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6
10 de agosto de 2024
10 de agosto de 2024
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Todo el mundo estaba barajando cábalas con Will Smith después de manchar su trayectoria actoral con el guantazo más desafortunado de la historia. Y la película, cimentado en la acción y en un humor básico, totalmente dependiente de los caretos exagerados de Lawrence, sigue la estela de las precuelas, aunque con un tono excesivamente correcto y menos desenfadado.
Entretiene sin más, con algunas actualizaciones en el plano fotográfico que hacen que la película se adentre por momentos en un videojuego. No aporta nada nuevo que revolucione la saga, que sobresalga; si has visto algunas de las películas anteriores estarás familiarizado con la trama y los diálogos típicos de las buddy movies, de Mike y Marcus.
Parece que ha funcionado en taquilla y esto, que era una jugada de riesgo, puede abrirle la puerta a Smith a otros proyectos y a que se plantee una pieza más en el futuro, una quinta entrega. O quizás sea la última producción de largo alcance del que fuera Príncipe de Bel-Air. Sea como fuere, he aquí la vuelta a la palestra de un actor que cometió un terrible error y que quiere volver a ser alguien en el mundo del cine, ganarse de nuevo a la gente con las películas. El tiempo lo dirá.
Entretiene sin más, con algunas actualizaciones en el plano fotográfico que hacen que la película se adentre por momentos en un videojuego. No aporta nada nuevo que revolucione la saga, que sobresalga; si has visto algunas de las películas anteriores estarás familiarizado con la trama y los diálogos típicos de las buddy movies, de Mike y Marcus.
Parece que ha funcionado en taquilla y esto, que era una jugada de riesgo, puede abrirle la puerta a Smith a otros proyectos y a que se plantee una pieza más en el futuro, una quinta entrega. O quizás sea la última producción de largo alcance del que fuera Príncipe de Bel-Air. Sea como fuere, he aquí la vuelta a la palestra de un actor que cometió un terrible error y que quiere volver a ser alguien en el mundo del cine, ganarse de nuevo a la gente con las películas. El tiempo lo dirá.

4,9
2.353
6
2 de agosto de 2024
2 de agosto de 2024
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Un auténtico disparate de un cine pasado y completamente anacrónico en la actualidad. Todo lo que se podía hacer mal, se hizo mal. Como comedia funciona, eso sí. Tenemos las risas aseguradas.
La película es una fiesta de violencia desmedida; una banda de malos malísimos, que son heavys-punkis-nazis y que matan, roban y explotan todo lo que encuentran a su paso, acaban sacando de quicio a los ciudadanos del barrio y al bueno de Charles. El bueno de Charles da la cara (solo tiene una cara y una expresión) por el barrio y por los suyos. Porque Charles es un actor de los que ya no quedan, y suerte tenemos de ello. Podemos llamarle Charles, podemos llamarle actor inexpresivo. Charles mata a todos los heavys-punkis-nazis, con pistolas, revólveres, metralletas, lanzagranadas, con un palo y un clavo, con trampas de chicles y cubos, y un largo etcétera. Sin despeinarse. No falla un tiro. Todos los trucos le salen.
Y cuando mata a los malos malísimos heavys-punkis-nazis, incluyendo a los que dan la lata desde los tejados, Charles apunta y dispara, y caen muñecos de corchopan como si no hubiera mañana. Maniquíes de hombres que a veces tienen un pecho femenino y que caen de los tejados de los edificios tiesos como si estuvieran hecho de pan congelado. Maravillas que ya no se valoran. De hecho, el mismo muñeco de corchopan / maniquí muere varias veces a lo largo de la película con la misma ropa pero con gritos distintos (recomiendo el doblaje en español porque las caídas de los muñecos con sus respectivos gritos de muerte merecen nuestros vítores y respeto).
Podemos especular sin faltar a la verdad que Michael Winner, el director, no ganó (no es un "winner" auténtico) prestigio con la película. Podemos aseverar sin pisar a la verdad que Winner podría estar ebrio de malas ideas y decisiones. Que Winner no era director de cine curtido o que era su primerito día. Fue Michael Winner pero podría haber sido Michael Paquete. Cuestión de estilo y del destino.
