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Críticas ordenadas por utilidad
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6,5
11.378
4
23 de febrero de 2017
23 de febrero de 2017
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un drama de situación en el que asistimos a una encrucijada harto rebuscada y excesivamente previsible en sus momentos y en unos giros que, lejos de sorprender, hacen cola en el pelotón de los tópicos. Parte de una situación muy traída por los pelos, mal presentada y bastante inconsistente jurídicamente: elegir entre cuatro personas a una que sea el chivo expiatorio que cargue con las irregularidades económicas de una empresa de éxito. Para esto hace falta un mediador, una figura que, a medida que avanza la trama, se va desvaneciendo hasta aparentar lo que realmente se antoja desde el principio: un pegote sin mucho sentido. La necesidad de designar a uno de los cuatro lleva a situaciones y diálogos en los que se van "retratando" cada uno de los personajes, dando lugar a un juego muy trillado de reproches, revelaciones, relaciones mutuas, sorpresas y demás ardides que, lejos de involucrarnos, sabe a manido, a lo de siempre y, más que tenso o intenso, a muy forzado.
En cuanto al final del que todos hablan, en el espoiler.
En cuanto al final del que todos hablan, en el espoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entre las posibilidades, el final más "cantado" consistía en que el mediador resulta ser un infiltrado de la policía económica y, ya con datos y evidencias, hace que se los lleven a todos. Esto justificaría la presencia de este personaje que sólo llegó para observar, explicar lo de la naranja y poco más.
El de la película, ciertamente un tanto carambolesco e in extremis, es más sorpresivo; creo que mejor, ya que deja un desenlace de juguete roto imposible de reparar más sugerente.
Para finalizar, el momento cutre e innecesario: Llega el mediador y lo primero que dice: He tenido que coger un taxi. Son 6,40€... ¿Qué profesional de prestigio hace eso? Pero sigue. El director de la empresa le da un billete de 10 y, cuando se dispone a darle la vuelta: Déjelo, así está bien. El mediador, qué profesional, agradece la propina.
El de la película, ciertamente un tanto carambolesco e in extremis, es más sorpresivo; creo que mejor, ya que deja un desenlace de juguete roto imposible de reparar más sugerente.
Para finalizar, el momento cutre e innecesario: Llega el mediador y lo primero que dice: He tenido que coger un taxi. Son 6,40€... ¿Qué profesional de prestigio hace eso? Pero sigue. El director de la empresa le da un billete de 10 y, cuando se dispone a darle la vuelta: Déjelo, así está bien. El mediador, qué profesional, agradece la propina.
Serie

6,6
1.334
6
22 de mayo de 2019
22 de mayo de 2019
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una serie muy simple, rectilínea y sin demasiadas complicaciones, e, incluso y a ratos, algo defectuosa. Los personajes son dibujos bastante toscos, con pocos recursos y escaso recorrido psicológico. De ahí unos diálogos muy pobres, sin enjundia alguna y reiterativos. La trama no es original, tampoco es muy verosímil ni está bien resuelta. Los malos pecan de tontos, los buenos, tienen suerte, pero dentro de lo normal y nada excesivo. También es posible que le sobren tres o cuatro episodios para aligerar una historia un tanto larga y premiosa...
Son muchas las pegas que se le pueden achacar y, sin embargo, Operación éxtasis es una serie muy competente que logra con solvencia todos sus propósitos. Agrada, engancha y mantiene la tensión y la intriga, quizá por el buen manejo del suspense y por una administración muy notable de los giros y los momentos. Me apunto a la siguiente temporada.
Son muchas las pegas que se le pueden achacar y, sin embargo, Operación éxtasis es una serie muy competente que logra con solvencia todos sus propósitos. Agrada, engancha y mantiene la tensión y la intriga, quizá por el buen manejo del suspense y por una administración muy notable de los giros y los momentos. Me apunto a la siguiente temporada.

