Si hace poco escribía que podemos referirnos al western como el género de los géneros, hoy se me ocurre que el terror es el generín de los generines. Partiendo de esta base la nota que otorgo a las obras que destacan mínimamente se ve algo inflada si la comparamos con generos más... como decirlo, consolidados. Así pues esta, original a ratos, peculiar cinta de terror argentino, con una moralina desternillantemente cachonda, se lleva un siete y medio.
Me ha gustado mucho la forma de jugar con el blanco y negro a la hora de dar enfoque y sobre todo profundidad a muchos de los claustrofóbicos planos.
No he podido evitar pensar en La noche de los muertos vivientes, Robert rodriguez o Tarantino, durante toda la peli.
En defintiva, es esta una más que digna muestra de un género que casi siempre roza el ridículo más torpe y casposo, no hay más que ver bodrios ponzoñosos del tipo Hostel.

Como no he visto la japonesa, y por eso nadie puede culparme, hablaré de ésta.

La idea o concepto es espeluznante. Una maldición que perdura en el tiempo y el espacio a través de una cinta de vídeo, cuyos espectadores caen fulminados y con el rostro deformado por el terror pasados 7 días de su visionado, a menos que consigan que alguien vea la cinta, en cuyo caso, éste último, deberá conseguir lo mismo o callar para siempre.

Puesto en conocimiento de las autoridades este extraño suceso, investigado debidamente por éstas y no hallada una explicación y/o solución al mortal misterio, me cabe una reflexión. Acabaríamos con el mal si en manos expertas y organizadas la cinta se hiciera o hiciese ver a todos los habitantes del planeta, uno por uno, espaciado su visionado unos días entre cada uno, no más de 6.

Dicho esto, me atrevo con unos méritos a la historia en sí, los dos o tres momentos de suspense, otros tantos de susto y unos muchos de investigación al más puro estilo periodístico tan trillado en la gran pantalla. Lástima que la casi totalidad del metraje de la cinta se base en una investigación que no sirve absolutamente para nada más que darse cuenta de que todo lo que acaba de hacer uno es nada. La maldición continuará para nuestros pesares. Nos veremos asaltados por una secuela tras otra, tal vez con una precuela por el medio, una secuela de la precuela y una precuela de la secuela de la precuela. La 3 ya está en marcha, no me creen?

En alguna de las citadas futurversiones el niño, hijo de la prota, Naomi, será el malo malísimo, el novio de la niña mala, sino es así estarían desperdiciando un talento innato para el terror, por dios qué cara de malo cabrón tiene el cabrón.

Tras ver en la primera cadena de la televisión pública a eso de las 22h. cómo "viven" y derrochan los que pueden, o los que pueden y quieren, o sea los ricos, ricosricos, no ricos a secas, de los que acumulan 35 coches edición limitada, o llenan sus pistolas de agua con Champagne de 1.800 euros la botella, y ni lo prueban, en las fiestas veraniegas mediterráneas, he tenido que ponerme 3 veces el cd de relajación que me regaló la última psicóloga que he visitado, y practicar concienzudamente los ejercicios.

En cuanto he terminado he vuelto a poner la tele buscando una pizca de redención humana en mis carnes y conexiones neuronales, y he aterrizado en TCM. "Ni uno menos", China 1999.

Se antoja difícil hacer crecer por igual a un país y a sus gentes cuando éstas suman 1200 millones de individuos. Cuesta creerlo en completo desarrollo, esto mismo nos sirve de punto de partida y marco para hablarnos de uno de los principales problemas, la baja tasa de escolarización de sus habitantes más dispersos, los campesinos.

Tenemos una aldea en cuya escuela va a faltar durante un mes su profesor, éste por orden del alcalde cede el puesto de maestra a una niña de 13 años prometiéndole 10 yuanes extra si consigue mantener a todos los alumnos durante ese tiempo. Los chicos, víctima de la pobreza huyen a la ciudad en busca de una fortuna que no existe, y que requiere un gran trabajo o incluso mendigar por un plato de comida. Esta hecho brinda la oportunidad de mostrarnos el espíritu de sacrificio y el tesón de la niña-maestra, que emprende un viaje a la ciudad en busca de un alumno fugado. Desde el comienzo de la odisea en que la muchacha trata de recaudar dinero para el viaje en autobús y hasta el final, somos testigos de la división del mundo, de la subdivisión de éstos, que se dividen a su vez, y así hasta Júpiter. Lo que permanece inquebrantable es el espíritu y la calidad humana.