Hay que verla una vez en la vida para saber lo que no hay que hacer delante y detrás de una cámara.
La película es una fiesta de violencia desmedida; una banda de malos malísimos, que son heavys-punkis-nazis y que matan, roban y explotan todo lo que encuentran a su paso, acaban sacando de quicio a los ciudadanos del barrio y al bueno de Charles. El bueno de Charles da la cara (solo tiene una cara y una expresión) por el barrio y por los suyos. Porque Charles es un actor de los que ya no quedan, y suerte tenemos de ello. Podemos llamarle Charles, podemos llamarle actor inexpresivo. Charles mata a todos los heavys-punkis-nazis, con pistolas, revólveres, metralletas, lanzagranadas, con un palo y un clavo, con trampas de chicles y cubos, y un largo etcétera. Sin despeinarse. No falla un tiro. Todos los trucos le salen.
Y cuando mata a los malos malísimos heavys-punkis-nazis, incluyendo a los que dan la lata desde los tejados, Charles apunta y dispara, y caen muñecos de corchopan como si no hubiera mañana. Maniquíes de hombres que a veces tienen un pecho femenino y que caen de los tejados de los edificios tiesos como si estuvieran hecho de pan congelado. Maravillas que ya no se valoran. De hecho, el mismo muñeco de corchopan / maniquí muere varias veces a lo largo de la película con la misma ropa pero con gritos distintos (recomiendo el doblaje en español porque las caídas de los muñecos con sus respectivos gritos de muerte merecen nuestros vítores y respeto).
Podemos especular sin faltar a la verdad que Michael Winner, el director, no ganó (no es un "winner" auténtico) prestigio con la película. Podemos aseverar sin pisar a la verdad que Winner podría estar ebrio de malas ideas y decisiones. Que Winner no era director de cine curtido o que era su primerito día. Fue Michael Winner pero podría haber sido Michael Paquete. Cuestión de estilo y del destino.
Hay que verla una vez en la vida para saber lo que no hay que hacer delante y detrás de una cámara.
7
21 de julio de 2024
21 de julio de 2024
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Mantener la tensión durante cien capítulos y cien horas de emisión es una tarea ardua. A veces los giros reiterativos, retorcidos, de la trama y el apetito enfermizo por la violencia explícita hacen que la serie sea ingenua y predecible. Y entre los tiroteos, los viajes en motos, los ajustes de cuentas, y un largo etc., caen cabezas sin parar casi prácticamente en cada capítulo. Para paliar los enredos pistoleros entre las bandas tenemos también enredos amorosos que nunca terminan de cuadrar, que le dan pausa y analgésico a la serie, que sirven para bajar las revoluciones.
La serie de Sutter fue un bombazo televisivo en su momento en los EEUU y por las laderas ibéricas apenas tuvo repercusión. La última temporada, además, sin los protagonistas de cabecera durante las seis primeras temporadas, genera un descifrable desapego. Sin embargo, la serie, a la que catalogaría como una serie de verano que saca a pecho descubierto un sinfín de guiños del cine de Tarantino, sin la maestría y magnetismo de este, obviamente, tiene un pase para todos aquellos que quieran ver las dichas y desdichas de unos moteros.
PD: Los Simpson ya lo predijeron con Los Satanases del infierno.
La serie de Sutter fue un bombazo televisivo en su momento en los EEUU y por las laderas ibéricas apenas tuvo repercusión. La última temporada, además, sin los protagonistas de cabecera durante las seis primeras temporadas, genera un descifrable desapego. Sin embargo, la serie, a la que catalogaría como una serie de verano que saca a pecho descubierto un sinfín de guiños del cine de Tarantino, sin la maestría y magnetismo de este, obviamente, tiene un pase para todos aquellos que quieran ver las dichas y desdichas de unos moteros.
PD: Los Simpson ya lo predijeron con Los Satanases del infierno.

