Muy buena película del malogrado Brad Renfro, fallecido en 2008 de sobredosis, secundados por un Ian McKellen que todavía no había sido Gandalf, ambos dirigidos por un Bryan Singer que en 2014 sería acusado de abusos sexuales a un menor.

Basada en un relato corto de Stephen King, consigue sacarle mucho partido, siendo el guión uno de los puntos fuertes de la película. Otro punto fuerte es lo creíbles que resultan los protagonistas, Brad como un joven que se pasa de listo con un viejo que las ha visto de todos los colores, encarnado por un muy buen McKellen.

Uno de los trasfondos de la película, y que es una cosa muy recurrente en las obras de Stephen King, es que cuando personas aparentemente normales son sometidas a situaciones de gran tensión, se comportarán como auténticos titanes, y harán lo que sea por salvar el pellejo.

Lo peor de la película, la traducción del título, que parece más apropiado para una peli porno que para lo que aquí se presenta.

La novela de Vicent huele a sal, a mar, a puerto, a casa de comidas donde se preparan paellas y sepias a la plancha. Huele a Mediterráneo, con mayúsculas.

La película de Bigas Luna sólo huele a sexo, sexo agrio, en definitiva, el dulzón y viejo olor a coño.

Si le doy un 6 es sólo por la bellísima Leonor Watling, que sale guapísima en esta película. Solo por ella ya merece la pena verla.

Para mí de los cuatro episodios el primero es claramente el peor. Pero no me parece tan malo el segundo, a mí sí me hizo gracia.

Pero sin duda la película se debe ver por el tercer y cuarto episodio, de Rodríguez y Tarantino, respectivamente. Este último haciendo referencia a "El hombre del sur" de Steve McQueen.

Si te gustan Rodríguez y Tarantino, no debes perdértela.

Le doy un 8 a esta serie, que en su primera temporada, en la que estuvo David Lynch más vinculado, me parece magistral.

Sin embargo, a medida que avanza la serie y van pasando cada vez cosas más delirantes, se dificultaba cerrar el guión coherentemente, y la segunda temporada se hace pesada y casi imposible de seguir.

Estupendo documental sobre uno de los mejores de todos los tiempos. Para mi gusto infinitamente mejor que "La esencia del estilo" (2005), otro documental sobre McQueen.

Se hace un repaso sobre la vida personal de Steve McQueen, con interesante material gráafico (fotografías suyas en los marines), datos de cómo fue su juventud, sus primeras películas, cómo se desarrolló su carrera, su vida personal y las circunstancias de su muerte. Buenas colaboraciones, además de su hijo Chad, sus tres esposas y varios directores y compañeros de reparto (Jewison, Vauhgan).

Me ha gustado el detalle con el que se habla de "The Blob" (1958) y de la serie "Randall el justiciero". En general se hace un repaso bastante bueno sobre su filmografía, si bien quedan fuera grandes obras como "Papillon", de la que no se dice nada. Se retrata muy bien su carácter competitivo, que le llevó hasta lo más alto. En cierto modo, la frase que da título a esta crítica está muy presente en toda la descripción de su vida.

Muy informativa, y a ratos emotiva. Recomendable para saber más de Steve McQueen.