producto maquillado con estilo y aderezado con simpatía pero que bajo la superficie no soporta un mínimo análisis.
Con un concepto estético y musical que remite indudablemente al también canadiense Xavier Dolan, Stephen Dunn muestra en su ópera prima una historia sobre madurez y disfunción familiar, pero en su planteamiento inicial hay un tema mucho más profundo e interesante, relacionado con homofobia y traumas de la niñez, entre otros, sin embargo, nada logra un convencimiento o una elaboración sólida, ni en narrativa, ni en estilo, ni en guión.
El drama gira al rededor de Oscar, hijo de una familia quebrada, con un padre excéntrico y una madre que decidió huir, y que a temprana edad es testigo de un hecho violento de carácter homófobo. Más tarde, ya en su adolescencia, el joven vivirá -con un desarrollo un tanto típico- la rebeldía hacia el padre, la definición de su futuro profesional y especialmente el romance, que al igual que el descubrimiento de su propia identidad homosexual, estará marcada por aquel evento de su niñez. Hay además la inclusión de elementos oníricos y fantasiosos, que pretenden quizá ilustrar parte de la visión de la realidad por parte del protagonista en su difícil transcurso a la madurez. Y es solo quizás, ya que realmente tales detalles como el darle voz a un animal o asociar el placer sexual con fantasías terroríficas, no siempre logran una cohesión convincente, incluso llegan a ser solo distractores, dando la impresión de una trama que pierde la brújula usando recursos que parecen de más y que muy escasamente consiguen transmitir algo creíble con relación al protagonista. Oscar parece soñar y sentir mucho pero de esto se comprende poco.
Todo se desarrolla con agilidad, en un tono cálido en las escenas que lo requieren como los recuerdos y los momentos de acercamiento emocional, música electrónica que da ritmo y un notable uso de los colores, especialmente en la segunda mitad, pero con poca consistencia a lo largo de todo el metraje, asimismo con otros recursos como la cámara lenta, sin un concepto fílmico del todo concreto, pero con influencias que remiten a películas como Les amours imaginaires, y no solo en aspecto visual y sonoro. Hay un personaje que resulta prácticamente un clon de otro que aparece en el filme de Dolan, un adonis rubio sexualmente ambiguo con actitud de chico malo e intenciones inciertas al que se hacen honores con masturbación acompañada de olfateo de ropa. Aquí Dunn no esconde su inspiración, incluso empleando a Aliocha Schneider, actor que resulta ser hermano del mencionado (Niels Schneider) y de asombroso parecido, con algún par de momentos en que la situación, música e iluminación, hacen inevitable la reminiscencia.
A lo anterior se agrega a una elaboración no convincente del personaje del padre, con un arco poco creíble y actitudes escasamente justificadas. En general tal personaje sabe más a un requerimiento para generar ciertas situaciones necesarias al servicio del drama que vive el chico. En fin, un guión algo forzado, que con algo más de matices y suavizado de actitudes, podría haber tenido más credibilidad.
Casi al final, llega el momento de la catarsis en que todo el conjunto de fuerzas en juego tienen su explosión, intentando una cohesión entre los traumas, los sentimientos hacia la familia y los elementos psicológicamente simbólicos, pasando de una lógica infantil a una madurez, pero sin éxito. Aunque las reflexiones se pueden inferir, no se transmiten ni dejan un mensaje claro o un arco dramático sólido.
El estilo sin embargo, obtiene cierta efectividad. Sus fallas no chocan con el disfrute de su buen ritmo y conclusiones complacientes. Ese buen ritmo, ese tono cálido y esa temática que apela a la ineludible empatía por un niño lastimado devenido en adolescente aquejado y enamorado, se sabe capitalizar, haciendo que cierta línea dramática, pese a ser predecible, tenga simpatía y genere ligera expectación así como una leve tensión sexual. Aun así, y considerando la poca contundencia que hay de fondo, un contenido más explícito le hubiera dado al menos algo más de sazón.
Quizá podría haber sido una sencilla película de eficacia llana, pero su faceta psicológica le da una pretensión que al no lograrse, genera algo entretenido e interesante en la superficie, pero débil en su estructura.
