No se me ocurre otro título porque es lo primero que se me pasa por la cabeza al pensar en ella. Y hay que ser honesto, ¿no?

Como ya cité en una de mis críticas anteriores hace más bien poco que me he enganchado a eso de mirar animes. Yo, el chaval hispano casi yankee que alucinaba con sus machadas. Pero la vida está llena de cambios y este ha sido uno de esos en los que, cuando te paras a analizarlo, sólo te puedes formular una pregunta: ¿POR QUÉ NO ME ENGANCHÉ ANTES?

Pues bien, este filme ha sido uno de los más brutales que he visto dentro del género sin duda alguna. Y eso, tratándose de una cinta de estas características (hablamos de Jubei, no de Doremi), sólo puede ser bueno. Posee ese dibujo característico de mis muy apreciados noventa, basto, de trazos sucios y detallista. Con unos personajes grotescos con los que se irá encontrando nuestro protagonista a lo largo del largometraje, podemos contemplar, con toda certeza, las escenas de acción más espectaculares que, hasta el momento, haya podido contemplar en un anime. Y no precisamente por un exceso de épica, sino por ser contundentes, terriblemente sangrientas, originales y muy violentas.

Jubei parece nuestro querido Clint Estwood en una película de Sergio Leone, pero con monstruos por el medio. Con sus chascarrillos, mirada penetrante y callado como él solo, es un personaje del que sólo podemos decir: macho, como mola el tío este. Pero, eh, que también tiene su corazoncito... pues a lo largo del filme también se deja entrever una apasionada historia de amor, y en una escena por poco suelto una lagrimilla. Si es que entre tanta sangre derramada gratuitamente incluso emociona. ¿No es genial? Debo mencionar que el diseño de los enemigos es excelente. Muy variados, desafiando de diferentes formas al ninja. En ocasiones, hasta con connotaciones muy sexuales... qué salidos están estos nipones. Y la banda sonora... qué banda sonora. No destaca por su melódica composición, no necesita tal cosa. Con una vibrante percusión in crescendo (atención a la brillante batalla final) nos hará temblar de andrenalina más que suficientemente.

En definitiva, y como cito en el título, esta película es, ni más ni menos: la hostia.

La verdad es que me gustaba mucho más cuando tenia 7 ú 8 años. Me encantaba Spider-man allí haciéndose el chulo, cargándose a los malotes de los cómics mientras les vacilaba en plan adolescente chulito, y, en general la historia me gustaba y la miraba muchos días en la televisión.
Pero a medida que te haces mayor... los personajes te llegan aparecer algo ridículos (sobretodo los enemigos ), y siempre con las mismas tonterias como: "No podrás detenerme Spider-man". Y así etc, etc, etc.
Pero como creo que está destinada a un público infantil le pongo un siete porque si la ves con ojos de un niño, es Spider-man!!!!

503 críticas. Mmm, de acuerdo. 8,1 de media. Mmm, de acuerdo. 996 millones de dólares recaudados. Mmm, de acuerdo. 9,0 de media en IMDB. Mmm, de acuerdo. 8,2 en el Metacritic. Mmm, de acuerdo. Y que después de digan que no es para tanto, que dentro de poco ya nadie se acordara de ella.
En fin, creo que más que una crítica, lo que estoy escribiendo es un análisis personal de lo que ha provocado este film.
Que haya gente que no le haya gustado, aunque sea poca, es respetable en todos los sentidos. Pero decir que no pasará a la historia es ridículo. También debo decir que mucha gente pone una nota tan baja en este tipo de películas porque les irrita que tenga tanto éxito. Si el film hubiera sido del montón, sin grandes pretensiones, la nota media sería aún superior. Es el problema que tienen las grandes superproducciones. Aunque, claro está, esta es sólo la parte mala del asunto.
Porque si nos centramos en la gente que le ha encantado, pues, en fin, ellos están haciendo historia cinematográfica. Evidentemente, no es la película en sí la que hace que sea un mito, sino el entusiasta público. Este film ha supuesto un cambio radical en la forma de narrar una historia, de elaborarla. Su elegancia, y a la vez angustia que transmite es única ( ya hablaré del personaje que lo provoca). El elenco de actores es excelente y esto también llama a la gente. Al igual que la portentosa labor del director, cambiando por completo el modo de crear un film de superhéroes. Re-inventar el género.Pero, sin lugar a dudas lo que ha provocado el colosal éxito de esta película es lo siguiente:

Adam Elliot, mucho antes de ofrecernos el clásico que sería "Mary and Max", ya practicó el oficio con tres fantásticos cortos que vienen bajo un mismo formato, una misma estructura, y un mismo estilo artístico. Esta marcada idiosincrasia tuvo comienzo en 1996 y sobrevivió hasta alcanzar la grandeza que obtuvo el ya citado largometraje de 2009. Si escribo esto es para intentar dar un poco más de voz a unos trabajos que creo incluso infravalorados. Puede que en Uncle (ya que escribo acerca de esta obra) se detecte a un artista aún principiante, pero dentro de su contexto brilla de forma notable. Con un primer corto ya fundó su modo de hacer cine hasta día de hoy, y de eso no puede alardear cualquier director. El diseño de personajes, el estilo narrativo tan fluido y su peculiar modo de acercarse a las memorias de las personas reales en las que ha basado su arte resulta nada menos que encantador. Pero, es que además, existe una magia intranscribible al ver un trabajo suyo. Uno entra en un mundo a la vez excéntrico y familiar, y lleno de corazón. Gran parte de la responsabilidad corre a cargo, también, de un narrador que, siempre presente, nos adentra en la realidad relatada con tono reposado. En esencia, el trabajo de Adam Elliot, en su totalidad, es indispensable para todo aquel que quiera apreciar un modo de abordar el cine de animación que no sólo es original hasta decir basta, sino que cautiva como pocos.

Hoy, a día 29 de junio de 2020, aún espero que este excelente animador nos ofrezca esa película que prometía desde hace años. Debido a problemas de salud, quien sabe cuánto habremos de esperar. Se le desea lo mejor.

Es inspirador encontrarse de vez en cuando con artistas que comprenden y exploran el potencial de la animación. En este caso nos encontramos con algo con una voluntad expresiva impactante. Glen Keane, a quien desde hoy tendré en cuenta como es debido, nos ofrece una breve historia sobre el nacimiento y desarrollo de un niño y una niña con un destino compartido (acompañados por un perro muy longevo, al parecer). Aquí no importa la ambientación que rodea los protagonistas. Basta con un fondo azul marino para resaltar la profundidad y belleza de las suaves líneas de azul brillante que definen a la pareja. Keane pone todo su talento en dar vida y belleza sus cuerpos (es evidente una clara admiración clásica de la figura humana) poniéndolos en situaciones que faciliten la posibilidad de mostrar el potencial que tienen para expresar con el movimiento (el chico termina siendo un escalador y la joven una bailarina). Aderezado por una emotiva banda sonora, este corto hace complicada la faena de no soltar alguna lágrima cuando el final llega en forma de beso apasionado. Es imposible negar que la historia ha sido mil veces representada, pero el propósito radica en probar una vez más que, de hecho, la animación es capaz de emocionar sin diálogos que la sustenten. La delicada fantasía que supone en sí misma ya la dota de esa belleza imposible en la realidad, siendo finalmente una hipérbole poética del amor. El mayor símbolo de unión romántica, derrochando rayos de luz y energía, con un dibujo delicado y extremadamente pulido con el afán de ser hermoso hasta decir basta, y hacernos sentir otra vez esa conexión invisible que existe entre dos fuerzas que se atraen irremediablemente.

Y lo consigue.