7,2
1.699
3
21 de abril de 2025
21 de abril de 2025
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
En general, la guerra no tiene razones inteligentes ni justificaciones sensatas pero, una vez metidos en batallas, hasta a la más simple de las escaramuzas la sustenta un objetivo concreto, una misión procedente.
· La de "Warfare", la misión, digo, no la conocemos ni la explican. Un comando de una docena de hombres se interna en una ciudad, se atrincheran en una vivienda tomada a punta de fusil y ahí se quedan a esperar... no sabemos qué, no lo explican, tampoco se entiende.
· Toda la primera parte resulta bastante inconcebible y está tratada desde la necedad más clamorosa: vigilan —no se sabe qué— pero lo mismo que desde los satélites les van avisando en una comunicación constante de corto/cambio, negativo/afirmativo, y así. En esas van sabiendo que el enemigo se organiza contra ellos, los rodean y, como era de esperar, finalmente los atacan desde varios puntos con saña y ventaja. Media película en esto, casi una hora de la más absoluta nada, mirando por la ventana y, para colmo, qué diálogos, caray, menos profundidad que una lata de anchoas.
· La otra mitad, además de larga y pesada, es muy desagradable por lo desaforado, lo explícito y por lo gratuito sobre todo: sangre abundante, vísceras y casquería varia, amputaciones, alaridos... que, sin embargo, algunos alaban por el hiperrealismo, la crudeza y la proclama antibelicista —¿en serio?—, que no sé en qué la basan, seguramente no en los diálogos, vacíos cuando no estúpidos, a la altura de un guion de tres páginas planas y sin sentido que se reduce así:
· 1 :: Incursión
· 2 :: Ataque
· 3 :: Rescate
· Punto, para qué más desarrollo ni más historia. No obstante, esto está basado en hechos reales o eso aseguran, quizá para dar verosimilitud a una operación militar del tebeo.
· La de "Warfare", la misión, digo, no la conocemos ni la explican. Un comando de una docena de hombres se interna en una ciudad, se atrincheran en una vivienda tomada a punta de fusil y ahí se quedan a esperar... no sabemos qué, no lo explican, tampoco se entiende.
· Toda la primera parte resulta bastante inconcebible y está tratada desde la necedad más clamorosa: vigilan —no se sabe qué— pero lo mismo que desde los satélites les van avisando en una comunicación constante de corto/cambio, negativo/afirmativo, y así. En esas van sabiendo que el enemigo se organiza contra ellos, los rodean y, como era de esperar, finalmente los atacan desde varios puntos con saña y ventaja. Media película en esto, casi una hora de la más absoluta nada, mirando por la ventana y, para colmo, qué diálogos, caray, menos profundidad que una lata de anchoas.
· La otra mitad, además de larga y pesada, es muy desagradable por lo desaforado, lo explícito y por lo gratuito sobre todo: sangre abundante, vísceras y casquería varia, amputaciones, alaridos... que, sin embargo, algunos alaban por el hiperrealismo, la crudeza y la proclama antibelicista —¿en serio?—, que no sé en qué la basan, seguramente no en los diálogos, vacíos cuando no estúpidos, a la altura de un guion de tres páginas planas y sin sentido que se reduce así:
· 1 :: Incursión
· 2 :: Ataque
· 3 :: Rescate
· Punto, para qué más desarrollo ni más historia. No obstante, esto está basado en hechos reales o eso aseguran, quizá para dar verosimilitud a una operación militar del tebeo.

6,6
20.696
3
4 de mayo de 2020
4 de mayo de 2020
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se basa "esto" en las inverosímiles peripecias de un histriónico joyero que, más que diamantes en la 47 Street Diamond, pareciera que vende charcutería de estraperlo en un arrabal de Pekín. Y no es lo peor. Lo peor es el leitmotiv, ¡Eh, tío!, que lo mismo denota sorpresa, cabreo, maldición, amistad y yo que sé qué más: es enorme ese saco.
Eh, tío, no puedes hacer eso. Eh, tío.dónde está el ópalo. Eh, tío.dónde está mi dinero. Eh, tío, me la estás jugando. Eh, tío, sabes que te aprecio... La mayoría de los "diálogos" de Diamantes en bruto comienza por un Eh, tío..., y luego siguen gritando. ¡Y tanto gritar para no decir nada! Pero nada de nada, jo, qué guión, menos fondo tiene que una lata de anchoas, y en las formas, igual: jerga de colgados, chanchullos increíbles y gritos y más gritos en el mundo exquisito de la alta joyería y, bueno, así continuamente, y empeorando.
No cuela, no te la crees en ningún momento, no te engancha. Ahora, eso sí, tampoco te engaña: se ve venir desde el principio que no es nada y va a acabar en nada, salvo ruido y estrépito.
Eh, tío, no puedes hacer eso. Eh, tío.dónde está el ópalo. Eh, tío.dónde está mi dinero. Eh, tío, me la estás jugando. Eh, tío, sabes que te aprecio... La mayoría de los "diálogos" de Diamantes en bruto comienza por un Eh, tío..., y luego siguen gritando. ¡Y tanto gritar para no decir nada! Pero nada de nada, jo, qué guión, menos fondo tiene que una lata de anchoas, y en las formas, igual: jerga de colgados, chanchullos increíbles y gritos y más gritos en el mundo exquisito de la alta joyería y, bueno, así continuamente, y empeorando.
No cuela, no te la crees en ningún momento, no te engancha. Ahora, eso sí, tampoco te engaña: se ve venir desde el principio que no es nada y va a acabar en nada, salvo ruido y estrépito.
4
11 de febrero de 2017
11 de febrero de 2017
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos momentos, dos caras. Coinciden muchas críticas en lo mismo: la primera parte, la infancia, muy lograda, intensa e interesante. La segunda, en Tasmania, veinte años después, flojea bastante, cayendo a plomo el interés que ya no consigue remontar pese a los giros dramáticos y muy forzados del guión, los esfuerzos interpretativos hasta la sobreactuación y la carga emocional, muy exagerada, impostada y sobrevenida de repente gracias al descubrimiento de una aplicación informática.
Al igual que Lo imposible, Lion se basa en una historia real y, al igual que la película del tsunami, juega con la emotividad de los sentimientos rebuscando la fibra sensible y la lágrima fácil. Muy sobrevalorada.
Al igual que Lo imposible, Lion se basa en una historia real y, al igual que la película del tsunami, juega con la emotividad de los sentimientos rebuscando la fibra sensible y la lágrima fácil. Muy sobrevalorada.
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