6,6
28.818
6
16 de julio de 2024
16 de julio de 2024
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'El lobo' es una película que ha envejecido mal. Los personajes son planos hasta morir. Las escenas sexuales forzadas con Mélanie Doutey y Eduardo Noriega, por ejemplo, son un auténtico disparate (el striptease, supuestamente erótico y seductor, en invierno, en una playa vasca, es un bochorno espectacular). El director tenía una obsesión enfermiza por sacar todas las escenas posibles sexualizadas con el cuerpo de la actriz francesa.
La historia, con perspectiva, podría haber dado mucho más de sí, pero el toque tan superficial y el maniqueísmo con que plantea el director el redondo desdibujan el proyecto. Cinematográficamente hablando es una película bastante inocente y al espectador no se le plantea certeramente la profundidad y la tragedia del conflicto. Se enarbola un totum revolutum de la incipiente guerra sucia en los últimos coletazos de franquismo. Sin embargo, el sentido fílmico es básico y pobre; se juega con el imaginario del conflicto, se saca a relucir un sinfín de pistolas, dinamita, junto a escenas testosterónicas de hombres-soldados entre los tiroteos y las explosiones.
A pesar de todo, el elenco de actores colosales hizo que la idea flotara. José Coronado, destaca por su soltura y credibilidad, y Eduardo Noriega, actor icónico por aquellos tiempos, mantiene el tipo como puede, pero en este papel no transmite en ningún momento la gravedad y tensión del conflicto. Realiza una actuación bastante plana. Silvia Abascal, con su papel secundario brevísimo, por contra, le da un interesante contrapeso a la película.
La historia, con perspectiva, podría haber dado mucho más de sí, pero el toque tan superficial y el maniqueísmo con que plantea el director el redondo desdibujan el proyecto. Cinematográficamente hablando es una película bastante inocente y al espectador no se le plantea certeramente la profundidad y la tragedia del conflicto. Se enarbola un totum revolutum de la incipiente guerra sucia en los últimos coletazos de franquismo. Sin embargo, el sentido fílmico es básico y pobre; se juega con el imaginario del conflicto, se saca a relucir un sinfín de pistolas, dinamita, junto a escenas testosterónicas de hombres-soldados entre los tiroteos y las explosiones.
A pesar de todo, el elenco de actores colosales hizo que la idea flotara. José Coronado, destaca por su soltura y credibilidad, y Eduardo Noriega, actor icónico por aquellos tiempos, mantiene el tipo como puede, pero en este papel no transmite en ningún momento la gravedad y tensión del conflicto. Realiza una actuación bastante plana. Silvia Abascal, con su papel secundario brevísimo, por contra, le da un interesante contrapeso a la película.

6,3
3.482
8
21 de enero de 2024
21 de enero de 2024
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Una película que funciona por su descarnado realismo y que discurre con madurez fuera de la condescendencia. Asistimos a la vida desorientada, perdida, fría y dura, cual larga cuesta de enero, de un cuarentón que da las primeras señales de alarmas del derrumbe. La crisis de los cuarenta en estado puro donde la dureza de la monotonía de los días repetitivos, la cansada y trastabillada paternidad, la vida de pareja alejada de sorpresas y deseos, junto al peso de los sinsabores de la vida y las comparaciones odiosas con triunfitos peleles que se alzan al lado, llevan al personaje principal, a Isaías, ha replantearse muchos aspectos de su vida. Sin embargo, a pesar de lo expuesto, en ningún momento el film pisa terreno desagradable, lugares comunes de gritos e iras a los que otros directores acudirían para perfilar el drama. Aquí no. Aquí hay una bella sutileza, una narrativa en donde las imágenes evocan, los silencios hablan, y los personajes dialogan pero no lo cuentan todo. Y el final cierra brillantemente el círculo por que la historia serpentea.
Está cosida con temple y gusto por Viscarret, el director que supo llevar con acierto a la gran pantalla 'Patria', la novela de Aramburu, la obra literaria más importante en España de lo que llevamos de siglo XXI.
Está cosida con temple y gusto por Viscarret, el director que supo llevar con acierto a la gran pantalla 'Patria', la novela de Aramburu, la obra literaria más importante en España de lo que llevamos de siglo XXI.
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