Con un concepto estético y musical que remite indudablemente al también canadiense Xavier Dolan, Stephen Dunn muestra en su ópera prima una historia sobre madurez y disfunción familiar, pero en su planteamiento inicial hay un tema mucho más profundo e interesante, relacionado con homofobia y traumas de la niñez, entre otros, sin embargo, nada logra un convencimiento o una elaboración sólida, ni en narrativa, ni en estilo, ni en guión.
El drama gira al rededor de Oscar, hijo de una familia quebrada, con un padre excéntrico y una madre que decidió huir, y que a temprana edad es testigo de un hecho violento de carácter homófobo. Más tarde, ya en su adolescencia, el joven vivirá -con un desarrollo un tanto típico- la rebeldía hacia el padre, la definición de su futuro profesional y especialmente el romance, que al igual que el descubrimiento de su propia identidad homosexual, estará marcada por aquel evento de su niñez. Hay además la inclusión de elementos oníricos y fantasiosos, que pretenden quizá ilustrar parte de la visión de la realidad por parte del protagonista en su difícil transcurso a la madurez. Y es solo quizás, ya que realmente tales detalles como el darle voz a un animal o asociar el placer sexual con fantasías terroríficas, no siempre logran una cohesión convincente, incluso llegan a ser solo distractores, dando la impresión de una trama que pierde la brújula usando recursos que parecen de más y que muy escasamente consiguen transmitir algo creíble con relación al protagonista. Oscar parece soñar y sentir mucho pero de esto se comprende poco.
Todo se desarrolla con agilidad, en un tono cálido en las escenas que lo requieren como los recuerdos y los momentos de acercamiento emocional, música electrónica que da ritmo y un notable uso de los colores, especialmente en la segunda mitad, pero con poca consistencia a lo largo de todo el metraje, asimismo con otros recursos como la cámara lenta, sin un concepto fílmico del todo concreto, pero con influencias que remiten a películas como Les amours imaginaires, y no solo en aspecto visual y sonoro. Hay un personaje que resulta prácticamente un clon de otro que aparece en el filme de Dolan, un adonis rubio sexualmente ambiguo con actitud de chico malo e intenciones inciertas al que se hacen honores con masturbación acompañada de olfateo de ropa. Aquí Dunn no esconde su inspiración, incluso empleando a Aliocha Schneider, actor que resulta ser hermano del mencionado (Niels Schneider) y de asombroso parecido, con algún par de momentos en que la situación, música e iluminación, hacen inevitable la reminiscencia.
A lo anterior se agrega a una elaboración no convincente del personaje del padre, con un arco poco creíble y actitudes escasamente justificadas. En general tal personaje sabe más a un requerimiento para generar ciertas situaciones necesarias al servicio del drama que vive el chico. En fin, un guión algo forzado, que con algo más de matices y suavizado de actitudes, podría haber tenido más credibilidad.
Casi al final, llega el momento de la catarsis en que todo el conjunto de fuerzas en juego tienen su explosión, intentando una cohesión entre los traumas, los sentimientos hacia la familia y los elementos psicológicamente simbólicos, pasando de una lógica infantil a una madurez, pero sin éxito. Aunque las reflexiones se pueden inferir, no se transmiten ni dejan un mensaje claro o un arco dramático sólido.
El estilo sin embargo, obtiene cierta efectividad. Sus fallas no chocan con el disfrute de su buen ritmo y conclusiones complacientes. Ese buen ritmo, ese tono cálido y esa temática que apela a la ineludible empatía por un niño lastimado devenido en adolescente aquejado y enamorado, se sabe capitalizar, haciendo que cierta línea dramática, pese a ser predecible, tenga simpatía y genere ligera expectación así como una leve tensión sexual. Aun así, y considerando la poca contundencia que hay de fondo, un contenido más explícito le hubiera dado al menos algo más de sazón.
Quizá podría haber sido una sencilla película de eficacia llana, pero su faceta psicológica le da una pretensión que al no lograrse, genera algo entretenido e interesante en la superficie, pero débil en su estructura.
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