La cinta es sencilla y clara, directa, no se diluye ni entretiene en un excesivo verbo aleccionador, nos abruma con la fuerza de las imágenes, que más que nunca hablan por sí solas. La historia me ha parecido realmente bella, nos enseña, ademas de la necesidad de luchar contra la pobreza y la marginación, la obligación que hemos de tener por ayudar al que más lo necesita, que valores como la mistad o el amor no pertenecen a una o dos personas, o a unas pocas, sino que son conceptos innatos y universales, muchas veces opacados por ladrillos o lingotes.

Drama social. Prostitución. Tráfico de bebés. A mi estos temas me ponen, de mala ostia, pero me ponen.
Éstas son las que le gusta ver a mi madre los fines de semana en tele silvio y antena peich, siempre que sus nietos, Iker y Álex por este orden, se lo permitan. En cambio no es ésta uno de esos dramones insulsos y descabellados y carentes de rigor narrativo. Este modelo italiano del año 2006 se pone de 0 a 100 en 0'2. En carretera el ritmo es muy bueno. Las marchas entran como la seda y no se sienten tirones. Hasta los 10.000 no hay que preocuparse, es entonces cuando la cosa pierde fuerza y necesitamos unos cambios de filtro y demás, pero todo en orden. En cuanto al interior es una mezcla de deportivo y clásico. Elegancia italiana en cualquier caso, marca de la casa. Quizá en el salpicadero un par de adornos de más que pueden exceder por sí solos pero en conjunto pasan desapercibidos. Es diésel y no consume gran cosa a pesar del caballaje. O sea que muy bien en lineas generales. La relación calidad precio es muy interesante.

Además de esto, me entran unas ganas de hacer un club de la lucha de la ostia, pero para ir por ahí cargándome un montón de hijos de puta que está el mundo lleno.

Me estremece esta genial obra de arte.

La perturbadora sensación de que el tiempo gira en redondo, de la que hablaba Úrsula con la sabiduría que otorga una vida longeva y abnegada, es para mi ya una conclusión exacta que define un carácter, el del perdedor, atrapado en ese bucle temporal cuya fuerza centrífuga no consigue eludir.

Cada cierto tiempo, unos años, no muchos, tal vez cuatro, cinco, tres, me dejo engullir por la oscuridad mágica del salón de la casa de mi madre, donde me crié, y espero a que la certeza del fin de uno de esos viajes temporales en espiral se apodere de mi. Para recrear esa sensación, para que su afrodisíaco veneno tome forma y me recorra la consciencia, sigo un ritual. A veces comienzo la liturgia sin saber de ella y es el frenazo-y-choque-temporal el que me hace comprender.
Ha de haber caído ya la media noche, ha de ser una noche de luna llena, ha de ser una noche lluviosa, oscura y callada; un buen escocés, con hielo; El buscavidas, para tomar contacto al mismo tiempo que me abyecto, es el guasano, la puerta, el stargate; y tal vez Cayo Largo para hacer del viaje una aventura con fin redentor. Luego me siento a escribir, oigo algo de los primeros LPs de Nacha Pop, y espero que el eclipse me ciegue en un sueño olvidadizo, a menudo entre lágrimas, ahogándome con el mismo fruto que he repartido y ha vuelto casa, transformándose en la tristeza del perdedor.

Y ya no te veo igual amor, ya no sé si eres tú, si queda algo de ti después de mi, no sé si soy un reptil o un murciélago, me queda tu poso como un océano de arena, sin horizonte, sin palabras, sólo mis espinas. Y espero que amanezca de nuevo. Y despertar en otra piel. Y no tener tu recuerdo. Y entonces viene Silvio: