Su principal valor es el viso de realismo, pero lo mismo se podría haber hecho comprimiendo muchas escenas que se alargan y alargan sin que eso enriquezca el contenido.
La denuncia de los problemas y contradicciones intrínsecos a la globalización no pasa de lo correcto; se destaca, eso sí, el complejo de culpa del primer mundo, que organiza comedores colectivos que son acosados por la policía con el argumento del "efecto llamada", mientras el profesor de natación, por su parte, se redime con un paternalismo un tanto patético.
Concluyendo, sería ideal con 20 minutos menos. Y... ¿Porqué el chico procede precisamente del Kurdistán iraquí?

Versión Colomo de la fábula del perdedor al que el encuentro con un "alter ego" ofrece un oasis de "subidón" en su mediocre existencia. Si bién la producción es tirando a pobre en la linea de la época, el guión tiene nervio y el interés crece con los vaivenes de la intriga, mientras zarandea sin tregua el ánimo del contrabajista; hasta llegar a una resolución que mantiene la duda hasta el último momento. Sensacional Carmen Maura con sus "affaires" amorosos.
Esta película fué otra víctima de los desmanes de la distribución española, con trailers publicitarios que vendían todo lo contrario de lo que es el film. Y a propósito, ¿Cuando va a salir en DVD?

Paula Ortiz demostró talento en "De tu ventana a la mía". Aquí esperaba un nuevo y sugerente enfoque del caso de Aurora y la "eugenesia" que nos había contado Fernando Fernán Gómez en 1977.

Nada de eso: cinta oscura, lineal, muy básico el desarrollo del enfrentamiento entre la madre y la hija, sin progresión, hasta que cuando hay que terminar la película tiran por el camino de en medio.
De las interpretaciones también hay mucho que hablar, la Nimri repite una y otra vez la misma pose hasta el aburrimiento -aquí es cuando te acuerdas de la genial Amparo Soler Leal en el film del 77-. Y la producción y el montaje dejan bastante que desear.

Pero lo peor es el ritmo: no existe, la forma de dirigir no se parece en nada a lo que le conocíamos a Paula. De hecho te provoca el sueño muy muy pronto.

Esto es lo que intenta colar este muy sobrevalorado producto -bajo el paraguas del tema del vino, que siempre queda muy progre y de "bon vivant"-, que si a ratos medio se sostiene es únicamente por la participación de ese monstruo de la interpretación que es Paul Giamatti.
Ostentosa concentración de puritanismo y fariseísmo norteamericanos, que utiliza con aburrida previsibilidad el personaje del neurótico para castigar, redimir y finalmente conducir al buen camino al "chico guapo, inocente y auténtico", al que lleva a un viaje iniciático en la degustación del buen vino, ¿La vida?.
Si queréis más, en el spoiler...

Carmelo Gómez sube a su coche a una meretriz de carretera para pasar un control policial. Llega a Madrid y ocupa un "estudio" con su coartada de fotógrafo para preparar un atentado. Aparece la Gabriel y comienza el choque de dos mundos; y empieza precisamente con un chute de heroína con bañera..., todo muy clásico.

Por más años que transcurran me continua maravillando la manera de dirigir de Uribe, los encuadres, el guión, el montaje, los detalles, la banda sonora, momentos plásticos como el de la danza callejera con silla de ruedas incluída; Candela Peña que te hace partir de risa en medio del drama (ya se veía que esta chica llegaría lejos).
Se va al grano en todo el metraje, no hay tiempos muertos. El etarra Carmelo descubre en la joven marginal una pasión que nunca había podido ni imaginar y siente en múltiples ocasiones el impulso de implicar su pistola (la de la ETA) en el asunto. Los actos terroristas se interfieren -y provocan víctimas colaterales- por factores y personajes del inframundo que los planificadores no habían tenido en cuenta...

Y hay mucho más cada vez que se revisiona; sin olvidar a Javier Bardem o Elvira Mínguez. El momento culminante: en el spoiler.